Obrero Revolucionario #920, 17 de agosto, 1997
Las autoridades de San Francisco han descubierto un nuevo enemigo público. El alcalde los tilda de "levantiscos, tipos revoltosos". Cuando salen, los rodea y arresta la policía de motín. Les confiscan sus vehículos. La prensa les echa rayos y centellas en duros editoriales. Los programas de radio y los radioescuchas juran que se vengarán de ellos. Las cartas a la redacción condenan su "arrogante terrorismo sádico". ¿Quién es este nuevo azote de la sociedad civilizada? Los ciclistas que llenan las calles de las ciudades en un paseo mensual que se llama Critical Mass.
La actual controversia sobre Critical Mass comenzó después del paseo del 27 de junio. El paseo en bicicleta de junio es uno de los más populares del año; atraviesa el parque Golden Gate de San Francisco a la vecina ciudad de Sausalito. (El puente tiene un carril para bicicletas.) En junio, más de 3000 ciclistas se reunieron y embrollaron el tráfico, especialmente en la lujosa parte de Marina District. En el trancón quedó atascada una caravana de limosinas en la que iba Willie Brown, el alcalde de San Francisco, y otros alcaldes que estaban en la parranda de la Conferencia de Alcaldes.
Después del paseo de junio, el alcalde Brown, de acuerdo al San Francisco Chronicle, le "declaró guerra" a Critical Mass y dijo que iba a parar el paseo mensual. La policía empezó a trazar planes, con el aplauso de los editoriales de los principales periódicos.
Al acercarse la fecha del paseo de julio, las autoridades empezaron a preocuparse de que su alevosía rebotara y que más gente, y más militante, fuera al paseo de Critical Mass. El alcalde trató de negociar con los ciclistas. Sin embargo, como Critical Mass no tiene líderes, no había con quien negociar. Cuando se vio que el alcalde ni pensaba tocar los puntos que han planteado los ciclistas, hasta los líderes de los grupos de ciclistas más moderados dijeron que no se iban a reunir con él. Al final el alcalde encontró unos ciclistas con quien hablar y anunció que se había logrado un "acuerdo" y que permitiría el paseo, pero por una ruta oficial aprobada por la alcaldía y la policía, con escolta policial por todos lados. También prometió una reunión cumbre con ciclistas para abordar sus quejas pronto.
El 20 de julio, entre 5000 y 10.000 ciclistas se apelotonaron en la plaza Justin Herman, donde empezaba el paseo. La mayoría pensaba que seguir una ruta aprobada por el gobierno e impuesta por la policía negaba la onda de Critical Mass, que no coordina sus paseos con la policía ni otras autoridades. El alcalde Brown fue a despedir a los ciclistas, pero lo callaron con abucheos y gritos de "¡Cállate la boca!" y "¡A montar en bicicleta!". Mientras hablaba, mucha gente se puso en marcha, pero la policía trató de impedir que se fueran hasta que terminara el discurso; los ciclistas tuvieron que alzar sus ciclas por encima de las barricadas.
Los ciclistas se desperdigaron en muchas direcciones, en plan de fiesta y de "no nos paran". Eran muchísimos más que los policías, que tenían órdenes de arrestar a todos los 10.000. La policía se desmandó y atacó a los grupos pequeños que pudo acorralar. Los agentes patearon las bicicletas, les echaron sus carros encima, dieron cachiporrazos y arrestaron a lo loco. Un agente le dijo a un ciclista: "Esto es guerra".
Un reportero del San Francisco Chronicle que acompañó a los ciclistas escribió: "Aunque me colgaba del cuello la credencial de prensa, un agente casi me tumba, pero se tropezó, por poco se estrella con otra ciclista y decidió agarrarla a ella más bien. Ya la tenía, y yo me le escapé de las garras".
Un profesor de la UC de Berkeley describió así lo que vio en el distrito financiero, donde la policía hizo un arresto en masa: "La policía bloqueó los cruces de las calles adyacentes y arrestó a unos 150 ciclistas: todos los que estaban en la calle Sacramento, entre Montgomery y Sansome, a las 8:30 p.m. fueron arrestados, sin importar si eran de Critical Mass o no, si fueron beligerantes, si se volaron semáforos en rojo o no. A todos los esposaron, les tomaron las huellas y se los llevaron a la cárcel. No ordenaron dispersarse, pero a todos los acusaron de `no obedecer una orden de dispersarse'. Confiscaron todas las bicicletas y no las devolverán por lo menos en una semana.
Otro ciclista describió lo que pasó en la calle Market, al frente de la tienda Macy's: "Sin provocación ni advertencia, los policías se acercaron a los ciclistas y empezaron a bolear sus macanas. Yo vi a uno que inmovilizó a un ciclista por el cuello y lo tiró al suelo".
Un participante nos dijo que la solidaridad y valor de los ciclistas fue increíble. Contó que vio a una mujer plantársele a un policía mucho más grande y decirle que ella tenía derecho de montar en bicicleta. También vio a otro ciclista que se acercó a una fila de policías y desenrolló una manta que decía: "¡Soy partidario de la revolución en bicicleta!".
Un ciclista describió lo que pasó en una entrada a la autopista, donde miles de ciclistas confrontaron a media docena de carros de la Patrulla de Carreteras que bloqueaban la rampa: "Cuando los policías se sintieron amenazados por la enorme multitud de ciclistas parados frente a ellos, alzaron sus cachiporras. La multitud les contestó con gritos y unos empezaron a alzar sus bicicletas como si fueran cachiporras, burlándose de ellos. Fue una cosa linda, cientos de bicicletas paradas y todos gritando".
A pesar de que el alcalde ha procurado enemistar a los ciclistas y los automovilistas, muchos apoyan a Critical Mass. Un chofer le dijo al San Francisco Chronicle: "No me molesta un poco de desobediencia cívica de vez en cuando. Es bueno ver que humillen al alcalde".
Al principio la policía dijo que hizo 250 arrestos; luego dijo que solo puso 115 multas, la mayoría por "desobedecer órdenes de dispersarse". No se sabe a cuántos detuvieron y soltaron sin multa. Ya terminado el paseo, la policía seguía jodiendo a todos los ciclistas en la calle.
Los ataques siguieron después. La policía anunció por medio de volantes que no tolerará más paseos de Critical Mass. El alcalde pidió cárcel para los detenidos (aunque los arrestaron por infracciones que no se castigan con cárcel) y recomendó confiscarles las bicicletas (aunque la fiscalía admitió que eso era ilegal).
El alcalde incluso le recomendó indirectamente a los automovilistas que ataquen a los ciclistas. Dijo que era una suerte para los ciclistas que no se hayan tropezado con cierta gente que conoce. "Se habrían bajado del carro, agarrado la bicicleta, cortado las llantas y qué", dijo en su rueda de prensa semanal.
La histérica respuesta de las autoridades ha hecho que mucha gente se pregunte el motivo. Las acusaciones del alcalde, como llamar a los ciclistas "levantiscos, tipos revoltosos" demuestra que su mayor preocupación no son los embotellamientos de tráfico que causan.
Critical Mass patea refeo a las autoridades porque cuestiona, en una pequeña escala, las relaciones dominantes de la sociedad.
Un manual de Critical Mass de San Francisco lo explica así: "Lo increíble de Critical Mass es que al proponerse esta simple tarea ha puesto sobre el tapete muchas preguntas interesantes e importantes. ¿Por qué hay tan pocos espacios abiertos en nuestras ciudades donde la gente pueda descansar y conversar, libre de la incesante presión de la compra-venta de la vida cotidiana? ¿Por qué es imperativo tener un carro? ¿Cómo sería un futuro alternativo?" Que se planteen y debatan preguntas así es lo que le causa patatús al gobierno.
El próximo paseo de Critical Mass será el 29 de agosto. Un capitán de policía de San Francisco dijo que no habrá más paseos; el jefe de policía dijo que su departamento estará "mejor preparado" para el paseo de agosto. Critical Mass está resuelto a salir en bicicleta el 29 de agosto y hay mucha controversia sobre qué hacer. Un ciclista escribió: "Critical Mass debe continuar y lo hará. Yo tengo derecho a usar las calles. Seguiré luchando por eso y espero hacerlo con 10.000 ciclistas en agosto. ¡MONTAR EN BICICLETA NO ES UN CRIMEN!"
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