DPNY: La tortura de Abner Louima

Obrero Revolucionario #920, 17 de agosto, 1997

Hace mucho tiempo que en Flatbush, un barrio de Brooklyn, Nueva York, odian a los brutales y racistas policías de la delegación 70. Los haitianos de Flatbush la llaman "Fort Dimanche", porque así se llamaba la mazmorra de tortura de la policía y los Tonton Macoutes de la dictadura de los Duvalier.

Para Abner Louima, un haitiano de 30 años, la delegación 70 efectivamente fue una cámara de tortura la madrugada del sábado 9 de agosto. Los torturadores vestidos de azul le metieron el palo de un desastacador de inodoros en el recto, lo que le perforó el intestino, le laceró la vejiga y le causó otras heridas graves.

Esta vez no pudieron tapar ni justificar la barbaridad de este caso de brutalidad policial, como la gran mayoría de las veces. La tortura de Abner Louima ha prendido indignación en Nueva York y por todo el país.

Uno de sus abogados preguntó: "¿Cómo se le puede hacer eso a otro ser humano? ¿Y a cuántas otras personas le han hecho lo mismo?".

Una noche en la delegación 70

Abner Louima vino a Estados Unidos hace seis años. Estudió ingeniería electrónica en Haití y espera seguir sus estudios universitarios aquí. Actualmente, tiene dos trabajos; él y su esposa Micheline tienen dos hijos.

El viernes por la noche, Louima terminó su trabajo de nueve horas como guardia de seguridad en una planta de aguas residuales en Brooklyn y le propuso a Micheline ir al Club Rendez-Vous en Flatbush, donde tocaban los Phantoms, uno de sus conjuntos musicales haitianos favoritos.

La música compas terminó a las 3 de la mañana. Un pequeño grupo se reunió frente al club cuando empezó una pelea. La policía llegó e inmediatamente se puso a soltar insultos racistas. Más tarde, Louima recordó: "Nos dijeron: `¿Por qué vienen a este país si no saben inglés?' Nos llamaron `niggers'".

Louima dijo que nada más estaba parado frente al club. Pero para la policía, un grupo de haitianos que hablan el idioma de su isla es razón más que suficiente para joder. De repente un agente tumbó a Louima y lo esposó.

Louima describió lo que pasó después: "Dos agentes me metieron en la patrulla y fuimos a la esquina de la Glenwood con la Nostrand. Allí había otra patrulla. Me patearon y me golpearon con sus radios. Me gritaban: `Ni siquiera saben inglés. Te voy a enseñar a respetar a la policía'. Ninguno de los agentes tenía su chapa de identificación. Otra vez me metieron en la patrulla y fuimos a la esquina de la Glenwood con la Bedford. Allá, con otros dos agentes, me pegaron otra vez. Esta vez en la pierna".

Esta salvaje "lección" no terminó con la paliza de por lo menos seis agentes. Cuando llegaron a la delegación, se lo entregaron al agente John Volpe, quien "se encargó" de Louima. Volpe había estado en el Club Rendez-Vous y acusó a Louima de pegarle. Les dijo a los demás agentes: "Es mío". Le bajó los pantalones para registrarlo frente a los demás agentes. Louima recordó: "Yo gritaba una y otra vez: `¿Por qué? ¿Por qué?'. Todos los agentes me oyeron, pero no dijeron nada".

Luego Volpe y otro agente lo llevaron al baño y cerraron la puerta. Uno le dijo: "Los niggers tienen que aprender a respetar a la policía". Otro lo amenazó: "Si gritas o haces algún ruido, te mato".

Louima describió cómo lo torturaron: "Uno me sujetó y el otro me metió el palo por detrás. Lo sacó y me lo metió en la boca, rompiéndome varios dientes. Me dijo: `Es tu mierda, nigger'".

Louima lanzó gritos de dolor. La delegación estaba llena de agentes, pero Louima dijo: "No dijeron nada. Nadie me ayudó".

Louima sufrió graves heridas internas. Pero en vez de llevarlo inmediatamente al hospital, lo metieron en una celda, donde siguió sangrando. Los paramédicos dicen que solo recibieron una llamada de la delegación 70, por un caso de "baja prioridad" y "laceraciones menores".

Por fin, a las 8 de la mañana (tres horas después de su llegada a la delegación) se lo llevaron al hospital Coney Island, donde lo pusieron en la unidad de trauma. Ahora tiene un catéter y una bolsa de colostomía para evacuar. Los médicos dicen que tardará tres o cuatro meses en recuperarse físicamente.

Brutalidad oficial

Este no es el primer caso de tortura a manos de la policía. En Chicago, el teniente John Burge tuvo una cámara de tortura durante 12 años, con más de 50 víctimas negras. Entre los métodos de Burge y sus compinches: choques eléctricos, jugar "ruleta rusa" con una pistola en la boca, quemaduras de radiadores calientes, sofocar con bolsas de plástico y amenazas de muerte. A Burge lo despidieron en 1993, pero nunca lo han acusado de ningún delito ni han castigado a ninguno de sus cómplices. Víctimas suyas, que "confesaron" por la tortura, todavía están condenadas a muerte.

¿Cuántos otros casos de tortura policial no se conocen porque los han tapado?

En la delegación 70, volaron a tapar el crimen. El desastacador de inodoros "desapareció"; un investigador de la fiscalía de Brooklyn dijo: "No lo vamos a encontrar. Se deshicieron de él rápidamente". También dijo que "hay mucha presión" en la delegación para cerrar la boca e indicios de que trataron de "borrar las huellas y limpiar las pruebas".

Normalmente, cuando acusan a un policía de Nueva York de asesinato o brutalidad, el alcalde Rudolph Giuliani lo defiende y dice que le da el "beneficio de la duda" al agente en tales circunstancias. Pero al correr la noticia de lo que le pasó a Abner Louima, la indignación obligó a Giuliani y los demás funcionarios del gobierno a cambiar de táctica. Incluso un columnista del Daily News (que es pro policía) escribió que "temblaba" después de hablar con Louima en el hospital. "Es algo que debe parar en seco a la ciudad", escribió.

Como no pueden justificar la tortura de Abner Louima, Giuliani y compañía están diciendo que fue obra de unos pocos policías "canallas", que son la excepción, y que se debió a problemas de supervisión en la delegación 70. A dos agentes (Justin Volpe y Charles Schwarz) los acusaron de abuso sexual y agresión premeditada. Giuliani y Safir, el Comisionado de Policía, anunciaron una "reorganización" de la delegación. Trasladaron al comandante y disciplinaron a varios agentes. Safir dijo: "No creo que sea un incidente de brutalidad policial. Creo que es un crimen cometido por unos delincuentes".

Los que torturaron a Abner Louima sí son criminales. Pero no cabe duda de que este es un caso de brutalidad policial oficial. Como dijo la rama de Nueva York del Partido Comunista Revolucionario, lo que la policía le hizo a Louima es "cosa de todos los días en los barrios oprimidos".

Los que viven en el barrio de la delegación 70 lo saben en carne propia. King Kino, el principal cantante del conjunto Phantom, dijo: "A los haitianos nos tratan como si fuéramos extraterrestres. Son una pandilla vestida de azul". Simbala Jauwar, un inmigrante de Gambia (Africa occidental), dijo: "Me han gritado, me han pateado y me han llamado `nigger'". La delegación 70 está cerca de East Flatbush, donde la policía ejecutó a Aswon Watson con 24 balazos en junio de 1996.

Estas balaceras y golpizas policiales ocurren a diario en Nueva York y otras ciudades por todo el país. El DPNY mató por lo menos 187 personas de 1992 a 1996, de acuerdo a sus propias estadísticas. Mata un promedio de una persona cada diez días. En un informe de junio de 1996, Amnistía Internacional publicó una larga lista de golpizas, muertes sospechosas de presos y a bala en los últimos años. Pero desde 1977 solo han condenado a dos agentes por esos incidentes.

Frente a las cámaras, Giuliani dice que está indignado por lo que le pasó a Louima y promete castigar a los responsables. Pero Giuliani y compañía son los mismos que crearon el asqueroso clima en que se han envalentonado los agentes de la delegación 70. Un elemento central de su campaña electoral contra el ex alcalde David Dinkins fue darle rienda suelta a la policía. Por todo el país, alaban como "modelo" su programa "contra el crimen". En realidad, es un programa para desencadenar a la policía contra el pueblo.

Los agentes entienden que sus fechorías tienen el sello de aprobación oficial. En medio del ataque a Abner Louima en la delegación 70, uno de los agentes le gritó: "Es la hora de Giuliani, no de Dinkins".

La tortura de Abner Louima muestra, en general, cómo opera la policía en esta sociedad. El New York Times le entrevistó al padre de Volpe, un ex detective del DPNY. Este dijo que cuando su hijo regresó a casa la noche de la tortura de Abner Louima, dijo que el día fue "rutinario" y mencionó el arresto de Louima de pasada, como uno de cinco incidentes de esa noche.

¿No demuestra eso que a los ojos de la policía torturar y maltratar a la gente es un aspecto "rutinario" y "normal" de su "trabajo"? ¿No es un buen ejemplo de lo que ha dicho Carl Dix, el vocero de; PCR: "Lo crucial es que la poicía no existe para protegernos. Existe para someter y reprimir a los oprimidos y a la clase obrera.... Cuando la chota golpea y mata está haciendo el trabajo que el sistema le dio"?

*****

Desde el hospital, Abner Louima dijo que antes no le tenía inquina a la policía. "Me gustaba la policía", dijo, "hasta que ocurrió esto".

Su experiencia lo ha traumatizado a él y a su familia. Pero no se ha callado: "Tengo que contar lo que me pasó", dijo. "¿Por qué lo hizo la policía? Pudo haberle pasado esto a un muchacho". Dice que quiere justicia.

Sus familiares y miembros de la comunidad de han anunciado una marcha de protesta el 29 de agosto, de la plaza Grand Army por el puente Brooklyn al cuartel de la policía en Manhattan.

Samuel Nicolas, un primo de Abner Louima, dijo: "Todo el mundo está furioso: haitianos, jamaiquinos, trinitarios, toda la comunidad afroamericana tiene el grito en el cielo".

¡Alto a la brutalidad policial! ¡Justicia para Abner Louima!

This article is posted in English and Spanish on Revolutionary Worker Online
rwor.org
Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(The RW Online does not currently communicate via email.)