Obrero Revolucionario #932, 16 de noviembre, 1997
El 1º de noviembre, terminó con un indignante veredicto el juicio de Louise Woodward, una niñera inglesa de 19 años de edad: la declararon culpable de homicidio premeditado y la sentenciaron a cadena perpetua sin posibilidades de libertad condicional por 15 años.
Fue un juicio encarnizado de cabo a rabo: la acusaron de matar al niño que cuidaba, Matthew Eappen de ocho meses, porque cayó en coma y murió cinco días después; la fiscalía la acusó de golpearle adrede la cabeza contra un objeto duro; los padres la acusaron de ser un "engendro", una "asesina" y dijeron que solo su castigo les daría paz.
Como si eso no fuera suficiente, las autoridades luego apuntaron contra Deborah Eappen, la mamá de Matthew, por haber regresado a su trabajo de oftamóloga tres días a la semana. Pero eso sí, ni siquiera se insinuó que el esposo, Sunil Eappen, fuera negligente por seguir su carrera. La prensa sacó escalofriantes cuentos contra las niñeras y las guarderías.
A muchas mujeres les ha indignado que se aliente la idea de que porque una madre regresa al trabajo está traicionado y poniendo en peligro a su hijo, y muchas han dicho que esto es un ataque contra el derecho de la mujer a trabajar y a tener igualdad dentro del matrimonio.
La mayor infamia fue el veredicto de homicidio premeditado, lo que implica que mató al niño a propósito.
Toda la evidencia fue dudosa; nada indica que Louise tenía la intención de matar ni que causó la muerte de Matthew. Un experto explicó que los rayos X mostraban fracturas en el cráneo que tenían varias semanas y que cualquier incidente leve pudo haber provocado la hemorragia interna fatal.
Se informó que cuando Louise llamó al número de emergencia dijo que pudo haber sido "un poco brusca" con el niño; pero siempre ha mantenido que no lo golpeó y durante el juicio dijo: "No soy capaz de haberlo golpeado, nunca lo golpeé; la verdad es que no sé qué le pasó a Mattie".
Unos jurados dijeron después que no vieron pruebas de que haya habido intención de matar. Así y todo, la fiscalía persistió.
¿Qué justifica meter en la cárcel a esta joven? ¿Acaso es un peligro para la sociedad?
Esta desalmada condena responde a la cruel filosofía de castigo que se ha puesto de moda en el sistema judicial de este país. Es una filosofía que aplica sentencias mandatorias de largos años por delitos menores, como la posesión de pequeñas cantidades de droga, para meter a cientos de miles de chavos en las cárceles.
Tanto en Massachusetts, donde se realizó el juicio, como en Inglaterra, donde vive la familia de Louise, hubo protestas contra esta patente injusticia y se ha exigido que el juez la absuelva. Al cierre de esta edición, no se ha pronunciado una decisión final.
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