La batalla por el bosque Headwaters

Obrero Revolucionario #933, 23 de noviembre, 1997

"Creo en la regla de oro. El que tiene el oro, hace las reglas".

El presidente de Maxxam, Charles Hurwitz,
después de la adquisición de Pacific Lumber en 1985

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"Considerada desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad, la propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre sus semejantes. Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexisten en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son simplemente sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla como boni patres familias y a transmitirla mejorada a las futuras generaciones".

Carlos Marx, Capital

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Una intensa batalla se desenvuelve en el bosque del condado Humboldt, a 500 kilómetros de San Francisco. Los dos campos son, por un lado, los miles de personas que se preocupan por el medio ambiente--jóvenes, ambientalistas, músicos, etc.--y por el otro lado, Charles Hurwitz, la corporación Maxxam y sus ganancias.

El bosque Headwaters cubre 60.000 acres y tiene seis arboledas de secoyas antiguas, que tienen hasta 2000 años. La arboleda Headwaters es una de las más grandes que existe; cubre 3200 acres. Las seis arboledas vírgenes se encuentran rodeadas por bosque parcialmente talado, pero que conserva muchos árboles grandes y arboledas vírgenes más chicas, así como bosque que se ha regenerado. Los biólogos creen que se requieren como mínimo 60.000 acres para proteger las plantas y animales que están en peligro de extinción.

LA ECOLOGÌA DEL BOSQUE

Las secoyas son las plantas más antiguas que existen en la Tierra; forman parte de un complejo ecosistema que nos puede enseñar mucho acerca de la evolución y cómo mejorar el medio ambiente mundial. Son un recurso valioso e irremplazable y su maravillosa belleza debe ser la propiedad colectiva de los pueblos del mundo. No tiene caso destruirlas porque un pinche capitalista especulador necesita pagar sus deudas.

Las secoyas gigantescas son las plantas más grandes del planeta y el norte de California es el único lugar del mundo donde se encuentran. Los árboles más grandes tienen el tronco del tamaño de una sala y miden el equivalente de 20 pisos de altura. El sol no puede filtrarse hasta abajo en ese bosque; así que abajo el ambiente es húmedo y oscuro. En el suelo se encuentran una gran variedad de helechos y vegetación. De hecho, los bosques de secoyas contienen muchísimas formas de vida, más que los demás ecosistemas; por ejemplo, tienen ocho veces más variedad biológica por acre cuadrada que el bosque tropical.

Las secoyas existen desde hace millones de años; durante los tiempos de los dinosaurios, bosques de secoyas cubrieron una gran parte de Norteamérica, pero desde el último período glaciar, que terminó hace 10.000 años, existen solo en la costa norte de California, donde el clima les es muy propicio. Hasta la mitad del siglo pasado, esos bosques vírgenes cubrían unos dos millones de acres en una franja de 30 a 50 kilómetros de ancho desde Oregon hasta Big Sur (unos 200 kilómetros al sur de San Francisco). En aquella época, los colonos blancos invadieron a California en búsqueda de oro; cuando no lo encontraron, se dirigieron a la costa norte del estado, donde despojaron a los indígenas de sus tierras, los masacraron o los metieron en reservas. Con el tiempo, los bosques quedaron en manos de las grandes compañías madereras como Pacific Lumber, Georgia Pacific y Louisiana Pacific. Hoy, menos del 4% del antiguo bosque se ha conservado.

El bosque de secoyas es un ecosistema complejo y único que ha evolucionado a lo largo de miles de años. No es un "vivero de árboles" como dicen las compañías madereras, o sea, cuando talan los árboles, demoran muchos años para crecer de nuevo.

El bosque se compone de muchos árboles de distintas edades y tamaños. Los árboles que caen al suelo también son importantes porque proporcionan hábitat para varias especies y cuando se descomponen (por un proceso en que los insectos los llenan de huecos y la madera absorbe agua como una esponja), forman el suelo fértil que los demás árboles necesitan para crecer.

En el bosque viven centenares de especies de animales que son mutuamente dependientes. Veamos, por ejemplo, la relación entre los ratones campestres, las secoyas y las trufas. Los ratones viven en los árboles y comen grandes cantidades de trufas, una planta que crece debajo del suelo. Las esporas de la trufa viven en el intestino del ratón hasta tres meses y, en esa forma, se transportan por el bosque; después se pegan a las raíces de las secoyas y sirven para extenderlas, aumentando su capacidad de absorción.

Muchas especies del bosque se adaptan fácilmente y crecen en distintos hábitats, pero otros animales están en peligro de extinción porque dependen de los árboles antiguos y necesitan bosques vírgenes.

El murrelet es una de esas especies: es un ave marina que anida en las altas ramas de los árboles que crecen cerca del mar. Hace su nido en las ramas cubiertas de musgo; un árbol demora 150 años en acumular el musgo suficiente. Se conocen apenas tres regiones de California donde el ave anida y el bosque Headwaters es una de ellas. Durante los últimos 100 años, la población de murrelets ha disminuido de 60.000 a menos de 2000 debido a la tala del bosque. Desde luego, la destrucción de las secoyas del bosque Headwaters perjudicaría mucho al ave.

Asimismo, el salmón coho corre peligro de extinción; vive en el mar y sube río arriba para desovar. Requiere arroyos frescos y limpios, pero la tala del bosque eleva la temperatura del agua y causa erosión. El salmón no puede sobrevivir en el agua más caliente y lodosa, y se calcula que solo quedan unos 5000, menos del 1% de los que había antes. A su vez, eso ha provocado un gran declive en la industria pesquera de la región en que trabajaban 10.000 personas; era la segunda industria después de la tala.

DESTRUIR EL BOSQUE
PARA OBTENER GANANCIAS

Durante más de un siglo el bosque Headwaters y 200 acres de bosque de secoyas en el condado Humboldt pertenecieron a Pacific Lumber, y seguían sin cortar hasta 1985, cuando la corporación Maxxam compró Pacific Lumber y la situación cambió.

En su oficina, Charles Hurwitz, el presidente de Maxxam, tiene un cuadro de un pez gordo que se traga uno pequeño, un símbolo de las muchas adquisiciones rapaces de compañías que hubo durante los años 80: una corporación financia la compra de otra por medio de préstamos arriesgados que se llaman junk bonds, y tiene que vender los bienes de la compañía absorbida o encontrar la forma de sacar grandes ganancias en poco tiempo para pagar los préstamos y los altos intereses. La notoria compañía Drexel Burnham, encabezada por Michael Milken, financió la compra de Pacific Lumber utilizando muchas tácticas oscuras: se aprovechó de información no pública e hizo compras secretas de acciones. Varios de los involucrados fueron a parar a la cárcel, pero no recibieron condenas iguales a las que recibe la gente común. Por ejemplo, Boyd Jeffries, un financiero quien compró 2.5% de las acciones de Pacific Lumber para Hurwitz, se declaró culpable de violar las regulaciones federales. ¿Su "pena"? Hacer servicio a la comunidad, enseñando a jóvenes a jugar golf en el pueblo turístico para ricos de Aspen, Colorado.

Hurwitz y Milken también compraron una caja de ahorros llamada United Savings Association of Texas (USAT), que perteneció al United Financial Group (Hurwitz era el presidente de la junta directiva de este). USAT tenía muchas inversiones en junk bonds (el 97% de su cartera) y especuló en bienes raíces; quebró en 1988 (la quinta quiebra bancaria en magnitud en la historia del país) y dejó una deuda de $1.6 billones al gobierno federal.

En esos tiempos, Hurwitz empezó a liquidar los bienes de Pacific Lumber para pagar sus préstamos. Lo primero que hizo fue robar el fondo de jubilación de la compañía; contrató a una nueva compañía de seguros llamada Executive Life para administrarlo, con lo que él (y Maxxam) se embolsillaron $55 millones de un total de $90 millones del fondo. Los asesores independientes indicaron que era muy arriesgado contratar a Executive Life porque sus finanzas no eran sólidas y tenía muchas inversiones en junk bonds. En 1991, quebró y el gobierno estatal se apoderó de ella; es la compañía de seguros más grande que ha quebrado hasta la fecha. Se reestructuró el fondo de jubilación y ahora los pagos son el 70% de lo que eran. Maxxam afirma que va a reembolsar el 30% restante a los jubilados. Después de la quiebra, se dio a conocer que Executive Life tenía junk bonds de Pacific Lumber valorados en $350 millones.

Desde luego, el "bien" principal que Pacific Lumber iba a liquidar era el bosque. Después de la compra por Maxxam, la compañía triplicó la tala de secoyas, compró otro aserradero y añadió otro turno. Se pusieron a cortar árboles a lo loco.

LA BATALLA POR EL BOSQUE

Grandes camiones madereros repletos de secoyas empezaron a recorrer las carreteras del condado Humboldt y los ambientalistas se movilizaron. El grupo Earth First! organizó acciones para bloquear la tala y para concientizar: colgaron una enorme manta en la carretera 101; se metieron a las reuniones corporativas; hicieron plantones en plataformas que construyeron en las altas ramas de las secoyas; bloquearon los caminos; y se encadenaron a la maquinaria y a los árboles.

Cuando el movimiento asumió una actitud más militante y desafiante, jóvenes de todo el país acudieron a defender el medio ambiente. Simultáneamente, Judi Bari (quien murió este año) y otros activistas organizaron a los trabajadores de las compañías madereras porque pensaron que era importante forjar alianzas con ellos, aunque muchas veces no ven quiénes son los verdaderos enemigos.

En 1990, los dirigentes de Earth First!, Judi Bari y Darryl Cherney, propusieron el "Verano de las secoyas" e invitaron a ir al condado Humboldt. El modelo del "Verano de las secoyas" fueron las movilizaciones del "Verano de Misisipí", cuando jóvenes de todo el país fueron a Misisipí en los años 60 para empadronar a la gente negra para votar.

Los enemigos del movimiento en defensa del bosque redoblaron sus ataques. En muchos pueblos y aserraderos, aparecieron falsos comunicados de prensa de Earth First! que pedían violencia. Judi Bari escribió que "recibimos un montón" de amenazas de muerte, "pero la policía no quiso investigarlas".

El 24 de mayo de 1990, estalló una bomba debajo del carro de Judi mientras manejaba con Darryl Cherney por Oakland. Sufrió graves heridas y quedó incapacitada. El FBI y la policía de Oakland acusaron a Bari y Cherney del atentado, y se negaron a investigar a otros sospechosos. Allanaron las casas y oficinas de ambientalistas; soltaron una serie de "revelaciones" a la prensa, pintando a Earth First! como un grupo terrorista; y hostigaron activistas en todo el país.

Judi Bari y Darryl Cherney respondieron poniendo una demanda contra el FBI y la policía de Oakland, y se empeñaron en desenmascarar su papel en el incidente. El cuento del FBI empezó a deshilacharse y finalmente retiró las acusaciones contra Bari y Cherney, pero nunca encontró a los responsables.

A pesar de los ataques del gobierno, 3000 manifestantes llegaron al condado Humboldt en 1990 para el "Verano de las secoyas"; a más de 250 los arrestaron en confrontaciones con ejecutivos y bloqueos de la tala del bosque.

El Centro de Información para la Protección Ambiental (EPIC, por sus siglas en inglés) demandó al Departamento Forestal de California por dar el visto bueno a todos los planes de tala (THPs, por sus siglas en inglés) y consiguió una serie de amparos que prohíben la tala en muchas arboledas de secoyas. Sin embargo, Pacific Lumber sigue talando: en 1996, Maxxam pidió autorización para talar 954 acres del bosque Headwaters y en 1997 para 947 más. Los THPs, muchos de los cuales fueron aprobados, abarcan 16 zonas y 13 de ellas tienen secoyas.

Maxxam anunció que a partir del 15 de septiembre iniciaría "tala de rescate" en el bosque Headwaters. El gobierno federal permite que una compañía saque sin permiso los árboles caídos y hasta el 10% de los árboles del bosque diciendo que están secos o con plagas. La supuesta "tala de rescate" destruye el ecosistema del bosque dado que los árboles caídos producen el suelo para futuras generaciones de secoyas y son el hogar natural de muchos animales e insectos. Aparte, la "tala de rescate" daña árboles sanos.

¿Y EL EMPLEO?

¿Dónde vamos a trabajar cuando se acabe el bosque?

¿Lavaremos el auto del jefe o le cortaremos el césped?

Soy hombre, soy hombre, soy hombre maderero

pero tengo el temor que se me termine el trabajo.

¿Dónde vamos a trabajar cuando se acabe el bosque?

de una canción de Darryl Cherney

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Las compañías madereras han tratado de enemistar a sus trabajadores y a los ambientalistas: dicen que si se protege al bosque, muchos perderán su empleo. Han logrado engañar a los madereros e inclusive han atacado a los ambientalistas.

Muchos ambientalistas buscan forjar alianzas con los trabajadores y sostienen que los responsables de la destrucción del bosque--el capitalismo y la propiedad privada--también los joden. Judi Bari escribió en su libro Timber Wars (Las guerras madereras): "Hay que reconocer que sus condiciones de trabajo están íntimamente ligadas al saqueo del bosque; no es posible separar las dos cosas".

Según la Agencia de Salud y Seguridad del Trabajo, el trabajo de los madereros es uno de los más peligrosos. Por ejemplo, Fortunado Reyes murió en el aserradero Louisiana Pacific hace unos años: el supervisor, un racista, le dijo maricón por negarse a trabajar en condiciones peligrosas. Unos días después, murió aplastado entre un montón de leña y la maquinaria.

Timber Wars informa que los madereros y trabajadores de los aserraderos ganan entre $9.00 y $15.00 la hora, pero también se sabe que a veces los inmigrantes reciben apenas $5.00.

Los ambientalistas señalan que cuando el bosque se acabe muchos quedarán sin empleo. De hecho, muchas compañías madereras han cerrado aserraderos: en 1989, Louisiana Pacific cerró su aserradero en Potter Valley, despidiendo a 136 trabajadores; después abrió una fábrica de madera picada que solo emplea a 15 personas. En 1990, Louisiana Pacific cerró su aserradero en Covelo y 195 personas quedaron sin empleo.

BUSCAN APACIGUAR
LAS PROTESTAS CRECIENTES

Las protestas en defensa del bosque Headwaters han cobrado fuerza desde 1990; en el verano de 1996, 7000 personas se manifestaron frente a la entrada de Pacific Lumber; a 1000 las arrestaron por bloquear los caminos. Asimismo, en 1997, hubo una protesta de 10.000 en Stafford.

En 1996, la senadora estatal Dianne Feinstein llegó a un acuerdo con Maxxam: el gobierno pagó $390 millones por 7500 acres del bosque Headwaters donde están dos de las seis arboledas de secoyas. Los ambientalistas criticaron el arreglo, sosteniendo que fue una táctica para apaciguar el movimiento, pues solo protege una pequeña zona que no podrá sobrevivir si se tala el bosque que la rodea.

Asimismo señalan que Maxxam puede presentar un Plan de Conservación que permite destruir el hogar natural de especies que están en peligro de extinción siempre y cuando los proteja en otra porción de su propiedad. Es probable que a Maxxam le den rienda suelta para talar el bosque con el pretexto que no va a talar la zona que le vendió al gobierno.

"El ser humano, igual que todas los demás especies de animales, lo aborda todo desde el punto de vista de su propia especie; siempre ha sido así y, de hecho, no puede ser de otra forma. Pero precisamente desde ese punto de vista, infligir sufrimiento en los animales o destruir las plantas es degradante al menos que sirva para aliviar el sufrimiento de los seres humanos y para el progreso de la humanidad en general. Cuando es motivado simplemente por la crueldad o el deseo de dominar, o cuando se hace nada más para elaborar productos de lujo para las capas parasíticas y privilegiadas, repito, es degradante para la humanidad y se debe oponer".

Bob Avakian, Presidente del PCR

Durante los últimos 100 años, el sistema de capitalismo y propiedad privada ha destruido en forma despiadada lo que la naturaleza ha demorado miles de años en crear. Hoy día, lo que queda de ese maravilloso bosque corre peligro porque una gran corporación quiere pagar los intereses de sus préstamos, una prueba más de que el sistema es 100% caduco.


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