Estados Unidos alista...
Otra guerra de vergüenza
¡Estados Unidos: Manos fuera de Irak!
Obrero Revolucionario #945, 22 de febrero, 1998
El sistema de agua potable de todo un país queda contaminado con microbios... millones de personas se enferman... los bebés y los ancianos son los más susceptibles... docenas de miles mueren de diarrea y otras enfermedades intestinales.
¿Es lo que dice la Casa Blanca que podría pasar si Saddam Hussein llevara a cabo un ataque con armas biológicas? ¿Es un pretexto para nuevos bombardeos contra Irak? No. Es la pesadilla que ya vivió Irak después de un mes de bombardeos en 1991.
Muchos iraquíes murieron en los bombardeos de la guerra del Golfo. Pero además, los ataques destruyeron los sistemas de agua potable y de depuración de aguas residuales, la red de distribución de electricidad y muchos hospitales, y así desencadenaron una serie de calamidades. Bacterias peligrosas contaminaron el agua potable y causaron muchas enfermedades. El sistema de salud pública, ya devastado, se desbordó. Las sanciones económicas que impuso la alianza dirigida por Estados Unidos impidieron que Irak importara medicinas, cloro para purificar agua o piezas para reparar las plantas de agua. La escasez de comida (otra consecuencia de las sanciones) llevó a muchos casos de desnutrición y contribuyó a la crisis de salud pública. Centenares de miles de iraquíes han muerto como consecuencia.
Al prepararse para una nueva guerra contra Irak, Washington dice que está protegiendo al mundo de las armas biológicas y demás "armas de destrucción masiva" de Saddam Hussein. Pero Estados Unidos ya ha desatado contra Irak guerra biológica y otras armas de destrucción masiva.
Preparativos para otro tecno-genocidio
Durante la guerra del Golfo, los voceros del Pentágono se jactaron de que sus bombas "inteligentes", guiadas por computadora, limitaron la muerte de civiles a un mínimo (lo que llaman "daños colaterales"). Pero ahora se sabe que eso fue pura mentira. Las bombas cayeron en barrios residenciales, mercados, fábricas de leche en polvo y otras zonas civiles. ¿Cómo se puede olvidar la destrucción del refugio aéreo de Amiriya, donde murieron 400 civiles?
Ahora, siete años más tarde, un informe del New York Times (13 de febrero) dice que las armas estadounidenses son más "limpias" y más "inteligentes" que antes: "Las Municiones inteligentes, guiadas con precisión por láseres, que se estrenaron durante la guerra, ahora son más certeras y más seguras. Muchas cuentan con nuevos sistemas que permiten que los pilotos disparen lejos de sus blancos, a grandes alturas, sin sacrificar la precisión. Eso protege a los pilotos pero también debe reducir la cantidad de bajas civiles".
Al día siguiente, otro artículo del Times puso en claro que esas afirmaciones siguen siendo mentiras: "El presidente Clinton y sus principales asesores empezaron hoy a preparar a la nación para una guerra en Irak y la posibilidad de bajas civiles en tierra y la muerte de pilotos estadounidenses en el aire". Voceros del Pentágono hablaron con los medios sobre "cómo informar sobre la guerra". El general Henry Shelton, jefe del estado mayor, le dijo al Times: "La verdad es que la guerra es algo horrible".
La verdad es que Estados Unidos está preparando otro tecno-genocidio horrible contra un país ya devastado. Puede ser que sus misiles tengan unos pocos microchips nuevos y otros avances tecnológicos, pero de todos modos son armas de destrucción masiva.
Una nueva guerra contra Irak será más unilateral que la de 1991; más iraquíes morirán y quedarán heridos. Es para esa realidad sangrienta que Clinton y compañía están "preparando a la nación".
El Pentágono dice que el principal objetivo de sus misiles serán los centros donde el gobierno iraquí manufactura y almacena armas biológicas y químicas. En realidad hay muy pocas pruebas de que Irak tenga cantidades significativas de esas armas. Pero si las tuviera, ¿no causarían las bombas estadounidenses nubes tóxicas que los vientos arrastrarían sobre Irak y los países vecinos? O el Pentágono sabe que Irak no tiene tales armas, o va a atacar de todos modos a sabiendas del peligro.
Estados Unidos incluso ha mencionado la posibilidad de atacar a Irak con armas nucleares. El 1º de febrero, el periódico New York Newsday informó que en noviembre de 1997, Clinton firmó una orden secreta sobre posibles ataques nucleares contra Irak y otros "estados no cooperativos". Newsday dijo que los planes de contingencia del Pentágono contemplan usar "armas nucleares en miniatura" para destruir bunkers subterráneos de hormigón. Esas bombas tienen una décima de la fuerza explosiva que destruyó a Hiroshima, pero son 500 veces más potentes que la mayor bomba no nuclear y emiten peligrosas cantidades de radiación.
Un ataque nuclear sería criminal: otro del montón de monstruosos crímenes que Estados Unidos ha cometido por todo el planeta. Pero incluso si no utiliza esas armas, hablar de utilizarlas es sembrar terror.
Los imperialistas estadounidenses sueñan con que un ataque devastador contra Irak les permita mantener a otros pueblos y países oprimidos bajo su bota, y así garantizar la estabilidad de su imperio.
Conflictos de las grandes potencias
Además, la agresión estadounidense en Irak y el golfo Pérsico es una declaración a las demás grandes potencias de que Estados Unidos todavía cuenta con las mayores fuerzas armadas y la mayor cantidad de armas nucleares, y que controla la yugular de la economía imperialista global: el petróleo.
Por su parte, el gobierno ruso quiere superar las maniobras de Washington en el Oriente Medio. Hace poco el gobierno iraquí aceptó un plan ruso para permitir la inspección por equipos internacionales de ciertas "instalaciones presidenciales" antes vetadas. Pero Washington rechazó esa iniciativa rusa e insiste en que Irak permita la inspección sin límites de todas las instalaciones militares y gubernamentales. En esencia, dice que la guerra es inevitable a menos que Irak abandone totalmente su soberanía e independencia.
El gobierno ruso tiene sus propios motivos imperialistas. Tiene contratos para la producción de petróleo y otras inversiones en Irak. La guerra del Golfo contribuyó al colapso de la Unión Soviética, y Rusia cree que la actual crisis le ofrece una oportunidad para volver a proyectar su influencia en la región. Además, teme que Estados Unidos la esté rodeando, pues sus fuerzas militares en el Oriente Medio amenazan a Asia central, mientras el bloque bélico de la OTAN, simultáneamente se extiende en Europa central.
El 4 de febrero, el presidente ruso Boris Yeltsin advirtió que un ataque contra Irak podría llevar a una guerra mundial. En Estados Unidos, los medios y voceros del gobierno dijeron que fue una típica "explosión" de Yeltsin. Pero de acuerdo a funcionarios del gobierno ruso, fue una respuesta a los informes de Newsday y otras fuentes sobre un posible ataque nuclear.
Varios días después, el ministro de Defensa ruso le dijo al secretario de Defensa estadounidense: "¿Está listo Estados Unidos para todas las consecuencias posibles? La posición intransigente y rígida de Estados Unidos hacia Irak, ¿contribuye a la estabilidad y seguridad mundial?"
La posibilidad de una guerra en el golfo Pérsico ha echado leña a las contradicciones y conflictos interimperialistas.
¡Estados Unidos:
Manos fuera de Irak!Durante la guerra del Golfo, un general yanqui dijo: "Un ejército lleva consigo la moral de la sociedad". Por una vez, un vocero de la clase dominante dijo la verdad. La manera de luchar de Estados Unidos, tal como se vio en esa guerra, es una concentración de su sociedad: avaricia organizada, apuntalada por armas de destrucción masiva.
Estados Unidos llevó a cabo un cobarde genocidio desde el aire. Utilizó armas diseñadas para librar una guerra mundial con el bloque rival soviético contra un pequeño país del tercer mundo. Fue una guerra de vergüenza.
Y ahora está alistando una segunda guerra de vergüenza: una guerra conforme a la tradición de una sociedad que masacró a los pueblos indígenas y convirtió la "caza de esclavos" en un deporte; una guerra que concuerda con la brutal mentalidad de los policías que golpearon a Rodney King cuando ya estaba en el suelo; una guerra sin honor ni justicia.
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