Los Angeles: ĦLos 7 de Nickerson están libres!

Obrero Revolucionario #946, 1 de marzo, 1998

Los Angeles, 9 de febrero de 1998. Una jueza anuló todas las acusaciones contra el último de los 7 de Nickerson. En el juzgado retumbaron vítores y aplausos. Hubo gran alegría al saborear una victoria del pueblo, una derrota para el sistema.

A los 7 de Nickerson los arrestaron el 20 de abril de 1996 en una protesta contra la brutalidad policial en el proyecto Nickerson Gardens de Watts, y desde entonces se libró la batalla por su libertad en los tribunales y en la calle.

ĦRehusar & Resistir! organizó el Comité de Defensa de los 7 de Nickerson con el lema: ĦEs justo luchar contra la brutalidad policial!. Se estableció un equipo de defensa de gente muy preparada que trabajó colectivamente para desenmascarar las mentiras, las falsas acusaciones y el espionaje político de la policía. Elaboraron un historial de los agentes que atacaron la protesta, sacando a luz que muchos de ellos son asesinos y matones. Descubrieron documentos oficiales que la fiscalía quiso ocultar (y hasta dijo que no existían). Exigieron los nombres de testigos que la policía no quería revelar. Los 7 de Nickerson y el Comité publicaron toda esa información en iglesias, organizaciones de derechos civiles, escuelas y programas culturales. Así se generó mucho apoyo.

Esa campaña logró poner la fiscalía a la defensiva y el 26 de junio de 1997 una jueza anuló las acusaciones contra el único activista acusado de delitos graves, que hubieran resultado en muchos años de prisión y dos "strikes" de acuerdo a la pinche ley de "tres strikes" de California. Sin embargo, la fiscalía volvió a entablar las mismas acusaciones en agosto. Después, el 21 de octubre de 1997, la víspera del segundo Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, la fiscalía retiró las acusaciones contra los seis activistas acusados de "desobedecer una orden de dispersarse" y otros delitos menores.

La fiscalía iba de fracaso en fracaso y el movimiento de apoyo de los 7 de Nickerson cobraba fuerza. El 31 de agosto de 1997, 600 personas asistieron al concierto Art Speaks! en Leimert Park, organizado por poetas, cómicos y músicos para apoyar a los 7 de Nickerson y el Día Nacional de Protesta. Muchos artistas participaron en programas y festivales para recaudar fondos, y hablaron acerca del caso en sus presentaciones. Un miembro de Culture Clash anunció en Art Speaks! que él habló de los 7 de Nickerson en todas y cada una de las giras del grupo. Las tiendas del barrio donaron premios para una rifa. Aparte hubo venta de botones y lápices con la consigna "ĦLibertad para los 7 de Nickerson!".

Es justo rebelarse contra
la brutalidad policial

En palabras de Mao, el sistema "levantó una piedra para dejarla caer sobre los propios pies". En abril de 1996, el mundo fue testigo del "Rodney King latino": un helicóptero noticiero filmó la golpiza a los inmigrantes mexicanos Alicia Soltero y Enrique Funes por los sheriffs del condado Riverside. Enseguida estallaron protestas. La furia se desbordó. Diez mil personas protestaron en el centro de Los Angeles y un grupo de estudiantes organizó una marcha a la frontera. Por otra parte, el ex jefe de policía Daryl Gates encabezó un mitin de apoyo a la policía.

En medio de esa situación candente, los vecinos de Nickerson Gardens alzaron la voz. Organizaron una protesta e invitaron a activistas de la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria (BJCR), que vivían cerca del proyecto. Manifestantes de distintas nacionalidades portaban carteles en inglés y español que decían, "Alicia Soltero/Rodney King, la misma cosa" y "Justicia".

Ese día el agente Christopher Hadjuk estaba de patrulla por el proyecto de Nickerson y se topó con la manifestación. Hadjuk participó en la golpiza a Rodney King en 1991 y en el muro de silencio policial que la protegió, y recibió una suspensión de 15 días.

Pidió refuerzos y en cuestión de una hora, llegaron más de 120 policías (del DPLA, Vivienda y otras instancias). Se declaró "alerta táctica" por toda la ciudad y llegaron policías de la División Suroriental, la calle 77 y la División Newton. Tres helicópteros de la División de Apoyo Aéreo volaron a ras de los árboles; la policía persiguió y golpeó a los manifestantes, y ordenó a todo el mundo meterse a la casa. Pero no se salió con la suya. Centenares salieron a la calle y muchos se defendieron con piedras y botellas. La policía arrestó a nueve personas, una de ellas un camarógrafo del canal 5.

El barrio de Watts, en Sur Centro Los Angeles, tiene cuatro grandes proyectos de vivienda pública; Nickerson Gardens es uno de ellos. Allí viven miles de proletarios latinos y negros, para quienes la vida es una lucha día tras día. La mayoría de los habitantes de la ciudad no conocen esa zona. Nickersons está rodeado por una cerca de hierro con puntas afiladas que le da la apariencia de una prisión.

La brutalidad policial es el pan de todos los días en Watts y la gente está harta; harta de ver a sus ancianos arrastrados de la casa a medianoche en pijama, de las redadas y destacamentos especiales, y de ver que se lleven a los jóvenes largos años a las mazmorras y cámaras de tortura de California. En aquel momento en 1996, cuando se estaba organizando el primer Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad, la Represión y la Criminalización de una Generación, el proletariado alzó su voz y la noticia del ataque policial a la protesta salió en todos los noticieros locales y en el periódico USA Today.

El sistema siguió al ataque: la fiscalía acusó a siete manifestantes de "agresión", "desobedecer una orden de dispersarse" y "resistencia a la autoridad". A uno lo atacaron con especial saña: lo acusaron de dos delitos graves y le pusieron una fianza de $150.000. Al arrestarlo, le dieron una buena paliza y después escribieron en su informe que él mismo se causó sus propias heridas "frotándose la cara" contra el pavimento.

Urgía emprender la batalla por la libertad de los 7 de Nickerson cuanto antes. En el lapso de dos semanas, todos los acusados salieron bajo fianza (en algunos casos se logró bajar la fianza). La fiscalía seguía añadiendo cargos; de haber sido condenados los siete, hubieran pagado enormes multas y pasado un total de 50 años en prisión. A uno de ellos, que anda con la BJCR, lo arrestaron y golpearon dos veces más en los meses siguientes.

La batalla por la libertad de los 7 de Nickerson fue una parte importante del creciente movimiento nacional contra la brutalidad policial. Hubo mitines y reuniones; se distribuyeron volantes. Fueron simpatizantes a las audiencias. Por todo eso, la fiscalía no pudo hacer su trabajo sucio en secreto.

Mentiras y cuentos de la policía

Después de la protesta, la chota de la División Suroriental se desveló escribiendo sus informes e inventando su propia versión de la realidad; un cuento policiaco para pintar a los arrestados como "criminales".

Sin embargo, las pruebas desmentían su versión. Por ejemplo, según el cuento, cuando un tal sargento Vanson pasó por la protesta, lo atacaron sin provocación y apenas logró salvarse. Pero, en realidad, el agente no sufrió ninguna herida ni hubo daños a la patrulla. Pidió refuerzos, pero sin urgencia; pidió que acudieran agentes "cuando pudieran", lo cual indica que no estaba en peligro. Como ese, había muchos ejemplos más.

Por su parte, la fiscalía trató de tapar lo que pasó. No reveló el nombre del agente Hadjuk a la defensa durante un año, ni el nombre del camarógrafo y otro arrestado. Trató de tapar el espionaje de la policía política, aunque le tuvo que dar a la defensa información que demostraba su existencia: la División Antiterrorista (ATD), una división secreta del DPLA, admitió que ha vigilado al acusado de delitos graves durante por lo menos cinco años. Eso demostró las ganas que le tenía el sistema a ese compañero, pues durante 20 años el DPLA ha preferido que se cancelen docenas de juicios en vez de entregar información de la ATD. Aparte, se documentó que la ATD recibió expedientes de los activistas.

Mucha gente inocente está presa por esas mismas tácticas. Como señaló uno de los abogados defensores, la verdad no es suficiente; se necesita la lucha colectiva del pueblo para lograr una victoria. Desde el principio, el equipo de defensa luchó contra las falsas acusaciones; no las iba a aceptar, al igual que los vecinos de Nickerson no aceptaron que la policía les prohibiera protestar. Durante los 20 meses del proceso, la defensa demostró que la fiscalía y la policía mintieron acerca de documentos "extraviados", no dejaron encontrar testigos y taparon el espionaje policial.

En junio de 1997, la policía dio a la defensa información sobre los "MDT", una forma de comunicación por computadoras portátiles instaladas en las patrullas. Los MTD tienen fama desde la golpiza a Rodney King, porque revelaron que el agente Lawrence Powell soltó chistes racistas contra los negros antes de atacar a King. En el caso de los 7 de Nickerson, el representante del DPLA primero dijo que la defensa ya tenía los MDT, y luego dijo que era muy difícil conseguirlos y que de todos modos son "números y nada más". Los abogados lograron que la policía les entregara algunos MDT. Al examinarlos quedó claro que la policía había mentido para tapar pruebas cruciales.

En los MDT, varios policías que se enteraron de la protesta piden permiso del despachador para ir a Nickerson. El despachador finalmente les dice que vayan y que "se diviertan". Además, hablan de "reprimir la protesta", "arrestar a múltiples manifestantes" y "arrestar a todos los cabecillas".

Problemas para la fiscalía

La defensa del acusado de delitos graves pidió que se anularan las acusaciones dado que la fiscalía no había entregado documentos ni los nombres de testigos. El 26 de junio, la jueza declaró que de hecho la fiscalía había violado el derecho de los acusados a un juicio justo y anuló las acusaciones. Fue una gran victoria para el pueblo. Sin embargo, en agosto la fiscalía volvió a entablar las mismas acusaciones. De veras le tenían muchas ganas a ese joven activista.

El sistema sufrió otro revés el 21 de octubre de 1997: la fiscalía pidió que se anularan todas las acusaciones contra los seis acusados de delitos menores. Ese día la corte iba a oír una moción de la defensa que iba a desenmascarar las operaciones de la policía política relacionadas al incidente. Se citó a 40 agentes; aparte iban a dar testimonio expertos de la ACLU, etc. En todo caso, la audiencia no se realizó porque la fiscalía retiró todas las acusaciones; dijo que, en vista de la evidencia, era improbable que el jurado condenara a los acusados. De hecho, la fiscalía se hubiera visto obligada a decirle al jurado que debía creer algunas de las declaraciones de los policías y otras no.

No obstante ese golpe devastador sufrido por la fiscalía, siguieron en pie las acusaciones contra el acusado de delitos graves. El 22 de enero, la defensa volvió a pedir que se anularan las acusaciones. Más de 30 personas asistieron a la audiencia, como muestra de los centenares que apoyaron a los 7 de Nickerson en el transcurso de la batalla. Estaban presentes miembros de la iglesia Unitaria de Anaheim, activistas de Comida No Bombas y ĦRehusar & Resistir!, el presidente de la Asociación de Estudiantes Negros de Derecho de una universidad y un grupo de vecinos de Nickerson Gardens. Había jóvenes y gente de los 60.

La defensa estaba llena de confianza; la fiscalía estaba a la defensiva. El abogado defensor dejó claro que de seguir el proceso, pondrían en juicio a la policía por su ataque salvaje a los manifestantes (y no al acusado). Después el fiscal quería iniciar la audiencia preliminar, haciendo caso omiso del hecho de que todavía no había cumplido con la orden de entregar pruebas a la defensa. Dijo que iba a comparecer el agente Vanson, atacado durante la protesta, según otros policías; pero resultó que tiene licencia por "tensión" y está bajo atención psiquiátrica desde julio de 1996. Finalmente, el fiscal acabó pidiendo que el público dejara de "reírse burlonamente". La jueza, la misma que anuló las acusaciones en junio, dijo que iba a anunciar su fallo el 9 de febrero.

Una victoria para el pueblo

Ese día el juzgado estaba lleno de simpatizantes del acusado, como una mujer que recibió un volante y caminó varios kilómetros a la corte. La jueza anuló las acusaciones para "hacer justicia". Fundamentó su decisión en varios hechos: la fiscalía demoró mucho tiempo en entregar pruebas a la defensa; no conservó pruebas importantes; y no presentó varios testigos. Será muy difícil que la fiscalía apele porque la jueza hizo su fallo al amparo de una disposición especial del código penal de California. Al anunciarlo, retumbaron vítores y aplausos.

El 31 de enero, antes del fallo en el caso del último acusado, hubo una celebración de victoria para los 7 de Nickerson en el café Luna Sol en Pico Union. Asistieron más de 80 personas de toda edad y nacionalidad, y se palpaba la alegría y el convivio. El grupo musical The Robies llegó desde Tempe, Arizona, con su rico son. Hubo lectura de poesía, con poetas que apenas se enteraron del caso y otros que estuvieron en la batalla desde el principio. Un café donó premios para la rifa y se leyeron declaraciones de solidaridad de la Coalición contra el Abuso Policial (CAPA), Familias contra los Tres Strikes de California (FACTS) y ĦRehusar & Resistir!, además de mensajes de familias de víctimas del asesinato policial.

En los últimos 20 meses se ha presenciado el gran crecimiento de la lucha contra la brutalidad policial. Se realizó el primer Día Nacional de Protesta el 22 de octubre de 1996, y después el segundo Día Nacional en 1997, cuando marcharon 800 personas en el centro de Los Angeles, el doble del año anterior. El Comité de Watts contra la Brutalidad Policial y otros vecinos de Watts se han sumado a las protestas. Alquilaron un camión para asistir a la del 22 de octubre de 1997. Asimismo, se realizó una reunión pública contra la brutalidad policial en Sur Centro a principios de octubre; la Coalición 22 de Octubre y el Proyecto Vidas Robadas recibieron una respuesta muy favorable al participar en el desfile navideño de Watts.

El Comité de Defensa de los 7 de Nickerson dijo: "El mensaje del sistema fue claro: si tienen la osadía de luchar contra la brutalidad policial, pagarán un precio muy alto y nadie los defenderá. Pero el movimiento por la libertad de los 7 de Nickerson ha dado una respuesta contundente: cuando los de abajo se le plantan a la brutalidad policial, gente de todas las capas sociales los va a defender. Por eso, las autoridades decidieron que iba a ser contraproducente seguir el proceso. Debemos estar alerta a las represalias que pueden tomar, pero también hay que celebrar y aprender de esta victoria".

ĦEs justo luchar contra la brutalidad policial!


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