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Informe especial

En un frente guerrillero con el Nuevo Ejército Popular de Filipinas

Parte I:
Encuentro con el Nuevo Ejército Popular

Obrero Revolucionario #951, 5 de abril, 1998

Nuestra camioneta subía por la carretera de la costa. De repente se paró y nos bajamos. Era una noche muy bella, despejada, y brillaban las estrellas y la luna. Desde abajo se oía el sonido de las olas. Pero no tuve mucha oportunidad de disfrutar todo eso porque me hablaron: "¡Rápido! Hay que subir". Dejamos la carretera y nos fuimos por un sendero hacia el interior. Me latía el corazón muy fuerte: empezaba nuestro viaje al frente guerrillero.

El sendero conducía a la casa de un simpatizante. Una vez allí, mi guía Camilo y los contactos locales analizaron cuestiones de seguridad; momentos después, empezamos a caminar de nuevo. Pasada la medianoche llegamos a la casita de un campesino. Me llevaron detrás y desde la oscuridad me alcanzó una voz: "Camarada, bienvenido, llevamos días esperándote". Miré mejor: dos personas estaban sentadas en cuclillas hablando en voz baja, otra estaba en una hamaca y otra estaba parada con un rifle en la mano. Ya había llegado el momento que tanto esperaba: conocer al Nuevo Ejército Popular, el NEP. Durante 10 días iba a acompañar a esta unidad.

Como la zona estaba muy vigilada, era necesario andar con cuidado. Descansamos un poco y salimos antes del amanecer. Casi no pude usar la linterna. Tres horas después llegamos a la casa de otro campesino, donde pasamos dos días.

Visita a un campesino simpatizante,
conozco a los combatientes rojos

Nos quedábamos en la casa de César, un campesino que ofrece su casa a la unidad del NEP cuando pasa por la zona. El y su esposa hacían sus quehaceres normales, al igual que los combatientes del NEP, que lavaban ropa, arreglaban las armas y cocinaban (preparaban comida para la unidad y para la familia). Aparte patrullaban. Tenía ganas de saber por qué le brinda su casa a los "combatientes rojos"; me arreglaron una entrevista con él y Camilo nos hizo el favor de traducir.

César es un campesino medio. Su vida es dura pero no sufre tanto como los campesinos sin tierra y los jornaleros. Tiene varias hectáreas y cultiva coco, plátano y legumbres.

"¿Cuando conociste al NEP?", le pregunté. Respondió: "Los conocí por primera vez en 1985. Tengo muchos familiares que andan en las organizaciones de masas". Le pregunté por qué aprecia al NEP y me respondió sin reservas: "El NEP es bueno. Saca a los ladrones y ayuda a los campesinos en la producción agrícola. Ayuda a los pobres". Le pregunté si consideraba que el concepto del NEP de poner el poder en manos de los oprimidos y explotados es realista. Dijo: "Sí, los pobres son capaces de gobernar". Pregunté si lo hostiga el gobierno. Respondió: "Han llegado en varias ocasiones para interrogarme; no les digo nada".

Quería investigar si las campañas políticas del partido habían llegado a gente de base como César. El compañero explicó: "Me han platicado de la rectificación, de los errores y derrotas del pasado". Además, sabía de Mao Tsetung y de la revolución china.

No teníamos mucho tiempo para hablar, pues César tenía que ir al campo a trabajar. Camilo, un hombre muy sencillo, bromeó: "Podríamos decir que César es el `hijo pródigo'... se sumó a la lucha tarde en su vida".

Pasé toda la tarde hablando con miembros de la unidad acerca de su familia y su vida política.

Emilia tiene unos 22 ó 23 años y es de una familia campesina de la región. Estaba a cargo de las provisiones y finanzas. Carlo y Lino eran nuevos reclutas de las ciudades. Participaron en una organización sindical clandestina de obreros de transporte. Tess tiene 20 años. También participó en el movimiento urbano. Su padre fue dirigente sindical en la capital; los paramilitares lo asesinaron hace unos 10 años. Tess ha trabajado de mensajera y ha organizado jóvenes campesinos. José, un adolescente, es el más joven de la unidad. Es de uno de los pueblos indígenas de la región.

Conocí también a Isabel. Tiene unos 40 y pico años; ha trabajado en la clandestinidad durante gran parte de su vida, principalmente en el campo. Los familiares han criado a sus hijos; a veces se han podido arreglar visitas secretas con ellos. Isabel es dirigente del partido de esta región y ha sido mando político y militar del frente guerrillero. Tiene conocimientos amplios de la situación concreta, y una gran energía y optimismo. Tuve la oportunidad de platicar a fondo con ella en muchas ocasiones, y aprendí mucho de sus experiencias y análisis revolucionarios.

Dos cosas me impactaron mucho: la gran dedicación de todos y su forma tan bella de convivir. Todos nos decíamos "ka", forma abreviada de kasama, la palabra del idioma tagalog que significa "camarada". (Tagalog es el idioma más común de Filipinas.) ¡Hasta al perro Doy, mascota de la unidad, le decíamos "ka Doy"!

Camilo me informó: "Le caíste muy bien a César; nos ha donado un par de gallinas para la cena". Cenamos muy rico y qué bueno porque al día siguiente íbamos a caminar mucho.

El campamento

¿A dónde vamos? Isabel sonrió: "A un lugar que ni los carabao conocen". (El carabao es una especie de buey.) De hecho, íbamos a un campamento en una región montañosa donde los combatientes del NEP iban a realizar un mes de estudio.

Caminamos por la selva. La espesa vegetación formaba un cielo verde. Estaba húmedo, el camino era resbaladizo e íbamos cuesta arriba. Los miembros de la unidad, cada uno con su rifle a la espalda, iban en fila con paso firme y sin hacer ruido. Yo ponía toda mi atención en cada paso, pero de todas formas resbalé muchas veces. Me sonreí. Luis, el jefe de unidad, me dijo que los combatientes del NEP se entrenan para maniobrar en la selva y la montaña de noche... y entonces me di cuenta de que Tess tenía sandalias.

El paisaje cambió. Entramos al bosque. Seguimos caminos por donde los carabao bajan madera de la tala y cargan provisiones cuesta arriba. Cruzamos varias quebradas. En la última luz del crepúsculo, llegamos al campamento.

Había dos espacios techados de bambú, donde íbamos a vivir. El más grande tenía un fogón para cocinar. Todos los días había mucha actividad en el campamento, inclusive en los días de aguaceros. Los combatientes tenían distintas tareas, por ejemplo, construcción o recoger leña, vegetales y fruta; otros salían a realizar diferentes tareas. Siempre cargaban sus armas o las tenían a la mano. En la noche, colgaban las hamacas.

El NEP tiene una tradición de vida sencilla y de apoyarse en los propios esfuerzos, pero la vida en el campamento--donde pasé más de una semana--no era nada triste. Todo lo contrario. Se palpaba el compromiso de los combatientes pero, además, la atmósfera era muy sabrosa por la plática política tan animada, el cotorreo, las canciones revolucionarias. Una noche cantaron una hermosa balada de dos camaradas enamorados que no podían estar juntos debido a sus tareas políticas. Contaba de sus anhelos, pero más que eso de los lazos profundos que tenían por dedicarse a la causa.

La lucha armada en perspectiva

El NEP es un ejército principalmente campesino, pero es dirigido por el partido de vanguardia del proletariado, el Partido Comunista de Filipinas (PCF), que dirige a las masas a librar la revolución de nueva democracia contra las "tres montañas" que pesan sobre el pueblo: el imperialismo, el capitalismo burocrático y el semifeudalismo. El corazón de su lucha es la revolución agraria armada en el campo.

Librando la guerra popular prolongada en las zonas rurales, las fuerzas revolucionarias, con el tiempo, pueden rodear las ciudades, triunfar a nivel nacional, y tumbar el sistema semicolonial y semifeudal. La revolución de nueva democracia es el preludio a la revolución socialista.

Estábamos en el sur de Luzón, una región muy pobre dedicada a la agricultura. Hay unas pequeñas plantas, pero casi no existe industria. La tierra está concentrada en manos de los terratenientes. El pueblo sufre de tuberculosis, malaria y enfermedades gastrointestinales. Hay mucho analfabetismo. Por lo mismo, ha habido lucha armada casi continuamente en la región desde el momento en que llegaron los primeros organizadores en 1971.

Durante más de 25 años, las fuerzas revolucionarias de Filipinas han librado una revolución agraria. Gracias a la lucha armada, se han establecido organismos de poder democrático popular en algunas zonas. En la década pasada, la lucha armada en muchas partes del campo--por ejemplo, en esta región de Luzón--estaba bastante avanzada. Pero durante los últimos años, ha disminuido. ¿Por qué?

A partir de 1992, las fuerzas revolucionarias iniciaron lo que llaman "trabajo de recuperación". Se estaban "recuperando" de las dificultades y reveses que sufrieron a finales de la década pasada y principios de la actual. ¿Cuáles dificultades? El gobierno desató una "guerra total" para barrer a las fuerzas revolucionarias y sembrar terror. Muchos campesinos tuvieron que huir de sus aldeas. Por otra parte, una línea política errónea, una línea revisionista, surgió en el PCF y causó pérdidas graves.

Ante esa situación el NEP se ha empeñado en la tarea de recuperar fuerza e influencia en las zonas que abandonó cuando el gobierno lanzó su "guerra total". Asimismo, ha procurado recobrar el apoyo y la confianza de los campesinos de las zonas donde la línea errónea causó bastante confusión. Desde luego, esa situación afectó mucho a la lucha armada.

Un camarada dirigente que pasó unos días en el campamento me hizo una presentación y explicó que: "la lucha armada es la forma principal de lucha" en Filipinas y que la guerra popular tiene "tres elementos imprescindibles: la reforma agraria, forjar las bases y la lucha armada. La lucha armada es principal, pero [durante los últimos años] hemos prestado atención a fortalecer la base: forjando vigorosos movimientos y organizaciones de masas, resolviendo los problemas del pueblo y brindando educación política a los campesinos.... Estamos fortaleciendo la retaguardia de la lucha guerrillera".

Pero no puede existir trabajo de masas sin el NEP. Isabel recalcó: "Sin el NEP no hay revolución. El enemigo siembra terror; el NEP defiende a las masas". Asimismo, el NEP libra lo que llama "ofensivas tácticas": emboscadas, incursiones, operativos de francotiradores, acciones contra matones y soplones, etc. Cuando estaba en la capital, Manila, a veces leía en el periódico de ataques audaces contra puestos policiales en el campo. En la región de Luzón, los guerrilleros recién emboscaron una patrulla militar. El camarada me explicó que las ofensivas tácticas tendrán más envergadura pronto.

Es decir, durante varios años el NEP se ha enfocado en trabajo educativo y organización de las bases en el campo porque la dirección consideró que eso era necesario. Pero últimamente se ha planteado, en las palabras del mensaje de marzo de 1997 del PCF al NEP: "intensificar la guerra de guerrillas en gran escala, basada en la continua expansión y fortalecimiento de la base".

Una declaración de diciembre de 1997 (después de mi regreso de Filipinas) por Armando Liwanag, Presidente del Comité Central del PCF, señala:

"Más que nunca está claro que se necesita urgentemente hacer la revolución de nueva democracia por medio de la guerra popular prolongada.... La base es la clave para sostener ofensivas tácticas y frustrar las represalias del enemigo. Se forja a través de trabajo de masas sistemático: despertando, organizando y movilizando a las masas de acuerdo a sus demandas básicas en la revolución de nueva democracia....

"Se presta atención a la combinación correcta de trabajo de masas y ofensivas tácticas. Los cuadros, miembros, mandos rojos y combatientes deben poner la política revolucionaria al mando y emprender el estudio y entrenamiento de la guerra de guerrillas. Lanzar ofensivas tácticas depende de nuestra capacidad".

Lucha de dos líneas
y rectificación

Toda revolución necesita aprender de reveses y errores; debe luchar contra líneas y métodos incorrectos respecto a tareas y retos importantes. Los maoístas saben que debatiendo a fondo y clarificando las cuestiones políticas e ideológicas se forjan y educan los revolucionarios y las masas. Desde luego, eso se aplica a la revolución filipina también.

Por lo mismo, nos parece importante abordar la campaña de rectificación iniciada por el PCF en 1992, para que el lector capte las vueltas y revueltas de la revolución filipina en los últimos años.

Como mencionamos en la primera parte, en el PCF surgió una línea incorrecta: decía que el carácter de la sociedad filipina ha cambiado, que el desarrollo capitalista está eliminando la explotación semifeudal (del campesino por los terratenientes) en el campo y que el país se está transformando en una sociedad industrial y urbanizada. Sus proponentes afirmaron que la guerra popular prolongada maoísta--y la doctrina de rodear las ciudades desde el campo--ya no se adecuaba a la situación.

Propusieron cambiar el enfoque de la lucha revolucionaria a las ciudades. Se empeñaron en la tarea de crear destacamentos militares regulares más grandes en el campo con el objetivo de lanzar ofensivas de gran envergadura contra las fuerzas del gobierno para dar impulso a levantamientos urbanos.

Dicha línea errónea aparentaba ser muy revolucionaria; afirmaba que se podía triunfar en un tiempo corto, que se iban a librar las batallas decisivas muy pronto. Pero, en realidad, no conducía a la revolución; más bien buscaba un camino fácil. Decía que las armas son más importantes que la política. Isabel explicó: "Abandonaron el trabajo político e ideológico con los cuadros, con el NEP y con las masas". Se divorciaron de la vida y de las luchas de los campesinos y, finalmente, acabaron dudando de su potencial revolucionario.

Al estudiar sus escritos, me quedó claro que no distinguían entre el socialismo y el revisionismo. Pensaban que la Unión Soviética (socialimperialista) era un país socialista y algunos querían repudiar el Pensamiento Mao Tsetung.

Además, durante ese período, el PCF en conjunto tenía deficiencias ideológicas: no tomó posición contra el revisionismo de Deng Xiao-ping y tampoco tenía una posición firme acerca del socialimperialismo soviético; por ejemplo, consideró que podía ser una fuente de apoyo y ayuda.

Como dijimos en la primera parte, a finales de la década pasada y principios de la actual, las fuerzas militares del gobierno lanzaron una ofensiva feroz contra el NEP y su base campesina. Fue una embestida sangrienta. En las zonas donde el NEP no había estado realizando trabajo político con los campesinos, le tocó enfrentarse al enemigo solo. Cuando los proponentes de la línea incorrecta vieron que la situación en las ciudades no resultó como habían esperado, se rajaron: concluyeron que los imperialistas y reaccionarios eran todopoderosos y perdieron fe en la lucha armada.

Una lucha interna derrotó a esa línea y sus proponentes no militan en el PCF actualmente. Muchos se han ligado al reformismo; algunos incluso han colaborado con el gobierno. Su línea causó mucho daño en varios sentidos: político, organizativo y militar.

La dirección del PCF sacó un balance de ese período y se autocriticó por desviarse del maoísmo. En 1992, lanzó una importante "campaña de rectificación".

Rectificación implica que el NEP recupere, consolide y expanda su fuerza e influencia con las masas campesinas. El PCF decidió que era necesario dedicarse al "trabajo de masas" durante un período "prolongado".

Asimismo, ha sido necesario que el partido y el NEP eleven su nivel ideológico y político. Los combatientes del NEP que conocí estaban estudiando textos relacionados con la campaña. Un documento importante del partido plantea la "reafirmación". Isabel explicó: "Estamos reafirmando los principios fundamentales: que somos un país semicolonial y semifeudal, que hay que librar la guerra popular prolongada". Durante mi visita al frente guerrillero, varios combatientes experimentados me comentaron que en los años 80 no se estudiaron las enseñanzas de Mao con el mismo empeño que a principios de los 70. Isabel dijo: "Estamos retomando los textos de Mao, los principios fundamentales que sentó".

Los combatientes mostraron un gran entusiasmo por la rectificación y el trabajo de recuperarse. Me contaron que la revolución se está afincando más profundamente con las masas campesinas.

Como mencionamos en la primera parte, la dirección exhorta a intensificar la lucha armada. La declaración de diciembre de 1997 de Armando Liwanag dice: "Los organismos dirigentes del partido están dejando atrás el conservatismo provocado por hacer trabajo de masas sin realizar ofensivas tácticas durante un largo período.... Debemos combatir los errores oportunistas de `izquierda' y derecha, intensificar la lucha armada como la forma principal de lucha y coordinar luchas revolucionarias en las zonas urbanas y rurales.... No hay más salida de la opresión y explotación por los imperialistas y las clases explotadoras domésticas que la revolución de nueva democracia a través de la guerra popular prolongada".

La situación es compleja y existen grandes retos, pero en todo caso, está muy claro que la revolución filipina ha asestado golpes significativos al imperialismo. Para los pueblos del mundo es de suma importancia que la lucha armada por el poder nacional avance y que la revolución se fortalezca más política e ideológicamente, nutriéndose de sus raíces maoístas.

Un ejército revolucionario
es un ejército del pueblo

A través de muchas discusiones y de mi convivencia con el NEP, capté más profundamente que un ejército revolucionario es totalmente distinto a un ejército burgués. La experiencia y el ejemplo del NEP, al igual que de las fuerzas combatientes maoístas de Perú y Nepal, nos brindan lecciones a los oprimidos y explotados de Estados Unidos, aun cuando el camino al poder, y la lucha armada que finalmente se lanzará, tienen rasgos muy distintos.

El NEP combate el enemigo y sirve al pueblo. Tiene lazos muy estrechos con el pueblo, aprende de las masas y se basa en ellas. En esta región, el 70% de los reclutas son campesinos oriundos de la misma región. El NEP pone la política--de la lucha y transformación revolucionaria--al mando y moviliza a las masas a la transformación propia y del mundo.

Hoy día, el proceso de recuperación dicta que la gran mayoría de las fuerzas del NEP estén dispersas en grupos pequeños que hacen trabajo de masas. El destacamento básico del NEP es la escuadra de siete a doce miembros, compuesta de "unidades de propaganda armada" más chicas. La edad promedio de los soldados es de 18 a 21 años, y de los mandos de 30 a 33 años.

Pregunté acerca de las tareas de una unidad de propaganda armada. Me explicaron que las tareas principales son: preparación ideológica, estudio, reproducción de materiales de propaganda; trabajo político con las masas, educarlas y movilizarlas, sobre todo en la revolución agraria; trabajo económico, ayudar a las masas a aumentar la producción agrícola y los ingresos; trabajo orgánico, comunicaciones, personal y reclutamiento; y operaciones militares.

A los miembros de las unidades los preparan a ser "combatientes completos", es decir, que pueden combatir, educar y hacer propaganda. Ka Lino explicó: "Si uno cae, otro puede tomar su puesto". La preparación política es principal, pues en palabras de Isabel: "un guerrillero sin ideología no vale nada".

Tenía ganas de saber cuáles escritos de Mao estudian. Tess me dijo que se utilizan mucho los "Cinco Rayos Dorados", como llaman los ensayos célebres de Mao como "Servir al pueblo" y "En memoria de Norman Bethune", que enseñan los principios de servir al pueblo, trabajo duro, desinterés absoluto e internacionalismo.

Cada escuadra o unidad tiene un plan de actividad, y hace balances y autocrítica sistemáticos.

La escuadra que acompañaba trabaja con campesinos de 15 a 20 barrios en el frente guerrillero. (Barrio es el nombre que dan al pueblo pequeño del campo filipino.) La escuadra va a los barrios con frecuencia y sus miembros pasan unos días allí. Explicó Carlo: "Cuando tocamos la puerta a la medianoche, nos invitan a pasar y les hablamos de la lucha armada. Pero cuando se asoman y ven llegar al enemigo, cierran la puerta, o quizás lo dejan pasar a tomar agua porque los amenaza".

Luis, mando del NEP y jefe de escuadra, profundizó más: "Organizamos contra el abigeo, y contra la tala y pesca ilegal [que perjudican a los campesinos y al medio ambiente]. Luchamos contra los abusos de los comerciantes y los militares. Ayudamos a los campesinos a sembrar y a trabajar colectivamente. Vigilamos a los agentes y soplones en los barrios, y en el momento conveniente, los castigamos".

Me dijeron que el 25% de los combatientes de esta región son mujeres y que el porcentaje es mayor en otras regiones. Noté que la relación entre hombres y mujeres era muy buena, se daban un trato de iguales. Trabajaban juntos, rotando las tareas de cocina, vigilancia y demás. Los problemas políticos y personales se resuelven colectivamente. Por otra parte, descubrí que los combatientes están muy conscientes de las cuestiones económicas y sociales que afectan a la mujer del campo.

Como he mencionado, Isabel es una dirigente regional del partido. Sin embargo, trabajaba y viajaba con esta escuadra. Gracias a la rectificación se ha decidido ligar a los dirigentes más estrechamente con las unidades que hacen trabajo de masas. Asimismo, quieren eliminar la burocracia que creció por la influencia de la línea revisionista.

Desde luego, quería aprender lo más posible acerca de la lucha en Filipinas; de igual modo, los compañeros me preguntaron muchísimo acerca de la situación y la lucha en Estados Unidos. Sabían que soy partidario del Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos, y tenían gran interés en la estrategia y tácticas revolucionarias en "las entrañas de la bestia". Además, me pidieron hacer una presentación acerca de la guerra popular en Perú.

Mi plática con Luis

Cuando recién llegué al campamento, tuve la oportunidad de hablar con Luis, el jefe de escuadra. Quería saber cómo analizaba la situación:

"¿Cuáles son los fuertes del enemigo?"

"Sus armas e información [vigilancia, redes de agentes, etc.]".

"¿Cuál es su mayor debilidad?"

"No tiene el apoyo del pueblo. Es ciego y arrogante".

"¿Cómo analizas la situación en esta zona?"

"Hacemos una muy buena labor de propaganda, pero hace falta fortalecer la base y el reclutamiento. Todavía nos toca recuperar algunas zonas que tuvimos que abandonar".

"¿Cuál será la respuesta de Estados Unidos a una situación más candente?"

"Nos enseñan que habrá que enfrentar el imperialismo yanqui".

"El NEP lleva casi treinta años luchando; ¿cómo mantienen el ánimo?"

"Nos ceñimos a los principios y procuramos no repetir los errores del pasado. Nos educamos acerca de la guerra popular prolongada. Al principio de la campaña de rectificación, bajaron los ánimos, pero en general, las cosas están mejor ahora. Hace falta más estudio político. Quiero elevar mi nivel político".

"¿La revolución puede triunfar?"

"Sí, los que queremos revolución somos más que los reaccionarios".

"Y la gran fuerza militar del enemigo?"

"El pueblo es lo decisivo".

Concluimos nuestra plática, pues ya era hora de comer y ¡qué bueno! Se antojaban el gabi (un vegetal que se cocina en leche de coco), los trocitos de pescado seco y el arroz de la cena.

Continuará /

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