¡No toquen a Assata Shakur!
Obrero Revolucionario #953, 19 de abril, 1998
En noviembre de 1979, Assata Shakur se zafó de las garras del gobierno al fugarse de una prisión de máxima seguridad en Nueva Jersey con la ayuda de sus camaradas. Vive en el exilio en Cuba desde 1984.
Ahora, como los cazadores de esclavos del siglo pasado, el gobierno está orquestando una infame campaña para meter de nuevo a la ex presa política a la cárcel. Con ese fin se ha fijado una recompensa de $50.000.
La gobernadora de Nueva Jersey, Christine Whitman, encabeza la caza humana. En 1994, Whitman nombró al coronel Carl Williams jefe de la policía del estado y este anunció que la captura de Assata Shakur era de alta prioridad. En diciembre de 1997, envió una carta al Papa, pidiendo que durante su visita a Cuba gestionara el regreso de la ex presa a Estados Unidos.
En marzo del presente, Whitman escribió a la secretaria de Justicia, Janet Reno, para solicitar la ayuda del gobierno federal. Por otra parte, anunció la recompensa de $50.000. El coronel Williams dijo: "Haremos lo posible por sacarla de Cuba; no descartamos ninguna táctica, ni el secuestro".
Resulta que Estados Unidos está usando el caso como parte de sus tácticas de presión contra Cuba. La demanda de la extradición de Assata Shakur se transmitió en Radio Martí, una radioemisora financiada por el gobierno yanqui que transmite propaganda contra Castro a Cuba. Cuando un funcionario del gobierno cubano señaló que no existe un tratado de extradición entre Estados Unidos y Cuba, Whitman respondió: "No nos concierne la cuestión de un tratado de extradición. Se trata de regresar a Joanne Chesimard como un acto de buena voluntad, precisamente en el momento que buscamos normalizar nuestras relaciones con Cuba". Robert Frank, un congresista demócrata de Nueva Jersey, dijo que va a proponer que se condicione la "normalización" de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba--por ejemplo, la cuestión de aflojar el embargo contra Cuba--al regreso de Assata Shakur.
En una carta abierta que escribió recientemente, Assata Shakur se describe como "una esclava fugitiva del siglo 20" y dice: "El gobierno no me dejó más alternativa que huir de la represión política, el racismo y la violencia que caracterizan la política de Estados Unidos hacia la gente de color". Hablando de la actual campaña en su contra dijo: "Simplemente quieren resucitar la Ley contra los Esclavos Fugitivos. Soy una esclava más que quieren regresar a la plantación. ¡Está bien! Pues, he de morir como una esclava rebelde. Soy una cimarrona. Jamás aceptaré las condiciones de esclavitud, sea de facto o ipso facto, oficial o no oficial".
Los defensores de Assata están luchando contra su extradición a Estados Unidos. Una carta abierta a Whitman exige: "¡No toquen a Assata!" y dice: "Al salir de las mazmorras de Nueva Jersey donde sus predecesores pensaban enterrarla, Assata siguió los pasos de Harriet Tubman, quien dijo: `Tenía derecho a una de dos cosas: la libertad o la muerte. Si no podía tener una, iba a tener la otra; pues estaba decidida que ningún hombre me capturaba viva y que iba a luchar por la libertad hasta donde me alcanzara la fuerza...'".
Su historia
"Hermanos negros, hermanas negras, quisiera que sepan que los quiero y espero que también me guarden un rinconcito en el corazón. Me llamo Assata Shakur (nombre de esclava, joanne chesimard) y soy una revolucionaria, una revolucionaria negra, lo cual implica que he declarado la guerra contra las fuerzas que han violado a nuestras mujeres, castrado a nuestros hombres y condenado a nuestros hijos al hambre."He declarado la guerra contra los ricos que prosperan a costa de nuestra pobreza, los políticos que nos dicen mentiras con caras sonrientes, y todos los desalmados y brutos robots que los protegen a ellos y su propiedad.
"Soy una revolucionaria negra y, como tal, soy víctima de toda la furia, el odio y la calumnia de Estados Unidos. Al igual que todo revolucionario negro, me quieren linchar".
De la declaración "A mi pueblo"
desde la prisión, el 4 de julio de 1973Assata Shakur se crió en Carolina del Norte, donde experimentó la bárbara realidad de la segregación. Posteriormente se estableció en el norte y se dio cuenta de que allí "El pueblo negro es igualmente la víctima del racismo y la opresión".
Assata se volvió militante durante el auge de los años 60; participó en las luchas estudiantiles, el movimiento contra la guerra y, sobre todo, el movimiento por la liberación del pueblo negro. Militó con el Partido Pantera Negra. A esa organización le dio duro COINTELPRO, un proyecto del FBI contra el movimiento de liberación negra y otros revolucionarios. Como cuenta Assata en su autobiografía, las operaciones de COINTELPRO y luchas intestinas crearon divisiones. Assata optó por sumarse a la tendencia de gente como Sundiata Acoli, que consideraba que la forma correcta de luchar era organizar pequeños grupos armados clandestinos. Formaban parte del Ejército de Liberación Negra (BLA), una red de organizaciones clandestinas.
El FBI acusó a Assata de participar en ataques contra policías. En las delegaciones y bancos colgaban afiches que la describían como una delincuente metida en actividades "criminales" peligrosas. Era uno de los fugitivos más buscados del FBI.
El 2 de mayo de 1973, la policía estatal de Nueva Jersey emboscó a Assata, Sundiata Acoli y Zayd Malik Shakur en una carretera. Uno de los agentes baleó a Assata en el brazo y la espalda, aunque tenía las manos arriba. Mataron a balazos a Zayd y un agente también cayó muerto. Sundiata se escapó, pero posteriormente lo capturaron en una redada masiva.
Uno de los agentes admitió haber matado a Zayd; sin embargo, acusaron a Assata del homicidio de su "camarada y amigo más íntimo" y del agente. Asimismo, acusaron a Sundiata de los dos homicidios. No existía ninguna prueba de su culpabilidad. Sus juicios fueron una especie de linchamiento político. No se les permitió hablar con la prensa, que todos los días repetía las mentiras de la policía y el FBI. En 1977, un jurado de puros blancos condenó a Assata y recibió cadena perpetua más 33 años. La sentencia de Sundiata fue cadena perpetua más 30 años, y sigue preso hasta la fecha.
Las autoridades querían quebrar a Assata, o inclusive matarla. La encadenaron a la cama en el hospital; tenía un brazo paralizado y otra herida en el pecho. Los policías que la custodiaban le gritaban consignas nazis, le daban culatazos y amenazaban con matarla. En la introducción a la autobiografía de Assata, Lennox Hind escribe: "Ninguna detenida o presa ha recibido un trato igual en la historia de Nueva Jersey: recluida en una cárcel de hombres, bajo vigilancia las 24 horas sin privacidad ni para sus asuntos más íntimos, sin sostenimiento intelectual, sin atención médica adecuada, sin ejercicio y sin la compañía de mujeres durante todos esos años que estuvo presa".
Assata explicó por qué se fugó: "En 1979, logré escaparme con la ayuda de mis camaradas. Fue absolutamente necesario hacerlo porque soy inocente y porque sabía que el sistema judicial racista de Estados Unidos jamás me iba a dar justicia. Además, temía que me iban a asesinar en la cárcel. Después fui a Cuba, donde vivo actualmente como exilada política".
La lucha por defender
a los presos políticosEn su carta abierta, Assata Shakur dice que más que su propia situación le preocupa la situación del pueblo: "Más me preocupa el gran aumento de pobreza y desesperación. Me preocupa la nueva generación que representa el futuro y el hecho de que la tercera parte de los jóvenes negros están presos o en libertad condicional. Me preocupa el gran negocio de construir cárceles que devuelve a nuestro pueblo a la esclavitud. Me preocupa la represión, la brutalidad policial, la violencia y la ola de racismo que se vislumbra en el paisaje político de Estados Unidos hoy día. Nuestra juventud se merece un futuro digno y tengo el firme compromiso con mis antepasados de luchar para que así sea. Tiene el derecho de vivir libre de la represión política. Cada vez más Estados Unidos adquiere el carácter de un estado policial y ese hecho nos obliga a luchar contra la represión política. Insto a todos y cada uno a luchar por la libertad de los presos políticos y por la abolición de la pena de muerte, pues los campos de concentración se están volviendo campos de muerte en Estados Unidos. Les pido de manera urgente luchar por salvar la vida del preso político Mumia Abu-Jamal, que está en el pabellón de la muerte".
La gobernadora Whitman dice que el gobierno caza a Assata Shakur porque quiere frenar el "crimen". ¡Puras mentiras! El gobierno siempre afirma: "No tenemos presos políticos". Pero la campaña de amnistía Jericó 98 ha puesto de manifiesto que muchos hombres y mujeres están presos por sus convicciones y acciones políticas. Carl Dix, vocero nacional del PCR, dijo en su declaración a la marcha de Jericó 98: "Todos combatieron heroicamente contra este monstruo que le ha atormentado la vida a los pueblos de aquí y del resto del mundo. Muchos militaron en el Partido Pantera Negra y otros grupos revolucionarios de los años 60; unos empuñaron las armas para liberar a su pueblo. La causa por la que lucharon es tan justa como fue la de Nat Turner, Harriet Tubman, John Brown y Pedro Albizu Campos". La lucha por defender a Assata Shakur de los ataques del gobierno está estrechamente ligada a la lucha por defender a todos los presos políticos.
Assata Shakur fue uno de ellos; al fugarse llegó a ser uno de los fugitivos "más buscados" del sistema de injusticia. El pueblo no permitirá que el gobierno la agarre de nuevo.
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