Los incendios de abril de 1968
Obrero Revolucionario #959, 31 de mayo, 1998
Hace 30 años, el 4 de abril de 1968, el Rdo. Martin Luther King Jr. murió de un balazo en Memphis, Tennessee. El Dr. King era un importante dirigente del movimiento de derechos civiles y, al momento de su muerte, empezaba a oponerse más a la guerra de Vietnam.
"¡Mataron al Dr. King!", fue el grito de horror que se escuchó por todo el país. Inmediatamente se sospechó que era una conspiración de los más altos niveles del gobierno. King predicaba que el sistema haría caso a la razón y a la moral. Su muerte a sangre fría fue una dura lección para millones de personas.
Los ghettos estallaron. Los negros se alzaron en una rebelión nacional sin precedentes: ardieron 160 ciudades en 28 estados. Le arrebataron a las autoridades el control de varios centros urbanos, destruyeron odiados símbolos de avaricia y represión, y se apoderaron de productos que el sistema capitalista les negaba desde hacía mucho tiempo. Las piedras de los chavos y las balas de los ex combatientes de Vietnam ahuyentaron a la policía de muchos barrios.
Por todas partes había debates intensos. Los estudiantes de prepa y hasta de primaria se salieron de clases. Hubo protestas en muchas universidades, y universitarios se unieron con proletarios en las batallas campales. En Washington, D.C., hubo más de mil incendios y el espeso humo llegó a unas pocas manzanas de la Casa Blanca. Fue necesario posponer el comienzo de la temporada de béisbol.
Las noticias del levantamiento de abril de 1968 alegraron a gente por todo el planeta, que se dio cuenta de que incluso en las entrañas de la bestia había contradicciones de clase y potencial revolucionario.
La guerra interna
El presidente Lyndon Johnson despachó a las FFAA a atacar al pueblo. Canceló una conferencia en Hawai sobre la guerra de Vietnam para concentrarse en "la guerra interna".
Desde el Pentágono un general dirigió la campaña para "controlar los motines". Llegaron tropas federales a muchas ciudades donde la policía y la Guardia Nacional no podían mantener el orden. En total, movilizaron más de 50.000 efectivos del ejército y la Guardia Nacional. Por primera vez desde la guerra de Secesión, soldados federales patrullaban los centros del poder; en el Capitolio y la Casa Blanca montaron ametralladoras.
A los oficiales del ejército les dieron órdenes secretas de buscar conspiraciones entre los soldados negros, aquí y en Vietnam. En el fuerte Mead de Maryland, la Sexta Caballería Mecanizada se polarizó al recibir órdenes de ocupar la capital; los soldados negros debatían si obedecer la orden o no.
Once mil soldados federales fueron a Chicago, donde el alcalde Richard Daley le dio a la policía la orden de "disparar a matar" a los saqueadores.
Uno de los más poderosos levantamientos tuvo lugar en Baltimore, donde el gobernador, Spiro Agnew, declaró estado de emergencia y movilizó a 9000 soldados. En la calle, las masas pelearon heroicamente en defensa de sus comunidades. Agnew condenó públicamente a un agente que no obedeció órdenes de matar a un chavo que se robó un par de tenis. Por su dureza, el presidente Richard Nixon lo escogió para la vicepresidencia.
Con la esperanza de desviar el levantamiento, el Congreso corrió a aprobar una ley sobre "derechos civiles" el 10 de abril. La ley prohibió la discriminación racial en la vivienda, pero también aprobó nuevos poderes policiales para reprimir el movimiento revolucionario. Por ejemplo, creó el delito grave de cruzar una frontera estatal para "incitar un motín", que se utilizó inmediatamente contra los revolucionarios negros.
No se sabe cuántas personas mataron los soldados y policías. Los medios informaron que hubo 46 muertes (41 negros, 14 de ellos adolescentes). Se calcula que arrestaron a 20.000 personas.
Una poderosa lección
Cuando despachó al ejército, el presidente Johnson salió por la televisión y exigió que el pueblo respetara el legado de King poniendo en práctica su filosofía de no violencia.
Las autoridades decían que hacían todo lo posible para capturar a su asesino. Cuando arrestaron a James Earl Ray, un ladrón de poca monta, declararon que él "solo" asesinó al Dr. King y que no había ninguna conspiración.
Sin embargo, las masas sacaron una lección muy distinta: que el enemigo es despiadado. Muchos empezaron a pensar en serio en el camino revolucionario.
Abril de 1968 fue un punto de viraje para la lucha en Estados Unidos, cuando cambiaron el estado de ánimo, las expectativas, las tácticas y la política. Marcó el fin del movimiento de derechos civiles y el comienzo del nuevo movimiento de liberación negra. Muchos se dieron cuenta de que tendrían que luchar abierta y ferozmente contra el sistema.
Con el levantamiento, las ideas revolucionarias llegaron a amplios sectores de las nacionalidades oprimidas e incluso a sectores progresistas blancos. Muchos empezaron a leer y hablar de la revolución. Nuevas organizaciones maoístas, como el Partido Pantera Negra y la Unión Revolucionaria (dirigida por Bob Avakian), captaron nuevos militantes.
Fue la mayor rebelión de la historia moderna de Estados Unidos, hasta que estalló la Rebelión de Los Angeles de 1992.
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