Nueva York:
Protestas contra el asesinato policial
de Amadou Diallo

Obrero Revolucionario #1001, 11 de abril, 1999

Nueva York: El 31 de marzo, el pueblo obtuvo una importante victoria en la lucha por justicia para Amadou Diallo: acusaron de homicidio impremeditado (second degree murder) a los cuatro agentes que lo asesinaron. Si los condenan, podrían sentenciarlos de 25 años de cárcel a cadena perpetua. Desde 1995, la policía de Nueva York ha matado a casi 200 personas pero solo han acusado a un puñado de agentes, y nunca de homicidio. Esta es la primera vez en 15 años que acusan a un agente de homicidio. No cabe duda de que estas acusaciones son fruto de la lucha popular.

Desde que asesinaron a Amadou Diallo el 4 de febrero, una tormenta de protestas contra la brutalidad policial ha sacudido la ciudad. Las autoridades ni siquiera interrogaron a los asesinos y les permitieron seguir trabajando semana tras semana. El alcalde Rudolph Giuliani los defendió. Por eso la indignación popular siguió creciendo, especialmente de los que viven directamente bajo la bota de la policía: los negros, los latinos y los inmigrantes. La lucha salió a diario en los medios de comunicación. Ha habido fuertes manifestaciones frente a la alcaldía y el edificio federal, y vigilias y programas conmemorativos por toda la ciudad. Arrestaron a más de 1200 personas por bloquear la entrada al cuartel de la policía.

Los medios empezaron a examinar el papel de la Unidad de Crímenes Callejeros (a la que pertenecen los asesinos de Diallo) y de todo el departamento. El New York Times criticó la práctica de parar y registrar sin razón, y de parar desproporcionadamente a los negros en las carreteras. Citó a un joven que le dijo: "No nos paran para decirnos: `Buenos días'. Nos tiran al suelo y nos encañonan". Más y más gente de la clase media de diferentes nacionalidades se unió a las protestas.

Durante las últimas dos semanas de marzo, el punto focal de las manifestaciones fue el cuartel del DPNY. Cada día de centenares a mil personas se manifestaron y bloquearon las entradas.

El lunes 15 de marzo, arrestaron al ex alcalde David Dinkins y al congresista Charles Rangel por desobediencia civil. Fue un punto de viraje de la lucha en el seno de la estructura de poder sobre el caso de Diallo. Dinkins se ha opuesto a la política de Giuliani desde hace tiempo; en octubre endosó y apoyó públicamente el derecho de celebrar el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial cuando la alcaldía lo prohibió. Rangel acusó a Giuliani de imponer medidas fascistas en Nueva York. No cabe duda de que a estos políticos burgueses los motivan las metas del Partido Demócrata, pero el hecho de que se dejaron arrestar para declarar su oposición a Giuliani es una indicación de lo extrema que es la situación en Nueva York. Cuando la policía esposó a Rangel y Dinkins y Giuliani se burló de su protesta, surgió otra ola de desobediencia civil.

En los días siguientes arrestaron a: tres docenas de miembros del sindicato 1199; el abogado popular Ron Kuby y otros 50 abogados; Carolyn Goodman, cuyo hijo Andrew Goodman fue muerto por el KKK en Misisipí en 1964, durante el movimiento de derechos civiles; una docena de miembros de ACT-UP (en el palacio de justicia del Bronx); gente famosa, como los actores Susan Sarandon, Ossie Davis, Rubie Dee y el escritor Dick Gregory; Earl G. Graves de la revista Black Enterprise y Ed Lewis de Essence. Incluso participó en las manifestaciones un firme aliado de Giuliani, el reverendo conservador Floyd Flake. Sarandon le dijo al New York Times: "Seguridad a cambio de libertades civiles no es una solución aceptable. Estoy aquí para protestar contra el tratamiento discriminatorio por el que está en peligro la gente de color de esta ciudad".

Arrestaron a Jesse Jackson, Kweisi Mfume y casi todos los políticos negros y latinos de la ciudad y el estado. Hasta el ex alcalde Ed Koch anunció que se iba a dejar arrestar.

Varios líderes religiosos llegaron con sus feligreses. Un día cien rabinos y estudiantes rabínicos corearon "Shalom, shalom, shalom" y cantaron salmos en hebreo mientras los arrestaban. El grupo Judíos pro Justicia Racial y Económica organizó una acción de desobediencia civil. La rabina Valerie Lieber de la Congregación Beth Ahavath Shalom le dijo a Herb Boyd, un corresponsal del Amsterdam News: "Como judía, no puedo sentarme de brazos cruzados cuando protegen a ciertas personas a expensas de otras".

Temen la rebelión

Cada día llegaban más manifestantes y las encuestas de opinión pública señalaron que Giuliani estaba perdiendo el apoyo de sectores de la población de todas las nacionalidades. El 61% de los blancos dijeron que no creen que trata igualmente a las distintas nacionalidades. En una columna del Daily News, Denis Hamill escribió: "Antes teníamos miedo de los criminales, pero Rudy ha creado una ciudad donde los buenos ciudadanos temen a la policía. Arrestan a los que no tienen timbres en la bicicleta; multan a ancianos por dar de comer a los pájaros. Hace poco informé sobre un incidente en que arrastraron a un habitante de Bay Ridge de su ducha y se lo llevaron desnudo por algo tan ridículo que el juez lo anuló enseguida. En el verano, esposaron a mi esposa porque tuvo la osadía de decirle a una agente áspera que tenía mala actitud cuando le puso una multa de estacionamiento. Mil puntos de oscuridad como estos, con la aprobación de un alcalde autócrata, crean un clima en que la policía piensa que está bien violar a un preso con un palo o dispararle 41 balas a un inmigrante desarmado".

Las fuerzas de la clase dominante empezaron a expresar preocupación de que la indignación de los negros y latinos por la brutalidad policial lleve a otra rebelión como la que estalló en Los Angeles en 1992 después de que absolvieron a los agentes que golpearon a Rodney King.

Se han propuesto varios planes para "reformar" el DPNY y se han lanzado cuatro investigaciones (que se suman a las lanzadas después de la tortura de Abner Louima en 1997). El Departamento de Justicia y el fiscal estatal Eliot L. Spitzer organizaron investigaciones de los registros policiales. Se ha pedido la renuncia del comisionado de policía, Howard Safir, quien abandonó la ciudad dos veces durante la crisis (una vez para asistir a la entrega de los Oscar). El gobernador George Pataki de Nueva York (quien ha impuesto sus propias medidas fascistas y recortes de servicios sociales) condenó a Giuliani. Por primera vez, este se vio obligado a recibir a funcionarios del gobierno negros que antes pasó por alto.

Las acusaciones contra los policías asesinos son una victoria. Pero el DPNY sigue defendiendo sus acciones. Con el fin de engañar a la gente de la clase media, anunció que los homicidios están en aumento porque todas las protestas y críticas han intimidado a los agentes. Filtraron a los medios "informes" cuyo fin es justificar las acciones de los asesinos de Diallo. El sindicato policial gastó más de $150.000 en desplegados contra las protestas frente al cuartel policial (que decían que había letreros en defensa del preso político Mumia Abu-Jamal). ¡Y a los agentes de la Unidad de Crímenes Callejeros les dieron un aumento salarial de $1500!

Muchas organizaciones y coaliciones exhortan a continuar las protestas contra la brutalidad policial en los meses venideros, con acciones diarias frente al palacio de justicia de Brooklyn donde está llevando a cabo el juicio de los agentes que torturaron a Louima.

El 31 de marzo, cuando acusaron a los agentes, había más de 500 manifestantes frente al tribunal del Bronx. Después de acusarlos, los dejaron salir bajo fianza de $100.000 cada uno.

La lucha contra la brutalidad policial

La situación presenta un gran reto al pueblo: ¿cómo extender el movimiento contra la brutalidad policial sin permitir que se traicionen los intereses populares? Diferentes clases llegan a la lucha con sus propias soluciones. Por su parte, la estructura de poder está debatiendo cambios para calmar la situación a fin de que sus guaruras sigan imponiendo la desigualdad e injusticia del sistema.

Como dijimos en el número 1000:

"Lo principal es que hay que redoblar la lucha, apoyarnos en el pueblo y defender sus intereses fundamentales. Debemos arrastrar la epidemia de brutalidad policial a la luz del día y avisarle al sistema que no la permitiremos. Hay que demostrar que nuestra causa es justa; dar a conocer las víctimas del asesinato policial; y crear un foro nacional para que sus amigos y familiares cuenten la verdad. Tenemos que unir a chavos combativos y otras fuerzas en una resistencia poderosa; ligar las batallas locales contra la brutalidad policial; darles publicidad en el marco nacional; y unir a todos los que se pueda unir para parar la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación. Esa ha sido la orientación de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial y de otras fuerzas. Así podemos alcanzar a millones de personas y librar una lucha de a de veras.

"Luchar a nuestra manera quiere decir transformar nuestras comunidades y escuelas en bases de lucha contra el sistema y sus matones; quiere decir organizar al pueblo a plantárseles para que no cabalguen sobre las masas. Necesitamos soluciones colectivas revolucionarias a problemas sociales, soluciones que se apoyen en el pueblo y no en la policía; no queremos que se meta en todo aspecto de la vida del pueblo al modelo fascista".


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