Obrero Revolucionario #1002, 18 de abril, 1999
Washington, D.C., 3 de abril. Unas 3000 personas de todas partes del país participaron en una Marcha de Emergencia Nacional por la Justicia contra la Brutalidad Policial. Fue convocada por el Centro pro Derechos Constitucionales de Nueva York.
El llamamiento a la marcha decía: "El asesinato policial de Amadou Diallo, un inmigrante desarmado de 22 años de Guinea, Africa occidental, a quien cuatro policías del Departamento de Policía de Nueva York le dispararon 41 veces (recibió 19 balas), ha prendido una tormenta de furia e indignación nacional e internacional. Por trágico que sea el asesinato de Diallo, es solo la punta del iceberg de una epidemia de brutalidad y maltrato policiales que está azotando a negros, latinos, asiáticos y gente de color en los ghettos, barrios pobres, reservas y comunidades. Por toda esta nación, las familias de las víctimas de la violencia policial se están haciendo oír y reclamando justicia porque muchos jóvenes de color viven bajo el terror y mueren innecesariamente a manos de la policía, a quien hemos encargado de proteger nuestras comunidades. La crisis que existe entre las comunidades de color y la policía ha llegado a ser una emergencia nacional; es la cosecha amarga de más de dos décadas de medidas públicas mal orientadas que dan prioridad a la agresión, sentencias largas y más cárceles, en vez de invertir en la justicia social, económica y racial".
En Nueva York nos reunimos a las 6 a.m. para abordar los buses que nos llevaron a Washington, D.C. Contábamos con un contingente de padres de víctimas de la policía. También iba gente que ha estado luchando últimamente por justicia para Amadou Diallo, activistas, hombres y mujeres de todas las edades y nacionalidades comprometidos a aportar a la lucha contra la brutalidad policial.
A mi lado iba un organizador de la Coalición 22 de Octubre, quien tenía copias del libro del Proyecto Vidas Robadas (que contiene los nombres de 500 personas que han muerto a manos de la policía, guardias carcelarios y de la Patrulla Fronteriza). Muchos de los que iban en nuestro bus eran negros y cuando entramos a la autopista New Jersey Turnpike hicimos chistes de que en cualquier momento nos podrían detener porque tenemos el "perfil" que la policía usa para detener a choferes.
En los asientos cercanos iban un inmigrante irlandés, un escocés y una profesora latina. Unos compraron el libro del Proyecto Vidas Robadas, como la profesora que dijo que se lo iba mostrar a sus alumnos de justicia criminal en la universidad John Jay. Otros preguntaron si ya había salido la nueva edición con 2000 nombres. El OR/RW también pasó de mano en mano.
El bus nos dejó frente a la iglesia First Congregational, donde nos reunimos para marchar al Capitolio. Walter Fauntroy, del Comité Congresional Negro, y Ron Daniels, del Centro pro Derechos Constitucionales, hablaron en una conferencia de prensa frente a la iglesia. Mientras padres de familia levantaban retratos de hijos muertos por la policía, Daniels dijo: "Estamos aquí para decir que por trágica que fue, y es, la muerte de Diallo, estas familias indican que se trata de un problema nacional. Uno puede ir a cualquier comunidad de este país, del tamaño que sea pero de gente de color y pobre, y si pregunta por los problemas graves, en minutos mencionarán la brutalidad policial. Eso no es nuevo; el problema ha existido desde hace mucho tiempo. Lo nuevo es que la gente está resuelta a luchar".
En abril, Washington, D.C., está lleno de turistas que van a ver los cerezos y otros atractivos turísticos. Hoy los turistas que caminaban por la avenida Pennsylvania vieron algo muy diferente: un vistazo a la realidad; cómo es la vida bajo la represión policial, especialmente para los negros y latinos. A la cabeza de la marcha iban cientos de familiares. Por dos horas, frente al Capitolio, contaron cómo la policía les arrebató la vida a sus seres queridos.
El papá de Amadou Diallo, Sekou Diallo, agradeció a todos "por venir de todas partes, representando a todos los colores y religiones, para que se haga justicia para Amadou". Los relatos de los padres y los familiares de las víctimas de la policía, cuando contaban lo que significa perder un ser querido, emocionaron a todos. Muchos lloraron. Cuando las palabras de los padres se ahogaban en llantos, la multitud los alentaba.
Carl Dix, del Comité Coordinador Nacional de la Coalición 22 de Octubre, dijo al presentar a los familiares: "Están escuchando a gente que ha sufrido una enorme pérdida personal. Sin embargo, perseveran; se están haciendo oír y reclaman justicia, no solo para los suyos sino para todas las víctimas de la brutalidad policial. Eso es algo que jamás debemos olvidar y algo que nos debe inspirar".
Evadine Bailey señaló un retrato y dijo: "Este es mi hijo, Patrick Bailey, a quien mató el agente Boss, uno de los cuatro que mató a Amadou Diallo. A mi hijo lo balearon; estaba esposado por detrás y lo dejaron desangrar. Kenneth Boss lo dejó morir en su propia sangre. Permaneció tirado 40 minutos en el piso, aunque había un hospital a solo tres minutos. El fiscal me dijo que no quería entrevistarse conmigo porque en la TV había dicho cosas feas sobre él. Le dije que se estaba ahogando en la sangre de mi hijo y de Amadou porque solo ha ayudado a los policías para que sigan matando, matando y matando.... Patrick era mi único hijo y el fiscal no va a levantar un dedo, ni siquiera quiere hablar con nosotros".
Nerves Gammage, cuyo hijo Johnny Gammage fue asesinado por la policía de Pittsburgh, dijo: "No han acusado a ninguno de los agentes. Dicen que faltan pruebas, a pesar de que el patólogo dice que fue estrangulado, asfixiado. ¿Cuándo van a dejar de justificar homicidios con los informes de autopsia? Dicen que no fue asesinado, pero nosotros sabemos que sí lo fue. Murió esposado, golpeado. Los agentes mismos han contado lo que le hicieron: le pusieron una llave estranguladora y una cachiporra en el cuello mientras cinco se le paraban en la espalda, las piernas, el hombro y el cuello. ¡Me van a decir que no hay pruebas! ¡Tenemos que parar este fraude!".
Nerves Gammage explicó todos los trámites judiciales que han realizado. Pero todos han sido en vano porque les dijeron que "no había suficientes pruebas" para acusar a los policías. "Pero seguimos en la lucha; no nos hemos dado por vencidos.... ¿Quién les dio el derecho de ser juez, jurado y verdugo? El no era un criminal, no tomaba ni vendía drogas. Pero aunque así fuera, no tenían el derecho de matarlo".
Emma Jones, de New Haven, Connecticut, dijo que los policías persiguieron a su hijo Malik supuestamente por una "advertencia anónima" de que iba manejando a lo loco. "El policía se acercó por el lado del pasajero y golpeó la ventana con la cachiporra hasta romperla. Luego metió la pistola por la ventana y le disparó en el corazón. El médico forense dijo que mi hijo Malik Jones tenía 20 balas en el cuerpo". El fiscal dijo que eso fue "razonable y justificado".
Altagracia Mayi, cuyo hijo Manuel fue atacado por una pandilla racista en Queens, Nueva York, dijo: "Una pandilla de blancos mató a mi hijo. Lo persiguieron 16 cuadras y lo rociaron con un apagaincendios la boca, los ojos y todo el cuerpo. Uno es policía ahora y trabaja en la delegación 44 del Bronx".
Lucy Turull, cuyo hijo Jovan González fue muerto a golpes por una pandilla ligada a la policía del Bronx, dijo: "A los policías que matan a nuestros hijos los deben meter presos hasta que se pudran. Tienen que pudrirse porque nuestros hijos jamás volverán y a esos policías los dejan salir después de un año o ni siquiera los meten presos. Se merecen la cárcel por ladrones y criminales".
Milta Calderón, cuyo hijo Aníbal Carrasquillo de 21 años fue asesinado el 22 de enero de 1995 por un agente de la misma unidad que los que mataron a Amadou Diallo, dijo: "La pesadilla empezó a las tres de la mañana cuando vinieron a decirme que estaba muerto.... Me dijeron que se puso en una posición como para dispararles, pero eso es mentira porque el [agente] Marco Calderón lo baleó por la espalda a menos de dos metros... y a Calderón no lo han acusado".
Emu Getachaw es de Etiopía. A su hermano Anthony Getachaw lo asesinaron policías de Washington, D.C. Ella dijo: "¡Mírennos! ¡Miren a su alrededor! ¡Miren los retratos de las víctimas! Estamos aquí para luchar contra el sistema que permite a los policías matar a nuestros hermanos y hermanas".
Donna Dimoly habló en nombre del Proyecto Vidas Robadas de Los Angeles: "El Departamento de Policía de Los Angeles le encargó al de Cleveland que fuera a informarle a mis padres que habían baleado a mi hijo, con el cuento de que fue un enfrentamiento. Días después, cuando nos llegó el informe forense, supimos que le habían disparado por la espalda. No nos permitieron identificarlo e incineraron el cadáver. Hasta hoy no sabemos nada más. Los arrogantes agentes nos han dicho que es asunto confidencial y no dan a conocer el informe. Pero no estoy aquí solo para reclamar justicia para mi hijo, estoy aquí representando al Proyecto Vidas Robadas de Los Angeles y a otros a quienes les han robado una vida.... Quiero decirles a todos que tengan fe. ¡Vamos a luchar contra la brutalidad policial!".
Muchos más padres de familia, parientes y víctimas de la brutalidad policial hablaron, entre ellos:
La marcha indica que el movimiento contra la brutalidad policial está creciendo. A muchos ha inspirado la lucha que están librando los familiares y han prestado mucha atención a las protestas en Nueva York por justicia para Amadou Diallo. En la marcha hubo 3000 personas, a pesar de que solo hubo un mes para organizarla.
Una amplia gama de fuerzas hablaron en la protesta o la apoyaron. Se recibieron mensajes de apoyo de los actores Ossie Davis y Ruby Dee; el reverendo Jesse Jackson; el congresista Danny Davis del Comité Congresional Negro; de Kweisi Mfume de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP) y de Dick Gregory. Al Sharpton, de la Red de Acción Nacional, se dirigió a la multitud y hubo oraciones y representaciones culturales para honrar a las víctimas de la brutalidad policial. También estuvieron representadas las siguientes organizaciones o grupos: Congreso Nacional pro Derechos Puertorriqueños; Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación; Conferencia Nacional de Abogados Negros; Nación Lakota; Gremio Nacional de Abogados (NLG); ¡Rehusar & Resistir!; Comité contra la Violencia contra Asiáticos; Asociación Nacional de Policías Negros; Proyecto contra la Violencia contra Lesbianas y Gays; Comité Unido para Salvar a Nigeria; Fondo Kunstler pro Justicia Racial; Policías Negros contra la Brutalidad Policial; Red de Acción Nacional; Concilio Nacional de Iglesias; NAACP; Fondo Asiático-americano para la Defensa Judicial y de Educación; alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Howard; Partido Umoja; Policewatch de Nueva York; Liga Urbana Nacional; Mujeres por la Justicia.
Richie Pérez, del Congreso Nacional pro Derechos Puertorriqueños, dijo: "Quiero hablar de meter a los policías a la cárcel. Tenemos que hablar de eso. El movimiento que teme romper la ley no va a conseguir justicia.... Eso es lo que tenemos que hacer, tenemos que impulsar la lucha porque ya estoy cansado de llorar y de enterrar jóvenes. O estamos en la cárcel o en la calle para conseguir justicia".
Carl Dix dijo: "Todo lo que hemos oído hoy es solo la punta del iceberg. Hay cientos de miles de familias que han sufrido la misma pérdida. Por eso en la Coalición 22 de Octubre decimos que tenemos que luchar contra una epidemia nacional de brutalidad y asesinatos policiales.... En Nueva York obtuvimos una gran victoria con la acusación de los cuatro policías. Pero vamos a tener que seguir luchando y lo vamos a tener que hacer nosotros mismos, porque no podemos contar con salvadores. Nosotros mismos tenemos que emprender esta lucha contra la brutalidad policial, tenemos que hacerlo por la gente que está aquí y para impedir que haya más víctimas de la brutalidad policial".
Cuando Pam Africa, de Amigos y Familiares Internacionales de Mumia Abu-Jamal, tomó la palabra, la multitud se puso a corear: "¡Libertad para Mumia ya!". Pam dijo: "Si hubiera sido posible impedir los asesinatos de cada hombre, mujer, hijo e hija, que se ha mencionado hoy, ¿lo hubiéramos hecho? Claro, claro que sí.... Con Malcolm X no supimos del complot, no conocíamos el plan. Lo mismo con Martin Luther King. Nadie supo que iban a soltar una bomba sobre la casa de MOVE y matar a John Africa y a 11 seguidores: hombres, mujeres y niños. Pero sí sabemos que el gobierno quiere matar a Mumia Abu-Jamal. ¡Y no lo podemos permitir!". También pidió a todos que vayan a Filadelfia el 24 de abril para la protesta Millones por Mumia.
Rumbo al Capitolio tuve la oportunidad de conversar con Dorothy Copp Elliott sobre el asesinato de su hijo Artie, de 24 años. Es es una historia típica que concentra lo que un sinnúmero de víctimas de la brutalidad y sus familias han vivido. Dorothy es maestra de prepa y el padre de Artie es juez. Dorothy dijo que su "hijo era un joven muy querido, que se preocupaba mucho de su mamá, quería a su hermano, en fin, un joven típico... que empezaba a vivir su propia vida".
"El día que lo mataron, mi hijo acababa de salir del trabajo como siempre a las dos de la tarde. El trabajaba en construcción, y como acostumbran a hacer los oficinistas en el happy hour, él y sus compañeros se fueron a tomar unas cervezas. Estaba ebrio. Lo detuvieron porque estaba manejando mal. No tenía camisa, porque no la había usado en todo el día; tenía calzado deportivo sin medias. Se bajó del carro e hizo lo que le pidieron. No encontraron armas. Lo esposaron con las manos por detrás y lo metieron en el asiento de adelante del radiopatrulla con las ventanas cerradas, el cinturón de seguridad puesto y la puerta con llave".
Luego llegó otro radiopatrulla. "Los policías estaban hablando, cuando dicen que nuestro hijo les apuntó una pistola a pesar de que tenía las manos esposadas por detrás. Dicen que alcanzó una pistola y que les apuntó desde la ventana". Los policías dispararon 22 tiros, de los cuales 14 le dieron. Jamás los acusaron y 20 meses después uno de ellos mató a un joven blanco. Ese policía trabaja en distintas delegaciones.
Al igual que muchos padres que participaron en la protesta, la familia Elliott apeló a las autoridades federales cuando se les negó justicia a nivel local y estatal. Dorothy dijo: "Llegamos hasta la Corte de Apelaciones del Cuarto Circuito. Rechazaron o negaron todas las mociones; dijeron que hicieron lo que hicieron en el cumplimiento de su deber. Tres jueces conservadores, blancos y racistas dijeron que los agentes tenían la razón". El profesor de derecho de Harvard Lawrence Tribe apeló hasta la Suprema Corte, pero esta "rehusó ver el caso sin comentario alguno".
Dorothy y su familia llevan seis años luchando por justicia. Cada día 18 del mes, el aniversario de la muerte de Artie, ponen flores y conversan con peatones en la esquina donde lo mataron, que es un cruce muy concurrido. Cuando íbamos llegando al Capitolio, Dorothy se puso a llorar y me dijo: "El día siguiente era mi cumpleaños. Mi hijo y un amigo estaban planeando hacerme una fiesta. Así que él no llegó a cumplir los 25 años ni a celebrar el mío".
Dorothy tiene una clara idea sobre lo que se debe hacer para luchar por justicia y contra la brutalidad policial: "Tenemos que hacer lo mismo que estamos haciendo pero con más firmeza y con más ganas.... Tenemos que presionar, tenemos que hacerles saber que no aguantamos más".
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