Obrero Revolucionario #1002, 18 de abril, 1999
"Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase".
V.I. Lenin |
Las bombas de Estados Unidos y la OTAN están destruyendo la infraestructura de Yugoslavia, un país pobre de 10 millones de habitantes. La guerra ha desplazado a centenares de miles de Kosovo. Asimismo, ha reanudado viejas hostilidades entre Rusia y la OTAN.
En Estados Unidos, la clase dominante movilizó toda la maquinaria periodística y de debate oficial para crear opinión pública a favor del ataque militar, así como de futuras agresiones en la región y en otras partes. Dicen que el bombardeo impedirá un genocidio y los horrores de una guerra regional. Pero ocultan los horrores que implicaría una victoria estadounidense en esta guerra y el alto precio del control yanqui en esa parte del mundo.
El propósito de este artículo es mostrar los intereses de clase de los imperialistas yanquis y de los demás participantes de esta guerra, así como los intereses de clase del proletariado y todos los que quieren justicia.
Primero, la clase dominante yanqui tiene importantes planes geoestratégicos en mente para el siglo entrante. Quiere acabar totalmente con la influencia de Rusia en las repúblicas musulmanas que eran parte de la Unión Soviética, y captarlas firmemente (con sus recursos petroleros). Para hacerlo, necesita que Turquía desempeñe un papel importante en Asia Central y que no caiga en crisis militares desestabilizadoras con sus vecinos, Grecia y Bulgaria. Washington está resuelto a no aflojar la vena yugular de la economía mundial, el petróleo, para controlar a los países productores, a las potencias imperialistas rivales y a los otros países consumidores. Es un plan para seguir dominando y explotando a billones de personas.
Segundo, Estados Unidos necesita reestructurar y reafirmar la OTAN, la alianza militar por medio de la cual el gobierno estadounidense y sus aliados imperialistas realizan maniobras estratégicas, juntos pero a fin de cuentas bajo el control de Washington. En particular, Estados Unidos está resuelto a que el imperialismo alemán siga siendo principalmente un aliado, en vez de que actúe independientemente como un rival global. Por ello, Estados Unidos tiene que hacer que la OTAN ataque en los Balcanes, una región europea donde no tiene intereses directos (pero Alemania sí los tiene).
Tercero, la estructura de alianzas y alineamientos que Washington quiere imponer en grandes partes del mundo requiere estabilidad en los Balcanes. Estados Unidos tiene planes para Europa oriental, el Oriente Medio y Asia Central, y todas esas regiones están vinculadas a los Balcanes. La desintegración de Yugoslavia y la formación de pequeños estados beligerantes conlleva mucho peligro para Estados Unidos porque podría empujar a varios países cercanos, como Grecia y Turquía, a un conflicto militar. Esto a su vez podría arruinar los planes para Turquía y alejar a Grecia de la OTAN (lo que sería la primera victoria para el imperialismo ruso desde hace una década). La lucha en Kosovo ya ha atizado los conflictos entre Rusia y el Occidente, y estas tensiones podrían poner en peligro el plan de incorporar las partes más valiosas de la ex URSS y el ex bloque soviético en el orden mundial dominado por Estados Unidos.
Cuarto, Washington necesita reafirmar su posición de superpotencia mundial dominante con un despliegue de resolución y de armas de destrucción masiva. El principal explotador del mundo siente la necesidad de portarse como el "policía del mundo". Cuando una clase dominante menor (como la serbia, que domina Yugoslavia) resuelve defender sus propios intereses en oposición a los de Estados Unidos, este sigue la sangrienta lógica gangsteril del capitalismo. Si un pequeño país lo puede desafiar, ¿cuál será el próximo? Por eso, el imperialismo yanqui ha unido a varias potencias de Europa occidental y del sur para atacar a un país del tamaño de Cuba o Guatemala.
Quinto, con el pretexto de la "estabilidad y la paz", Estados Unidos quiere imponer sus planes a los gobiernos y pueblos de los Balcanes. Inevitablemente eso quiere decir más injusticia y sufrimiento para el pueblo. A la clase dominante de Estados Unidos (y de sus aliados imperialistas de la OTAN) no les importa un comino el bienestar y la seguridad de los kosovares; lo que les impulsa es que el conflicto vaya a desestabilizar a otros gobiernos de la región, especialmente el de Macedonia. Washington no quiere conquistar u ocupar a los Balcanes. Hasta la fecha ha estado dispuesto a operar por medio de un gobierno serbio/yugoslavo sumiso. Y si imponer una nueva estabilidad regional (que la OTAN llamará "paz") requiere sacrificar a los albano-kosovares, los imperialistas yanquis lo harán sin pensarlo dos veces, de la misma manera que sacrificaron a los musulmanes bosnios en el Acuerdo de Dayton para "estabilizar" a Bosnia.
Los motivos yanquis en los Balcanes se pueden resumir como "para comerte mejor". Estados Unidos y la OTAN atacaron la Federación Yugoslava para imponer sus propios intereses. Y Estados Unidos quiere imponer su propia resolución al conflicto para explotar y tiranizar mejor a pueblos y naciones de grandes sectores del planeta. Esta agresión va en contra de los intereses de los pueblos del mundo y una victoria yanqui en esta guerra injusta sería negativa para ellos.
¿Cuáles son las demandas de Estados Unidos en los Balcanes? ¿Qué intereses de clase representan?
Hace unos meses, Washington presentó sus demandas al gobierno yugoslavo y a los albano-kosovares en las negociaciones de Rambouillet, Francia. Los medios dicen que la meta estadounidense es parar el maltrato de los albaneses de Kosovo. Pero en realidad es que Estados Unidos y la OTAN controlen el futuro de la región. Washington exigió que Kosovo siguiera siendo parte de Serbia, y que las milicias albanesas de Kosovo (dirigidas por el Ejército de Liberación de Kosovo, un grupo nacionalista) depusieran las armas. Deponer las armas significa poner el futuro y la seguridad en manos de fuerzas extranjeras.
Por otro lado, Washington exigió que el gobierno yugoslavo abandonara el plan de echar a los albano-kosovares y permitiera un gobierno de albano-kosovares. Para garantizar el plan, Yugoslavia debía aceptar la ocupación de Kosovo por 30.000 soldados extranjeros. El Plan de Rambouillet también proponía un referendo, algún día, sobre el futuro de Kosovo. En resumen, el plan de Washington era que Yugoslavia (y Serbia) siguiera dominando a Kosovo, siempre y cuando el gobierno de Slobodán Milosevic aceptara que la OTAN decida cómo hacerlo. Cuando Yugoslavia rechazó la ocupación de Kosovo por tropas extranjeras, la OTAN lanzó el primer ataque aéreo. Estas demandas no han cambiado mucho desde Rambouillet y Washington dice que seguirá bombardeando hasta que Yugoslavia las acepte.
Hasta la fecha Estados Unidos se ha opuesto firmemente a la independencia de Kosovo. De hecho, en febrero de 1998, el embajador estadounidense a Yugoslavia tildó de "movimiento terrorista" al Ejército de Liberación de Kosovo; eso le dio un sello de aprobación a los ataques del ejército yugoslavo contra pueblos de albano-kosovares.
La razón de las demandas de Estados Unidos es impedir la desestabilización de Macedonia. De 1987 a 1998, toleró el maltrato de los albano-kosovares y solo intervino cuando el conflicto amenazó cruzar las fronteras yugoslavas y desestabilizar a los países vecinos.
Macedonia era una de las repúblicas de la Federación Yugoslava; declaró su independencia en 1991. Al comienzo de las guerras de los Balcanes en 1992, el presidente George Bush anunció que respondería con fuerza militar a una intervención serbia/yugoslava en Macedonia. Al tomar las riendas, Clinton subrayó esa política despachando tropas de la OTAN (con infantes de Marina yanquis) a Macedonia, a la zona fronteriza cerca de Kosovo. Los tres infantes de marina capturados hace poco por las fuerzas serbias son parte de ese contingente.
Las demandas de EU/OTAN en Rambouillet son una continuación de la política explicada arriba. Macedonia es intocable. Se valerán de las fuerzas armadas para impedir la desestabilización de Macedonia.
Macedonia es un país agrícola pobre que, como las demás repúblicas de la ex Yugoslavia, tiene una nacionalidad dominante (los eslavos macedonios) y varias minorías nacionales. Una de las minorías son los albaneses (30% de la población); son tratados mal. Estados Unidos teme que con el movimiento de independencia de los albano-kosovares, y ahora con la llegada de miles como refugiados albaneses, los albaneses de Macedonia reclamen sus propios derechos; y que eso a su vez lleve al gobierno macedonio a lanzar una guerra para reprimirlos, como está haciendo el gobierno yugoslavo en Kosovo.
Macedonia es el lugar donde los conflictos de los Balcanes podrían desencadenar una guerra regional. Colinda con Grecia y los dos países tienen mucha hostilidad. Una guerra civil en Macedonia podría provocar una invasión de cualquiera de sus vecinos más grandes: Bulgaria, Albania, Serbia o Grecia. Turquía, un poco más al este, tiene un tratado de defensa mutua con Albania, y antiguas enemistades con Bulgaria y Grecia.
En resumen, Washington teme que estalle una crisis militar regional y una confrontación entre dos miembros de la OTAN: Grecia y Turquía. Esto perjudicaría sus planes y alianzas en el sureste de Europa, el Oriente Medio y Asia Central.
Eso es lo que quiso decir Clinton el 24 de marzo cuando anunció el ataque a Yugoslavia: "Si permitimos que arda el incendio, no se limitará a esta zona. Con el tiempo, otros aliados clave de Estados Unidos entrarán en un conflicto mayor, y tendríamos que afrontar una guerra más peligrosa y costosa. Como presidente, tengo la responsabilidad de responder a problemas así antes de que perjudiquen nuestros intereses nacionales".
Por eso, Serbia respondió al bombardeo de EU/OTAN echando a centenares de miles de albaneses de Kosovo, es decir, haciendo precisamente lo que Washington teme: instigando la desestabilización de Macedonia.
Estados Unidos se hace pasar de defensor del pueblo de Kosovo, pero eso es pura hipocresía. Lleva una década atacando sin tregua al pueblo iraquí y apoyando las campañas genocidas del ejército turco contra los curdos. En todo esto, lo que motiva a Estados Unidos son sus intereses geoestratégicos de potencia imperialista, cuya supervivencia depende de la explotación de gente por todo el mundo.
Démosle un vistazo a esos intereses geoestratégicos. Estados Unidos le ha asignado a Turquía el papel de subpotencia regional del Oriente Medio para mantener el control del petróleo. Turquía es el único país del tercer mundo miembro de la OTAN y es un aliado central de Israel. Una y otra vez el ejército turco ha invadido el norte de Irak para atacar a los curdos.
Además, Turquía está desempeñando un papel importante en la lucha para controlar el petróleo del mar Caspio. Hay grandes campos petrolíferos inexplorados en cuatro países musulmanes pobres de Asia Central que antes eran repúblicas de la Unión Soviética: Azerbeiyán, Kasakistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Se cree que hay tanto petróleo en esa región como en el mar del Norte o incluso el golfo Pérsico. Quien controle la explotación y transporte de ese petróleo tendrá mucha influencia en la economía mundial en el siglo 21. Este es uno de los principales conflictos entre las grandes potencias hoy (aunque se mantiene bajo cuerda).
El Caspio es un mar interior, sin salida. La ruta más corta a los grandes mares pasa por Irán. Pero Estados Unidos quiere reducir el poder de los países del golfo Pérsico y aumentar su propio control de los energéticos. Por eso se opone a la ruta iraní y quiere construir un oleoducto de más de 1600 km (que costará $2 billones) de Bakú, la capital de Azerbeiyán, al puerto mediterráneo de Ceyan, en Turquía.
Este es un plan de proporciones globales. Una guerra entre Grecia y Turquía (o grandes incertidumbres como consecuencia de fuertes enemistades) dificultaría la consrucción del oleoducto.
Además, tal conflicto pondría en peligro la relación de OTAN-Grecia. Estados Unidos e Inglaterra llevan más de cien años maniobrando para impedir que Rusia tenga un puerto en el Mediterráneo (todos los puertos que tiene se congelan en el invierno). Pero debido a las actuales contradicciones que hay entre Grecia y la OTAN, Grecia podría aliarse con Rusia (en el caso de que vuelva a ser una potencia mundial).
En resumen, Estados Unidos está atacando a Serbia para impedir que estalle una guerra entre Grecia y Turquía que pondría en peligro importantes alianzas estratégicas. Estados Unidos quiere imponer su voluntad en Yugoslavia para explotar mejor a centenares de millones de personas por todo el mundo en el siglo 21.
Una segunda razón del ataque a Yugoslavia son las rivalidades del imperialismo estadounidense con el imperialismo alemán, que tiene otros intereses muy significativos en los Balcanes.
Desde los años 50, Estados Unidos desempeñó un papel importante en la Federación Yugoslava de Tito y, tras el colapso de la Unión Soviética, trató de mantener unida la federación para seguir ejerciendo influencia por medio del gobierno de turno en Belgrado. Eso coincide con el punto de vista del Fondo Monetario Internacional (FMI), que creía que una federación unida tendría más recursos para pagar la deuda de $20 billones a los capitalistas financieros que varios pequeños estados beligerantes.
Mientras Washington se ha concentrado en controlar el golfo Pérsico y en tragarse a las repúblicas de Asia Central que eran parte de la URSS, los imperialistas alemanes han seguido sus propios intereses estratégicos. Alemania se puso a consolidar a su alrededor a la Unión Europea; a absorber a los países europeoorientales del bloque soviético a su esfera de influencia; y a fortalecer vínculos con Turquía, Irán y el golfo Pérsico por medio de los Balcanes.
Por eso, Alemania alentó la desintegración de Yugoslavia después de la muerte de Tito. Después de 1991, dio armas a Croacia para que librara una guerra de secesión de la Federación Yugoslava (dominada por Serbia) y una guerra de limpieza étnica contra los serbios que vivían en Croacia y Bosnia.
Estados Unidos se dio cuenta de que o ayudaba a Alemania a lograr sus metas por medio de la OTAN, o lo haría por su propia cuenta. Así que en 1991 Estados Unidos dejó de presionar para que continuara la federación y le dio el sello de aprobación a los planes de los imperialistas de Europa occidental.
Desde entonces, Estados Unidos aceptó la desintegración de Yugoslavia y se ha concentrado en forjar un acuerdo con Serbia para contener el conflicto a los Balcanes. Incluso con los bombardeos, esa meta persiste y por eso hasta la fecha se opone a la independencia de Kosovo.
Varias fuerzas revisionistas (falsos comunistas) tienen su propio análisis de las metas de Estados Unidos en los Balcanes. Dicen que como la OTAN está bombardeando a Serbia, esta seguro está haciendo algo progresista. Incluso dicen que Serbia y la Federación Yugoslava tienen aspectos "socialistas" que impiden que los imperialistas los exploten y que saqueen sus recursos minerales.
Este análisis es cien por cien falso. Afirmar que el brutal chovinismo serbio de Milosevic tenga que ver con el socialismo dice más sobre la cosmovisión de esos revisionistas que sobre las realidades de Yugoslavia.
Como dijimos en el artículo "Cómo el capitalismo causó las guerras en los Balcanes" (de la semana pasada), en los años 50 y 60 el gobierno de Tito ofreció los obreros yugoslavos como mano de obra barata para explotar, tanto como inmigrantes en el extranjero como en la misma Yugoslavia. En 1965, se abrió una bolsa de valores para facilitar el proceso de compra-venta de esa mano de obra.
De hecho, los dirigentes yugoslavos son enérgicos partidarios de la penetración y explotación imperialistas. Desde hace mucho, Slobodán Milosevic (que fue gerente del mayor banco de Serbia) es partidario de la "economía de mercado"; se hizo famoso por vincular la moneda yugoslava al marco alemán. Poco después de tomar las riendas, creó la "Comisión Milosevic" para llevar a cabo "reformas de mercado libre" y atraer más inversiones extranjeras. En el verano de 1998, ofreció vender una parte del complejo minero Trepca en Kosovo a capitalistas extranjeros. Las interrupciones de las relaciones económicas de Yugoslavia con las corporaciones y bancos imperialistas son una consecuencia de la guerra.
Después de la muerte de Tito, la clase dominante serbia trató de mantener el control de la mayor parte posible de la Federación Yugoslava, sin siquiera molestarse en decir que las distintas nacionalidades son iguales. Estados Unidos no se opone en principio a ese nacionalismo estrecho; de hecho, oprime países y naciones por todo el planeta, de Puerto Rico al otro lado del mundo, en una escala que Milosevic ni podría soñar. Pero Estados Unidos y sus aliados tienen problemas con las consecuencias desestabilizadoras de la política de Serbia.
Cuando Estados Unidos intervino en Bosnia, dijo que era para defender a los musulmanes. Pero luego llegó a un acuerdo con Milosevic en Dayton que los traicionó totalmente.
Ahora dice que se puede llegar a un acuerdo similar para resolver el conflicto en Kosovo, quizás con Milosevic o quizás con el alto mando de las FFAA yugoslavas sin él. Continuando los planes de Rambouillet, Kosovo seguiría siendo parte de Serbia oficialmente y solados extranjeros impondrían una opresiva estabilidad.
El ataque de EU/OTAN es reaccionario e injusto, no porque busca desmantelar "rezagos socialistas" (que no existen) sino porque una victoria de EU/OTAN contra Yugoslavia fortalecería la hegemonía estadounidense de la región y de todo el mundo. Estados Unidos y la OTAN andan por todo el planeta bombardeando y amenazando a pueblos y países como si no existiera el derecho a la soberanía nacional.
Sería terrible para el pueblo si las fuerzas armadas de esas potencias imperialistas ocuparan un papel central en la región y manipularan los conflictos regionales al servicio de los intereses internacionales imperialistas.
Tal "resolución" llevaría más opresión e injusticia a los Balcanes; además, una victoria de EU/OTAN permitiría a Estados Unidos imponerse más directamente y con mayor fuerza por todo el mundo. Sería una victoria para las maquiladoras de alta tecnología y el saqueo de los recursos del planeta.
Pero la cosa no ha sido nada fácil para Estados Unidos y la OTAN en los Balcanes. Una y otra vez el tiro les ha salido por la culata. Atacaron Yugoslavia para impedir la desestabilización de Macedonia, pero el ataque suscitó la llegada de una ola de refugiados. Creían que los misiles cruceros asustarían tanto al gobierno yugoslavo que regresaría a las negociaciones de Rambouillet, pero ahora temen que les tocará escoger entre dos opciones nada deseables: el fracaso o una guerra terrestre prolongada. Querían una victoria rápida y barata, pero los serbios destruyeron uno de sus aviones dizque "invisibles" y capturaron unos infantes de Marina. El mundo no está bajo su control y no son invencibles (ni invisibles). Pueden meterse en callejones sin salida y desastres que presentan oportunidades para los revolucionarios del mundo.
En los años 60, Mao Tsetung inspiró a los revolucionarios de todas partes con el llamado: "¡Pueblos de todos los países, uníos para derrotar al imperialismo yanqui y todos sus lacayos!". Hoy hace gran falta esa misma visión internacionalista y antiimperialista; tiene el potencial de despejar la confusión y la colaboración. Los oprimidos del mundo--y de los Balcanes--son hermanos y hermanas con un interés común y un futuro entrelazado.
En los Balcanes y por todo el planeta, las masas tienen que unirse contra los imperialistas y sus ataques bélicos en los Balcanes, el golfo Pérsico y en todas partes. Tienen que ver más allá de la ideología, los planes y las enemistades de los capitalistas y explotadores. Hay un mundo que ganar y un camino revolucionario para hacerlo.
¡EU/OTAN, fuera de los Balcanes! ¡Alto a los bombardeos!
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
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