Obrero Revolucionario #1003, 25 de abril, 1999
El 25 de marzo, un tribunal de Houston exoneró a un chota que participó en el asesinato a balazos de Pedro Oregón. Es un ejemplo manifiesto de cómo el sistema legaliza el asesinato policial.
En julio de 1998, seis agentes del "equipo antipandillas" del Departamento de Policía de Houston (DPH) irrumpieron en un departamento del barrio Gulfton. Momentos después, Pedro Oregón, de 22 años, estaba tendido en el suelo de su recámara desangrándose, pues recibió 12 impactos de bala, nueve de ellos en la espalda. La versión oficial (repetida servilmente por la prensa) pronto se desmintió: la chota había entrado en el departamento de Oregón sin orden de cateo, solo por la denuncia falsa de un soplón. La policía no encontró ni drogas ni armas en el departamento.
El asesinato a sangre fría prendió la ira de la comunidad inmigrante de Gulfton y de otros sectores. La fiscalía tuvo que convocar un gran jurado de acusación. Ocho meses después del asesinato, llevaron a juicio a uno de los seis chotas.
Sin embargo, fue una farsa desde el comienzo. Acusaron al agente del delito menor de entrada ilegal al departamento. A los demás no les entablaron acusación alguna, ni siquiera a los que dispararon. Tanto el abogado de la policía como el fiscal repitieron las mentiras policiales, calumniando a Pedro Oregón y a su familia. Amenazaron con arrestar a Rogelio, el hermano de Pedro, cuando no quiso dar testimonio. Al final, no condenaron al chota ni siquiera del delito menor.
El volante de La Resistencia decía: "Después de este veredicto injusto que declaró que este policía es inocente, muchos quieren saber: ¿Cuál es el resultado de esta lucha? ¿Quién ha ganado y quién ha perdido? El sistema quiere que nos crucemos de brazos y tengamos confianza en ellos y en la justicia que supuestamente nos ofrecen. Pero su `justicia' en realidad es una injusticia grave para la comunidad inmigrante. Día tras día sufrimos discriminación, brutalidad y asesinatos a manos de la policía y la Migra.
"La verdad es que en esta lucha hemos ganado mucho. La familia de Oregón, la comunidad latina, especialmente en Gulfton, se alzó fuertemente y reclamó justicia a una voz. Con la lucha de la familia Oregón y la comunidad se ha logrado el despido de los seis asesinos. Ahora muchas más personas luchan para parar la brutalidad policial. Solamente por eso, el gobierno federal está hablando de investigar este caso. En 99% de estos casos, ellos no hacen nada. Solamente el pueblo puede obtener justicia. Aclaramos que no debemos confiar en este sistema de injusticia. Debemos confiar en nosotros mismos para ganar justicia.
"¿Adónde vamos? Exhortamos a la comunidad de Gulfton a ponerse cintas negras como señal de solidaridad con la familia de Oregón y a reclamar justicia; también pueden ponerlas en las paredes de las casas y en los negocios. Así, la comunidad manifestará su descontento por lo que ha pasado. La campaña de cintas negras también es una manera concreta de organizarnos e involucrar a toda persona que necesite justicia. Solamente por medio de nuestras acciones podemos impulsar la lucha".
El artículo "Houston: Asesinos en Gulfton" del OR No. 980 tiene amplia información del asesinato policial de Pedro Oregón y de la lucha por justicia; disponible también en La Neta del OR en www.mcs/~rwor.
Se puede contactar a La Resistencia: PO Box 2823, Houston TX 77252-2823, (713)521-3099.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
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