Clinton en China:
Diplomacia y dominación

Obrero Revolucionario #965, 12 de julio, 1998


La visita de Clinton a China ha dejado un reguero de hipocresía y mentiras.

Clinton pidió "derechos humanos" en China, pero Estados Unidos ha apuntalado una larga serie de dictadores y entrenado escuadrones de la muerte en Africa, Latinoamérica y Asia, y la CIA ha fraguado elecciones y organizado narcotráfico.

Clinton condenó al gobierno chino por "arrestar disidentes", pero hay muchos presos políticos en Estados Unidos, como Mumia Abu-Jamal. Y Estados Unidos está en medio de un boom de construcción de cárceles para enterrar miles de jóvenes negros y latinos.

Clinton condenó al gobierno chino por la masacre de la plaza Tiananmen, pero Washington apoyó firmemente las acciones asesinas del gobierno de Deng Xiaoping para "restaurar la estabilidad".


La semana pasada, durante su visita a China, el presidente Clinton pronunció un discurso en la plaza Tiananmen. La llamó un "lugar histórico" y mencionó varios sucesos importantes que han sucedido ahí, como la masacre de 1989. Pero no dijo nada sobre lo que pasó en la plaza Tiananmen en 1949 cuando, ante millones de personas, Mao Tsetung declaró: "¡El pueblo chino se ha puesto en pie!".

Antes de 1949, los imperialistas estadounidenses, ingleses y de otras potencias dominaron, explotaron y saquearon al país. Pero la revolución que dirigió Mao sacó corriendo a los imperialistas y puso a China en el camino socialista. Durante más de 25 años, el pueblo chino construyó una nueva sociedad revolucionaria con la meta de deshacerse de todas las formas de opresión. Pero en 1976, un golpe de estado reaccionario dirigido por Deng Xiaoping tumbó al gobierno proletario y restauró el capitalismo. China volvió a abrir las puertas a la explotación extranjera y ahora, una vez más, las potencias imperialistas tienen las riendas.

*****

Clinton fue a China para facilitar la penetración económica; fortalecer una relación política que beneficie los intereses geopolíticos regionales y mundiales de Estados Unidos; y contener la crisis económica asiática. Lo dijo así: "Tengo un solo propósito: fomentar los intereses de América. Nuestro futuro no estará seguro si el de Asia está en peligro.... A América le conviene que China sea estable, segura y abierta, que abrace el pluralismo político, los mercados libres y el imperio de la ley, y que se una a nosotros para forjar un orden internacional seguro".

Preparan el terreno para más
penetración económica

La restauración del capitalismo en China ha causado grandes desigualdades por toda la sociedad: entre ricos y pobres, campesinos y obreros, el campo y la ciudad. Además, ha establecido una relación de desigualdad entre China (un país pobre del tercer mundo) y las grandes potencias imperialistas.

Estados Unidos es la potencia imperialista más poderosa del mundo y tiene la fuerza militar más poderosa en Asia oriental. Cuando Clinton va a China y se reúne con sus dirigentes, es él quien da las órdenes en nombre de la clase dominante de capitalistas monopolistas que representa.

Una meta de la visita fue preparar el terreno para aumentar las inversiones estadounidenses. En 1979, había 100 compañías extranjeras en China; hoy hay 280.000. Más de la mitad de las mayores 500 corporaciones estadounidenses, y muchas otras compañías, tienen operaciones en China. Solo Japón tiene una mayor relación comercial con Estados Unidos.

Desde 1993, esas compañías han invertido más de 4 billones de dólares en China y han llevado mucha tecnología para industrias estratégicas como la aeroespacial, los automóviles, la electrónica y las telecomunicaciones. Boeing es un ejemplo de lo importante que es la inversión en China; durante los próximos 20 años, China comprará gran parte de los aviones que Boeing va a fabricar.

Kodak es otro ejemplo. Compró tres compañías de película chinas, abrió dos fábricas y vende sus productos por todo el país (dice que es el mayor vendedor de película en China). Kodak planea invertir un billón de dólares en los próximos dos años. China es el tercer mercado para sus productos (después de Estados Unidos y Alemania).

Por otra parte, las exportaciones de China a Estados Unidos se han disparado. Actualmente el déficit comercial estadounidense con China es de 50 billones de dólares: en 1997 China le vendió a Estados Unidos productos por valor de 62 billones de dólares y solo compró productos por valor de 12 billones. Se predice que el déficit llegará a 60 billones de dólares este año.

Por eso, Washington quiere que China abra más sus mercados a compañías estadounidenses y que elimine las barreras al comercio. Clinton habló en nombre de las corporaciones trasnacionales cuando le dijo a la prensa: "China ejerce demasiado control de los mercados...".

Las corporaciones quieren que Washington levante las restricciones al comercio y a las inversiones que impuso después de la masacre de la plaza Tiananmen. Quieren que China sea miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), un grupo dominado por los imperialistas que establece las reglas del comercio internacional.

China quiere participar en la OMC para aumentar sus exportaciones y adquirir nueva tecnología, y ha bajado los aranceles para cumplir con sus requisitos. Pero Washington quiere abrir más el mercado chino a servicios como bancos, valores y seguros, además de productos de exportación. Clinton anunció que si no lo hace, China no entrará a la OMC y a la lista de "naciones más favorecidas" (una categoría comercial que permite vender productos en Estados Unidos con bajos aranceles).

Preocupaciones regionales

Una segunda meta de la visita era proteger los intereses generales del imperialismo estadounidense en China y toda la región.

Washington quiere que el gobierno chino desempeñe un mayor papel político, en su nombre, en Asia. Henry Kissinger, fósil vocero del imperialismo yanqui, respondió así a los críticos de la visita: "¿Verdaderamente queremos enemistar al país de mayor población del mundo, con la segunda economía global, justo cuando hay una crisis económica en Japón, el sur de Asia está entrando en la época nuclear, Indonesia está en aprietos, la evolución en Rusia no está clara, el golfo Pérsico está intranquilo y los Balcanes están a punto de otra guerra?.... China no apoya movimientos políticos hostiles a Estados Unidos y, sin contar Taiwán, no cuestiona el orden mundial existente".

A Estados Unidos le preocupa la creciente inestabilidad en Asia; quiere que el gobierno chino utilice su influencia y relaciones diplomáticas en aras de la política exterior de Washington. Clinton dijo: "Trabajar de la mano con China conviene a nuestra meta de estabilidad en Asia". En particular, urgió condenar las armas nucleares de India y Pakistán.

En mayo, después de las pruebas nucleares de esos dos países, Estados Unidos les impuso sanciones económicas y suspendió la ayuda directa. Para la mayor superpotencia, que amenaza al mundo con 3500 misiles balísticos nucleares y un sinnúmero más de armas atómicas, eso es pura hipocresía.

A Washington le preocupa a que costará más trabajo intimidar y coaccionar a países pequeños si tienen arsenales nucleares. China tiene cierta influencia en los países que más preocupan a Washington: India, Pakistán, Irán y Corea del Norte, todos vecinos suyos. Hablando de India y Pakistán, Clinton dijo: "Por sus relaciones con ambos países, China debe desempeñar un papel importante en la resolución del problema".

Clinton alabó a Pekín por condenar las pruebas nucleares, pero advirtió que tiene que parar la venta de tecnología nuclear. (En la década pasada, China le vendió tecnología nuclear a Pakistán, Arabia Saudita y Siria; durante la guerra Irán-Irak, vendió armas a ambos lados.)

Washington ha dicho que no levantará las sanciones contra China a menos que prohíba la exportación de tecnología nuclear. En respuesta, inmediatamente antes de la llegada de Clinton, Pekín anunció nuevos reglamentos y prometió parar la venta de misiles a Irán. En un acuerdo firmado sobre armas nucleares en el sur de Asia, China prometió no exportar misiles, equipo para misiles ni otros materiales relacionados a las armas nucleares.

Contener la crisis asiática

Una de las grandes preocupaciones de los imperialistas es cómo contener la crisis económica en Asia. Clinton dijo: "Cuando hay un temblor en la bolsa de valores de Hong Kong o Tokio, tiene repercusiones en Wall Street y por todo nuestro país". El secretario de Hacienda, Robert E. Rubin, dijo: "Si hay una crisis de grandes proporciones, las consecuencias en nuestro país podrían ser enormes". Y Kissinger dijo: "La prosperidad de China y su cooperación son elementos esenciales para la recuperación de Asia. Si la economía asiática sigue plana, y ciertamente si baja, la economía global podría entrar en una recesión".

La crisis que empezó el año pasado en Asia ha empeorado. Las economías de Hong Kong, Malasia e Indonesia se contrajeron en el primer trimestre de 1998. Japón, Corea del Sur y Tailandia han entrado en recesión. Incluso los países que siguen creciendo, como Taiwán y Singapur, están sufriendo por la crisis.

A Washington le preocupa que si la crisis continúa, tendrá consecuencias devastadoras en la economía estadounidense y mundial.

La crisis económica en Japón ha aumentado esa preocupación. Japón representa el 70% de la economía asiática y muchos economistas burgueses opinan que su gran mercado es clave para la recuperación regional. Pero por recesión, otros países no han podido exportar más a Japón. Además, el valor de su moneda ha disminuido, así que sus productos de exportación son más competitivos en el mercado mundial.

Cuando el valor del yen se desplomó en junio, otros países asiáticos devaluaron la moneda para proteger sus propias exportaciones. La crisis empezó hace un año cuando Tailandia devaluó la moneda y otros países siguieron el ejemplo. Ahora, con la baja del yen, existe la posibilidad de otro round de devaluaciones.

Japón, la segunda economía del mundo, es el principal aliado estratégico de Estados Unidos en Asia. Pero a la vez es su principal rival económico. La relación económica de Estados Unidos y China pone en peligro la posición regional de Japón, así como las ventajas de que disfrutan las compañías japonesas en el mercado chino.

La "isla de estabilidad"

La economía china, si bien es apenas un sexto de la japonesa, es la única que sigue creciendo en Asia oriental. Washington no quiere que China sea arrastrada por la crisis; de hecho, necesita que la contenga. De ahí su fuerte recomendación de que no devalúe la moneda. Rubin dice que China es una "isla de estabilidad" en medio de la crisis.

Cuando el yen se desplomó, Washington temía que China devaluara su moneda y que eso desatara una racha de devaluaciones en otros países. Por eso, Washington tomó una medida sin precedentes: compró unos 4 billones de dólares en yen para impedir que se desplomara más.

En China, Clinton y Rubin repitieron que China no debe devaluar su moneda. Pero hay mucha presión para devaluarla a fin de proteger sus exportaciones. Con la devaluación del yen, Japón puede vender sus productos más barato y eso pone en peligro los mercados de exportación de China. El 43% de sus exportaciones son a Asia, y con la crisis esos países ya están comprando menos productos agrícolas e industriales chinos. Las exportaciones chinas crecieron 20% en 1997, pero disminuyeron 1,5% en mayo.

La hipocresía sobre
derechos humanos

La visita de Clinton ha dejado un reguero de hipocresía y mentiras. Noche tras noche, los televidentes vieron conversaciones "espontáneas" (en realidad cuidadosamente planeadas) entre Clinton y el presidente Jiang Zemin, en que Clinton supuestamente pidió "derechos humanos y democracia" en China. Los corresponsales lo fotografiaron hablando "libremente" con el pueblo chino y, cosa "insólita", criticó al gobierno chino por la masacre de Tiananmen.

Hay que decir un par de cosas sobre esa hipocresía. Primero: ¡qué propaganda tan descarada! Estados Unidos ha apuntalado una larga serie de dictadores: Pinochet en Chile, Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, etc., etc. Ha entrenado escuadrones de la muerte en El Salvador y Guatemala, y financiado la contra nicaragüense. La CIA ha cometido asesinatos políticos, fraguado elecciones y organizado narcotráfico.

Clinton condenó al gobierno chino por "arrestar disidentes" y por la masacre de Tiananmen. Pero no se debe olvidar que Washington apoyó firmemente las acciones del gobierno de Deng Xiaoping; Kissinger y sus cuates defendieron la masacre y dijeron que había que "restaurar la estabilidad". En cuanto a los disidentes políticos, hay muchos presos políticos en Estados Unidos (como Mumia Abu-Jamal) condenados en farsas de juicio por sus creencias y actividades políticas. Mientras Clinton condena la "sociedad autoritaria" en China, Estados Unidos está en medio de un boom de construcción de cárceles para enterrar miles de jóvenes negros y latinos.

Los loros de la prensa repiten sin cesar que ahora el pueblo chino está experimentando más libertad y derechos democráticos que nunca. Pura mentira.

Clinton señaló al puñado de empresarios que tienen teléfonos celulares y están en la Internet. Pero no fue a las zonas pobres del campo, donde los campesinos apenas subsisten. No "dialogó" con los millones de campesinos que han tenido que abandonar la tierra y que ahora se encuentran sin trabajo ni casa en los enormes tugurios de las grandes ciudades. Clinton salió en la televisión frente a la bolsa de valores, pero no vimos las docenas de millones de trabajadores desempleados por el cierre de fábricas. ¿Por qué no fue a una fábrica de Nike, donde miles de mujeres trabajan como esclavas por un salario de miseria, a hablar de las virtudes del mercado libre?

Clinton habló de las glorias de la "democracia" burguesa y del "imperio de la ley". Dice que China necesita crear un nuevo sistema judicial según el modelo estadounidense. ¿Pero qué es lo que le preocupa realmente?

Quieren establecer el "imperio de la ley" en China para tumbar las barreras al "libre comercio" y a la penetración imperialista. En el 15 Congreso del Partido Comunista, el presidente Jiang Zemin dedicó la mitad de su discurso sobre reformas políticas a ese tema. En 1979, había dos facultades de derecho y 2000 abogados en China. En 1997, había 200 facultades derecho y 100.000 abogados. Pero casi todos los abogados trabajan en derecho internacional.

Las compañías estadounidenses quieren fortalecer el "imperio de la ley" en China para obtener más contratos y hacerlos cumplir. Dicen que pierden billones de dólares al año porque las compañías chinas copian Prozac, Windows 95, videos y muchos otros productos con derechos reservados en Estados Unidos.

Estados Unidos necesita estabilidad económica y política para ampliar y proteger sus inversiones. Eso es lo que busca la cháchara de "derechos humanos" y "democracia".

Los sucesos de Indonesia subrayan lo que pasa cuando un lacayo se desprestigia. Durante 30 años Washington apuntaló al corrupto dictador Suharto. Cuando la crisis económica sacudió al país, estalló una rebelión popular, que puso en peligro los intereses estadounidenses.

El retrato de China que pintó Clinton es una mentira. Para el pueblo chino, la penetración imperialista y los mercados libres han causado una mayor brecha entre los ricos y los pobres y más inestabilidad económica.

Es el socialismo, no el capitalismo, lo que verdaderamente libera a las masas. Durante la Revolución Cultural, las masas chinas tenían la mayor libertad para participar en todas las esferas de la sociedad, y transformar colectivamente las fábricas, la agricultura y las escuelas. Lo que es más importante, estaban construyendo conscientemente una sociedad libre de clases y desigualdad, donde la ganancia no esté al mando.

Temblores bajo
la "isla de estabilidad"

El secretario de Hacienda dice que China es una "isla de estabilidad". Pero la posibilidad de trastornos políticos e inestabilidad social coincide con las demandas de estabilidad de Washington para contener la crisis asiática y proteger las inversiones extranjeras.

La crisis asiática sigue trastornando la economía china. Además, el gobierno está en medio de un programa de restructuración industrial. En 1997, el primer ministro anunció que iban a privatizar o clausurar muchas industrias paraestatales. Esperaban que un boom en las exportaciones diera empleo a los trabajadores desplazados. Pero la crisis hizo añicos esa esperanza, y se calcula que en los próximos años habrá 30 millones de desempleados por cierres (en un país donde ya hay 180 millones de desempleados).

La tasa oficial de desempleo es 6,5%, o sea, la más alta desde 1949. Pero ni los 12 a 15 millones de personas que ingresan a la fuerza de trabajo cada año; ni los millones de trabajadores gubernamentales que reciben un salario reducido; ni los más de 100 millones de campesinos que han llegado a la ciudad en busca de trabajo, figuran en esa estadística. Se calcula que 100 millones de trabajadores (o sea, casi el tamaño de toda la fuerza de trabajo de Estados Unidos) trabajan en las industrias paraestatales. Al gobierno le preocupa mucho lo que pasará si todos terminan en la calle cuando ya hay una altísima tasa de desempleo.

Las minas de carbón despedirán medio millón de trabajadores en los próximos tres años. En 1997, despidieron a más de 10 millones y hubo protestas en la calle. Ha habido protestas de desempleados en Wuhan y Xian, dos centros industriales. El 16 de junio, unos 2000 despedidos de una compañía de construcción protestaron en Wuhan. En mayo, 50 trabajadores de una fábrica de algodón de la provincia de Hebei atacaron un edificio gubernamental y ocuparon la cafetería.

Los medios de Hong Kong informaron que, preocupado, el Comité Central del Partido Comunista envió órdenes secretas a todas las dependencias de estar de guardia ante amenazas al gobierno. Han tomado medidas drásticas para impedir un estallido social. En Pekín, el Congreso Popular Municipal prohibió dar trabajo a los que no son residentes. Medidas parecidas en la provincia de Heilongjiang obligaron a 200.000 trabajadores a regresar al campo.

Durante la visita de Clinton a Shanghai, los medios elogiaron el esplendor de la "nueva Shanghai", con sus rascacielos, hoteles de lujo y jóvenes empresarios con sportscars y teléfonos celulares. No podían contener el júbilo ante todas las señales de penetración extranjera. Pero debajo del resplandor del crecimiento capitalista, hay temblores que podrían provocar una crisis política y poner en peligro los intereses del imperialismo yanqui.


This article is posted in English and Spanish on Revolutionary Worker Online
http://rwor.org
Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(The RW Online does not currently communicate via email.)