Bulworth dice la neta
Obrero Revolucionario #969, 16 de agosto, 1998
"La música rap es una expresión de inconformidad social. Quien se niega a oírla, lo hace por su cuenta y riesgo".
Warren Beatty "Un día, vato, te tocará
pelear por lo que traes más a pecho.
Aviéntate, vato, como valiente
y cántala derecho".
Jay Billington Bulworth El famoso actor Warren Beatty sí que nos la canta derecho en su nueva película cómica Bulworth. ¡No se la pierdan! Beatty la escribió, dirigió y produjo, además de desempeñar el papel de Jay Billington Bulworth, un senador desmoralizado que está hundido en un colapso nervioso. Pero la cultura "rap" y los "vatos negros" de Sur Centro, Los Angeles, lo convierten en un aventado y alocado enemigo del sistema. En el proceso enfrenta contratiempos y conflictos entre culturas que hacen reír a carcajadas.
La película combina la hermosa música de Ennio Moricone con la música "rap" y "hiphop" de Dr. Dre, LL Cool J y Ice Cube. Además, demuestra las injusticias que vive el pueblo negro de este país y lo cochino del sistema político, como no lo ha hecho ninguna otra película de Hollywood en muchos años.
Al comienzo de la película vemos las fotos que el senador tiene en su oficina de activistas y políticos de los años 60 (Huey Newton, Martin Luther King, Jr., Robert Kennedy, Rosa Parks, Thurgood Marshall), símbolos de los ideales de su juventud. En la televisión sale un anuncio de campaña (del tipo que todos conocemos): el demócrata con discurso de republicano: repudia el welfare y la acción afirmativa, afirma "los valores tradicionales de la familia" y bla bla bla.
Miramos la cara de Bulworth, quien llora angustiosamente; por su mirada vemos que está a punto de volverse loco. ¿Por qué? Está escuchando su propio anuncio una y otra vez: "Estados Unidos está en el umbral del nuevo milenio"; se avergüenza de haber traicionado la posición demócrata liberal que antes defendía. No ha comido ni dormido en tres días; contempla el suicidio.
Un cabildero le regala una póliza de seguro de vida que vale 10 millones de dólares. A cambio, Bulworth promete sabotear un proyecto de ley que manda a las compañías de seguro ofrecerles pólizas a los pobres. Después contrata a un matón. ¿El blanco? ¡El mismo! Le quedan solo tres días de vida.
Las elecciones están por llegar y Bulworth tiene el calendario lleno, pero ahora "le vale" ganar los comicios y no tiene nada que perder. Se avienta a "cantarla derecho", dando nuevo significado al dicho "La verdad nos liberará".
Está citado en una iglesia de Sur Centro, uno de los barrios negros más oprimidos de Estados Unidos. No aguanta repetir la misma mierda del "nuevo milenio"; bota el texto y a todos los saca de onda. Primero habla como derechista descarado, insultando a los negros. Luego dice la neta: al Partido Demócrata no le importan los negros, pues no pagan las campañas. "La mitad de sus hijos están desempleados y la otra mitad están en el bote. ¿Quién del Partido Demócrata está haciendo algo para solucionarlo?"
Después, se felicita: "Estuvo bien. Bien padre". Por primera vez, la está pasando a gusto en una campaña.
Luego se presenta en una fiesta elegante de ricos de Hollywood para exprimir donaciones. Pero muy al contrario, les pregunta por qué las películas de Hollywood, con sus presupuestos millonarios, salen tan miserables. Pues "ha de ser porque el dinero convierte todo en mierda", comenta. Es obvio que su crítica va más allá que las películas... los ricachones quedan boquiabiertos.
Su siguiente blanco es la prensa grande. En una rueda de prensa con tres reporteros desenmascara su fachada de "periodismo objetivo": "Aquí tenemos a tres riquillos, a sueldo de otros bien ricotes, para hacerles preguntas a otros ricos sobre nuestras campañas. ¡Pero nuestras campañas las pagan los mismos ricos que les pagan a ustedes!".
El asesor de Bulworth teme que encima de perder las elecciones, vaya a parar al manicomio y, afanadísimo, llama a un psiquiatra. Pero a Bulworth ya nada lo detiene. Siente que está en una montaña rusa, loco de alegría por decir la verdad.
La educación de Bulworth
Un "Rastaman" (jamaicano de la cultura rastafarian) le dice a Bulworth: "Estás con vida, qué bonita es la vida. Hay que tener ánimos, no ser un ánima. Te hace falta el canto".
Bulworth acepta su consejo y se pone a cantar "rap". Si bien no canta muy bonito, sí canta la verdad. Al entregarse de lleno a la cultura negra urbana, cobra ánimo y recupera las ganas de vivir. Entonces quiere cancelar el contrato con el matón.
En una reunión con donadores adinerados, deja el podio y canta este "rap":
"Votar es su derecho"--¡ja!
¿No sabes que el dinero
hace bailar al perro
y hasta al maromero?
Ni les pelo a los pelados
pues no les alcanza el pago.
Pero a los que pagan mi campaña
hasta la barba les hago.
Mueren tantos bebitos en Sur Centro
como en los altos de Perú.
Pero los políticos sólo piensan en sus copas
si tú les dices "salud".
¿Dónde se fueron los trabajos?
Pregúntenle a mis patrocinadores.
Cierran las fábricas y corren a México
a sacar la feria de las maquiladoras.Tres chavas negras de Sur Centro traban amistad con Bulworth, quien se enamora de una (Nina, protagonizada por Halle Berry). Le enseñan el barrio negro, lo llevan a pasear en carro, a festejar hasta el amanecer, a cenar con la familia... y a experimentar la presencia constante de los helicópteros del Departamento de Policía de Los Angeles.
El espíritu y la furia del pueblo negro lo transforma y lo fortalece. La gente de Sur Centro le abre las puertas de casas y corazones, y le cuenta sin pelos en la lengua los anhelos y la brutalidad que viven los negros en Estados Unidos.
LD, papel desempeñado por Don Cheadle, es un traficante de crack que critica elocuentemente al sistema. Le dice a Bulworth: "Cada vez que ustedes los politiqueros recortan los fondos de las escuelas y los programas de empleo, les dan a entender a los chavos de nuestra comunidad que les valen madre".
Después, Bulworth sale solo a la calle y experimenta la brutalidad policial en carne propia. Primero, se topa con unos chamacos negros que se las dan de muy malos pero en realidad son mocosos como cualquiera. Llega la policía y los hostiga. Cuando Bulworth los defiende (ahora de incógnito, vestido de pantalón sudador mocho y playera roja, con una gorra jalada hasta abajo y gafas negras), la cosa se calienta. La película no titubea acerca de la brutalidad policial, que es el pan de todos los días en el barrio negro.
Nina le cuenta cómo el sistema destruye las esperanzas de la comunidad negra con el cierre de fábricas y el desempleo. Cuando le habla de la lucha de los años 60, da a entender que no se ha terminado: "Mi mamá militaba con los Panteras Negras y Huey nos dio de comer a los niños de la cuadra".
La próxima vez que sale el senador en la tele, repite textualmente lo que aprendió de LD y Nina. Cuando el reportero se escandaliza por su nueva "obscenidad", le contesta en rap: "¿Quieres saber lo que es la obscenidad? Que ustedes tapan la verdad, que los demócratas y republicanos mandan a los negros a la chingada".
La educación de Beatty
No es la primera vez que Beatty sale en una película contra el sistema. En 1981 escribió, dirigió y actuó en Reds, una película sobre el comunista estadounidense John Reed, quien fue como reportero a Rusia durante la revolución de 1917 y se unió a ella. Reds salió durante la época del presidente Ronald Reagan y llevó la contra a la propaganda derechista y anticomunista de la guerra fría de aquel entonces. Es una hermosa y emocionante obra por la cual Beatty recibió un premio como director. Ahora, 15 años después, vuelve a tocar un tema candente. Nos brinda una crítica durísima del sistema con mucho amor por el pueblo; para hacerla era necesario aprender mucho de las masas.
Hace diez años Beatty se interesó por la cultura "rap". Conoció a Russel Simmons, gerente de la disquera Def Jam Records, y Suge Knight, presidente de Death Row Records. Simmons dijo: "Quería conocer todo del mundo rap, hacía un chingo de preguntas". Beatty le llamaba por teléfono a medianoche para preguntarle sobre un video de rap que estaba mirando y lo invitaba a la casa para seguir la plática hasta la madrugada. También invitaba a Suge Knight, quien se crió en Sur Centro. En 1996, cuando Beatty se puso a escribir el guión de Bulworth, ya estaba bien metido en la cultura rap.
Dice: "Aquellos que no hacen caso al rap o no lo respetan, inclusive el `rap del gángster', están dormidos a mediodía.... Es una expresión de inconformidad social. Quien se niega a oírla, lo hace por su cuenta y riesgo".
Respecto a los que critican esa forma de cultura negra: "Las mismas personas que ahora se ofenden por la música rap se hubieran ofendido en los años 60 por Huey Newton, Bobby Seale, Eldridge Cleaver o Stokely Carmichael (negros revolucionarios)".
Beatty se crió en una comunidad clasemediera de Arlington, Virginia, "donde no había negros y un católico era algo exótico". Sin embargo, en los 60 se relacionó con muchos activistas negros de derechos civiles.
En el pasado Beatty se identificó con la política liberal burguesa de Martin Luther King, Jr., Robert Kennedy y George McGovern, y trabajó en las campañas de varios candidatos del Partido Demócrata. Sin embargo, en los últimos años ha criticado el acercamiento de la política del Partido Demócrata a la Republicana; como canta Bulworth:
"Ricos/demócratas/republicanos/son del mismo club".
Cuando le preguntan a Beatty cómo un actor rico como él puede hacer una película como Bulworth, contesta: "Traicioné a mi clase". A un reportero le explicó: "Bueno, no nací rico. Soy del Sur.... como dice Bulworth en la película, los blancos [comunes y corrientes] tienen más en común con los negros [comunes y corrientes] que con los ricos.... En realidad tuve suerte porque mis padres eran firmes partidarios de la justicia. Trabajaban en educación pública. Vengo de una onda democrática".
En cuanto a lo que quiere lograr con Bulworth: "Tengo muchas opiniones y por suerte mi trabajo me permite expresarlas.... Cuando uno tiene esa posibilidad, ¿qué debe hacer?".
Le era preciso mantener el control artístico de Bulworth: "Quería completa libertad para hacer lo que quería. Siempre tenía la idea de situarla en ese mundo [de rap] pero no quería que me influyeran los intereses comerciales. Quería explorar la política contemporánea porque creo que la conozco mejor que los demás cineastas".
Dijo Beatty: "Fox es la compañía que hizo la película. Seguro cuando vieron el guión, pensaron que se me había ido el avión". Resulta que Fox acordó filmar Dick Tracy con Beatty pero se echó para atrás. Entonces hubo un arreglo: Fox prometió darle un presupuesto de 30 millones de dólares y control completo de la próxima película. "Le dije a Fox: `Tengo una demanda contra ustedes; a los dos nos conviene dejar eso'. Si no fuera por esas circunstancias insólitas, no hubiera podido financiar la película".
Sobre el problema del sistema político estadounidense, dice: "Es el dinero. El dinero y la tecnología. Se supone que esta debe fomentar la democracia, pero no se maneja democráticamente. Al contrario, las grandes corporaciones son dueñas de la tecnología, así que los anuncios las benefician a ellas. Así es en todo...". Añade: "La cuestión clave es la gran desigualdad económica en este país. Es un problema que no se reconoce ni se resuelve. A los que traicionan a su clase los excluyen del diálogo político, los miran como locos, sospechan de sus motivos. Son la antítesis de `nuestro éxito' en la bolsa de valores".
Beatty entiende que no es fácil integrar un mensaje político en una obra de arte: "Es posible decir ciertas cosas en una película, por ejemplo, que tratan mal a los negros o que los ricos controlan la política. Son simplificaciones pero son cosas que hay que decir".
"Soy cineasta y cada vez que uno busca comunicar un mensaje en una película, aunque sea la verdad, suena como noticiero. En esta película sale un loco que sufre un colapso nervioso, anda en pantalón mocho, se porta como adolescente y habla con una voz que no es la suya. Simplifica mucho el mensaje, pero da risa. Hice la lucha de hacerla chistosa y con suficiente acción para que el público no se salga.... Si no hace reír, no funciona. Siempre hay que entretener".
***** Beatty opina que el Partido Demócrata "perdió su misión": "Todavía estoy con el Partido Demócrata, pero no soy uno de esos demócratas. Soy un demócrata estilo Bulworth". Puede que Beatty aún tenga esperanzas de que sea posible lograr cambios dentro del sistema, pero su película nos advierte que no nos hagamos ilusiones.
Bulworth no es un revolucionario proletario; sin embargo, lo que dice es un peligro para el sistema. Como dijo Bob Avakian en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?: "Para poder llegar a `ser alguien' una vez que haya sido elegido--tanto en aras de su propia carrera como para `ser efectivo'--el funcionario debe encajar en el molde establecido y trabajar dentro de las estructuras vigentes. Esto se debe en parte a que los que ya están atrincherados en posiciones de poder e influencia pueden obligar a otros a conformarse y trabajar desde adentro de las avenidas aceptadas, pero más básicamente se debe a que, para repetir, el sistema político debe servir al sistema económico subyacente.... Si uno está dispuesto a ver--y a trabajar por--el derrocamiento del orden vigente, y más aún lo proclama abiertamente, jamás le permitirán ocupar una posición de verdadero poder; o, si por otro lado, tiene esta perspectiva en mente pero la oculta y trata de `meterse a la estructura de poder y trabajar desde adentro', será devorado--o masticado y escupido--por esa estructura".
No queremos revelar cómo termina la película, pero Beatty tuvo este comentario acerca de lo que le pasa a Bulworth: "El fin de la película no podía ser otro. Casi desde el principio lo decidí. Para ser la película... para lograr lo que había que lograr, tenía que terminar así".
Esta película es valiente y chistosa. Es muy optimista sobre la posibilidad de unir a las masas de distintas nacionalidades, canalizar sus energías a la lucha contra el sistema para buscar una salida a esta pesadilla. Para nosotros, dice lo siguiente: el pueblo tiene que tomar su destino en las propias manos para lograr un cambio verdadero. El Rastaman repite su mensaje: "Hay que tener ánimos, no ser un ánima" y mira directamente a la cámara, como para decirnos a todos que la solución de toda esta cochinada depende de nosotros.
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