El Corán, el Islam y la opresión de la mujer

Bob Avakian responde a una carta sobre el Corán

Obrero Revolucionario #970, 23 de agosto, 1998

Nota de la redacción: Hace un año el Obrero Revolucionario sacó una serie de artículos de Bob Avakian, Presidente del PCR, sobre comunismo y religión. A continuación, una carta acerca de uno de los artículos sobre el Islam y la respuesta del camarada Avakian.

Carta de una lectora

Señores:

Adquirí el número del 20 de julio de 1997 de su publicación y me fijé en el artículo sobre el Islam. Seguramente tenían buenas intenciones al publicarlo; sin embargo, contiene por lo menos un error imperdonable. Está bien plantear críticas siempre y cuando se basen en los hechos pues eso nos ayuda a ser honestos, pero las mentiras o la información distorsionada no nos ayudan en nada. En particular, respecto a la referencia al capítulo del Corán titulado "La prohibición" (OR 7/20, página 14, segundo párrafo), es decir, al capítulo 66, los primeros versos, hay que tener presente que el Profeta era jefe de estado y los asuntos políticos importantes que les comentara a sus esposas en confianza no debían repetirse como chismes. A continuación, la cita textual: "Un día el profeta comunicó cierto secreto a una de sus mujeres, y ésta lo comunicó a otra; Dios lo hizo saber al profeta que, a su vez, hizo conocer una parte de esta revelación y se calló acerca de la otra, y cuando el profeta lo hizo conocer a esta mujer, le preguntó: ¿Quién te ha dicho todo eso?--Fue el Sabio, el Instruido, respondió el profeta. Si volvéis a Dios (si os arrepentís), pues vuestros corazones...se han torcido, Dios os perdonará; pero si os unís ambas contra el profeta, sabed que Dios es su patrono, y que Gabriel y todo hombre justo entre los creyentes y los ángeles, le prestarán asistencia. Si os repudia, Dios puede darle esposas mejores que vosotras; mujeres musulmanas y creyentes, piadosas, que gustan de arrepentirse, sumisas, que observan el ayuno, tanto mujeres casadas como vírgenes". (66:3-5, traducción de Joaquín García-Bravo) Además, cabe señalar dos cosas: la opresión de la mujer, que a veces se encuentra en las sociedades "musulmanas", es un rezago de las religiones paganas y ocultas, y no es avalada por el Corán; y una buena cantidad de mujeres se han amparado en el Islam porque ofrece seguridad y libertad de opresión, y al parecer están contentas aquí.

En todo caso, el modo difamatorio de tratar dicha cita del Corán perjudica su publicación porque cualquiera que conozca el Corán sabrá que o no verificaron la referencia o les parece conveniente tergiversarla. Les ruego tener más cuidado en el futuro.

Gracias por su atención,
María Abdin

Bob Avakian responde: El Corán, el Islam y la opresión de la mujer

Al recibir la carta de la lectora, primero volví a leer el mencionado pasaje del Corán (la primera parte, específicamente los versos 3 a 5, del capítulo, o sura, titulado "La prohibición"). Revisé los comentarios de varios autores acerca del pasaje y del Corán en general; además, leí varias investigaciones históricas y otro material sobre Mahoma, el Corán y el Islam. Finalmente, volví a leer el Corán en su totalidad (traducción al inglés). Todo eso confirmó cabalmente lo que escribí en el artículo sobre el Islam de julio de 1997 (motivo de la carta): efectivamente, el Corán defiende la opresión de la mujer, da el aval de la "autoridad religiosa" a la captura de mujeres como botín de guerra y pillaje, y en general les otorga una posición subordinada, de "segunda clase", en la sociedad. El pasaje en cuestión acerca de la relación de Mahoma y sus esposas (y concubinas) refleja eso, y además es un ejemplo--como mencioné en el artículo--de "una revelación de Alá" que, por no decir más, es muy conveniente para Mahoma en lo personal y responde a sus objetivos generales.

Como la carta indica, el pasaje se refiere a una situación donde una (o más) de las esposas de Mahoma contaba chismes de él. Una cuestión central--que el mismo Corán no aborda directamente ni la carta tampoco--es el contenido preciso del chisme, o sea, ¿de qué hablaban las esposas?

Al investigar, encontré varias interpretaciones, o tradiciones, sobre esto; unas dicen que el pasaje se refiere a la tendencia de unas esposas de Mahoma a no mostrarle el debido respeto, lo cual marcaba la pauta para que las demás esposas musulmanas no les rindieran respeto y obediencia a su esposo. Otras interpretaciones dicen que algunas esposas estaban molestas porque Mahoma pasaba más tiempo de lo acostumbrado con una esposa y le jugaron una mala pasada para que no lo hiciera. Sin embargo, me parece que la interpretación que cité en el artículo es la que más concuerda con los relatos históricos sobre la vida de Mahoma (y, en particular, sobre sus relaciones con sus esposas y concubinas) y con el mismo pasaje del Corán.

Según esa interpretación, a Mahoma le regalaron una esclava cóptica llamada Mariya a raíz de un arreglo político con el rey de Egipto. Mariya le dio un hijo. Eso, de por sí, provocó la envidia de las esposas dado que a los niños se les consideraba de más valor que a las niñas. (Sin embargo, el hijo murió en la infancia.) Además, un día en que se suponía que Mahoma debía dormir con cierta esposa, ella lo descubrió con Mariya. Prometió no tener más relaciones sexuales con la concubina y dio la orden de no comentarlo; pero las esposas no obedecieron y empezó a correr el chisme. En respuesta, Mahoma no quiso tener nada que ver con ellas durante un mes. Además, dio a conocer una "revelación de Alá" que se incorporó al Corán, es decir, la advertencia (verso 5 de "La prohibición") de que si las esposas de Mahoma le siguen dando lata, es posible que las divorcie y, a lo mejor, ¡Alá le dará mejores esposas! (Esa interpretación se comenta en detalle en la investigación histórica de Mahoma por Maxime Rodinson, escrita en francés y traducida al inglés, así como en otras fuentes.)

Opresión de la mujer en el Corán
y resistencia

Dicha interpretación y todas las tradiciones asociadas con esos versos del Corán muestran la posición social inferior de las esposas (y concubinas) con relación a Mahoma y a la sociedad islámica de aquella época, donde a la mujer se le trataba como subordinada al hombre y vivía bajo su dominación. Es más, a lo largo del Corán se avala y autoriza la situación opresiva de la mujer; esa tradición es propia del Islam, así como de las demás religiones importantes.

En el artículo mencionado y otros escritos he demostrado que el Corán (igual que otras escrituras religiosas) defiende la opresión de la mujer. Basta con citar un ejemplo clarísimo donde el Corán exhorta a dar latigazos o golpear ("azotaréis") a las mujeres desobedientes: Véase verso 38 del capítulo titulado "Las mujeres":

"Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Dios ha elevado a éstos por encima de aquéllas, y porque los hombres emplean sus bienes en dotar a las mujeres. Las mujeres virtuosas son obedientes y sumisas: conservan cuidadosamente, durante la ausencia de sus maridos, lo que Dios ha ordenado que se conserve intacto. Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis; las relegaréis en lechos aparte, las azotaréis; pero, tan pronto como ellas os obedezcan, no les busquéis camorra. Dios es elevado y grande". (El Corán, traducción de Juaquín García-Bravo)

Los seguidores del Islam a menudo sostienen (como la lectora) que mejoró la posición de la mujer comparada a "las religiones paganas y ocultas", y en cierta forma tienen razón. Un ejemplo importante: el Corán condena y prohíbe la costumbre de los árabes "paganos" de aquella época de enterrar vivas a las niñas. (Véase el verso 140 del capítulo sobre "La vaca") Asimismo, dice que las creyentes que siguen las enseñanzas del Islam serán bendecidas en el paraíso y establece ciertos derechos de la mujer. Sin embargo, es innegable que el Corán otorga una posición inferior a la mujer "por la voluntad de Alá": "Las mujeres respecto de sus maridos y éstos respecto de sus mujeres deben conducirse honestamente. Los maridos son primero que sus mujeres". (Verso 228 de "La vaca", traducción de Joaquín García-Bravo) Y no olvidemos la citada exhortación a "azotar" y castigar a las mujeres desobedientes.

La lectora sostiene que "una buena cantidad de mujeres se han amparado en el Islam porque ofrece seguridad y libertad de opresión, y al parecer están contentas aquí". En realidad, en las regiones del mundo donde predomina el Islam, hay muchas formas de resistencia--declaraciones, movimientos de masas y organización clandestina--contra la opresión de la mujer y su "justificación" ideológica/religiosa por el Corán y los principios del Islam. Por ejemplo, el Obrero Revolucionario ha publicado denuncias contundentes y llamamientos a la lucha escritos por mujeres de Irán y Afganistán.* Es preciso reconocer que en esos y otros países islámicos la opresión de la mujer es muy real, que las autoridades políticas y religiosas la imponen, y que la "justificación" se encuentra en el propio Corán.

Quisiera dejar en claro que el Islam no es la única religión que defiende la opresión de la mujer ni las relaciones sociales de explotación y opresión. En ese aspecto todas las escrituras religiosas son iguales, por ejemplo, el cristianismo y su Biblia, tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento. Tampoco quiero dar a entender que el Islam haya significado un paso atrás en la posición de la mujer ni en las relaciones opresivas generales de la sociedad árabe de hace 1500 años. Pero lo fundamental es que ni el Islam ni, de plano, la religión puede servir de guía para el avance de la sociedad actual, precisamente porque las relaciones sociales que representa, así como las formas de esclavitud y opresión ligadas a ellas, son históricamente obsoletas desde hace mucho tiempo; representan el pasado y son una barrera a la emancipación de la mujer y de la humanidad.

En el mundo de hoy, es necesario hacer una ruptura radical con la ideología religiosa, como señalaron Marx y Engels en el Manifiesto comunista, para lograr el histórico salto revolucionario que dará a luz una sociedad, una auténtica comunidad global, que no se divida en opresores y oprimidos. Se necesita una ruptura radical con toda la ideología que defiende y nutre las relaciones de explotación y opresión, con las relaciones de propiedad que las expresan y, en particular, con la opresión de la mujer. Esas rupturas radicales son centrales en el comunismo y su ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo, así como en la lucha revolucionaria y su meta final.

Conforme a dicha ideología, nuestro Partido busca unir a todos los que puedan unirse--por ejemplo, gente de diferentes creencias religiosas--a luchar contra la opresión y explotación de las masas en sus múltiples formas. Nuestra orientación es entrar en una dinámica de unidad-lucha-unidad con muchas personas y diversas fuerzas a través del largo proceso de los preparativos necesarios para tumbar este sistema capitalista-imperialista y avanzar a la transformación revolucionaria de la sociedad, y a la eliminación total de la opresión y explotación, como parte de la revolución proletaria mundial. Para eso, consideramos que es preciso entablar lucha ideológica, como camaradas, en torno a la religión y otras cuestiones decisivas de cosmovisión, con el fin de lograr la meta final de romper las cadenas económicas, sociales, políticas y también mentales que oprimen al pueblo.

* Véanse "Carta de una lectora iraní: La ley islámica y la opresión de la mujer en Irán", OR No. 932, 16 de noviembre de 1997, y "Mujeres de Afganistán e Irán llaman a celebrar el Día Internacional de la Mujer", OR No. 947, 8 de marzo de 1998.


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