California:
La lucha contra la Ley de Tres StrikesAngustia e injusticia
Obrero Revolucionario #976, 4 de octubre, 1998
"Cuando la chota ve un grupo de chavos mexicanos, para ellos somos pandilleros. Ni estamos haciendo nada. Nos detienen... Para ellos, de plano somos delincuentes".
Un joven preso chicano El sistema quiere zampar nuestro futuro a sus mazmorras; llena las llamadas "instituciones correccionales" con nuestra juventud. California ha dado la pauta y tiene el mayor sistema penal en el mundo, después de China y Estados Unidos en general. Gasta más en prisiones que en el sistema educativo. En los últimos años California ha eliminado 8000 trabajos en universidades y contratado 26.000 empleados más para el Departamento de Correcciones. Un chavo negro de Los Angeles u Oakland tiene el doble de probabilidades de terminar en la cárcel que en la universidad. En California, algunos políticos proponen aplicar la pena de muerte a chavos de 13 años y otros ¡"solamente" a los mayores de 14!
El sistema penal de California es una pesadilla. El hacinamiento es tremendo: celdas de 2 por 3 metros, para un preso, tienen dos. Es común que los reclusos pasen 23 horas del día en dichas celdas. La brutalidad es espantosa e institucionalizada. Por ejemplo, en una serie de audiencias ante la cámara de diputados del estado salió a la luz que los guardias de la prisión Corcoran organizaron "combates de gladiador" entre los presos con todo y apuestas, y las autoridades lo taparon. Durante los últimos diez años, por lo menos 38 reclusos han muerto a manos de guardias; eso además de las víctimas de riñas instigadas por guardias, "suicidios" y muertes por la espantosa falta de atención médica.
La cantidad de presos en California ha aumentado de 22.500 en 1980 a 126.000 en 1994. El Departamento de Correcciones calcula que para el año 2005 podría ascender a 341.000.
El gran aumento se debe a una racha de nuevas leyes que imponen sentencias más largas por delitos menores. En 1994, California aprobó la ley de "tres strikes y fuera": los condenados de un tercer delito grave (felony), si ya han sido condenados dos veces por delitos "serios o violentos", reciben una sentencia obligatoria de 25 años a cadena perpetua. Asimismo, los condenados de un segundo delito grave reciben una sentencia obligatoria doble. (En el OR No. 974 se encuentra más información sobre las leyes de tres strikes de California.) En los cuatro años de esa ley han sentenciado a más de 4000 personas a cadena perpetua, muchas de ellas por delitos menores como hurto menor o posesión de una pequeña cantidad de droga.
Los familiares de presos condenados por la ley de tres strikes fundaron FACTS (Familias contra la Ley de Tres Strikes de California); son parte de un creciente movimiento de resistencia que lucha por un futuro diferente.
"Saben que estamos con ellos"
A principios de septiembre el OR entrevistó a miembros del capítulo de San José de FACTS, que es la sede de la organización en el norte de California. Tiene menos de un año de haberse fundado; su primera protesta fue en enero de 1998. FACTS está creciendo rápidamente; actualmente hay 22 capítulos.
La presidenta del capítulo, Mary Avanti, le dijo al OR: "Hemos establecido capítulos en Bakersfield, Three Rivers, Hanford, Fresno, Modesto, Stockton, Santa Cruz, Hayward, San José y Sacramento, todos desde enero. Es que yo conocía a algunos presos, tengo amigos que conocen a presos; empezamos a enviarles correspondencia. Los presos nos contestaron y nos pusieron en contacto con sus familiares. Al principio, recibía correspondencia de cinco presos; actualmente la recibimos de 270. Tenemos 150 miembros, además de gente que apoya la organización. También estamos en las cárceles: Corcoran, Calpatria, Lancaster, Salinas, Soledad, Pleasant Valley, Susanville, Pelican Bay, Mule Creek, Solano, San Quentin, del condado de Santa Clara, del condado de Placerville y Oakland. Tenemos un compañero preso en San Francisco y compañeras en la cárcel de mujeres, CCWF".
El capítulo de San José se reúne cada semana en un barrio popular. En una reunión reciente los asistentes recibieron un informe de la reunión estatal de la organización y trazaron planes para repartir volantes, recoger firmas y hacer una venta de obras de arte de los presos. Cada mes hacen una protesta frente al centro cívico. El volanteo en el palacio de justicia es una actividad permanente. Reciben correspondencia de los presos y publican la información en la Internet. Protestan frente a las cárceles y cabildean para cambiar la ley.
Un miembro de FACTS describió una protesta: "Estábamos frente a la cárcel de San José. Corrimos la voz de que los presos botaran agua por la ventana. De repente vimos que todo un lado del edificio estaba mojado. Los presos botaban agua por la ventana de la celda. Saben que estamos con ellos".
Ejemplos de injusticia
Los casos de los presos condenados con la ley de tres strikes son ejemplos de grandes injusticias que se deben conocer. Brenda fue la primera en relatar el caso de su marido, condenado a raíz de un incidente de brutalidad policial hace un año: "Vinieron por mi esposo. El agente sacó la macana y mi esposo buscó escaparse. Salió por la puerta, dicen que quería que los policías se cayeran del balcón. Le dieron una tremenda golpiza; le abrieron la cabeza con un macanazo y le chorreó sangre por todos lados. Le quise dar una toalla y me dieron un cachiporrazo en la espalda. Salí corriendo porque no quería que me hicieran lo mismo que a él. Ahora mi esposo tiene tres strikes: lo acusaron de agredir a un policía, posesión, estar ebrio y dar una identificación falsa. Tiene condenas previas por hurto doméstico. Si lo declaran culpable de todas las acusaciones, la sentencia es de 95 años a cadena perpetua; si lo declaran culpable de agresión, será de 25 años a cadena perpetua".
Brenda habló de su situación: "Es muy difícil. Mi hija está en casa ahorita. Se metió en problemas y está bajo arresto domiciliario. Tengo que buscar dos trabajos para mantenernos. Visito a mi marido dos veces a la semana. Voy a la corte cada quince días. No permiten tocarlo, nada más quisiera abrazarlo porque, sabes, un abrazo nos levantaría el ánimo. Es un gran lío".
Después habló Karen: "A mi esposo ya lo sentenciaron en el condado de Santa Barbara por un giro fraudulento. No estaba tomando la medicina que le recetaron por problemas psiquiátricos y lo convencieron de declararse culpable a cambio de una sentencia de 25 años a cadena perpetua, pues le dijeron que en caso de ir a juicio la sentencia iba a ser de 100 años. Su caso era muy ambiguo [su delito podía considerarse menor o grave--OR]. Por sus antecedentes (desde hace mucho tiempo) lo acusaron de un delito grave.
Karen habló de las apelaciones inútiles: "El juez no aceptó ninguna petición. Lo sentenciaron de 25 años a cadena perpetua por lo que podría ser un delito menor". Karen señaló que la sentencia máxima por ese delito grave es de dos años, pero por la regla de tres strikes le clavaron de 25 años a cadena perpetua.
Mary tiene mucha energía y está decidida a anular la ley de tres strikes. Platicó de su familiar: "La acusación fue grave, pero no tenía antecedentes violentos. Lo acusaron de secuestrar un carro, pero no fue violento. En realidad fue robo de un carro, pero le pusieron secuestro. Conlleva una sentencia de cuatro años, pero como ya tenía dos strikes la doblaron a ocho. Por tener un índice de .28 de alcohol, le añadieron 5 años más. Así que ya sumaban 13 años. Entonces añadieron 5 años por cada condena previa, condenas de cuando tenía 18 a 27 años. Ahora tiene 47 años, es decir, pasaron 20 años, no estaba bajo libertad condicional ni nada. Va a pasar 33 años preso y no puede salir bajo libertad condicional por 27 años... No quiero que muera en la cárcel, solo. Voy a luchar hasta que se cambie esta ley o moriré luchando por cambiarla".
Como mucha gente, Mary se enteró de FACTS por medio de un pariente preso: "Mi familiar me mandó un discurso del fundador de FACTS, Doug Kieso. Lo copió a mano--los dos lados--porque solo había un ejemplar en la cárcel y quería mandármelo. Me propuse encontrar a FACTS. Sabía que el grupo existía; durante siete meses los buscaba, pero no los podía encontrar. Después lo mandaron a la cárcel Folsom. La primera vez que lo fui a visitar, llegué muy temprano; había una señora allí esperando y nos pusimos a platicar. Su novio estaba preso por tres strikes; ella era miembro de FACTS y de esa forma me conecté".
John estaba escuchando y cuando surgió la pregunta de qué los anima a seguir luchando, dijo: "Soy la única esperanza de mi hermano. Me sumé a la lucha porque le aplicaron tres strikes por robarse 30 dólares. Ha estado en líos con el sistema penal desde que tenía 18 años. Es adicto; jamás le han ofrecido tratamiento médico. En esa última ocasión se robó 30 dólares y le aplicaron la ley de tres strikes por sus antecedentes. No le entró a la droga durante dos años, pero luego lo despidieron. No sabía cómo manejar esa situación ni cómo pedir ayuda de mí o de sus amigos. Ahora él está adentro y no puede hacer los trámites, pero yo sí puedo. Crecimos en los proyectos de San Francisco. Mi madre es una luchadora y soy igual. Es una luchadora, jamás dijo que no se podía, jamás se rindió. Así soy yo. Mientras mi hermano siga preso, voy a seguir luchando, voy a hacer lo que haga falta para lograr los cambios necesarios con el fin de que salga".
La pena de los parientes
Los familiares platicaron de la pena que sufren junto con sus seres queridos presos. Brenda dijo: "Cada uno de nosotros está purgando una pena".
"La neta", dijo Karen. "Jamás tendré hijos si mi marido sigue condenado de 25 años a cadena perpetua. ¿A poco se le puede llamar a esto matrimonio? No permiten una visita conyugal si el preso tiene una sentencia máxima de cadena perpetua, aun si es por un delito no violento. [En California han impuesto severas restricciones a las visitas; antes se permitía tener visitas largas de la familia.] Así nos castigan a nosotras también".
"Igual nos castigan cuando los visitamos", dijo Brenda. "Nos pordebajean. Al entrar allí, me pongo en alerta. Camino despacito, con las manos abiertas. Nos registran. Nos tratan como criminales... Buscan intimidar, desmoralizar".
Dan, un hombre mayor que tenía una cadena con una cruz, habló de visitar a su hijo: "En el valle de Salinas, no permiten vestirse de este color ni de aquel. Lo tratan a uno como lo más bajo".
Mary habló de las visitas: "Siempre me pongo muy nerviosa. El trato es muy humillante. Al salir de allí digo: no, hombre, si así me siento y yo solo voy de visita, ¿cómo deben sentirse los presos? Eso me hace pensar muchas cosas, ni quiero pensar en ellas".
Karen añadió: "Tengo miedo de que la cárcel lo vaya a cambiar, que lo vaya a institucionalizar. Antes tenía tres trabajos. ¿Cómo estarán después de 25 años en el bote? Seguro los va a quebrar".
Brenda lamenta que su hija crezca sin padre: "Antes teníamos una vida común. A mi hija la enseñó a manejar cuando tenía diez años. Hay muchos recuerdos... No puedo aceptar que esté condenado de 25 años a cadena perpetua. Ella es la única, no tenemos otros hijos, en el futuro se casará, habrá nietos".
Los que nada tienen y los que lo tienen todo
Por la injusta ley de tres strikes los miembros de FACTS empiezan a cuestionar otros aspectos de la sociedad: ¿hacia dónde va?
John dijo: "Con los años, veo que nos están quitando los derechos que los padres de la patria sentaron. Y me pongo a pensar, a reflexionar, y saco la conclusión de que ya existe una gran división entre las clases, que va a terminar en dos campos, los que nada tienen y los que lo tienen todo. Es decir, los que tienen toda la riqueza y los pobres que vamos a ser sus esclavos. No quiero que eso llegue a pasar. No lo permitiré. Estoy dispuesto a todo para luchar contra el deterioro de nuestros derechos humanos y civiles".
Además, se platicó de la guerra contra la droga. FACTS publica información acerca de muchísima gente sentenciada a cadena perpetua por violar las leyes de la droga. Mary señaló que cuando arrestaron a su pariente, él buscaba ayuda médica por problemas de droga, pero en ningún centro de tratamiento había cupo.
John hizo un comentario muy importante: "En los ghettos, nadie tiene dinero ni medios para importar droga al país. Estoy convencido de que gente poderosa hace eso y luego la lleva al ghetto". Los demás señalaron que los guardias llevan drogas a la cárcel, pero las autoridades le echan la culpa a los familiares y así justifican sus humillantes registros.
John añadió: "En el barrio donde crecí, casi todo el mundo termina en la cárcel. Así es en los proyectos. Lo he visto una y otra vez. La policía ha matado a muchos de mis amigos. Ya estoy harto de las muertes, de que los metan al bote de por vida. Mi hermano--es mi hermano menor, con él íbamos a pescar y todo--pues agarramos distintos caminos. De chamacos, no teníamos casi nada. Pero estoy aquí y tengo la oportunidad de hacer algunas cosas que él no puede hacer adentro... Estoy seguro de que habrá un cambio, pero habrá que luchar duro".
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