DPNY se desboca durante entierro de Matthew Shepard
Obrero Revolucionario #980, 1 de noviembre, 1998
"Les puedo asegurar a cualquiera de ustedes que se haya tragado el cuento que `Nueva York ya salió de problemas', que `ya salió' desde el punto de vista de los que detentan el poder, los que no quieren que nadie cuestione su imperiosa autoridad. De plano, los ciudadanos de Nueva York vivimos bajo un gobierno fascista donde cabalgan sobre los derechos constitucionales de libertad de expresión y reunión (literalmente, la policía montada cabalga sobre ellos). Si alguno de ustedes piensa que el señor Giuliani es un gran tipo, piénselo dos veces (y muy en serio). Solo queríamos expresar nuestro gran dolor y coraje por la muerte de un joven inocente por el simple hecho de ser gay. Bienvenidos a Estados Unidos a finales del siglo 20, la tierra del odio y del fascismo".
Mensaje en la Internet de un miembro de ACT UP, quien presenció el ataque del DPNY a la protesta para conmemorar a Matthew Shepard El lunes 19 de octubre, se realizó una conmemoración política de Matthew Shepard, el joven vilmente asesinado en Wyoming por ser gay. Los asistentes expresaban su dolor y su coraje; tenían la intención de unirse en una protesta pacífica, pero el DPNY venía en plan de violencia. Por segunda vez en dos meses atacó una protesta contra la injusticia del sistema. Con el propósito de reprimir la marcha solemne en honor a Matthew Shepard, la policía montada lanzó una serie de ataques: atropellaron, golpearon e insultaron a la multitud. Arrestaron a 100 personas; varios eran enfermos de SIDA y los tuvieron en la cárcel hasta la tarde siguiente sin tomar sus medicamentos, con grave perjuicio para su salud.
El DPNY no esperaba una protesta tan grande. Pensaba que apenas iban a acudir centenares y despachó a unos 70 agentes. Pero llegaron de 4000 a 6000 personas, que partieron de la zona comercial de Manhattan cerca del parque Central. Al salir a la Quinta Avenida, la policía quiso arrimarlos a la acera. Apenas se inició la marcha y la policía se lanzó a la carga. Leslie Feinberg, editora del periódico Workers World detenida en la protesta, le dijo a la radioemisora WBAI: "La policía lanzó dos ataques, peinó la multitud y arrestó a todos los encargados tácticos de la marcha que pudo agarrar, además de los observadores legales y los encargados de negociar con la policía. Buscó descabezar la marcha, aplastarla, para dispersarla. Pero se equivocó, política y militarmente". Los que quedaron asumieron las responsabilidades de los dirigentes detenidos y la marcha siguió por la Quinta Avenida.
Para las autoridades de Nueva York es preciso parar cualquier actividad "no autorizada"; cuando su operativo contra la manifestación fracasó, las fuerzas del orden se enloquecieron. Pidieron refuerzos: primero autorizaron una movilización de primer grado y duplicaron la cantidad de agentes; luego, segundo grado (acudieron agentes de otros distritos); después tercer grado (acudieron agentes de todas las delegaciones de Manhattan); y finalmente recurrieron al cuarto grado, despachando a centenares de agentes de toda la ciudad. En total, despacharon a más de 1000 agentes.
La chota no quiso negociar, más bien buscó arrinconar a los manifestantes. Por ejemplo, acorralaron a mil personas en un callejón y lanzaron cuatro cargas contra ellos. Los manifestantes corearon: "ˇVergüenza, vergüenza, vergüenza!" y "ˇFuera racista, machista, anti-gay DPNY!". La policía montada atacó; varias personas cayeron al suelo y los caballos las atropellaron; lanzaron botellas de agua y velas a la policía para defenderse. Cuando una manifestante tocó a un chota con el pie, este amenazó con "partirle la cabeza como un coco". Otro manifestante dijo que un chota "me atropelló con el ciclomotor, me pareció que querían provocar un motín". Un turista alemán que iba pasando acabó detenido cuando se bajó de la acera. La chota se apoderó de autobuses municipales, mandó bajar a los pasajeros y transportó a los detenidos. Arrestaron a dos observadores legales y agredieron a dos más. Asimismo, arrestaron a una persona por gritar en una rueda de prensa policial después de la marcha.
Sarah Pursley le dijo a WBAI: "Como activistas nos ponen en una situación imposible. Si pedimos permiso, lo rechazan, como hicieron con la manifestación contra la brutalidad policial esta semana [el 22 de octubre] o, si negociamos, nos arrinconan a pequeñas calles no transitadas. Si logramos cumplir con todos los requisitos y nos otorgan el permiso, no importa pues la policía nos ataca como hizo con la Marcha de Un Millón de Jóvenes".
La chota quiso enemistar a los presos comunes y los manifestantes arrestados, pero cuando supieron quiénes eran expresaron su solidaridad. Le comentaron a una detenida: "Así que ustedes son los que protestaron por la tarde. Vimos eso, ustedes son muy gruesos".
La represión a la marcha es un ejemplo claro del plan del gobierno municipal de eliminar todo disentimiento y protesta. Leslie Feinberg le dijo a WBAI: "Detener así fue una forma de castigo con el propósito de desmoralizarnos--no la cuestión de asistir a una manifestación, en fin, solo detuvieron a unas cien gentes de miles--pero para que no organicemos más manifestaciones ni animemos a otras personas, a otros sectores de la población a sumarse a la lucha contra la violencia racista y anti-gay. Yo diría que fracasaron rotundamente". Le preguntaron a Leslie si iban a participar el 22 de octubre: "No puedo hablar por todos los organizadores de la marcha, pero les aseguro que yo voy a estar presente y que muchos estaremos dispuestos a sumarnos a todo esfuerzo contra la brutalidad policial, o sea, la brutalidad contra la comunidad afroamericana, latina o gay. Me parece que ahora hay mucha conciencia, sobre todo cualquiera que vio cómo la policía se desmandó contra manifestantes con velas, turistas, gente de compras, transeúntes. Mucha gente se asombró--hay que experimentar algo así en carne propia para creerlo--y ahora más gente querrá manifestarse contra la brutalidad policial".
El alcalde, Rudolph Giuliani, echó mentiras para justificar el ataque contra la marcha en honor de Matthew Shepard: "Hubiéramos otorgado permiso si nos hubieran dado un par de días de anticipación". (El mismo negó permisos para la Marcha de Un Millón de Jóvenes y el Día Nacional de Protesta el 22 de octubre.) Es decir, en esa ocasión disimuló para quedar mal ante el bárbaro asesinato de Matthew Shepard, pero al día siguiente estaba alabando a la chota y culpando a los manifestantes como de costumbre: "Da lástima ver cómo los defensores de una causa aprovechan y tergiversan los hechos por sus propios intereses. Los gays y lesbianas de Nueva York cuentan con mucho respeto, pero no tenían el derecho de... bloquear la ciudad de Nueva York". El New York Post, un defensor leal de la violencia policial, aportó su grano de arena: "El desprecio que mostraron hacia los valientes policías de Nueva York, aprovechándolos para su propio proyecto político, es totalmente repugnante".
Lo que de verdad es repugnante son las tácticas de gestapo de la chota que reprimió a miles de personas que condenaban el vil asesinato de Matthew Shepard. ˇQué descarados son los chotas del DPNY: los asesinos de Anthony Báez, Nicholas Heyward, Jr., Hilton Vega, Anthony Rosario, William Whitfield y tantos más! ˇCómo se atrevieron a atacar esa manifestación!
A fin de cuentas, no pudieron callar la protesta contundente contra el asesinato de Matthew Shepard. En palabras de Mao: donde hay opresión, hay resistencia.
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