Perú:
Rompen la puerta del Palacio de GobiernoObrero Revolucionario #982, 15 de noviembre, 1998
El 30 de septiembre, Alberto Fujimori, el dictador peruano apuntalado por Estados Unidos, vio algo desde la ventana del Palacio de Gobierno que le debe haber congelado la sangre: cientos de manifestantes, casi todos jóvenes, rompiendo a martillazos la gruesa cadena de la puerta del recinto presidencial; grupos de obreros quemando llantas en la planta baja; y manifestantes lanzando pintura negra contra la puerta principal. Los manifestantes lograron llevarse pertrechos militares pertenecientes a la guardia presidencial y pintar consignas contra la dictadura (algunas con las insignias del Partido Comunista del Perú, PCP, que la prensa llama Sendero Luminoso.)
Tras media hora, la policía militar salió a repelerlos con ráfagas de metralleta al aire, porrazos y gas lacrimógeno. Arrestaron a 100 manifestantes e hirieron a muchos más. Los reaccionarios quedaron perturbados ante el ataque al Palacio de Gobierno, la sede del poder político. La prensa burguesa calificó a los manifestantes de "vándalos" y pidió que se los acuse de "terrorismo".
La manifestación fue una de las protestas más poderosas contra el gobierno que se ha visto en Lima en muchos años. La convocatoria a una "Jornada Nacional de Lucha" para exigir "democracia, empleo, soberanía, justicia y descentralización" la hicieron varios grupos de oposición. El mismo día también hubo protestas convocadas por gremios de trabajadores.
Los manifestantes empezaron a reunirse en las tempranas horas de la mañana, para luego marchar al centro de la capital. A lo largo de la ruta se les unieron maestros, estudiantes de secundaria y universitarios, vendedores ambulantes y obreros. En las escuelas hubo un ausentismo del 90% y parte del comercio fue paralizado en Lima y otras ciudades.
Al llegar al Palacio de Gobierno, la marcha contaba con 30.000 manifestantes, que se pusieron a corear: "¡Abajo la dictadura!, ¡El miedo se acabó!, ¡No a la reelección!, ¡Dictadura no, democracia sí!, ¡Obreros y estudiantes unidos en la lucha!" y "¡Fujiharto, Fujiharto, ya nos tienes harto". Luego cientos invadieron el palacio.
También hubo una manifestación de 2500 personas que atacó el Congreso, el cual ha ratificado todas las acciones de Fujimori. Lanzaron piedras contra los congresistas y libraron batallas campales con la policía. También hubo marchas contra Fujimori en otras ciudades y, al día siguiente, los estudiantes realizaron protestas para exigir la libertad de los detenidos.
En las protestas participaron diversas fuerzas políticas. Unas, como el Comité Cívico por la Democracia, representan a la oposición burguesa y se quejan de que Fujimori y su camarilla han monopolizado el poder. Más que nada, se oponen a la reelección de Fujimori en el 2000, que incluso la Constitución que él redactó después del autogolpe de 1992 prohíbe. También quieren controlar y manejar las protestas para presionar al gobierno y colocarse en el palacio mediante elecciones. Pero lo que verdaderamente temen tanto la oposición burguesa como Fujimori es a las masas populares y la guerra popular maoísta. Después de la marcha del 30 de septiembre, los líderes de la oposición se unieron al coro de la clase dominante que condena los "excesos" de quienes invadieron el Palacio de Gobierno.
Pero lo que demuestran la marcha del 30 de septiembre y otras protestas recientes es el descontento popular contra Fujimori. En 1992, Fujimori dio un autogolpe, disolvió el Congreso y desmanteló el sistema judicial, lo cual le permitió a la clase dominante y su padrino yanqui intensificar la guerra contrarrevolucionaria contra la guerra popular y generalizar la represión. Miles de personas han sido detenidas y acusadas de apoyar la guerra popular, y cientos han sido torturados en horribles mazmorras. Les han negado casi todos los derechos judiciales, como el de defenderse. A más de 5000 los han juzgado y sentenciado jueces encapuchados.
El programa económico de Fujimori de "privatización" y "liberalización" ha beneficiado a los imperialistas y a un puñado de ricos peruanos, pero ha arruinado y golpeado duro a millones de trabajadores y campesinos. Unos estudios recientes indican que, tomando en cuenta la inflación, los salarios son un tercio de lo que fueron en 1980; la mitad de la población está subempleada; y el 55% de los que trabajan no ganan lo suficiente para mantener a la familia.
La represión y las duras medidas económicas han generado protestas militantes. El 22 de septiembre, por primera vez en muchos años se llevó a cabo en Lima una manifestación de familiares de los desaparecidos. Reclamaron que el gobierno investigue la desaparición de más de 5000 personas desde principios de los años 80. Entre los manifestantes, en su mayoría mujeres, había campesinos de la sierra, el centro de la guerra popular. Un periódico publicó un documento secreto del gobierno que advierte que las protestas espontáneas están en aumento. Todo eso desmiente a Fujimori, quien dice que ha devuelto la "estabilidad" al país y mejorado la vida de la ciudadanía.
Las protestas en Lima y otras ciudades han creado una situación favorable para seguir por el verdadero camino liberador que representa el PCP y la revolución de nueva democracia maoísta. El Comité Central del PCP dirige la guerra popular, centrada en el campesinado, y sigue la estrategia prolongada de cercar las ciudades. Como dijo la revista internacionalista Un Mundo Que Ganar, (No. 23, 1998): "La estrategia del régimen en contra de las masas más pobres quienes constituyen la gran mayoría de la población del país ha sido de represión con las armas y esfuerzos por desmoralizarlas y paralizarlas políticamente y tratar a toda costa de alejarlas del PCP. Sin embargo, la continuación de la Guerra Popular señala que aún en circunstancias difíciles, esta se mantiene con la protección, apoyo y participación de este mismo sector del pueblo. Al mismo tiempo, los esfuerzos del régimen por movilizar a su favor a una parte de las clases económicamente un poco mejor ubicados no le ha resultado muy bien, pues se ha dado a las masas urbanas pobres más aire político para respirar y espacio para actuar. Durante todo el año pasado, fue un año de desafío; se realizaron combativas y largas marchas, manifestaciones y enfrentamientos en el centro de Lima, con trabajadores en huelga y otras fuerzas comunes durante los años 80 y 90, las que Fujimori había consignado al pasado hasta hace poco".
Para más información sobre la guerra popular en Perú, consulte la página web del Comité de Apoyo a la Revolución en Perú en www.csrp.org. Así como la página web de OR para noticias de la guerra popular en www.mcs.net/~RWOR.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
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