Protesta de 7000 personas
contra Escuela de AsesinosObrero Revolucionario #986, 13 de diciembre, 1998
A continuación, el informe de un corresponsal del OR desde Atlanta acerca de la protesta en la Escuela de las Américas el 21 y 22 de noviembre.
Unas 7000 personas del mundo entero protestaron en la puerta del cuartel Benning, Georgia, para exigir el cierre de la tristemente célebre Escuela de las Américas. La protesta se celebra todos los años en el aniversario de la masacre en El Salvador de seis sacerdotes jesuitas y su criada por un escuadrón de la muerte Made in USA. Cada año acude más gente.
La Escuela se fundó en 1946; desde entonces ha entrenado y adoctrinado a 60.000 militares y policías de Latinoamérica y el Caribe; es un centro de adiestramiento de asesinos a sueldo, escuadrones de la muerte, verdugos, agentes y golpistas. Por eso se le llama "Escuela de Asesinos".
En 1996, el Departamento de Defensa admitió que los manuales de la Escuela enseñan a torturar, golpear, asesinar, extorsionar y reclutar a soplones. Ahí se graduaron los dictadores Hugo Bánzer Suárez (Bolivia), el general Ríos Mott (Guatemala) y Manuel Noriega (Panamá); Roberto D'Aubuisson, quien organizó escuadrones de la muerte en El Salvador; y el general Raoul Cédras, golpista haitiano. En fin, los "ilustres" egresados de dicha institución son los responsables de incontables masacres y matanzas en Latinoamérica durante las últimas décadas.
***** Estaba platicando con un activista de Minneapolis y en eso apareció un soldado con megáfono; avisó que existen "formas civiles adecuadas" de entablar quejas y que la manifestación era una manera indebida de hacernos oír. La multitud respondió: "¡Que cierren la Escuela!".
Luego, 2000 personas entraron a la base militar en una procesión fúnebre, muestra de su gran valentía, pues el año pasado arrestaron a 600 por entrada ilegal y un juez (quien se hizo famoso por declarar inocente al oficial responsable por la masacre de My Lai, Vietnam) sentenció a algunos de ellos a seis meses de cárcel y los multó $5000. El padre Roy Bourgeois no pudo participar en la manifestación este año porque purga una condena por otra protesta.
El renombrado actor/activista Martin Sheen encabezó la procesión. Le dijo al OR: "Me sumo a esta acción porque estoy consciente de que solo así puedo emanciparme, es decir, es preciso solidarizarme con los que sufren maltrato, abandono y opresión por la política de mi país. Tengo tanto amor a la patria que no temo su ira; señalo la otra cara de la patria, los males, con la esperanza de que se sane, se emancipe".
Una estudiante me explicó por qué decidió entrar a la base: "Somos 48 compañeros de la Universidad Oberlin en Ohio; los jóvenes, los mayores queremos decir al pueblo de este país que estamos aquí hoy porque esta Escuela no fomenta la democracia. Al contrario, fomenta el odio, la violencia. Queremos que se cierre. Estamos hartos. ¡Basta ya! Que no lo hagan en nuestro nombre". La procesión se acercaba a la base y se leían en voz solemne los nombres de latinoamericanos asesinados por escuadrones de la muerte. La multitud gritaba "¡Presente!" después de cada nombre; algunos estaban llorando.
Un anciano con una gorra que decía "Veteranos por la Paz" me dijo: "Estados Unidos es una organización militarista. Fui artillero en la guerra de Corea. Matamos a muchísima gente. ¡Qué pena siento al pensar que dábamos vivas al volar a alguien! Ahora sé que eran jóvenes igual que yo". Respecto a la Escuela dijo: "La tercera parte de los egresados son mexicanos. Usan armas yanquis para reprimir a los mayas de Chiapas. La gente no se da cuenta de lo que hace la CIA ni de las consecuencias de nuestra política externa".
Un sacerdote jesuita de Los Angeles destacó: "Las actividades de esta Escuela afectan al pueblo de Estados Unidos, además de Centroamérica y Sudamérica. Por ejemplo, en Los Angeles hay muchos inmigrantes; los egresados de la Escuela han destruido su vida y por eso vinieron aquí a pedir asilo político. A lo mejor ni quieren estar aquí, es decir, prefieren estar en su patria, solo que allí vivían amenazados por culpa de este país".
Se anunció que el ejército se echó para atrás, que decidió no entablar acusaciones contra los 2319 manifestantes que entraron a la base. Los transportaron en autobuses a un parque a dos kilómetros de la puerta. Un estudiante de prepa se quedó mirando a la multitud y le dijo al OR: "El movimiento tiene una gran fuerza; se hará sentir".
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