Fiscal de Los Angeles pretende
reentablar acusaciones contra Geronimo ji JagaObrero Revolucionario #989, 10 de enero, 1999
El 10 de junio de 1997, centenares de personas esperaban en la puerta de la cárcel de Santa Ana para saludar a Geronimo ji Jaga; muchos de ellos habían ansiado ese momento durante toda la vida. Ese día de sol brillante, salió bajo fianza después de pasar 27 años preso, condenado de un homicidio que no cometió.
Una corte superior levantó la condena, ¡pero el fiscal de Los Angeles pretende meterlo al bote de nuevo!.
El 15 de diciembre de 1998, una corte de apelaciones oyó los alegatos de la fiscalía y la defensa. El fiscal pidió que se anulara la decisión de levantar la condena. Centenares de manifestantes condenaron ese atropello; participaron personajes como los actores Marlon Brando y Sean Penn.
En 1969, Geronimo ji Jaga, conocido como Geronimo Pratt, era un joven militante de la rama de Los Angeles del Partido Pantera Negra. Cuando las autoridades mataron a balazos al dirigente Bunchy Carter junto con John Huggins en la universidad de UCLA, Geronimo asumió su cargo. Por eso le cayó encima COINTELPRO, un programa del gobierno para "neutralizar" a líderes revolucionarios. Julius Butler, un ex policía, infiltró el partido y pasó información al fiscal, el FBI y el departamento de policía. En diciembre de 1970, entrampó a Geronimo con falsas pruebas; lo acusaron falsamente de asalto y homicidio de una maestra dos años antes, y lo sentenciaron a cadena perpetua.
En el juicio de 1972, Butler juró que no era informante de la policía. El fiscal sabía muy bien que era mentira; sin embargo, lo presentó al jurado como verdad. Al levantar la condena 25 años después, el juez dijo que el jurado habría visto las cosas "bajo otra luz" si se hubiera enterado de que Butler era informante policial. Actualmente, el fiscal repite lo mismo que el juez rechazó en 1997: que había suficientes pruebas sin el testimonio de Butler y que no era informante policial, aunque sus propios documentos lo desmienten.
El día que Geronimo salió en libertad, le preguntaron a qué se debía esa victoria después de tantos años y tantas apelaciones; respondió: "Al poder del pueblo". Durante años su equipo de defensa--Stuart Hanlon, Johnnie L. Cochran, Jr. y demás--se dedicó a denunciar las acusaciones falsas; a la vez, crecía un movimiento internacional en pro de su libertad. Centenares de manifestantes acudían a las audiencias, muchos de ellos de la nueva generación, gente nacida años después de la condena a Geronimo.
Es nuestro deber parar este atropello del sistema; no permitiremos que lo vuelvan a meter preso. ¡Que Geronimo siga libre!
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