Obrero Revolucionario #996, 28 de febrero, 1999
Amadou Diallo murió a manos de la policía de Nueva York. Estaba parado en la entrada de su edificio cuando le dispararon 41 balas, sin razón. Amadou Diallo, un hombre amable y generoso, vino a Estados Unidos de Africa occidental con muchas esperanzas y muchos sueños; salió en un ataúd.
41 balas para nada... como dijo Carl Dix, 41 razones más para hacer la revolución. Y Amadou Diallo no fue la primera víctima de una ráfaga de balas policiales que ni siquiera se merece un perro rabioso.
Hace menos de un mes, la policía de California mató a Tyisha Miller con una ráfaga de 27 balas; estaba en su carro esperando ayuda. Sus compañeros dicen que Tyisha, una negra de 19 años, era "el alma de la fiesta". Su prima llamó al 911 porque Tyisha estaba enferma, pero en vez de ambulancia llegaron unos agentes y abrieron fuego... sin razón.
Menos de un mes antes de la muerte de Tyisha, la policía de Chicago mató a balazos a Brennan King en el multifamiliar Cabrini Green. Brennan, un negro de 21 años, cuidaba a sus dos hermanos menores y dos primos, además de sus propios hijos. Iba a estudiar en la universidad. Pero la chota le abrió fuego porque no paró; primero lo hirió y luego le metió seis balas en la espalda. Brennan era activista político y luchó por Mumia Abu-Jamal, contra la brutalidad policial y por conseguir trabajos para los jóvenes del ghetto. Más de 1500 personas fueron a su entierro.
¿Qué delito cometieron para merecer lo que les hicieron? Ninguno. Su único "crimen" fue ser jóvenes y negros cuando este sistema tiene en la mirilla a toda una generación de negros y latinos. Su generosidad, sus esperanzas y planes, su animación no significan nada para esos guaruras. Se suman a los miles que han caído a manos de la policía en esta década.
Cada uno de esos asesinatos ha prendido resistencia. Cada vez miles de personas se han alzado para clamar justicia. Esta resistencia es justa y tiene que seguir y crecer. Nuestro partido es parte de dicha resistencia y se coloca con orgullo hombro a hombro con todos los que están luchando.
Muchos se preguntan: ¿cómo podemos acabar esta epidemia de asesinatos policiales? Dicen: no hablemos de cómo refrenarla sino de cómo ACABARLA de una vez por todas.
Para contestar esa pregunta, tenemos que hacernos otra: ¿cuál es la causa de esos asesinatos? ¿Cuál es la causa de este problema, que lleva mucho tiempo pero que ahora ha alcanzado el nivel de una epidemia?
Unos dicen que la policía no está cumpliendo su deber como debe ser, que necesita mejor capacitación y dirección, o que los agentes deben vivir en los mismos barrios donde patrullan. Otros piden establecer juntas de revisión comunitarias para investigar quejas y castigar a los culpables, nombrar fiscales especiales para investigar casos de brutalidad policial o pedir "intervención federal".
¿Es el problema que la policía no "cumple su deber"... o que lo cumple al pie de la letra? Eso depende de cuál es, en realidad, su deber. Por ejemplo, imagínate que tienes un trabajo, que cada día haces lo mismo y que recibes tu salario, aumentos salariales y respeto de tu patrón. Cuando lo que haces en tu trabajo sale a flote, tu patrón corre a defenderte. ¿Cabe duda de que lo que haces es parte de tu trabajo, de que cuando lo haces estás cumpliendo tu deber?
Así que si por todo el país la policía asesina a gente como Amadou Diallo, Tyisha Miller y Brennan King y centenares más, ¿no es obvio que los que les dan órdenes piensan que es parte de su trabajo, que están cumpliendo su deber? De hecho, las pocas veces que las autoridades piden disculpas, hipócritamente, por un asesinato, ¿no dicen que los culpables "estaban cumpliendo su deber" y que ocurrió un "accidente trágico"? ¿No es eso lo que quieren que nos traguemos con el asesinato de Amadou Diallo? Hay que decirlo sin pelos en la lengua: hostigar, intimidar, maltratar y asesinar a ciertas personas ES su deber.
Luego tenemos que preguntarnos: ¿POR QUE la mayoría de las víctimas del hostigamiento e intimidación son negros, latinos e inmigrantes? Este es un sistema capitalista cuya meta es acumular ganancias, y las ganancias son fruto de la explotación. La ganancia dicta que una clase de seres humanos tiene que trabajar mientras que otra clase recibe los beneficios de su trabajo. En Estados Unidos hoy la clase que controla todos los medios de producción, y que por eso puede disponer del trabajo de otros seres humanos, es la clase capitalista. La clase que solo tiene sus pertenencias personales y que por eso tiene que trabajar para beneficio de otros (cuando les dan trabajo) es el proletariado. Es un sistema de explotación y solo perdura si los explotadores impiden que los explotados se alcen. Los capitalistas tienen muchos métodos para eso: mentiras, intimidación y, en última instancia, la fuerza de las armas.
Como parte integral de su versión del capitalismo, Estados Unidos siempre ha mantenido a los negros, como pueblo, en una posición subordinada, primero como esclavos, luego como aparceros y hoy--en su gran mayoría--como proletarios. Así puede superexplotarlos, y hace lo mismo con las demás nacionalidades oprimidas. En cuanto a los inmigrantes, siempre los ha puesto a trabajar por un salario de miseria. Así que en Estados Unidos el capitalismo, la supremacía blanca, la discriminación racista y la opresión nacional son entretejidos.
Ese es el sistema que la policía defiende. Ese es su trabajo y deber. Sí, "sirven y protegen"... al sistema capitalista. Sus demás actividades--"investigar crímenes", "relaciones comunitarias", etc.--complementan su meta principal: apuntalar el sistema y mantener a los oprimidos bajo la bota.
El Presidente Avakian ha dicho: "En resumen, el brazo armado del Estado [capitalista] existe con el propósito de reprimir, por la fuerza de las armas, al proletariado y todos los que pueden alzar la cabeza y desafiar esta `grandiosa manera de vivir' que se basa en el robo y el asesinato, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Y por eso simplemente es que los puercos son puercos y siempre lo serán--hasta que el sistema que necesita tales puercos sea borrado de la faz de la Tierra. Una verdad dura--pero una verdad liberadora".
Hoy esto es más intenso que nunca. La clase dominante de este país ve un período de grandes cambios que conllevan la amenaza de trastornos para el sistema. Incluso en medio del actual "boom" económico, mucha gente de la clase media teme perder el trabajo. Para el proletariado--para nuestra clase--el "boom" significa salarios de miseria, la economía subterránea, chiripear o ver cómo se consigue una oportunidad de estudiar. Es una situación de grandes cambios e inestabilidad, y la clase dominante teme que el pueblo se alce... y que encuentre aliados de otras capas.
Por eso ha decidido apretar las clavijas para suprimir cualquier brote de resistencia popular. Por otro lado, quiere embolatar a la clase media para que apoye a los verdaderos criminales, de la índole de "Adolfo" Giuliani, contra los inocentes que tildan de criminales: los que lavan parabrisas, los que se toman una cerveza en el portón, los chavos que cotorrean, o los negros que están en la calle después de la medianoche. Su meta es aislar a los de abajo y "estabilizar" la sociedad.
Hay algo que tenemos que entender: ellos tienen mucho en juego en este vil programa, y no lo abandonarán nada más porque tropiezan con resistencia. Como ha dicho el Presidente Avakian, esta es una verdad dura, pero una verdad liberadora. Porque a pesar de su vileza, son vulnerables. Existe una solución a este problema: la revolución. En el artículo acompañante, "Hay que acabar de una vez por todas con este mundo de dolor", Carl Dix, el vocero nacional del PCR, habla de la vulnerabilidad del sistema y de la solución revolucionaria.
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