Debbie Lang
Obrero Revolucionario #996, 28 de febrero, 1999
Tras el asesinato de Amadou Diallo en Nueva York, nuestro buró de esa ciudad organizó un equipo multinacional para entrevistar a los vecinos de diferentes comunidades. Fueron con un traductor de francés. Este informe es el fruto de su trabajo:
"Esta es una tragedia para el mundo entero; para las comunidades negra, africana, americana, hispana, puertorriqueña; para todos, absolutamente todos. Todos han venido a llorar porque nos ha entristecido a todos. Ha indignado a todos. Esta es la primera vez que pasa algo así y matan a alguien en Nueva York y todo el mundo lo lamenta".
Un senegalés en el lugar donde mataron a Amadou Diallo, traducido del francés |
Una semana después de que cuatro policías dispararon 41 veces contra Amadou Diallo, volví al lugar del crimen. La entrada donde lo balearon todavía estaba repleta de flores, velas, notas, tarjetas y volantes de protesta. Todo el día, y a pesar del fuerte frío, cientos de personas llegaron para presentar sus respetos, como se ha visto todos los días desde el asesinato. Unos traían ramos de flores o notas, otros rezaban. Una de las personas de nuestro equipo dijo que se parecía a las visitas que se ven en los campos de concentración europeos o en los fuertes de Africa donde tenían a los esclavos.
Mirábamos a la gente que entraba a ver el santuario y los impactos de bala; se veía conmovida y brava. Muchos pensaban en lo que vendría, especialmente porque no habían arrestado ni acusado a los cuatro agentes (les han dado trabajo de escritorio en la delegación). Aunque les pidieron las pistolas con que mataron a Amadou, porque son parte de la "evidencia", les han dado nuevas pistolas.
Un señor del Caribe nos dijo: "Esto no es justo, es completamente injusto. Lo mataron como a un perro". Otro señor del Caribe dijo: "Esos tipos deben estar en la cárcel. Si yo mato a un policía me meten en la cárcel en un abrir y cerrar de ojos. El color de la piel me hace culpable. ¿Por qué no los arrestan? Eso es todo lo que pido, que los arresten". Una señora de las Indias Occidentales nos dijo: "Siempre ando detrás de mis hijos, porque estos policías son unos malvados, brutales. Necesitamos que se haga justicia". Dos africanos pasaron en carro gritando: "¡Abajo la policía de Nueva York!".
Muchos lloraban frente al santuario. Un afroamericano cuarentón nos dijo: "Solo quiero decir que esto es horripilante. El compañero estaba indefenso; lo fusilaron. No llego a comprender cómo pudieron hacer esto. Estaba adentro pero tuve que salir porque me puse a llorar, no pude contener las lágrimas. Esto es una vergüenza, algo increíble. La gente sigue llegando, por eso yo también tuve que venir. Sentí que algo me atraía, ¿entiendes? Tuve que venir porque no me explico cómo le pudieron hacer esto a ese hombre....
"Era africano, yo nací aquí. Los negros ni podemos salir a la calle. El trato a los negros en este país es vergonzoso. No comprendo lo que la policía le hizo a este señor. No hallo las palabras para expresarlo. Cómo le pudieron disparar tantas veces; ni que fuera un hombre imponente, grande. Este es un barrio tranquilo. No tenían que matarlo. Vaciaron las pistolas, en este espacio pequeño; no tenía dónde esconderse. Ni siquiera era estadounidense; vino para salir adelante y mira lo que le pasó".
Una señora negra que trabaja en la Universidad John Jay de Justicia Penal, dijo: "Como madre, esto me indigna. Tengo un hijo de 29 años en Carolina del Norte. No sé qué haría si tuviera que ir a identificar su cadáver con 19 impactos de bala; sería insoportable. Esto me parte el corazón. Tuve que regresar, estuve aquí el domingo y estoy aquí otra vez".
Mucha gente llevó a sus hijos. Una señora negra nos dijo: "Mi hijo tiene apenas 10 años, pero no importa, así y todo lo podrían matar". Su hijo dijo: "Me asusta porque la policía anda matando negros. No es justo, deben respetar a los negros igual que a los blancos". A los padres que trajeron a sus hijos les preguntamos cómo se sienten sabiendo que cada vez que sus hijos salen podría ser la última vez que los vean vivos. También les preguntamos qué consejos les dan. Una señora negra dijo: "Es terrible. Prácticamente le digo que camine todo el tiempo con las manos arriba. Estamos en Estados Unidos... esto no es justo".
Una señora de Antigua nos dijo: "Aquí están mi hijo y mi hija. Lo que le pasó a Diallo es muy triste, pero le puede pasar a cualquiera; pudo haber sido mi esposo, mi hermano, mis hijos, ¿ves? Este es un país muy corrompido y los policías son muy racistas". Nos comentó que a un señor que manejaba ebrio y arrolló y mató a un policía lo arrestaron en el instante, lo acusaron de homicidio por negligencia y asalto en segundo grado, y está detenido sin posibilidades de salir bajo fianza. "Recién hoy mató al policía y ya lo tienen preso. Pero a estos asesinos no les han hecho nada, ¿ves? Deben meterlos presos". Ella también mencionó algo que muchos otros habían mencionado: que no ha habido justicia en el caso de Abner Louima, el inmigrante haitiano a quien golpearon y torturaron con un destapador de inodoros en 1997. Dijo: "Lo que le pasó a Abner Louima fue espantoso, algo terrible. Si detienen a mis hijos, ¿los van a golpear así, los van a torturar? ¿Por qué? Porque son negros. Es que no respetan a los negros".
Una puertorriqueña nos dijo: "Esto es una farsa de justicia. Es absolutamente increíble. Le dispararon 41 veces y qué les importa, ¿entiendes? ¿Has visto a esos agentes por la tele? Se la pasan riendo; eso sí es el colmo. Yo creo que todos debemos unirnos y hacer protestas. Digo todos: hispanos, negros, todos tenemos que unirnos para hacer protestas, porque si no lo hacemos nada va a cambiar".
Chuck es un joven afroamericano vecino. Le vimos hacerle un gesto obsceno a un radiopatrulla que pasó, así que fuimos a conversar con él. "Así es, lo hice para que sepan lo que siento por ellos... a la mierda la policía. Esto que hicieron aquí es para demostrar lo que sienten por los negros, no les importamos un carajo, para ellos no valemos nada y por eso piensan que pueden hacer lo que les da la gana. Este incidente salió en la prensa, pero esto ocurre a diario".
Las autoridades están atacando los barrios pobres con el pretexto de la "guerra contra la droga". En un trecho de la avenida Elder han puesto retenes y piden identificación a todos los que pasan. Para Chuck, "la presencia de la policía no es algo positivo... tenemos que protestar. Tenemos que hacernos sentir. Tenemos que hacernos escuchar con protestas. Tenemos que hacer algo, pero algo radical. Estoy harto de estas cosas. Tenemos que hacer algo. Por eso estoy aquí con mi compa, porque estamos listos para lo que sea. Esto es una revolución".
"Si lo hubieran matado de un solo tiro, el asesinato se hubiera quedado en la oscuridad. Queremos justicia. Queremos justicia para todos los que han sufrido, para que no se vuelva a repetir".
Saikou Diallo, padre de Amadou Diallo, citado en Newsday |
El domingo 14 de febrero, la familia Diallo llevó el cadáver de Amadou a Guinea para enterrarlo. La procesión de más de 600 carros partió de la calle 125 en Harlem rumbo al Aeropuerto Internacional de Newark. Cientos de personas salieron a la calle en Harlem. Al otro lado del océano, en Conakry, Guinea, grandes multitudes recibieron a los Diallo, entre ellos funcionarios del gobierno. Muchos jóvenes tenían camisetas con el retrato de Amadou. A lo largo de la ruta del aeropuerto, cientos de personas saludaron a la familia. Después de los servicios fúnebres en la principal mezquita de Conakry, Amadou fue enterrado en Hollande Bouru, el pueblo donde nació.
En Nueva York, continúan las reuniones, protestas y oraciones; y muchas más están en preparación. En Washington, D.C., 400 personas demandaron justicia para Amadou Diallo frente a la Casa Blanca. Muchos que antes no criticaban la brutalidad policial lo están haciendo. En Harlem, 2000 personas acudieron a una asamblea en la histórica iglesia bautista Abyssinian. A la entrada vi volantes a "Un día de indignación y acción masiva". Desde el balcón podía ver casi todo el interior de la iglesia; estaba repleta y muchos se quedaron parados. Casi todos eran afroamericanos. Rabinos, imanes y otros líderes religiosos asistieron con sus feligreses.
Después de rezar por las familias de las víctimas de brutalidad policial, el reverendo Calvin Butts dio la bienvenida y pidió unidad. Dijo: "Podemos trabajar juntos y lo haremos". Acto seguido, leyó los nombres de las personas asesinadas por la policía enumerados en el Proyecto Vidas Robadas de la Coalición 22 de Octubre. Líderes religiosos de diferentes denominaciones tomaron la palabra o rezaron, entre ellos varios rabinos.
"Tiene que hacerse justicia, y la policía tiene que dejar de ser el juez, el jurado y el verdugo".
Un señor negro de Harlem |
El 16 de febrero se reunió un gran jurado para decidir si acusar o no a los policías que mataron a Amadou Diallo. La prensa ya dice que, de ser acusados, solo sería por homicidio impremeditado. Muchos no confían en ese proceso secreto manejado por el fiscal de distrito, que por lo general absuelve a los policías asesinos.
Al tiempo que se reunía el gran jurado, 1000 personas acudieron a una manifestación frente a la corte del Bronx. La mayoría eran africanos y caribeños, acompañados por afroamericanos, latinos y blancos. Hablaron funcionarios públicos y líderes religiosos. Cuando terminó el programa oficial, sucedió algo inesperado. Nadie se fue; en vez, todos empezaron a hablar de cómo los maltrata este sistema. Fue algo increíble: gente de muchos países, desconocidos, se pusieron a hablar el uno con el otro como si se hubieran conocido años, compartiendo experiencias y dándose cuenta de que tenían mucho en común y un enemigo común. No tenían que esperar que el gran jurado "dé a conocer los hechos"; ellos tienen la experiencia de la vida, y han sufrido la brutalidad policial y la opresión del sistema en carne propia. Muchos se me acercaron para contarme su historia.
Primero me puse a hablar con una señora afroamericana que estaba parada a mi lado durante el mitin. Ella les gritó a los agentes que le dijeron que le diera su puesto a los periodistas. Está enojada con la policía y los medios de comunicación por las mentiras sobre el asesinato de Amadou Diallo. Estaba a punto de llorar cuando me dijo: "No lo entiendo. No lo entiendo y estoy indignada. ¡Tengo un hijo de 27 años y tengo miedo de lo que le pase a él! Vamos hacia atrás. Esto es Alemania. Esto es una nueva Alemania con víctimas de un color distinto. ¡Quieren deshacerse de nosotros! ¡No hay trabajos, no nos necesitan! Esto es una nueva Alemania con un nuevo Hitler". Dijo que para conseguir justicia "todo mundo tiene que echarse a la calle. Todos tienen que hacer oír su indignación. No esperen que le pase algo a un familiar suyo. Todo mundo tiene que participar para pararlo".
Padres Contra la Brutalidad Policial tenía un contingente en la protesta con fotos de seres queridos muertos por la policía. Le pregunté a Margarita Rosario, fundadora del grupo, qué quería decir a los manifestantes. Me contestó: "Primero me gustaría presentar a todos los padres que están aquí hoy y recordar a sus hijos caídos. Eso es lo que hubiera hecho si me hubieran dado la oportunidad". La señora Bailey también fue al mitin. En 1998, el agente Kenneth Boss mató a su hijo Patrick. (Boss es uno de los cuatro agentes que mataron a Amadou Diallo.)
Robert Johnson es el fiscal del Bronx a cargo del gran jurado que decidirá si van a acusar a los agentes asesinos. Margarita me habló de su experiencia con Johnson hace tres años, cuando mataron a su hijo Anthony: "En mi caso él hizo todo lo posible para impedir que acusaran a Patrick Brosnan y James Crowe [los agentes que mataron a Anthony y a su primo Hilton Vega]. Por eso creo que solo acusarán a estos cuatro agentes [que mataron a Amadou Diallo] si seguimos presionándolos. Si no hay presión, Robert Johnson nombrará un juez y este los dejará impunes". (En Nueva York, los acusados tienen el derecho de tener un juicio ante un juez, sin jurado. Los policías siempre escogen esa opción porque los jueces casi siempre los absuelven. Eso es lo que pasó en el caso de Anthony Báez.)
Una señora de Guayana se metió en una conversación con un nigeriano y un ghaneano. Habló con mucha indignación de la respuesta del alcalde Giuliani a las protestas por la muerte de Amadou Diallo. Giuliani acababa de anunciar que darán a los agentes balas de punta hueca, las cuales se expanden cuando entran al cuerpo para causar más daños y matar más rápidamente. Según la perversa lógica del alcalde, ¡es mejor disparar menos veces pero matar más rápido! O sea, los que antes hubieran salido heridos ahora morirán.
La señora se nos acercó, escuchó un tiempo y nos interrumpió: "Ahora quiere usar balas de punta hueca. No me importa lo que haga uno, no es justo dispararle 41 balas. ¡La pistola no tiene la culpa! No es justo que lo mataran. Podría haber sido mi hijo. Tengo cinco hijos y si le hacen eso a uno los mataré. ¿Me entienden? No me importa si es blanco, negro, rojo, rosado o púrpura. No tienen el derecho.... Era un ser humano".
Vimos que un grupo de manifestantes estaba marchando en plena calle y decidimos alcanzarlos. Marcharon al edificio donde se estaba reuniendo el gran jurado coreando: "¡Queremos justicia! ¡Justicia para Amadou!", "¡Poder negro!" y "¡Las calles son nuestras!". Un agente de "relaciones comunitarias" fue a averiguar quién dirigía la marcha, pero los manifestantes no le hicieron caso. Bloquearon el tráfico. Señalaron a los agentes en los techos y gritaron: "¡Este es un estado policial!". Se repartieron docenas del afiche del OR "Muertos a sangre fría por el DPNY", con el nombre de los muertos por el DPNY, y volantes contra la ejecución del preso político Mumia Abu-Jamal. Cuando el grupo se acercó al metro, careó a la policía: "¡Asesinos, asesinos, asesinos!".
"Quiero que se haga justicia. Lo que le pasó a mi hijo le hubiera podido pasar a cualquier de nosotros".
Kadiadou Diallo, madre de Amadou Diallo en una entrevista por teléfono de Guinea que le hizo el Amsterdam News |
Nuestro equipo multinacional fue a Harlem porque allí viven muchos inmigrantes africanos y porque ha habido muchas manifestaciones para demandar justicia para Amadou Diallo. Como en todas partes, la gente de todas las nacionalidades nos dio la bienvenida. Rumbo a un restaurante africano, conocimos a Danny, un chavo negro que estaba con sus compañeros. Las autoridades y los medios han propuesto muchas "teorías" para explicar por qué los agentes dispararon tantas veces: que una bala "rebotó" y pensaron que les estaban disparando; que Diallo no cayó rápido porque las balas le pasaron por el cuerpo con mucha rapidez; que uno de los agentes se cayó y los demás pensaron que estaba herido.
Danny se mofó de la versión oficial de que Diallo "se parecía" a un violador que los agentes buscaban: "¿Qué pasa si envían a cuatro agentes blancos del condado Nassau al centro de Harlem?... ¿me entienden? Hablemos de frente.... Y si les dan pistolas y placas y les dicen: `OK, vayan a vigilar a esos niggers'.... Bueno, ellos piensan: `Estamos buscando a un violador. ¿Su descripción? Negro, casi dos metros, de gorro, chaqueta y botas'. Todo el barrio se parece a él. Esa es la mentalidad de ellos. Que todos somos violadores, traficantes o asesinos". Eso me hizo pensar en un artículo que leí en el Amsterdam News. Decía que unos agentes de la unidad especial que mató a Amadou Diallo hicieron camisetas con una cita de Ernest Hemingway: "No hay nada tan estimulante como cazar a un ser humano, y los que han cazado a hombres armados suficiente tiempo lo disfrutan y, a partir de ese momento, no les satisface otra cosa".
El asesinato de Amadou Diallo no es un incidente aislado. De 1992 a 1996, el DPNY mató a 187 personas: la mayoría chavos negros y latinos en barrios pobres. En solo un puñado de casos han acusado a los agentes.
La indignación entre muchos sectores de la población es algo que no he visto desde hace mucho tiempo. Cuando estábamos en Harlem, me puse a pensar en dos señoras que conocí la semana después del asesinato de Amadou Diallo. La primera es universitaria blanca de Long Island que conocí en la reunión en el Centro Cultural Islámico. Me dijo: "Estoy más que harta de la manera en que tratan a las minorías en este país. A los que los apoyan los tratan igual. Eso me parece ridículo, absolutamente ridículo. Hay que hacer algo; el gobierno y todo el sistema tienen que cambiar. No funcionan. El gobierno no sirve".
La segunda es una señora del Caribe. Nos conocimos frente al edificio donde asesinaron a Amadou Diallo. Me dijo: "En el nuevo milenio no nos van a tratar como perros. Vamos a luchar por nuestros derechos porque somos seres humanos.... Creo que solo nos vamos a hacer entender si nos rebelamos, porque si seguimos sumisos como ahora, nada va a cambiar. Pero si nos rebelamos, entenderán que hemos dicho basta ya".
CONTINUARA |
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero
Revolucionario en:
http://rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)