Disparidad, pobreza y propaganda en la "nueva economía"

La otra cara del boom económico

Raymond Lotta

Obrero Revolucionario #999, 21 de marzo, 1999

Los politiqueros y empresarios se jactan; los economistas hacen alarde de sus estadísticas; Clinton lo repite como mantra: "Tenemos la mejor economía desde hace 30 años". Incluso se dice que es una "nueva economía".

En enero, a los pocos días del informe anual de Clinton, hablé con una trabajadora de Second Harvest (Segunda cosecha), la mayor de las organizaciones que abastecen a los comedores de beneficencia. Me dijo: "En teoría, las estadísticas son muy optimistas. Pero hay un aumento sustancial de solicitudes de comida de emergencia".

Me dio cifras de la Conferencia de Alcaldes. Resulta que de 1996 a 1997, las solicitudes de comida aumentaron un promedio de 16% en las grandes ciudades.

Más tarde, un economista de la Oficina Presupuestaria del Congreso me dio otras estadísticas. En 1994, un año después de que Clinton tomó las riendas, los hogares que perciben más de $200.000 al año (un 1%) recibieron el 14% del ingreso nacional. En 1997, esa élite recibió 20%. O sea, la riqueza de la élite se está concentrando a una velocidad increíble. Un puñado de personas sí tiene motivo para celebrar.

Boom económico para ellos

De hecho, la economía nacional está creciendo más rápidamente hoy que a comienzos de esta década, y más rápidamente que la de los demás países imperialistas. El nivel oficial de desempleo cayó del 7,3% en 1993 al 4,5% en 1998. El presupuesto federal pasó de un déficit de $300 billones a un excedente de $70 billones. La inflación está al nivel más bajo en 30 años.

¿Epoca de vacas gordas? Como de costumbre, la pregunta debe ser... ¿para quién? y ¿según qué criterio? Al 20% más rico le va bien; el 5% más rico (y muy especialmente el 1% más rico) está podrido de plata.

Pero a la mayoría de la población no le va tan bien. En vez, se desnuca por no perder terreno.

The State of Working Class America, 1998-99 (La situación de la clase trabajadora en Estados Unidos, 1998-99) documenta esta realidad. De 1989 a 1997, el ingreso (salario más prestaciones) de todos los trabajadores bajó un 4,2%. A fines de 1996 (o sea, después de cinco años de recuperación económica) la mediana del ingreso por hogar no había vuelto a alcanzar el nivel de 1989. (Mediana quiere decir que la mitad de los hogares tiene ingreso más alto y la otra mitad más bajo.)

El ingreso por hogar volvió a alcanzar el nivel de 1989 en 1997. Pero eso no se debió a aumentos salariales sino a más horas de trabajo: un promedio de seis semanas más al año en 1996 (en comparación con 1989). O sea, ¡estamos trabajando más por menos!

Las familias jóvenes (con padres menores de 25 años) se encuentran en más aprietos. En 1997, disponían de $5000 menos que en 1967.

La economía está en expansión y está contratando más trabajadores. Pero estos tienen menos seguridad que en las décadas anteriores. Las grandes corporaciones siguen haciendo reducciones de planta y despidiendo empleados, a pesar del boom económico. Además, en 1997 casi el 30% de los trabajadores no tenían trabajo de tiempo completo. (Ahora, Manpower Inc.--que contrata empleados temporales y de tiempo parcial--tiene más empleados que General Motors.) Todo esto ejerce presiones que bajan los salarios.

Los capitalistas llevan 20 años "reestructurando" los trabajos y el mercado laboral para aumentar las ganancias. Cambian y aumentan responsabilidades; contratan más trabajadores temporales; y mandan a hacer una mayor proporción de los productos a compañías que pagan salarios de miseria. Más profesionales de la clase media tienen que seguir trabajando de noche en casa.

Los nuevos trabajos ofrecen menos prestaciones, como seguro médico y pensión, así que hoy menos vamos al médico que hace 10 años. El porcentaje de la fuerza de trabajo sindicalizada se encogió la década pasada, lo que sigue hoy, así que menos tenemos contratos u otras protecciones laborales. Las compañías han logrado reducir el costo de la mano de obra y en gran parte por eso han contratado más empleados. No es por una milagrosa "creación" de empleos.

Más pobreza

Estos cambios le han dado muy duro al 20% más pobre de la población y al 10% más pobre de la fuerza laboral. En 1997 y 1998, el salario real de estos trabajadores aumentó. Pero se están empezando a sentir las consecuencias nocivas de los recortes del welfare, estampillas de comida y otros programas sociales. Según un estudio de 1998 del Fondo de Defensa de los Niños, en las primeras etapas del programa "welfare-to-work" (que obliga a los que reciben welfare a encontrar trabajo), solo un puñado encontraron empleos que pagan más que un salario de miseria.

Hay una enorme reserva de trabajadores pobres, que crecerá con todos los recortes de programas sociales. En 1996, casi un tercio de los trabajadores ganaron menos de $15.000 en trabajos que requieren poca capacitación y que ofrecen pocas oportunidades.

La situación de los del fondo ha suscitado enormes dificultades e inseguridades. Les cuesta más y más trabajo pagar el alquiler, los servicios médicos y la comida.

El gobierno hace mucho alarde de que el nivel oficial de pobreza bajó en 1996 y 1997. Pero un informe de la Oficina de Empadronamiento sobre la pobreza muestra que en esos dos años aumentó la cantidad de los que viven en pobreza extrema (los que reciben menos del 50% del nivel federal de pobreza). Hoy hay más niños pobres que en 1989. En el país más rico del planeta, el 20% de los niños (y el 37% de los niños negros y latinos) viven en la pobreza.

Una y otra vez nos dicen que la educación es la llave del éxito para salir adelante. Pero durante la recuperación económica de 1992-97, bajó el salario promedio de las licenciadas negras y latinas. Por su parte, los hombres negros y latinos están entrando a la cárcel a un ritmo espantoso.

La brecha crece

En esta década los titulares destacan los éxitos de la bolsa de valores. Pero el 60% de los hogares no tiene acciones y el 10% recibió el 90% de las ganancias de la bolsa.

Durante los últimos siete años (de expansión económica y de la política social de Clinton), las disparidades de ingreso han aumentado. En 1997, la brecha entre el 5% más rico de la población y el 20% más pobre alcanzó el nivel más alto desde 1947.

Disparidad, pobreza y propaganda. Esto es lo que muestran las estadísticas y palabras que siguen. Es una radiografía de la turbulencia y las crueldades del capitalismo.

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Cuando los servicios médicos son un lujo

A pesar del crecimiento económico, la cantidad de personas que tienen seguro médico ha bajado. En 1997, 43,4 millones de personas no tenían seguro, o sea, el 16,1% de la población (el nivel más alto de la década). Las estadísticas son peores para los negros (22%) y latinos (34%). Los trabajadores pobres son el mayor sector sin seguro.

¿Por qué pasa eso? Primero, la mayoría de los nuevos empleos son en pequeñas compañías que no ofrecen seguro médico. Además, muchas grandes compañías han eliminado o recortado esta prestación, tanto para empleados como para familiares. Según un estudio de la Fundación Kaiser, en 1985 casi dos tercios de las empresas con más de 100 empleados pagaban seguro médico; en 1995, solo un tercio lo hacía.

Segundo, la "reforma del welfare" ha recortado Medicaid, el seguro médico del gobierno para los pobres. Han echado a seis millones de personas del welfare desde 1994 y, de los que encontraron trabajo, la gran mayoría no tiene seguro médico. Algunos siguen recibiendo Medicaid el primer año, pero luego se los quitan. En muchos estados, los requisitos son tan estrictos que muchos pobres no reciben Medicaid. Además, las nuevas leyes han hecho que los inmigrantes teman solicitar Medicaid, incluso cuando cumplen los requisitos.

Tercero, menos gente puede costear un seguro médico particular.

La falta de seguro médico y el vertiginoso costo de los servicios médicos (que aumentan más que los ingresos) han tenido graves consecuencias. Los que no tienen seguro no se hacen chequeos ni tratamientos y no pueden comprar medicinas. Les toca esperar hasta que sus enfermedades se compliquen para ir a una sala de emergencia.

La falta de diagnóstico y tratamiento oportuno de enfermedades graves, como el cáncer, está aumentando la mortalidad de los pobres y de los negros.

Al bote

Hay casi 1,8 millones de reclusos en las cárceles federales, estatales y municipales, o sea, 500.000 más desde que Clinton tomó las riendas. Estados Unidos tiene el mayor sistema carcelario del mundo. Una de cada 150 personas está presa (una de las tasas más altas del mundo), a pesar de que la tasa de crímenes ha disminuido.

La gran mayoría de los reclusos son jóvenes con poca educación. En esta década los negros, que son el 12% de la población nacional, son más del 50% de los nuevos reclusos.

Del 1,5% al 2% de la fuerza de trabajo está presa.

El desempleo:
Lo que ocultan las estadísticas oficiales

Desde hace un año el gobierno se jacta del "bajo nivel de desempleo": 4,5% en 1998 en comparación con 7,3% en 1993. Pero esas estadísticas solo muestran un lado del problema del desempleo y pasan por alto completamente el subempleo.

Primero que todo, la situación económica afecta de una manera diferente a varias capas. Por ejemplo, en 1997 el nivel de desempleo de los negros fue de 10%, el doble de la población en general.

Segundo, el nivel oficial de desempleo oculta gran parte del desempleo de largo plazo y el "subempleo". No cuenta a los que están trabajando de tiempo parcial pero quieren trabajar de tiempo completo, ni a los que quieren trabajar pero han dejado de buscar por falta de oportunidades.

Tomando en cuenta estas categorías, en 1997 el nivel de "subempleo" fue de 8,9%. Para los hombres negros de 16 a 25 años graduados de secundaria, el desempleo era de 23% y el subempleo de 37%; para los que no terminaron la secundaria, el desempleo era de 37% y el subempleo de 51%.

Además, el hecho de que uno tenga trabajo no es garantía de que lo tendrá mañana. Persisten un alto nivel de despidos y de reducción de planta. Entre 1992 y 1995, el 15% de los que trabajaron un año o más fueron despedidos. Muchos encontraron otro trabajo, pero pagaba en promedio 14% menos. A los trabajadores mayores que perdieron el trabajo (entre ellos muchos profesionales) les ha sido muy difícil encontrar otro igual.

El mito de la alta tecnología

Con el boom económico, 18 millones más de personas trabajan hoy que en 1993. Pero ¿en qué clase de trabajos?

Se habla mucho sobre nuevas oportunidades en la "tecnología informática". Pero entre 1992 y 1996, solo el 4% de nuevos trabajos fueron en ese sector.

La Figura 4 compara la cantidad de despedidos de los principales sectores entre 1993 y 1998 con la cantidad de empleados de las 20 mayores compañías de computadoras, chips y software (como Microsoft e Intel) en 1995. En total, esas compañías tenían 130.000 empleados (en comparación con 721.000 empleados de General Motors). Las compañías de alta tecnología no pueden absorber a los despedidos de otros sectores.

Los trabajos de manufactura que pagaban buenos salarios y permitían disfrutar de un nivel de vida de clase media están siendo reemplazados por trabajos de bajos salarios en tiendas y restaurantes. De 1989 a 1997, esas dos industrias crearon el 79% de los nuevos trabajos. En 1997, la Oficina de Estadísticas Laborales pronosticó cuáles serían los empleos más dinámicos hasta el año 2006. El oficio de más crecimiento: ¡cajero!

En 1997, el 28% de la fuerza de trabajo (y el 35% de la fuerza de trabajo femenina) recibió un salario de pobreza. Esto se ha mantenido a ese nivel desde comienzos de la década.

Pobreza en una economía en expansión

En 1997, el nivel de pobreza (el porcentaje de la población que vive debajo del nivel oficial de pobreza, o sea, que no puede costear las cosas más básicas) era de 13,3%. Más de 35 millones de personas vivieron en la pobreza en 1996 y 1997.

Con el crecimiento económico, ese nivel bajó de 1993 a 1997. Pero en 1997 todavía era mayor que en 1989 (antes de la última recesión). Es decir, el nivel de pobreza es más alto que en otros años de "buenos tiempos".

Hay otra característica importante de la pobreza hoy: más gente vive en la pobreza extrema. En 1997, 14,6 millones de personas ganaron menos de la mitad del nivel oficial de pobreza. Eso representa 500.000 más que en 1995. El 40% de los pobres estaba en una situación angustiosa.

En California, casi el 30% de los niños menores de 6 años vivieron en la pobreza en 1996, y en el país en general más de uno de cada 10 vivió en extrema pobreza.

El crecimiento económico de esta década no ha reducido significativamente el nivel de pobreza. ¿Por qué? Los trabajadores que ganan bajos salarios no pueden salir de la pobreza. Además, los grandes recortes de programas gubernamentales para los pobres han creado una situación de más miseria. La riqueza sigue concentrada en las capas más altas.

La falta de comida y de techo

A pesar del boom, la falta de comida y de techo sigue siendo un problema grave. Este problema no es nuevo y hay gente que lleva mucho tiempo viviendo en la calle y pasando hambre. Pero los refugios para destechados y los comedores de beneficencia también ayudan hoy a los trabajadores pobres, cuyo salario no alcanza para comida y casa.

Por lo menos cuatro millones de niños y muchos millones de adultos no tienen suficiente comida, según estudios recientes. El Departamento de Agricultura calculó que en 1995 unos 11 millones de personas en cuatro millones de hogares sufrieron "hambre moderada o severa". En muchos casos, los adultos comen menos de lo que necesitan para dar de comer a sus hijos. Otros 24 millones de personas en ocho millones de hogares se saltan una comida o comen menos de lo que quieren por falta de dinero. En total, unos 35 millones pasan hambre día tras día.

Un estudio de familias inmigrantes legales latinas y asiáticas en California, Texas e Illinois, realizado en marzo de 1998 por el grupo Médicos pro Derechos Humanos, encontró que un tercio sufrieron "hambre moderada o severa".

La "reforma del welfare" ha creado nuevos problemas. Una investigación de la situación en Wisconsin, un estado "pionero" de esas "reformas", encontró que los que perdieron el welfare tienen 50% más de probabilidades de decir que no les alcanza el dinero para la comida.

Entre 1994 y 1998, la cantidad de personas que recibieron estampillas de comida disminuyó drásticamente: de 28 millones a menos de 19 millones. Hay quienes cumplen los requisitos pero no las solicitan por el clima de hostilidad que las acompaña.

Por eso los comedores de beneficencia y organizaciones que distribuyen comida de emergencia han recibido más solicitudes, especialmente de familias trabajadoras y con hijos. En Nueva York, unas 600.000 personas viven con comida de beneficencia. Según Second Harvest, una de cada 10 personas del país (o sea, unas 26 millones) recibe toda o parte de su comida de beneficencia.

Es difícil calcular cuántas personas no tienen techo pues al gobierno no le interesa contarlas. Pero desde hace 15 años, la cantidad de personas que viven en la calle está aumentando por la falta de viviendas económicas y el aumento de la pobreza.

Hace unos meses, el Centro Nacional Judicial sobre la Falta de Vivienda y la Pobreza calculó que, cualquier noche, unas 700.000 personas no tienen techo. Hasta dos millones no tienen techo durante una parte del año. Según un estudio de 1995, unos 12 millones de adultos han dormido en la calle.

En 1998, la Conferencia Nacional de Alcaldes llevó a cabo una estudio de 30 ciudades. Calculó que los solicitantes de vivienda pública esperan un promedio de 24 meses para recibir un apartamento.

La carestía de los servicios médicos deja a muchos en la calle. La Coalición Nacional para los Sin Techo ha dicho: "Para las familias y los individuos que a duras penas pagan el alquiler, una enfermedad o herida seria los puede dejar en la calle; pierden el trabajo, agotan los ahorros y no pueden pagar el alquiler".

Aumenta la disparidad

Desde hace 20 años, la polarización económica ha aumentado enormemente. La Figura 6 muestra la creciente brecha entre los sectores de alto y los de bajo ingreso; esa brecha ha alcanzado el mayor nivel desde 1947. Aumentó durante el gobierno de Ronald Reagan y George Bush, y sigue aumentando con Clinton.

Entre 1979 y 1997, el ingreso del 20% más pobre de la población bajó un promedio de 7,6% al año, y el del 20% más rico aumentó enormemente. Esto ha tenido grandes consecuencias:

En 1979, el 20% más pobre recibió el 5,4% del ingreso por hogar; en 1997 recibió el 4,2%. Por otro lado, en 1979 el 20% más rico recibió el 41,4% del ingreso por hogar; en 1997 recibió el 47,2%. Hoy el 20% más rico tiene un ingreso por hogar promedio 11 veces más alto que el del 20% más pobre. En esos mismos años, el porcentaje que recibió el 60% de la población del medio disminuyó del 53,2% al 48,6%. En la década actual, los superricos han recibido los mayores aumentos: el ingreso del 1% más rico aumentó un 10%.

Así que los ricos siguen enriqueciéndose, los pobres se hunden más en la pobreza y las capas medias siguen apretadas.

El ingreso es un solo aspecto de esta disparidad. Además están las cuentas bancarias, los valores, los bonos y otras formas de riqueza. La distribución de la riqueza es mucho más dispareja que la del ingreso. En 1995, el 10% más rico tenía el 72% de la riqueza nacional (¡y el 1% más rico el 40%!). Por otro lado, el 40% más pobre apenas tenía dos décimos del 1%.

La disparidad de la distribución de ingresos es una consecuencia de la disparidad de la propiedad de los recursos productivos. Una pequeña minoría de la población (los capitalistas/imperialistas) controla los medios de producción y explota a una clase trabajadora internacional. La economía y sociedad están estructuradas al servicio de los capitalistas, así que la disparidad y la pobreza son elementos inherentes del sistema.

El actual período de crecimiento económico está generando enormes riquezas, pero la clase capitalista se las apodera. Estados Unidos nunca ha sido y nunca será una sociedad igualitaria... hasta que se haga una revolución socialista. Todo lo contrario, es una sociedad marcada por más y más disparidad.

Fuentes

Lawrence Mishel, Jared Bernstein, The State of Working America, 1998-99

Edward Wolff, Journal of Economic Perspectives, verano de 1998

Business Week, "Sharing Prosperity", 1º de septiembre de 1997

Edward Luttwack, Turbo-Capitalism

New York Times, "Uninsured in U.S. Span Many Groups", 27 de febrero de 1999

Food Research and Action Center, Recent Studies on Hunger in the United States

National Coalition for the Homeless, How Many People Experience Homelessness?

National Center for Children in Poverty, Young Children in Poverty

New York Times, "Welfare Policies Alter the Face of Food Lines", 26 de febrero de 1999


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