Obrero Revolucionario #1005, 9 de mayo, 1999
Tras el asesinato de Amadou Diallo, la lucha contra la brutalidad policial ha provocado una crisis política en la ciudad de Nueva York. Miles y miles de personas se han sumado a las protestas, y las autoridades hablan abiertamente de la posibilidad de una rebelión. Han arrestado a más de 1200 manifestantes frente al cuartel general de la policía; entre ellos figuran casi todos los funcionarios negros y latinos de la ciudad, y muchos del estado. Las fuertes riñas intestinas de la clase dominante han creado nuevas oportunidades para el pueblo.
El 15 de abril, una coalición de líderes demócratas--"Neoyorquinos por el Orden, la Paz y la Justicia"--organizó la manifestación más grande hasta la fecha y planteó el "Plan de Acción Amadou Diallo", un programa de 10 puntos para "reformar" a la policía que pide: investigadores y fiscales independientes para casos de brutalidad y corrupción policial; cursos de "sensibilización racial y cultural"; aumento salarial y mejores prestaciones; contratar a más agentes de color y mujeres; eliminar el plazo de 48 horas que permite a la chota coordinar su versión de un asesinato o una golpiza; eliminar las balas ahuecadas; y que el Departamento de Justicia vele por la conducta policial.
Como decía el OR: "Hay que hablar sin pelos en la lengua: el problema es el asesinato y brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación de negros, latinos y otros oprimidos... todos son perros rabiosos entrenados a matar con impunidad en todas las ciudades y estados del país; tienen el respaldo de los demás chotas, así como de los alcaldes, los tribunales y ¡hasta del mismo Clinton! Desde 1990, han ocurrido miles de asesinatos policiales y han justificado la gran mayoría. No son anomalías ni `tragedias lamentables' ni se trata de `unos cuantos policías malos'; son VIDAS ROBADAS y nosotros decimos ¡ya basta!".
Más de 10.000 personas marcharon desde el Palacio de Justicia de Brooklyn, y cruzaron el puente Brooklyn hasta el edificio federal de Manhattan. Me impresionó la gran diversidad de los manifestantes. El actor Ossie Davis presentó a los oradores: los artistas Harry Belafonte y Dick Gregory, Hugh Price de la Liga Urbana Nacional y otros. El intelectual y escritor negro Cornel West estaba presente. A la cabeza marcharon Saikou Diallo, el padre de Amadou Diallo, y otros padres de víctimas del asesinato policial. Participaron miles de sindicalistas y religiosos de toda la ciudad; había gente de toda edad y de muchas nacionalidades: grupos comunitarios; taxistas; anarquistas; grupos dominicanos y haitianos; luchadores por la vivienda y por los animales. Muchos eran de clase media y trabajadores sindicalizados. Algunos eran activistas; otros asistían a su primera protesta.
Participaron varios contingentes: el Congreso Nacional en Defensa de Derechos de Puertorriqueños; la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación; ACT-UP; Centro Nacional de Acción; ¡Rehusar & Resistir!; Judíos por la Justicia Racial y Económica; Partido Verde de Brooklyn; Red de Acción Nacional; Surasiáticos contra la Brutalidad Policial; Proyecto Audre Lord; y el Congreso Radical Negro. El Movimiento Estudiantil Acción para la Liberación, de Hunter College, llevaba un chancho de peluche y coreaba: "¡No son Supermán! ¡Chinga a la chota, ya, ya, ya!". La Coalición Irlandesa contra la Brutalidad Policial tenía carteles que comparaban a la policía de Nueva York con la de Ulster, Irlanda del Norte.
Muchos manifestantes blancos expresaron que sentían una responsabilidad especial de oponerse a la brutalidad policial. Una compañera de la Coalición de Acción de Trabajadores Sociales de Hunter College dijo: "No tengo la misma experiencia que los hombres de color que son discriminados en Nueva York y en otras partes del país". Se sumó a la marcha porque "Giuliani es un tirano y hay que hacer frente a sus medidas opresivas y racistas. Tenemos que unirnos, como estamos haciendo hoy, para que vean que no lo permitiremos".
Los activistas vincularon la lucha contra la brutalidad policial a otras protestas contra el sistema; había centenares de letreros contra la ejecución de Mumia Abu-Jamal.
Los manifestantes mostraron un gran optimismo, pues veían que su lucha está transformando el ambiente político de toda la ciudad. Grace Tubman, de la Coalición Libertad para Mumia y ¡Rehusar & Resistir!, dijo: "Veo aquí a personas que generalmente no vienen a esta clase de manifestación.... Me entusiasma mucho porque creo que se están dando cuenta de que existe una gran preocupación [por la brutalidad policial], que uno queda fuera de onda si no participa".
Muchos manifestantes eran judíos; el grupo Judíos por la Justicia Racial y Económica tenía un contingente grande. Un joven del contingente dijo del asesinato de Amadou Diallo: "Me sacudió, fue horrible. Una y otra vez me pregunté: ¿Cómo pudieron disparar 41 balas y no darse cuenta de que el sospechoso no tenía arma? ¿Cómo diablos pudieron disparar 41 balas?" Su mensaje para los negros y latinos de Nueva York: "No pierdan la esperanza. No somos como ellos; nos estamos dando cuenta de la situación. Lamento que nos hayamos tardado tanto". Una joven agregó: "No queremos que esto se haga en nuestro nombre; queremos unirnos con ustedes y luchar contra la brutalidad policial".
Una señora negra, de 40 años y pico, dijo: "Me alegro ver a una multitud de diferentes edades y nacionalidades: judíos, coreanos, todos. Me alegro, porque llega el momento de decir ¡ya basta!... Estoy aquí para apoyar a todos los que sufren una injusticia, para apoyar a las familias que han llorado por sus muertos y que se han lanzado a la lucha para decirnos la verdad.... Diallo fue otro mártir del pueblo, la gota que colmó el vaso, pues tiene que ser nuestro toque de clarín".
La lucha continúa. El lunes, 19 de abril, hubo un programa del Proyecto Vidas Robadas en la Iglesia Metodista Washington Square para añadir los nombres de Amadou Diallo, Tyisha Miller, Brennan King y otras víctimas a la lista de vidas robadas por la policía. La nueva edición del libro Vidas Robadas, que se publicará en junio, documentará más de 2000 incidentes de todo el país. ¡No más vidas robadas!
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