Obrero Revolucionario #1012, 27 de junio, 1999
La semana pasada, las tropas de la OTAN entraron en Kosovo y se apoderaron de pueblos estratégicos y carreteras. Estados Unidos y sus aliados europeos han dividido esa pequeña provincia en "zonas de ocupación".
Los yanquis fueron los últimos en cruzar la frontera: dejaron que sus aliados corrieran el riesgo en caso de que el acuerdo con Yugoslavia se desbaratara y tropezaran con fuerzas hostiles. Los marines desembarcaron en Grecia después de que la policía reprimió las protestas. Rumbo a Kosovo vieron pintas de "Bienvenidos, asesinos".
Con gran sorpresa, el ejército ruso llegó a Kosovo primero; una columna de tanques y 200 soldados rusos salió de Bosnia y llegó al aeropuerto Slatina de Pristina, la capital. Fue una declaración de la clase dominante rusa de que no se dejará hacer a un lado por Estados Unidos, ni en los Balcanes ni en Europa oriental y Asia central.
Estados Unidos tiene tropas en tres países colindantes de Yugoslavia: Macedonia, Bosnia y Albania. Ahora 50.000 soldados de la OTAN ocuparán Kosovo para imponer las metas de la guerra.
Con la llegada de las tropas de la OTAN, se repitieron una vez más los pretextos "humanitarios" de la guerra.
La OTAN dijo que atacó a Yugoslavia para "impedir la limpieza étnica". Pero los bombardeos de l OTAN desataron la primera ola de "limpieza étnica": atizaron las enemistades y crearon un clima en que paramilitares reaccionarios y policías serbios pudieron expulsar a centenares de miles de albano-kosovares. Hoy, dos meses después, la ocupación de Kosovo por la OTAN ha desatado un segundo éxodo, esta vez de los habitantes serbios de la provincia.
Esto demuestra que las bombas y tropas imperialistas no pueden resolver los difíciles problemas de los pueblos de la región, y que resolver esos problemas no era la meta.
La OTAN también libró la guerra con el pretexto de "proteger los derechos de los albano-kosovares". Pero una de las principales metas de la ocupación es impedir que los albano-kosovares organicen su propio gobierno autónomo o planteen el tema de la independencia.
Los comandantes de la OTAN una y otra vez anunciaron que ocuparían Kosovo inmediatamente después de la salida de las tropas yugoslavas para impedir que surgiera un "vacío de poder"; o sea, para impedir que los albano-kosovares y el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) establecieran su propio gobierno. Ordenaron a los albano-kosovares deponer las armas y disolver las unidades armadas del ELK. Ahora están "desmilitarizando" al ELK a punta de fusil.
La primera acción de los famosos helicópteros Apache no fue atacar a las fuerzas yugoslavas sino desarmar a una unidad del ELK. Las fuerzas inglesas, francesas y alemanas han llevado a cabo operativos similares.
Las fuerzas de la OTAN no están en Kosovo para ayudar a los kosovares sino para imponer la estabilidad que tanto quieren las clases dominantes más poderosas del planeta.
El tercer pretexto de la guerra contra Yugoslavia fue "hacer sufrir al gobierno de Milosevic". Pero la destrucción y las bajas de los ataques de la OTAN castigaron al pueblo yugoslavo, no al gobierno.
Se calcula que la OTAN soltó 20.000 bombas en Serbia, Kosovo y Macedonia durante la guerra aérea. ¿Cuántos murieron en los bombardeos? ¿Y dónde está el "tribunal de crímenes de guerra" para investigar esos crímenes?
Los bombardeos hicieron añicos la economía e infraestructura de Yugoslavia. Destruyeron puentes, trenes, autopistas, centrales eléctricas, sistemas de agua potable, refinerías y fábricas. Después, las bombas, misiles y las siniestras bombas antipersonal atacaron blancos civiles: hospitales, escuelas, penales y emisoras.
El capitán Adolfo Luis Martín de la Hoz, piloto español de un F-18, le dijo al periódico Artículo 20 que los comandantes yanquis mandaron atacar blancos civiles a propósito. Cuando su comandante español protestó, amenazaron entablarle consejo de guerra. "Una vez recibimos una orden en código de los militares norteamericanos de soltar bombas antipersonal en Pristina y Nis", dijo de la Hoz. "El coronel no obedeció y, a los pocos días, lo trasladaron. Los norteamericanos están cometiendo una de las mayores barbaridades que se puede cometer contra la humanidad".
Estos hechos casi no han salido en los medios de comunicación de este país. La TV muestra a diario los pueblos quemados y las tumbas de civiles en Kosovo, pero ni de peligro muestra los cráteres que dejaron las bombas de la OTAN por toda la provincia.
El 18 de junio, la sociedad benéfica noruega "Ayuda Religiosa Urgente" anunció que ayudará a reconstruir jardines de infancia, escuelas y servicios de salud pública en Yugoslavia. En Estados Unidos ¡no se informó de la extensa destrucción de "jardines de infancia, escuelas y servicios de salud pública"!
Un informe televisivo fue muy dicente: un corresponsal describió el regreso de unos refugiados albano-kosovares a su casa en Kosovo, donde descubrieron "minas" en forma de latas. La familia tuvo que regresar a un campo de refugiados. El informe dejó la impresión de que los soldados yugoslavos dejaron esos explosivos; no mencionó que son bombas antipersonal, que Estados Unidos soltó por toda la provincia.
Se calcula que la OTAN causó daños de 100 billones de dólares a la infraestructura de Yugoslavia durante los 78 días del bombardeo. Ahora la OTAN ocupará las minas de Trepca, en Kosovo, un recurso económico importante para toda la región. La destrucción de Yugoslavia ha tenido un impacto muy serio en todos los países vecinos, pues el transporte por Yugoslavia es clave para el comercio de los Balcanes, y vincula a Grecia y Macedonia con el resto de Europa.
Un economista estadounidense calculó que, si no recibe inversiones extranjeras, Yugoslavia tardará 41 años (¡dos generaciones!) en reconstruir la economía. La OTAN y los centros de investigación de las potencias imperialistas dan por hecho que el gobierno yugoslavo tendrá que aceptar sus planes para el futuro de la región.
Estados Unidos ya ha anunciado su principal demanda: nombrar al dirigente del gobierno yugoslavo. En la declaración de victoria, Clinton dijo que mientras Slobodan Milosevic siga en el poder, "no contribuiremos a la reconstrucción de Serbia".
En el mundo capitalista, la "ayuda" es un mecanismo de dominación y explotación. Representa nuevos préstamos (para enjaezar al país con enormes deudas a los bancos mundiales) e inversiones extranjeras (que reestructuran la economía de acuerdo a los intereses de los imperialistas). Esto no es nada nuevo para Yugoslavia, un país capitalista endeudado al imperialismo occidental. El 18 de junio, el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, anunció que Yugoslavia ya le debe 1.5 billones de dólares, en parte por préstamos para la construcción del sistema de transporte, ahora destruido por las bombas de la OTAN. Dijo: "Para Yugoslavia, será muy difícil pagar las mismas deudas dos veces por los mismos puentes y carreteras".
Por otro lado, Estados Unidos ha despachado agentes y fondos para fortalecer y manejar una fuerza de "oposición" al gobierno yugoslavo. Según varios informes europeos, hace poco un alto funcionario del Departamento de Estado se reunió en secreto en Montenegro con varios políticos serbios y les urgió unirse y tumbar al actual gobierno.
Las amenazas y los ataques aéreos solo fueron el comienzo de la agresión de la OTAN contra Yugoslavia. Ahora viene la dominación política a cambio de "ayuda", que es otra forma de aumentar la deuda y la dominación extranjera.
Una de las metas centrales de Estados Unidos en esta guerra ha sido que las principales potencias europeas (Inglaterra, Francia y especialmente Alemania) realicen sus maniobras internacionales dentro de un marco dictado por Washington. Su visión de un "nuevo orden mundial" es ser la única superpotencia, la que controla las rivalidades imperialistas por medio de alianzas y "acciones multilaterales".
Estados Unidos quería que la OTAN fuera la alianza militar por medio de la cual se impusiera un nuevo orden político y económico en Europa oriental, bajo su dirección. Eso fue básicamente lo que pasó durante la guerra contra Yugoslavia. Estados Unidos envió su fuerza aérea a librar la mayor parte de esta brutal campaña para imponer un nuevo orden en el sureste de Europa (y para garantizar que Turquía no se distrajera de los deberes que le ha asignado para controlar el petróleo del mar Caspio).
Pero el 3 de junio (el mismo día que Milosevic aceptó las demandas de la OTAN), las potencias imperialistas europeas anunciaron un acuerdo muy distinto. El titular del New York Times decía: "Unión Europea será potencia militar". En una reunión en Colonia, Alemania, los dirigentes de 15 países europeos decidieron establecer una fuerza militar de la Unión Europea por primera vez en sus 42 años de historia. "La unión debe tener la capacidad de realizar acciones autónomas, con una fuerza militar creíble, y medios y mecanismos para desplegarla, para poder responder a crisis internacionales independientemente de la OTAN".
Después de la guerra de los Balcanes, las grandes potencias europeas van a crear su propio arsenal de satélites militares, bombas "inteligentes" y bombarderos, para poder amenazar y atacar a otros países independientemente de Estados Unidos.
Este plan de militarización europea no concuerda con las metas de Estados Unidos. Hace recordar que, entre los imperialistas, la colaboración es secundaria y temporal, y siempre salen a flote las discrepancias y rivalidades.
El ejemplo más llamativo de esas discrepancias imperialistas fue la maniobra de los imperialistas rusos en la ocupación de Kosovo. Mientras la OTAN declaraba que "estamos en control", un grupo de soldados rusos llegó primero a la capital de Pristina con la demanda de que Rusia tuviera su propia "zona" en Kosovo.
La actual reorganización de Europa oriental y Asia central por Estados Unidos y la OTAN tiene muy molesta a la clase dominante rusa.
En diciembre de 1998, Estados Unidos bombardeó a Irak cuatro días a pesar de las enérgicas protestas del gobierno ruso.
A comienzos de este año, la OTAN aceptó a tres ex aliados soviéticos: Polonia, la República Checa y Hungría.
Hace poco, tres ex repúblicas de la URSS (Georgia, Uzbekistán y Azerbeiyán) se retiraron de la Confederación de Estados Independientes dominada por Rusia. Durante las celebraciones del 50 aniversario de la OTAN en Washington, se unieron a Ucrania y Moldova y formaron GUAAM, una alianza que busca mayores vínculos con los imperialistas occidentales. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia preguntó: "¿Qué significado tiene el hecho de que esta nueva organización regional se fundó en Washington durante una cumbre de la OTAN?"
Por su parte, Estados Unidos sigue adelante con su plan de construir un oleoducto a través de Turquía al mar Mediterráneo, lo que le quitaría a Rusia el control de las reservas petroleras del Caspio.
Estados Unidos y las potencias europeas ya hace mucho que pasaron por alto las promesas a Mijail Gorbachov a fines de la década pasada (de que la OTAN no se apoderaría de Europa oriental después de la retirada de las tropas soviéticas) y se han metido agresivamente en lo que fuera el imperio soviético. El actual gobierno (muy dependiente de los préstamos occidentales) ha permitido que se desintegre el imperio ruso, y ha dejado hundir el país en el desorden económico.
En Kosovo, el gobierno ruso decidió plantarse, pública y simbólicamente, y jugar su carta militar. Envió 200 soldados y un contingente de tanques a ocupar Pristina primero y a bloquear el camino al aeropuerto Slatina.
Estados Unidos y la OTAN permitieron que las fuerzas rusas se quedaran. Dijeron que tarde o temprano tendrán que someterse a la OTAN, pero rechazaron la demanda de una zona de ocupación rusa. No quieren que se establezca una zona serbio-rusa fuera de la batuta de la OTAN.
La OTAN rodeó y aisló el campamento ruso en Pristina, y ocupó el resto de Kosovo. Por su parte, Hungría, Rumania y Bulgaria no permitieron que los aviones rusos entraran a su especio aéreo, lo que realzó una vez más que Rusia no tiene control del antiguo imperio soviético.
El 18 de junio, Rusia y la OTAN anunciaron un acuerdo: unos 4000 soldados rusos entrarán a tres de las zonas controladas por las potencias de la OTAN. No habrá una zona rusa, no dividirán a Kosovo y los soldados rusos se someterán al mando de oficiales de la OTAN. Para salvar las apariencias, se dijo que los comandantes rusos tendrán "influencia" en la ocupación.
Los imperialistas yanquis esperan que el acuerdo sirva de marco para otros acuerdos con Rusia. La secretaria de Estado, Madeleine Albright, dijo: "La importancia de este acuerdo va más allá de Kosovo".
De hecho, la OTAN se ha salido con la suya en Kosovo y ha humillado al gobierno de Boris Yeltsin. Esto no es lo que tienen en mente los imperialistas rusos. No será nada fácil solucionar las contradicciones que existen entre los imperialistas rusos y yanquis. La reorganización global de Europa oriental y Asia central los ha perjudicado. El conflicto que estalló en Pristina llevará inevitablemente a nuevos estallidos en el futuro, en el plano internacional y al interior de la clase dominante rusa.
Una desalmada fuerza de ocupación dirigida por Estados Unidos se ha apoderado de una provincia de Yugoslavia. Ahora una fuerza armada terrestre va a hacer cumplir las demandas de la guerra aérea.
Una vez más, las potencias imperialistas y sus fuerzas armadas se han metido paso a paso en los Balcanes. Han exagerado las divisiones de los pueblos de la región, han atizado las enemistades y han armado a los enemigos.
Los imperialistas yanquis andan buscando febrilmente fuerzas políticas que les laman las suelas... para imponerlas en Kosovo y el resto de Yugoslavia.
Se ha pisoteado la soberanía nacional de toda la región; han convertido a Yugoslavia en un tiro al blanco y a los países vecinos en zonas de estacionamiento de tropas. A los albano-kosovares los han tratado como si fueran peones de ajedrez, y ahora les dicen que se callen y obedezcan las órdenes de las fuerzas de ocupación.
Nada de esto concuerda con los intereses de los pueblos del mundo. Hay que condenar los crímenes de E.U./OTAN en Kosovo.
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