Obrero Revolucionario #1015, 25 de julio, 1999
Un desafiante movimiento juvenil está sacudiendo a Irán: estudiantes rebeldes, proletarios jóvenes y otros sectores han librado luchas campales con la policía y los paramilitares. Es un refrescante viento de resistencia en un país dominado por un gobierno de clérigos fundamentalistas reaccionarios.
El detonador de las protestas fue una lucha entre facciones de la clase dominante de la República Islámica de Irán (RII). Las fuerzas allegadas al "líder supremo", el ayatola Alí Jamenei, cerraron el diario Salam y el Parlamento censuró más a la prensa. En el Occidente, se dice que Jamenei es de la "línea dura" o del ala "conservadora". El diario Salam se identifica con el presidente Mohamed Jatamí, a quien por lo general llaman "moderado" o "liberal". Si bien existen diferencias entre las facciones del gobierno de la RII, fundamentalmente están unidas por la necesidad de defender los intereses de la clase dominante ante las masas populares. Por más que de vez en cuando Jamenei suelte retórica anti yanqui, todos los representantes de la RII defienden los intereses de las clases explotadoras y quieren hacer pactos con las potencias imperialistas. Esa unidad fundamental entre Jamenei y Jatamí se vio claramente durante las protestas.
El jueves 8 de julio empezaron seis días de protestas que se rebosaron de la universidad a las calles de la capital, Teherán, y de ahí a otras partes del país. A ellas se unieron jóvenes desempleados y otros sectores de la población. Las protestas empezaron con demandas específicas contra el cierre del diario Salam y la censura de la prensa, pero expresaban una profunda ira y frustración sentida por amplios sectores de la población. La pobreza y el desempleo son inmensos, y no solo afectan a los pobres sino también a las clases medias. Muchos están hartos y cansados del gobierno represivo de los clérigos y sus leyes religiosas. Las mujeres están rebelándose contra el patriarcado medieval y la ideología misógina del gobierno.
El 8 de julio, 200 estudiantes de la Universidad de Teherán empezaron un plantón pacífico, pero las autoridades respondieron con brutalidad mortal. En las tempranas horas del 9 de julio, cientos de policías atacaron las residencias estudiantiles, tumbaron las puertas de todos los cuartos y golpearon a los estudiantes. Dejaron varios muertos y heridos.
El ataque suscitó enormes y airadas protestas a las cuales acudió casi todo el estudiantado. Las autoridades quedaron a la defensiva. El presidente Jatamí tuvo que decir que apoyaba a los estudiantes. Por su parte, Jamenei también condenó el ataque y le echó la culpa al jefe de policía.
Pero los estudiantes no se dejaron engañar. El lunes 12 de julio, hubo choques en la Universidad de Teherán y otras partes de la capital. La policía atacó con cachiporras y gas lacrimógeno y arrestó a cientos. A las fuerzas de seguridad se unieron paramilitares transportados a la universidad en buses del gobierno.
Las protestas contra el gobierno se extendieron a otras ciudades. En Tabriz, estudiantes y miles más se lanzaron a las calles el 11 de julio, incendiaron bancos y se enfrentaron a la policía. Aparentemente, los sucesos de Tabriz tuvieron un poderoso impacto en la juventud de Teherán y le dieron más ánimos para enfrentarse al gobierno.
De repente, los funcionarios del gobierno pasaron de "apoyar" a la juventud a condenarla y amenazarla. Jamenei dijo que eran unos "bandidos". Jatamí demostró su naturaleza reaccionaria cuando declaró que las proetstas eran instigadas por "saboteadores" que ponían en peligro la "seguridad nacional" y que "buscaban atacar los cimientos del sistema y llevar al país al caos". Todos los funcionarios del gobierno advirtieron que debían suspenderse las protestas.
El martes 13 fue un día crucial. Eso lo explica un partidario de la Unión de Comunistas de Irán (Sarbedarán) quien nos escribió sobre las protestas. Dice: "Hoy martes fue un punto de viraje para el movimiento que empezó hace seis días. Los estudiantes desafiaron la orden del gobierno contra la `convocatoria de protestas en la calle' y se reunieron a la entrada de la Universidad de Teherán. El Consejo de Seguridad Nacional, el presidente Jatamí y otras opresivas dependencias del gobierno les advirtieron que limitaran sus protestas al plantel universitario. Pero los estudiantes se lanzaron a la calle, y recibieron apoyo de otros sectores. Como a mediodía los atacó la policía de motín y la policía secreta. Hubo muchos heridos y arrestados. Pero las escaramuzas continuaron y se regaron a otras partes de la ciudad.
"Esa fue una importante victoria para la línea revolucionaria. ¿Por qué? Porque había una lucha de dos líneas entre los estudiantes sobre si llevar la lucha a las masas populares o quedarse en la universidad; si limitarse a consignas y exigencias reformistas y blandas; si rogarle al presidente Jatamí que otorgue reformas o rechazar tajantemente al gobierno. Fue magnífico. En la historia del movimiento estudiantil de Irán la cuestión de limitar el movimiento estudiantil a la universidad o ir a las amplias masas para que se sumen a la lucha contra el gobierno siempre ha sido polémica; ha sido una lucha entre la corriente revolucionaria y la colaboracionista.
"La mayoría de los estudiantes acataron la línea correcta y militante. Para la mayoría de esa mayoría, esta fue su primer experiencia en la lucha política. Muchos votaron por el supuestamente reformista presidente Jatamí. Digo supuestamente reformista porque solo ha prometido reformas sin cumplir ni una sola. Así que los estudiantes han aprendido una importante lección... se han dado cuenta de que Jatamí es parte del sistema....
"Lo que ha puesto a temblar al sistema es que el grueso de los manifestantes ya no son estudiantes. El hecho es que la línea correcta está dando fruto y muchísimos manifestantes son jóvenes desempleados y gente común y corriente. Eso es precisamente lo que el gobierno quería impedir cuando prohibió las manifestaciones. Ahora las protestas estudiantiles cuentan con muchos jóvenes desempleados; de hecho diría que el grueso de los manifestantes son esos jóvenes. Eso ha espantado a ambas facciones del gobierno, quienes han cerrado filas para enfrentar estas protestas populares".
El partidario de la UCI(S) también señala un punto débil del movimiento estudiantil. "Una de las debilidades que el movimiento estudiantil no ha logrado superar todavía es que no ha formulado consignas ni demandas con respecto a la opresión de la mujer y contra cosas como tener que usar un velo, etc. Además, las mujeres no están debidamente representadas en las protestas, pues son por lo menos el 40% del estudiantado".
El miércoles 14 de julio, Jatamí y otros funcionarios del gobierno encabezaron una "marcha por la paz y la seguridad" en oposición a los estudiantes "saboteadores" y de apoyo al "líder supremo". El gobierno dijo que la marcha de miles "comprobaba" que los estudiantes eran un puñado aislado. Pero se infroma que vaciaron los cuarteles y mandaron a los soldados vestidos de civil, y que los empleados de dependencias gubernamentales y particulares fueron obligados a participar en la marcha.
Aun si el gobierno logra restaurar la "calma" en las calles, las protestas han destapado y puesto de relieve las profundas grietas que existen. Hace 20 años, las masas de Irán lanzaron una revolución y tumbaron al cha, un salvaje títere del imperialismo yanqui. Pero los clérigos reaccionarios se apoderaron del fruto de esa gran lucha y montaron una teocracia opresiva y sofocante. En los últimos años se ha visto un aumento de levantamientos y protestas contra el gobierno. La rebelión de julio fue como un relámpago de lucha popular. Como dice el partidario de la UCI(S): "La rebelión de las masas estudiantiles ha repolarizado el terreno político. En cuestión de seis días las masas han sacado muchas lecciones políticas".
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