El ataque nazi en Los Angeles y
el doble juego del sistema

Obrero Revolucionario #1019, 22 de agosto, 1999

¡Otra vez!

Hace menos de dos meses, Benjamin Smith abrió fuego contra negros, judíos y asiáticos en Illinois e Indiana, y mató a dos personas. Ahora Buford Furrow, Jr., un pistolero nazi que llegó a Los Angeles desde los campamentos racistas del noroeste, ha atacado un centro comunitario judío en Los Angeles.

El 10 de agosto, Furrow abrió fuego contra la guardería infantil del centro con un arma automática. Hirió a tres niños de 5 a 6 años, una joven de 16 años y una señora de 68 años. Una hora después, a unos pocos kilómetros, mató a sangre fría a Joseph Ileto, un cartero filipino. Escogió a Ileto al azar porque "no era blanco".

Furrow ha sido militante del grupo supremacista blanco Nación Aria y tiene vínculos a "The Order" (La Orden), otro grupo racista que llevó a cabo una serie de asesinatos en la década pasada. También es partidario del movimiento religioso racista "Christian Identity Church" (Identidad Cristiana).

Una y otra vez, han salido pistoleros del mundo subterráneo de las redes racistas para perpetrar violencia reaccionaria:

• El 19 de abril de 1995, una potente bomba destruyó el edificio federal de Oklahoma City, mató a 168 personas y dejó 500 heridos. La mayoría de las víctimas fueron gente común y corriente, y niños de una guardería. Los condenados del dinamitazo, Timothy McVeigh y Terry Nichols, son fascistas y racistas consumados, y se conocieron en el ejército.

• El 29 de enero de 1998, estalló una bomba en una clínica de la mujer en Birmingham, Alabama. Murió un empleado y resultó herida una enfermera, Emily Lyons. Un conocido racista de Carolina del Norte, Eric Rudolph, es el principal sospechoso. Se cree que también realizó dinamitazos de clubs de gays, una clínica de la mujer y una celebración de los Juegos Olímpicos en Atlanta; más de 150 personas resultaron heridas en esos ataques.

• El 23 de octubre de 1998, un francotirador mató al ginecólogo Barnett Slepian en Buffalo, Nueva York. Se cree que lo hizo James Charles Kopp, un militante del movimiento contra los derechos reproductivos de la mujer. El Dr. Slepian es el cuarto médico que practicaba abortos muerto por asesinos derechistas en seis años.

Además, ha habido balaceras por estudiantes de prepa blancos bajo la influencia de ideas derechistas. En la primavera, en el aniversario del nacimiento de Adolfo Hitler, dos estudiantes mataron a 12 estudiantes y un maestro en la prepa Columbine High de Littleton, Colorado. Un mes después, un estudiante hirió a seis compañeros de clase en Conyers, Georgia.

Balas de la derecha racista

Furrow y Smith (y los movimientos en que participan) se adhieren a la teoría racista de que la sociedad blanca cristiana tradicional de Estados Unidos está siendo destruida por "la mezcla de las razas", y por los negros, los inmigrantes no europeos y otras minorías. Creen que hay un complot internacional secreto para apoderarse del país y creen en la teoría nazi de que una conspiración judía está tramando un "Gobierno Sionista de Ocupación" para crear un "Nuevo Orden Mundial" satánico.

Esas absurdas teorías demuestran los fuertes vínculos que hay entre el antisemitismo (odio a los judíos) y la supremacía blanca al estilo del klan. No tienen nada que ver con la realidad. (¡No hay una conspiración internacional judía ni un complot secreto para apoderarse de Estados Unidos!) Pero esas teorías son muy útiles para el sistema. Siempre las ha usado para movilizar y adoctrinar a grupos armados derechistas para atacar a los oprimidos. Furrow, Smith y los movimientos que representan predican que hay que librar una guerra genocida contra los judíos, los negros y toda la gente de color.

En los últimos años, estas redes derechistas y racistas han exhortado a llevar a cabo ataques y asesinatos individuales y descentralizados. El plan es crear un clima de miedo entre los oprimidos con una racha de ataques imprevisibles y parar el aborto matando a los médicos y aterrorizando a los trabajadores de las clínicas. Creen que esas son las primeras escaramuzas de una guerra civil para decidir el futuro del país por la fuerza de las armas.

Cuando Furrow se entregó a la policía, dijo que atacó el centro comunitario porque "le preocupa el decaimiento de la raza blanca y quiere despertar a América para que comience la matanza de los judíos". Smith creía que era un guerrero de una Guerra Santa Racial (Rahowa).

Los oprimidos de Estados Unidos decimos ¡basta ya! a estos asesinos racistas. No se pueden tolerar sus sueños de terror y supremacía blanca. Tenemos que desenmascarar ante el mundo entero sus acciones, planes y conexiones con el sistema, y oponerles militante resistencia. Además, es sumamente importante desenmascarar a las poderosas fuerzas de la sociedad que azuzan, desencadenan y protegen a esos fascistas.

Pistoleros de la política de crueldad

¿Quién ha desencadenado a esos asesinos? Los medios nos están desviando. Dicen que son unos pocos locos, que su violencia se debe a la falta de disciplina en la sociedad y que la solución es más policías, más control de las armas de fuego y más censura política. ¡Un artículo de la revista Newsweek hasta dijo que estos asesinatos reaccionarios se deben a un lamentable deterioro de los papeles sexuales tradicionales, por lo que los hombres no están seguros de su papel en la sociedad y la familia!

La verdad es que poderosas corrientes de esta sociedad han producido y adoctrinado a esos asesinos, y los están manipulando y azuzando.

Fuerzas destacadas de la clase dominante han demonizado a los negros, los jóvenes, los inmigrantes y los médicos que practican abortos. Gobernadores y presidentes han lanzado campañas para militarizar la frontera, atacar a los inmigrantes, restringir el aborto y arrestar a cientos de miles de chavos negros y latinos. Han recortado el welfare y calumniado la acción afirmativa. Una "política de crueldad" oficial exhorta a defender militantemente los "valores tradicionales" del patriarcado y la supremacía blanca.

Por eso, ¿es sorprendente que esos cobardes asesinos se sientan con carta blanca para matar a gente indefensa con balas y bombas?

El sistema siempre ha cultivado una red de racistas para reafirmar la supremacía blanca, y los ha protegido cuando empuñan una cuerda de linchamiento o un rifle de francotirador. Ahora, un conservatismo bien financiado y exhortaciones a "guerras culturales" han imbuido una nueva urgencia en esas redes.

Estos matones salen de suburbios y bosques, pero cumplen órdenes de los más altos niveles de esta sociedad, sus instituciones y su clase dominante.

¿Su solución? Más represión y medidas fascistas

En 1996, después del dinamitazo del edificio federal en Oklahoma, Clinton firmó la Ley contra el Terrorismo y de la Pena de Muerte Efectiva, que puso en vigor una serie de nuevos poderes policiales y crueles ataques contra los presos.

Ahora, con el ataque al centro comunitario en Los Angeles, se han propuesto montones de nuevas medidas fascistas.

El gobierno federal ha pedido más restricciones al derecho de la población de tener armas. La secretaria de Justicia, Janet Reno, recomendó prohibir que una persona con antecedentes juveniles de "delitos violentos" tenga armas, y hacer obligatoria la inscripción federal de todas las pistolas. También han propuesto medidas de control a las ferias de armas, donde los comerciantes no tienen que comprobar los antecedentes penales de los clientes. Con el pretexto de parar la violencia en el seno del pueblo, quieren que la policía tenga una superioridad total sobre el pueblo.

En toda la publicidad a favor de esas medidas se perdieron dos hechos significativos: que Furrow fue vendedor autorizado de armas de fuego durante años y que la pistola con que mató a Joseph Ileto salió de un departamento de policía cerca del campamento de la Nación Aria en Idaho.

También se ha propuesto más represión y censura política. Por ejemplo, Abraham Foxman, el director nacional de la Liga Antidifamación, pidió en una columna del New York Times más espionaje del FBI a individuos y organizaciones por sus ideas políticas.

En las escuelas hay un frenesí de medidas de seguridad. El sistema escolar de Los Angeles ha puesto avisos de advertencia en más de 600 escuelas de que pueden expulsar, arrestar y juzgar a los estudiantes por hacer chistes de "amenazas". En Louisiana, una nueva ley requiere que los niños digan "sí, señora" y "sí, señor" a los maestros, una medida que hace recordar las leyes discriminatorias del Sur conocidas como Jim Crow.

En el otoño, millones de niños entrarán a escuelas que parecerán cárceles más que nunca. Han instalado detectores de metal y cámaras de video; han quitado los gaveteros; han dado tarjetas de identificación magnéticas, que permiten seguir los pasos de los estudiantes de una parte del edificio a otro; han vuelto a imponer reglas de ropa y prohibido ciertos estilos, como hip-hop o goth. En algunas escuelas han construido mini-delegaciones policiales y los "problemas de disciplina" pasan a ser "asuntos policiales".

A pesar de eso, las estadísticas del mismo gobierno demuestran que las escuelas no son más peligrosas hoy que antes. Un estudio del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, una entidad federal, concluyó que el nivel de "violencia cometida por los adolescentes" ha bajado durante cada uno de los últimos 10 años, y que los estudiantes llevan menos armas a la escuela.

Este es un peligroso doble juego. Los ataques terroristas contra las masas sirven de pretexto para imponer más medidas policiales. El objetivo es apretar las clavijas a toda la sociedad, reforzar normas reaccionarias en la cultura y apoderarse del futuro por el terror, el engaño y la represión. Hay que luchar contra esto.


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