Libertad para Leonard Peltier
"¡Eso no pasará en mi mundo!":
Historias de resistencia de los lakotaDebbie Lang
Obrero Revolucionario #1031, 21 de noviembre, 1999
Este mes un contingente de amerindios de la reserva de Pine Ridge en Dakota del Sur fue a Washington, D.C., para reclamar libertad para el preso político Leonard Peltier. Los lakota de Pine Ridge han ido a defenderlo, igual que él los defendió a ellos.
Después de un mitin frente a la Casa Blanca, platiqué muchas horas con ellos acerca del maltrato y represión que les ha dado este sistema. Me contaron historias de sus antepasados: de las masacres de los amerindios y el exterminio de los búfalos; de la derrota del general George Armstrong Custer en la guerra para defender He Sapa, los Cerros Negros; y de la dura lucha para defender su cultura, sus creencias espirituales y su experiencia histórica, y transmitirlas a sus descendientes. Entre sí hablan el idioma lakota con mucho orgullo, a pesar de los muchos esfuerzos de borrarlo del gobierno, los misioneros y las escuelas.
A continuación, algunas de las historias que oí:
Castigados por ser lakota
Russell Loud Hawk, del pueblo de Oglala en la reserva Pine Ridge, habló de la historia de los lakota (también conocidos como los siux): "Vivían a su manera.... Eran una nación en los días de Crazy Horse y Sitting Bull. Pero Estados Unidos vino y lo trastornó todo; nos acorraló en las siete reservas donde nos encontramos hoy. A mi juicio son campos de concentración. Luché en la II Guerra Mundial así conozco los campos de concentración".
Ellen Moves Camp, de 69 años, ha vivido toda la vida en la reserva: "Mi abuelita oraba con la pipa de la paz todas las mañanas y nos enseñó nuestras costumbres. Pero no sabía nada de la ceremonia del sudor hasta que me casé. Mis abuelitas hablaban lakota y no aprendieron inglés. Estudiamos en Holy Rosary y otras escuelas de misioneros donde nos obligaban a hablar inglés. Como era bilingüe, yo ayudaba a los niños que no sabían inglés. A veces me castigaban por explicarles cosas en lakota. En el noveno grado me fui y nunca regresé".
Rosaline Jumping Bull, de 67 años, también ha pasado toda la vida en Pine Ridge. Me habló de los ataques a la cultura lakota: "Mi papá siempre decía: `Si te portas mal, te van a apresar mucho tiempo. Por eso, haz lo que te mande la maestra'. A veces los maestros nos golpeaban o nos castigaban. Nunca me resistí y aprendí a aguantarlo todo. Al comienzo casi no sabía wasichu [el idioma de los blancos] y por eso me castigaban todos los días. Bueno, cuando regresaba a casa mi papá me prohibía hablar wasichu. Me mandaba que hablara lakota. A mis padres no les gustaba lo que nos enseñaban. Por otro lado son cristianos; se convirtieron a la iglesia episcopal y siempre íbamos a la iglesia. Así que en mi niñez todos esos elementos chocaban".
Edgar Poor Bear me dijo: "Crecí en la reserva Pine Ridge y vi muchos conflictos étnicos en nuestra propia sociedad, de lakota contra lakota, especialmente de los hublas [de piel oscura] contra los mestizos [de piel clara]. Hay miembros de nuestra tribu que se avergüenzan de lo que el Gran Espíritu los ha hecho, que se avergüenzan de su piel oscura.... Eso se debe al proceso de adoctrinamiento y asimilación colonial, son las consecuencias negativas de la aculturación al pensamiento occidental. Por esa opresión muchos indígenas han abandonado la vida de los lakota, no porque quieran sino por necesidad".
Nos mataban
Rosaline Jumping Bull me contó lo que le pasó a su abuelo: "Fue con su familia a un pueblo llamado Hot Springs. En ese entonces había muy pocos automóviles o carreteras. Cuando regresaban, un ganadero los acusó de cruzar sus tierras, pero sabían que estaban en la reserva. Bueno, mi abuelo sabía muy poco inglés así que no contestó nada. El ganadero abrió fuego contra ellos, y mi abuelo agarró su fusil, le disparó y lo mató. Los blancos vinieron, lo agarraron y lo llevaron a Deadwood, donde le mocharon la cabeza. Esa es la clase de castigo que nos daban. Sencillamente nos mataban.
"Siempre me acordaba de eso. Cuando veía a un blanco me escondía porque temía que si le hablaba se iba a molestar y me meterían a la cárcel. A nosotros, incluso las abuelas, nos decían: `No peleen con un blanco. No golpeen a un blanco o van a parar a la cárcel'. Nos castigaban y así crecimos, y por eso nunca opusimos resistencia. Luego vinieron los mestizos a quitarnos nuestro trabajo y a dejarnos sin nada. Se burlaban de nosotros, de nuestra ropa, de nuestra pobreza. Los blancos los defendían y si nos metíamos con ellos nos castigaban".
Arlette Loud Hawk es de Oglala. Su abuela sobrevivió la masacre de Wounded Knee de 1890 y su tía era curandera. Como los demás lakota que conocí, se siente muy orgullosa de su pueblo. Me habló de su juventud en los años 60 y 70: "Mis padres vivieron en una época de mucha discriminación y prejuicios. En muchos restaurantes no atendían a los indios. Pero mis padres eran muy pasivos, no querían problemas. Si una mesera no nos atendía, nos íbamos a otro restaurante. Recuerdo que de niña siempre pensaba: '¡Eso no pasará en mi mundo!'. En mi mundo si me tratan mal no voy a irme humildemente. Estaba harta de que mi familia tuviera que vivir así. En esos días no había resistencia organizada, no había grupos para reclamar nuestros derechos humanos y derechos civiles. Para mí el espíritu de los lakota se estaba desvaneciendo".
Arlette me habló de unos primos a quienes mataron unos blancos fuera de la reserva: "Crecí rodeada de racismo, discriminación y prejuicio. Mataron a mis primos y, como mi mamá solía decir, `no hay justicia para los indios'. Uno podía matar a un indio con plena impunidad, pero era todo lo contrario si un indio mataba a un blanco. Recuerdo que un indio-creo que se llamaba White Hawk-mató a un hombre de negocios blanco y lo ejecutaron. Si un indio mataba a un blanco, iba a morir a manos del sistema judicial".
La defensa de la tierra
En los años 60 y 70, surgió un gran movimiento de resistencia de indígenas en Estados Unidos. El Movimiento Indígena Americano (AIM) buscaba el fin al asesinato de indígenas y el cumplimiento de los tratados que firmó el gobierno. AIM ganó influencia en la reserva de Pine Ridge y eso puso en peligro el plan del gobierno de robarles a los lakota los ricos yacimientos de carbón y uranio. Washington despachó agentes federales a la reserva y ayudó al odiado presidente tribal, Dick Wilson, a formar escuadrones de reaccionarios, llamados GOONs. Los GOONs y el FBI lanzaron un reino de terror.
Ellen Moves Camp describió lo que pasó en 1972: "Dick Wilson y los GOONs eran de lo peor. Pero antes de la llegada de los GOONs y del Movimiento Indígena Americano, ya había mariscales federales armados de fusiles. Cuando vimos a los mariscales, fuimos a donde el director del Departamento de Asuntos Indígenas (BIA) a preguntar por qué estaban en la reserva. Este nos dijo: `Tienen que hablar con Dick Wilson'. Llamó a Wilson y este le dijo: `A usted le toca explicar esto. Usted los pidió'".
Arlette Loud Hawk recuerda: "Dick Wilson hasta prohibió los powwows, o sea, cualquier forma de reunión o ceremonia indígena. No cabe duda de que era títere del gobierno. Creó un escuadrón antimotín que llamaban los GOONs. En Pine Ridge había francotiradores en el techo del edificio del BIA y uno tenía que ir junto con un grupo si quería regresar vivo. No debía ir solo. Si encontraban a un tipo solo lo mataban. En esos días desapareció mucha gente y nunca se encontraron los cadáveres. Eso no es cuento, es la pura verdad. En la reserva mataban gente cada semana y a nadie le importaba. No se podía llamar a la policía porque eran parte del grupo que mataba. Cuánta violencia y tristeza había en esos días.
"Quieren apoderarse de nuestras tierras. Antes querían nuestro oro, así que nos robaron los Cerros Negros. Ahora quieren quitarnos la reserva, esta vez por el agua. Debajo de la reserva de Pine Ridge hay mucha agua, está el acuífero Oglala o río Madison. Por eso el gobierno quiere quitarnos el derecho a controlar el agua de la reserva y robarnos la tierra. Pero la tierra unifica a nuestro pueblo. Para la sociedad estadounidense la tierra existe para ganar dinero, pero para nosotros es cuestión de respetar a nuestras abuelas y a la abuela de todos: la Tierra".
El 27 de febrero de 1973, miembros y partidarios de AIM ocuparon Wounded Knee, en el centro de la reserva de Pine Ridge. Centenares de personas participaron en el sitio de dos meses contra los soldados y la policía.
En Washington, D.C., conocí a Carter Camp, quien dirigió el destacamento armado que se apoderó de Wounded Knee. Habló de la ocupación: "Wounded Knee ocupa un lugar especial en el corazón de los indígenas de todas las tribus. Se dice que la masacre de Wounded Knee de 1890 fue el último capítulo en las guerras contra los indígenas. Masacraron al jefe Bigfoot, a Yellow Bird y a todos los indígenas que estaban ahí aquel día. La gente de Turtle Island vio lo que les pasó a esos guerreros, a las mujeres y a los niños. Le partió el corazón a nuestro pueblo.... Pero en 1973, Wounded Knee pasó a ser un potente símbolo para los pueblos indígenas y lo cambió todo. Prendió un incendio que se propagó como pólvora en las comunidades indígenas. Durante los 73 días del sitio de Wounded Knee, los indígenas se pusieron de pie".
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