Li Onesto
Obrero Revolucionario #1038, 16 de enero, 2000
El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.
Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el Ejército Popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Enviamos un saludo rojo "lal salaam" a todos los compañeros de Nepal que hicieron posible este viaje.
A continuación publicamos la entrega número 20 de nuestra serie sobre Nepal. (Las partes 1-19 se publicaron en el OR Nos. 1014-1020, 1022-1023, 1025, 1027-1029 y 1032-1037.)
Hemos pasado un mes viajando en el occidente-en Rolpa, Rukum y Solyan-y hoy emprendemos el regreso. Caminamos por un valle ancho entre montañas con bellísimas terrazas, más verdes que muchas otras zonas. El camino es más fácil, con menos sube y baja. De repente, vemos un gran monumento de piedra a los mártires revolucionarios y vemos que la policía lo ha estropeado.
Los aldeanos salen a saludarnos y nos llevan a una choza que ha adquirido valor para ellos. Como la policía pasa muy a menudo y hostiga a los aldeanos, los guerrilleros pusieron una mina en una banca al lado de la choza. Todos, inclusive los niños, sabían y durante un mes nadie se acercó al lugar. Por fin, la policía llegó y todos estaban muy al pendiente, con la esperanza de que un montón de policías recibieran su merecido, pero dicen que desafortunadamente solo dos estaban presentes cuando la mina detonó. El que se sentó en la banca murió y el otro quedó herido. En todo caso, están muy orgullosos de esa acción y piden que les saque una foto frente a la banca.
Al mediodía llegamos a una aldea en Rolpa, donde celebraremos la última reunión de masas en el occidente. Cuelgan mantas rojas al aire libre y por la tarde empiezan a llegar líderes del partido, cuadros y masas de la zona.
El equipo cultural da comienzo al programa y, al observar las piruetas de una bailarina, pienso en los muchos programas de "bienvenida" y "despedida" que los camaradas han organizado en las últimas semanas.
Seguro que no ha sido fácil hacerlo. Muchos compañeros han sorteado los peligros de viajar desde las zonas guerrilleras, caminando largas horas de noche. Además, la situación ha sido muy tensa debido a las elecciones; el gobierno ha desplegado miles de policías en la región. A pesar de todo eso, muchas familias han llegado a platicarme de sus seres queridos asesinados por la policía porque quieren que el mundo conozca los crímenes del enemigo. Han venido combatientes de las escuadras, tras enfrentamientos con el enemigo, ansiosos de relatarme sus triunfos. Los líderes del partido han pasado muchas horas conmigo, hablando a fondo de la experiencia de librar una guerra popular maoísta, convencidos de que esa información generará apoyo en otros países.
Cuando me dan la palabra en el último programa aquí en Rolpa, les brindo un saludo proletario internacionalista de parte de las masas oprimidas de Estados Unidos y repito algo que he dicho muchas veces:
"Estoy muy lejos de mi tierra, pero me siento muy a gusto aquí en Nepal, en la compañía de tantos camaradas tan buenos. Vivo y viajo en una zona de guerra, pero a pesar de los peligros, me siento muy segura con el ejército popular. No hablo nepalés, pero lo importante es que compartimos el idioma revolucionario del marxismo-leninismo-maoísmo y los sueños de un mundo mejor".
El programa acaba a las 8:30 de la noche. Estamos helados y entramos para huir de la oscuridad. Queremos cenar, comer algo caliente para ahuyentar el frío. Después de la cena nos ponemos a platicar. Los camaradas saben que ya pronto me iré del occidente y tienen una lista de preguntas. He pasado muchas semanas haciendo entrevistas y ahora me toca responder a sus preguntas sobre la vida en Estados Unidos, la lucha de las masas y cómo será posible hacer la revolución en un país imperialista tan poderoso. Quieren hablar de la situación internacional y de las perspectivas de revolución en el mundo. Nuevamente se destaca su internacionalismo; es decir, los camaradas ven la guerra popular aquí como parte de la revolución mundial.
Al día siguiente, mucha gente ha acudido a platicar conmigo.
Un camarada de un comité de dirección de Rolpa me relata cómo las masas fortalecieron su confianza y decisión:
"Durante la operación Kilo Sera 2, 77 policías llegaron a esta aldea y fueron de casa en casa. Arrestaron a dos hermanos-un integrante del comité de dirección y un militante del partido-y los ataron con una cuerda. El hermano menor logró zafarse y huyó. Había tanta policía; seis policías lo persiguieron. Luego, balearon al hermano mayor y lo hirieron gravemente, pero logró escapar y se escondió en una cueva. Lo buscaron en balde durante un día entero. Los cuadros del partido conocían la cueva y en la noche fueron a recogerlo y llevarlo a un lugar seguro. Aunque la policía montó retenes, y buscó en la aldea y la selva, el camarada escapó. Ese incidente demostró que es mejor oponer resistencia cuando la policía llega a hacer arrestos.
"Si el enemigo ataca con saña, oponemos una fiera resistencia porque si le mostramos miedo, no por eso ceja; al contrario, aumenta la represión. Las masas opusieron una gran resistencia a Kilo Sera 2 y el enemigo tuvo que replegarse; ahora nosotros tenemos el poder".
Un luchador proletario
Un mando de escuadra de 29 años llamado "Tamil" se sienta a mi lado. Le pido que me platique de su vida y su incorporación a la guerra popular. Más del 90% de la población de Nepal es campesina, pero la experiencia de Tamil muestra cómo algunos llegan a la revolución a través del proletariado:
"Mi familia es humilde y a los 15 años salí a India a buscar trabajo. Pasé ocho años allá como trabajador agrícola, recolectando plantas para la elaboración de medicinas. Posteriormente, trabajé en la ciudad en una fábrica de bolsas plásticas, una fábrica de chocolate y otra de lápices, y de guardia en una acería. Nos pagaban una miseria, unas 400 rupias ($6) al mes. Se suponía que la jornada era ocho horas, pero teníamos que trabajar 12 horas y nos pagaban muy poco por las horas extras.
"En 1994, regresé a Nepal y pasé un mes aquí. Me puse en contacto con un líder del partido en esta zona, quien me informaba sobre el partido, pero en ese momento no me interesaba tanto y regresé a India. Pasé otros cinco meses allá cosechando manzanas y, al acabar la temporada de cosecha, regresé a mi aldea.
"Visité al camarada y platicamos largas horas sobre el partido. Me habló de la opresión del pueblo, y de su explotación por los usureros y otros reaccionarios de la aldea, además de la explotación de los jóvenes que van a India a trabajar. Dijo que es necesario combatir al enemigo de clase para tener una vida mejor. Reflexioné mucho y me acerqué a la política del partido; quería saber más sobre los planes para iniciar una guerra popular.
"En 1995, empecé a trabajar con el partido e ingresé a la Liga de la Juventud Comunista. Fue el período antes del inicio, de una intensa lucha de clases, y participé de lleno. Mi primera acción fue el ataque a un explotador local, a raíz del cual me entablaron acusaciones y tuve que pasar a la clandestinidad.
"En el momento del inicio, era integrante de un grupo de combatientes y participé en el ataque al puesto policial de Holeri. Después en el Segundo Plan, me integré a la primera escuadra que se formó. Participé en el ataque al puesto policial de Piuthan Lung y en muchas otras emboscadas, acciones con minas y confiscación de armas. Hace seis meses me nombraron mando de una escuadra".
La lucha en Jarjarkot
Más gente acude a hablar conmigo y cuando terminamos, tenemos que darnos prisa para aprovechar la luz de la tarde. Caminamos cinco horas y media, y a la hora de buscar donde quedarnos, está muy oscuro.
En Nepal los campesinos acostumbran hospedar a los viajeros. Por pobres que sean, comparten lo poco que tienen. A veces llegamos y los encontramos muy dispuestos a hospedar a maoístas, pero en este caso los camaradas opinan que no debemos hablar de política, pues estamos en un lugar que no conocemos y por eso decimos simplemente que somos viajeros.
Tocamos la puerta de una pequeña casa y dos hermanos nos invitan a pasar. Nos arrimamos a la lumbre para calentarnos y nos sirven sopa de trigo con verduras. Tengo mucho hambre y la cena sencilla me parece muy rica. Después de cenar, nos dan unas cobijas que tendemos en el piso y nos acostamos.
A las 5 de la madrugada emprendemos nuevamente el camino y llegamos a nuestro destino a las 9:30 a.m. Rauchana, la combatiente que me acompañó durante la primera parte del viaje en el occidente, sale a saludarnos. ¡Una sorpresa muy grata! Al entrar a la casa, estoy muy contenta al ver a varios "viejos amigos": el camarada del Comité Central a cargo de esta zona guerrillera, los secretarios distritales de Rolpa y Rukum, además de otros camaradas. Haremos un balance.
También han llegado unos líderes del partido para que los entreviste, por ejemplo, el Secretario del Comité del Distrito de Jarjarkot, donde la guerra popular tiene mucha fuerza. No alcanzó el tiempo para ir a ese distrito al noreste de Rukum y por eso ha viajado muchas horas para platicarme del trabajo allá:
"En nuestro distrito la principal contradicción política es entre el pueblo y el partido gobernante, el Partido del Congreso Nepalés. Como el revisionista UML (Partido Comunista Nepalés Unido, Marxista-Leninista) se acerca al partido gobernante, también se intensifica la contradicción con los revisionistas. Pero muchos partidarios del Congreso Nepalés se acercan al PCN (Maoísta), y además hay contradicciones en el seno del Congreso Nepalés, el UML y el RPP (el partido reaccionario Rashtriya Prajatantra).
"Se ha experimentado una feroz represión en Jarjarkot. El gobierno dice que el 50% de la población votó en las elecciones, pero en realidad mucha gente participó por miedo a la policía.
"La principal contradicción económica es entre los grandes usureros/estafadores y el pueblo. En nuestro distrito casi no hay terratenientes, y muchos reaccionarios han abandonado las aldeas o perdido fuerza debido a la guerra popular. Sin embargo, el gobierno sigue empleándolos contra el pueblo; muchos reaccionarios viven en la capital del distrito, y regresan de vez en cuando y hacen sus fechorías. Por otra parte, emplean nuevas fuerzas: la policía obliga a los aldeanos a ser espías. El partido combate eso, y algunos han dejado de hacerlo. Si no lo dejan a las buenas, lo dejan a las malas porque actuamos contra los que persisten en hacer el trabajo sucio del enemigo".
El camarada me cuenta que antes de 1990 el partido tenía poca influencia en Jarjarkot y Solyan. Después se hizo un trabajo muy bueno, y el partido y las organizaciones de masas crecieron mucho en el período antes del inicio de la guerra popular (1996). El gobierno respondió con una salvaje represión; mucha gente se espantó y dejó de apoyar al partido. Pero los camaradas revirtieron esa situación al organizar al pueblo a asestar golpes contundentes al enemigo. El camarada habla de esa dialéctica revolución/contrarrevolución/más revolución:
"En marzo de 1998, el ejército popular atacó el cuartel general de la policía y dejó un policía muerto y tres gravemente heridos, y durante Kilo Sera 2 realizó una emboscada con minas en Ragda VDC que dejó dos policías muertos y dos gravemente heridos. Durante las elecciones, una escuadra atacó a un equipo de propaganda del Congreso Nepalés y mató a una persona e hirió a dos. Asimismo, una emboscada en Laha VDC dejó un policía muerto y otro herido. Aparte realizamos muchas acciones menores. Desde el inicio, hemos aniquilado a 15 reaccionarios, principalmente espías.
"Las ideas feudales tienen mayor influencia en nuestro distrito; algunas personas tienen parientes o vínculos con la monarquía, y eso también influye. Por un lado, hay creencias religiosas y por el otro, creen en espíritus, dioses y brujos. Todo eso tiene mayor fuerza en nuestro distrito que en Rukum y Rolpa, y crea dificultades políticas. Es decir, aunque no apoyen al gobierno, las masas tienen creencias religiosas. Están más receptivas al concepto económico del comunismo que a nuestra ideología y los reaccionarios hacen propaganda contra los maoístas; dicen: `No creen en dios, destruyen templos, etc.' En fin, las masas no son tan receptivas a romper con las tradiciones feudales, pero poco a poco llegan a aceptar lo nuevo.
"Por lo general la policía rodea una aldea y lanza un ataque por sorpresa. Concentran las fuerzas de varios puestos policiales, y atacan una aldea. El gobierno considera que Jarjarkot es la puerta al occidente, una zona geográficamente favorable para la guerra popular, y la policía quema los bosques para golpear la revolución.
"La represión ha perjudicado nuestras posibilidades de obtener hospedaje así como nuestras comunicaciones. Es un gran problema. Algunos han huido a India por la represión. Si la policía se entera de que un aldeano hospeda a los maoístas, lo arresta o lo mata. Asimismo, los familiares de los cuadros sufren constante hostigamiento: les roban sus cereales; les confiscan sus tierras y amenazan con matarlos si las cultivan. Ante esa situación, no tienen más remedio que huir o unirse más al partido. Muchas veces, los jóvenes se suman a la guerra popular, pero los ancianos y niños tienen que abandonar la aldea. El partido los ayuda en lo que pueda, pero es difícil porque se desplaza a más y más gente. Al librar acciones militares de peso y crear un vacío de poder, pondremos el poder en manos del pueblo y resolveremos el problema".
Lal Salaam al occidente
Estoy muy contenta de pasar mi último día en Rolpa con los camaradas que dirigen la lucha aquí.
La prensa revolucionaria es "ilegal"; tener un periódico implica arresto o ejecución sumaria. Sin embargo, han logrado conseguir unos ejemplares y los camaradas los leen muy detenidamente.
Por otra parte, han estado estudiando artículos (fotocopias) de militares burgueses, principalmente de India y uno de Estados Unidos, además de varios libros sobre la historia de la revolución china, como Diluvio matinal de Han Suyin y Fanshen de William Hinton. Me alegra que también tengan obras de camaradas maoístas de Estados Unidos, Mao Makes Five (Con Mao son cinco, documentos y artículos sobre la Revolución Cultural de China) y El falso comunismo ha muerto... ¡Viva el auténtico comunismo! del Presidente del PCR, Bob Avakian.
Mi tiempo en occidente-en el centro de la tormenta de la guerra popular-ha sido muy valioso. He tenido la oportunidad de aprender de los que están en la primera línea de batalla. He conocido mucho y visto muy de cerca los avances de la guerra popular, y he vivido esta revolución al viajar, convivir y platicar con camaradas del partido, el ejército popular y las masas. Estando aquí en el occidente, la zona donde el enemigo enfoca mayor atención, he conocido lo que es trabajar en condiciones de guerra.
En la reunión dedicada a hacer un balance los camaradas me preguntan sobre lo que he aprendido. Les digo que me ha inspirado, en particular, el papel de los jóvenes, las mujeres y las nacionalidades oprimidas. Las familias de los mártires me han enseñado la fuerza de las masas, decididas a ganar, a pesar de la feroz represión. He aprendido que la guerra popular implica construcción revolucionaria, además de la destrucción del enemigo y de la vieja sociedad explotadora. He visto florecer las semillas de una nueva sociedad, donde las masas rompen las tradiciones y relaciones feudales, y crean una nueva economía y cultura revolucionarias.
Por otra parte, les digo que me parece extraordinario que hayan avanzado tanto en la teoría y práctica de la guerra popular en solo tres años. Han pasado de "grupos de combatientes" a escuadras, pelotones, y unidades mayores que ejecutan emboscadas y ataques de mayor envergadura.
Comentamos que la situación ha llegado a una coyuntura crítica, pues el gobierno ha respondido a los avances de la revolución-sobre todo al vacío de poder (las zonas que los reaccionarios han abandonado y donde la policía no se atreve a incursionar)-con una escalada de represión y está centralizando las fuerzas policiales de muchas zonas, lo cual implica que los guerrilleros enfrentarán grandes destacamentos. Hasta ahora la guerra popular solo ha enfrentado a la policía nacional, pero es posible que entren a la guerra las fuerzas armadas. La capacidad de combate del ejército popular debe mejorar cualitativamente, en la estructura de las unidades militares (pasar de pelotones a compañías), las acciones militares, y la cantidad y calidad de las armas. Dentro de poco, el gobierno lanzará grandes ofensivas contra la guerra popular y eso exigirá mayores avances de parte del ejército popular, además de la dirección del partido, las organizaciones de masas, etc. La situación actual subraya la urgencia de mayor conciencia y solidaridad internacional con la guerra popular de Nepal, y de protestas contra los ataques reaccionarios a la guerra popular.
Me acompañan a las afueras de la aldea para despedirnos. Uno de los miembros del Comité Central dice que mi visita es "un acontecimiento histórico sin precedentes", pues soy la primera camarada de un movimiento revolucionario fraternal que ha venido a conocer la guerra popular de Nepal. Dicen que mi viaje ha sido una gran inspiración y reiteran que ahora toca entregarle al proletariado internacional lo que he aprendido. Confían que informaré al mundo de su lucha y que se construirá mayor solidaridad internacional.
Salimos al mediodía y al rato llegamos a una escuela donde están reunidas unas 100 personas, pues se enteraron de que íbamos a pasar por aquí y quieren despedirse. El líder del partido de esta zona me da unos regalos y pronuncia unas palabras. Les damos la mano a todos; muchos de ellos nos regalan guirnaldas.
Al salir de la zona Rolpa/Solyan, los camaradas señalan la cumbre donde se encontraba la Torre de Comunicaciones Jimpe... antes del ataque del ejército popular, que dejó dos policías heridos, y confiscó rifles y municiones. El sol se oculta detrás de las cumbres; me parece una imagen perfecta para mi despedida del occidente y resuelvo grabar este momento en mi corazón para siempre.
Siento tantas cosas al despedirme, pues me unen fuertes lazos de amistad con estos camaradas; hemos subido y bajado tantas montañas, comido juntos, dormido en pisos de barro que los campesinos nos han ofrecido tan generosamente; hemos platicado, reído y debatido hasta la madrugada. Al decirles "lal salaam" por última vez, siento una gran tristeza. Estos camaradas me han fortalecido mucho y siento el firme compromiso de enseñarle al mundo que mis camaradas de Nepal están iluminando el camino hacia el futuro para las masas del mundo entero.
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