Exclusivo para el OR/RW

La bandera roja ondea en la cima del mumdo

Dentro la revolución de Nepal:
Entrevista al camarada Prachanda

La corresponsal del OR Li Onesto entrevista al camarada Prachanda, Secretario General del Partido Comunista de Nepal (Maoísta)

Obrero Revolucionario #1043, 20 de febrero, 2000

"Somos plenamente conscientes del hecho de que esta guerra, que libramos para deshacernos de milenios de esclavitud y para establecer un estado de nueva democracia, será muy dura, llena de vueltas y revueltas, y prolongada. Pero es el único sendero que llevará a la liberación del pueblo".

Volante del PCN (Maoísta) repartido por todo Nepal el 13 de febrero de 1996

*****

Hace cuatro años, el 13 de febrero de 1996, una nueva guerra popular se inició en Nepal bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta). En las primeras dos semanas, se llevaron a cabo casi cinco mil acciones militares por todo el país: ataques armados contra puestos policiales en zonas rurales, confiscaciones de propiedades de terratenientes opresivos y castigos de tiranos locales. La guerra popular de Nepal es un suceso mundial significativo e inspirador para el proletariado internacional.

Como en otros países del tercer mundo, los revolucionarios de Nepal tienen que enfrentar "tres montañas" para alcanzar la liberación: derrotar la clase capitalista burocrática y el estado, que son lacayos y servidores del imperialismo; arrancar de raíz el semifeudalismo; y echar al imperialismo. Con esa meta, el PCN (Maoísta) está aplicando la estrategia de guerra popular prolongada de Mao Tsetung: establecer bases de apoyo en el campo y rodear las ciudades, conquistar el poder en todo el país y crear una república de nueva democracia como un paso hacia la construcción de una nueva sociedad socialista. Su lucha es parte de la revolución proletaria mundial.

Por su parte, el gobierno nepalés lleva cuatro años librando una brutal campaña contrarrevolucionaria. Ya ha matado a más de mil personas, y arrestado y torturado a muchas más. Pero a pesar de la represión, la revolución sigue cobrando fuerza.

La guerra popular de Nepal ha avanzado de pequeños grupos de combatientes a escuadras y pelotones templados. El ejército popular ha establecido zonas guerrilleras y está profundamente integrado con el pueblo. La mujer desempeña un importante papel como combatiente del ejército popular. En las zonas donde la revolución tiene las raíces más fuertes (como Rolpa y Rukum en la Región Occidental), muchos reaccionarios han huido y la policía no se atreve a patrullar. El gobierno central de Krishna Prasad Bhattarai, elegido en mayo de 1999, es inestable y la insurgencia ha provocado muchas riñas intestinas.

En la primavera de 1999, nuestra corresponsal Li Onesto recorrió el país con el ejército popular; se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y gente de muchas aldeas y pueblos. En ese momento, estaba en marcha el cuarto plan militar (establecer bases de apoyo y ejercer el nuevo poder popular) y la guerrilla llevaba a cabo acciones mayores y más avanzadas.

A continuación presentamos una entrevista que le hizo Li Onesto durante su viaje al camarada Prachanda, Secretario General del Partido Comunista de Nepal (Maoísta).

 

Li Onesto, Obrero Revolucionario: Por todo el mundo, mucha gente revolucionaria busca mayor información sobre la guerra popular de Nepal. ¿Por qué no esboza la situación objetiva y la base material que permitieron iniciar la guerra popular? Explíquenos por qué el partido plantea librar una guerra popular prolongada y organizar a las masas a través de la lucha armada. Es decir, ¿por qué sostiene que esa es la estrategia correcta, que llevará a la victoria?

Camarada Prachanda: Primero, quiero abordar el aspecto ideológico. Nepal es un país semifeudal y semicolonial, y el MLM (marxismo-leninismo-maoísmo) sostiene que en estos países, en general, predomina una situación objetiva revolucionaria. Partimos de esa base ideológica para estudiar la situación concreta, porque lo fundamental es la claridad ideológica. Y a través de la lucha de clases, los movimientos de masas, la lucha de masas y principalmente la lucha ideológica en el movimiento comunista, concluimos que predomina una situación apta para iniciar la guerra popular.

Nepal es un país chico y pobre. Más del 85% de la población vive en el campo, sumida en la miseria, muy oprimida. Las relaciones y formas de explotación feudales están muy arraigadas. El desarrollo industrial es raquítico y la industria que existe está en manos de la burguesía compradora, principalmente la burguesía expansionista de India. Hay fuertes distinciones de clase, y el pueblo tiene una larga tradición de luchar por reformas, independencia y reivindicaciones económicas. O sea, el país ha experimentado una constante lucha de masas, pero esa lucha ha carecido de dirección revolucionaria debido a la influencia revisionista en el movimiento comunista, a una crisis de dirección. Es decir, los revisionistas han confundido a las masas y han traicionado sus luchas a cambio de concesiones que benefician a su pequeño grupo.

En 1815 estalló una gran lucha contra India (en ese momento una colonia de Gran Bretaña). El pueblo nepalés luchó heroicamente contra esa potencia, pero no triunfó. La guerra contra India fue una lucha armada y el pueblo participó de muchas maneras. Se emplearon varias formas de guerra de guerrillas. La clase dominante británica vio el heroísmo y la valentía del pueblo nepalés, que el pueblo luchaba heroicamente contra el enemigo. La guerra duró más de un año y en muchas regiones se derrotó al ejército británico. Centenares y centenares de masas -inclusive mujeres y ancianos- lucharon, pero la clase dominante de Nepal, principalmente la monarquía (el rey), se rindió.

Se celebraron negociaciones en Sugali y llegaron a un acuerdo, con la consecuencia de que India acaparó mayor territorio nepalés. Es decir, Nepal perdió las dos terceras partes de su territorio; India se apoderó de todo ese territorio con el Acuerdo de Sugali, y Nepal se convirtió en un país semicolonial. Cuando los británicos salieron de India, Nepal pasó a ser una semicolonia del expansionismo de India. Surgió la camarilla Rana, y el gran camarada Carlos Marx declaró que Jang Bahadur Rana era un títere y lacayo de Gran Bretaña. El pueblo sufrió mucha opresión y explotación, y a partir de ese momento histórico, Nepal pasó a ser un país semifeudal.

En 1949, la fundación del Partido Comunista de Nepal fue un acontecimiento histórico trascendental que coincidió con el triunfo de la gloriosa revolución china y el desenvolvimiento del socialismo en la Unión Soviética.

OR: ¿La victoria de la revolución china fue un factor importante?

Prachanda: Claro que sí, un factor bien importante. Además, en esa época, los campesinos de India libraban una gran lucha armada. El Partido Comunista de Nepal se fundó en el marco de esa situación revolucionaria y empezó a trabajar con los campesinos de base. Durante tres o cuatro años hubo un auge revolucionario, un gran movimiento campesino. Pero la dirección del partido cambió de posición y asumió el revisionismo. La dirección, el secretario general, hincó la rodilla ante el rey; le dijo que íbamos a hacer trabajo pacífico y que por favor tomara eso en cuenta. La dirección del partido cayó en el fango del revisionismo. Posteriormente, surgieron muchas luchas y movimientos de masas, pero la camarilla revisionista confundió al pueblo, se comprometió con la clase dominante y traicionó a las masas una y otra vez.

Por otra parte, se libraba una lucha ideológica en el seno del movimiento y, cuando se inició la Gran Revolución Cultural Proletaria en China bajo la dirección del gran camarada Mao, influyó directamente a la revolución en Nepal. Conocimos muchos materiales de la Revolución Cultural china, e inspiró a la nueva generación de comunistas y a las masas. Además, los jóvenes del movimiento comunista admiraban el Movimiento Naxalita de India, lo que inspiró a los jóvenes del distrito de Jhapa a rebelarse contra la dirección revisionista. Se dio un proceso de reconstitución del partido y en el Cuarto Congreso del Partido se planteó la cuestión de la lucha armada. Sin embargo, hacía falta una línea política clara que iluminara el camino para reorganizar un partido de nuevo tipo y plantearles a las masas que es necesario rebelarse. En fin, después de la Gran Revolución Cultural Proletaria, se dio un monumental debate ideológico y político por 10 años, y nuestro equipo de dirección es producto de esa lucha ideológica.

En el partido se libró una feroz lucha de dos líneas, primero con la camarilla Lama, que tenía una tendencia derechista. Combatimos esa línea enérgicamente. Posteriormente, luchamos contra la línea de Dumdum, la línea de M.B. Singh, porque era ecléctica, derechista y muy confusa. M.B. Singh se estableció como líder del partido, pero su línea era totalmente revisionista, muy confusa, totalmente ecléctica. Combatimos esa línea y, a través de la lucha contra Dumdum (M.B. Singh), desarrollamos la línea correcta que actualmente conduce al pueblo y la guerra popular, y definimos nuestra ideología como marxismo-leninismo-maoísmo.

OR: ¿En qué año sucedió todo eso?

Prachanda: Fue en 1986, si no me equivoco, que asumimos como ideología el marxismo-leninismo-maoísmo. En ese momento, solo el Partido Comunista del Perú usaba esa terminología y teníamos unos documentos del PCP. Pero ya habíamos debatido eso durante cuatro o cinco años: ¿Por qué Pensamiento Mao Tsetung? ¿Por qué no maoísmo? Es decir, esos debates se dieron en el partido, y tras un debate de un año sobre esa terminología, todo el partido adoptó marxismo-leninismo-maoísmo. No fue simplemente un cambio de terminología, pues implicaba analizar correctamente la contribución de Mao. Además, nos definimos por la línea militar y política de la guerra popular. Es decir, sentamos nuestra base ideológica, política y subjetiva. La lucha de clases se desenvolvía, y en medio de ella y de la lucha de dos líneas, se vislumbró la situación objetiva y subjetiva para iniciar la guerra popular.

Respecto a su pregunta sobre la relación entre los factores objetivo y subjetivo, diría que el marxismo-leninismo-maoísmo enseña que en los países oprimidos por lo general existe una situación revolucionaria en una región u otra, claro está, en desarrollo desigual. Por eso, es posible iniciar la lucha armada, y sostenerla y desarrollarla. Hablando del país en conjunto, podríamos decir que predomina una situación revolucionaria objetiva. Por eso, en los países oprimidos el problema es la preparación subjetiva; el problema clave o el factor principal es el aspecto subjetivo, mejor dicho, el partido comunista, el partido comunista revolucionario, armado con el marxismo-leninismo-maoísmo. Por lo mismo, decimos que el problema central en estos países es combatir al revisionismo y construir un partido de nuevo tipo armado con el MLM. Repito, ese es el problema central en estos países.

En cambio, en los países imperialistas, el factor objetivo, principalmente (no el factor subjetivo), determina las tácticas y la línea. Objetivamente, los países imperialistas chupan la sangre de los países oprimidos y los controlan. Por eso, la tarea principal de los revolucionarios en los países imperialistas es hacer denuncias políticas del sistema, construir el partido, hacer una labor constante de preparación para acelerar el desarrollo de una situación revolucionaria objetiva y, cuando tal situación se vislumbra, asestar un golpe contundente. Consideramos que esa es la línea que se debe aplicar en esos países.

Pero en los países semifeudales y semicoloniales como Nepal, la estrategia es distinta. Aquí más del 80-85% de la población vive en el campo, el desarrollo es desigual, y los obreros, los proletarios, son pocos. Hay quienes dicen que en estos países no predomina una situación revolucionaria. Los revisionistas dicen que en nuestro país hace falta la situación objetiva, además de la subjetiva, para el inicio de la lucha armada. Siempre plantean eso y nosotros condenamos esa línea. No corresponde a los hechos, pues en estos países el problema es la preparación subjetiva. Así analizamos las condiciones para iniciar la guerra popular.

En el período antes del inicio, nos esforzamos por analizar la historia de Nepal. ¿Cuál es el nivel cultural de las masas, su situación económica? ¿Cuáles son las relaciones sociales, las fuerzas, el análisis de clase? Analizamos todo eso antes de iniciar los preparativos finales. Así llegamos a captar los rasgos específicos del país. Si bien es un país chico, desde otra perspectiva no lo es. Geográficamente, uno puede atravesar India y llegar a todos los rincones del país en uno o dos días, pero en Nepal es necesario trepar las montañas por muchos días -como sabe muy bien, ¿no, camarada?- porque el aislamiento, la incomunicación es mucho mayor que en Estados Unidos.

OR: ¡Sí, conozco muy bien esa realidad!

Prachanda: Si bien Nepal es un país chico, la región montañosa es muy favorable para la guerra de guerrillas, para la guerra popular. Por otra parte, el país ha tenido un gobierno reaccionario central por más de 200 años y esa situación ha suscitado mucha resistencia, pues el gobierno impone el fusil, impone su control desde Katmandú y, a través de un largo proceso de resistencia y lucha, las masas han creado una situación donde a lo largo y ancho del país hay lucha de clases. Así que vimos una situación en que si se hacía un llamado a la resistencia, a un movimiento de masas, todo Nepal respondería.

Analizamos el hecho de estar rodeado por un país grande, India, que está al este, al oeste y al sur. Al norte está China y es muy difícil pasar esa frontera por los montes Himalaya. Se puede pasar a Tibet, por ejemplo, pero es muy distinta a la frontera con India. Así que analizamos esa situación.

En otro sentido, en lo que se refiere a nacionalidades, Nepal es un país grande por su gran cantidad. La población del país es apenas 20 millones, pero hay de 20 a 25 nacionalidades oprimidas, muchos idiomas y religiones. Es otro rasgo específico de Nepal. Analizamos todas esas cuestiones; analizamos cómo resolver el problema de las nacionalidades. Nos deslindamos de los partidos revisionistas y burgueses. Defendemos el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas y, por ahora, en nuestra situación concreta, corresponde plantear la autonomía. Consideramos que esa es una situación específica de nuestra realidad.

Respecto a Terai, se ve nuevamente que Nepal es "grande" porque en el sur, del oriente al occidente hay llanura, lo que llamamos Terai, que está a unos 300 metros sobre el nivel del mar. Es una gran llanura, una zona agrícola muy importante con grandes bosques. También está la zona montañosa con sus grandes cumbres, donde andaba [con el ejército popular], así que la conoce bien. Y la mayoría de la población vive en esas regiones montañosas, en los montes Himalaya, donde hace mucho frío. En el aspecto geográfico, analizamos que Nepal es grande, no chico.

Aparte, analizamos la situación de nuestra organización, una cuestión subjetiva. Estábamos en el oriente, el centro y el occidente; este último es la cuna de la revolución, histórica, geográfica y culturalmente, porque hay mayor opresión y porque está muy apartado del gobierno central de Katmandú.

OR: ¿A qué se debe el mayor desarrollo de la revolución en el occidente? ¿No es cierto que las nacionalidades oprimidas son un factor clave?

Prachanda: Efectivamente, y otro aspecto importante es que la clase dominante no fomenta el desarrollo económico de esa región.

OR: ¿Por qué no?

Prachanda: Porque no lo considera rentable y además, como buenos hegemonistas y chovinistas (de las castas superiores), discriminan a las nacionalidades oprimidas, que son la mayoría de la población del occidente.

Otro aspecto es que cuando se estableció el país, antes del siglo 19, a fines del siglo 18, el gobierno central no conquistó toda esa región. Conquistaron el imperio Gorkha más tarde. Primero conquistaron el oriente y posteriormente el occidente; aunque no es tan importante en qué momento sino el hecho de que no lo conquistaron completamente, es decir, las autoridades locales tenían cierto poder y las autoridades centrales tenían cierto poder; así, esas zonas gozaban de cierta autonomía.

Es decir, el gobierno no se imponía tanto en el occidente y a las masas no les importaba lo que hacía o no hacía. Es otro hecho histórico. Ahí hay grupos étnicos mongoles -vio que esos camaradas se parecen a los chinos- y esas nacionalidades han producido luchadores muy rectos y valientes, es decir, tienen esa tradición históricamente. Ni el chovinismo de las castas superiores ni la influencia feudal predominan en esas nacionalidades.

OR: O sea, ¿el feudalismo no influye tanto a esas nacionalidades oprimidas?

Prachanda: Efectivamente. Pero cuando viajó al centro del país o al oriente, vio que las tradiciones feudales tienen mucha fuerza.

OR: Sí, pero no vi templos en Rolpa y Rukum.

Prachanda: Claro, en Rolpa y Rukum casi no hay templos, y la vida familiar encierra cierta democracia, una democracia primitiva. Inclusive el machismo es menos, no es como en las castas dominantes. Además, el partido tiene mucho tiempo trabajando en esas zonas, como en Thabang y Rolpa.

OR: Y los revisionistas casi no tienen influencia, ¿no?

Prachanda: Muy poca, pues la zona tiene una tradición de dirección revolucionaria consecuente. Es decir, la influencia revisionista es débil, históricamente, y la tendencia revolucionaria ha predominado. Todos esos factores influyen. En esa geografía, la clase dominante no cuenta con infraestructura de transporte, electricidad ni comunicaciones. Por todos esos factores, decidimos que el occidente era clave, pero no convenía iniciar la guerra popular exclusivamente en el occidente, por el poderío de la clase dominante. Tiene ejército, sistema de comunicaciones, etc. Si iniciábamos la lucha armada nada más en el occidente, el gobierno podía concentrar sus fuerzas para aplastarnos.

Subjetivamente, teníamos una situación favorable para el desarrollo de movimientos de masas y contábamos con organización en todo el país. Por eso tomamos la determinación de iniciar la guerra popular desde distintos puntos y centralizarla en tres zonas -oriente, centro y occidente-, además de la capital. Consideramos que las ciudades eran importantes también, no para enfrentamientos armados, pero para propaganda y labores de ese tipo. Aparte, concentramos trabajo en India porque más de siete millones de nepaleses viven en ese país, así que era necesario organizar resistencia allá también. Así elaboramos el plan, tomando en cuenta los rasgos específicos de Nepal, porque la situación para iniciar la lucha armada no era calco ni copia de la situación de Filipinas, Perú, Turquía ni otros países donde se libra una forma de guerra popular. Hay mayor similitud con Perú, pero no una correspondencia exacta. En Perú iniciaron con el ataque a un puesto de votación, pero nosotros iniciamos desde distintos puntos del país, con miles de acciones durante el Primer Plan, porque al hacer un estudio minucioso de la situación histórica, geográfica y cultural de Nepal, tomamos esa determinación.

Más del 72% de la población de Nepal vive en la miseria. Es una situación sumamente grave. Siempre hemos recalcado que el sistema de múltiples partidos no logrará nada, que es una farsa, que es imperialista y feudal. Transcurridos unos tres o cuatro años, las masas captaron: "Sí, los maoístas tienen razón". Y esas opiniones prevalecieron. Justo antes del inicio organizamos muchas manifestaciones y reuniones de masas con la participación de miles y miles de personas. Ya habíamos proclamado que íbamos a iniciar la guerra popular, pero la clase dominante no lo creía y pensaba: "Mucho hablar, nada más".

OR: En sus escritos aborda la gran ruptura ideológica, política y militar necesaria para iniciar la guerra popular, la cual es clave para los partidos del mundo entero y es un punto de deslinde entre el MLM y el revisionismo, es decir, la cuestión de hacer los cambios ideológicos, políticos y orgánicos necesarios para iniciar la lucha armada. Por favor, platíquenos de las rupturas que el partido tuvo que hacer para poder iniciar la guerra popular.

Prachanda: Son cuestiones serias y bien importantes. La cuestión de una ruptura implica abrir brecha a un gran avance. Primero, veamos lo que plantea nuestra ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo. ¿Cómo define la ruptura, el proceso de desarrollo? Algunos ven un proceso de evolución, de desarrollo paulatino y equilibrado, uniforme, pero el marxismo-leninismo-maoísmo enseña lo contrario a través de un análisis científico, es decir, que dicho punto de vista no corresponde a un análisis científico. En realidad el proceso de desarrollo rompe la continuidad, hace una ruptura. En la naturaleza, en la historia humana, la sociedad, el pensamiento humano, en todo, el proceso de desarrollo implica romper la continuidad, romperla. Captamos eso muy firmemente antes del inicio.

OR: Se refiere a dar un salto.

Prachanda: Claro, dar un salto. En un momento dado, la cuestión del salto estaba en la boca de todos los camaradas: un salto, hay que dar un salto. Lo planteamos como la cuestión decisiva, que había que dar un salto. Los dirigentes y los partidos revisionistas plantean reformas, reformas, reformas. Y reformas son reformismo, revisionismo, pero dar saltos es revolucionario.

Condenamos a las camarillas revisionistas porque son proponentes de la teoría evolutiva vulgar. Nosotros somos revolucionarios, y la revolución implica romper el statu quo y dar saltos. Debatimos esas cuestiones antes del inicio. Cuando cambiamos nuestra terminología de "marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung" a "marxismo-leninismo-maoísmo", organizamos un gran debate en el partido sobre la cuestión del salto. Entendimos a fondo la teoría del conocimiento de Mao, que plantea dos etapas: la etapa de las sensaciones y las impresiones, y la etapa de sacar conclusiones lógicas. Bregamos por elevar el nivel del partido entero en cuanto a la teoría del conocimiento y sus dos etapas. Así transformamos nuestro concepto del MLM porque antes se pensaba que el MLM implicaba reformas y gradualismo, pero cuando lo definimos en esa nueva forma generó nuevas ideas, una nueva confianza y una nueva situación en el partido. En ese momento se libraba una lucha contra tendencias derechistas, principalmente contra los derechistas y el revisionismo.

Posteriormente, cuando elaboramos el plan del inicio, el debate estalló nuevamente sobre el punto de cómo iniciar la guerra popular. Las tendencias derechistas tenían mucho peso en nuestro partido y participábamos indirectamente en las elecciones; teníamos 11 escaños en el parlamento, nueve en la cámara baja y dos en la alta. Ese hecho influyó mucho en el seno del partido, esa influencia derechista se sentía y nos planteó un gran reto: ¿cómo dar un salto? El partido se veía rodeado por el revisionismo derechista, tendencias pequeñoburguesas, todo eso. Muchos compañeros hacían trabajo abierto, aunque cabe recalcar que el equipo de dirección no trabajaba abiertamente en ese momento. Teníamos MP (miembros del parlamento), que eran figuras públicas, pero nuestros camaradas miembros del buró político, los líderes regionales y distritales estaban en la clandestinidad. Hacíamos trabajo parlamentario, pero, fíjese bien, el eje orgánico del partido funcionaba en la clandestinidad en ese momento.

Así que al elaborar el plan del inicio se generó un gran debate sobre el punto de cómo pasar a la lucha armada, debido a la fuerte influencia de la lucha "pacífica", el trabajo parlamentario, conceptos derechistas y pequeñoburgueses, y la larga tradición del movimiento reformista. Planteamos que hacía falta un gran empuje, un gran salto, no cambios paulatinos. Por un lado, se propuso realizar unas cuantas acciones primero sin declarar la guerra popular a ver qué pasaba. Debatimos dicha propuesta y preguntamos: ¿corresponde al proceso necesario? Pues, no. No es un enfoque revolucionario; al contrario, es otra expresión del reformismo, un enfoque conspirador. La lucha armada no es una conspiración. La guerra popular no lo es tampoco; es un proceso político que se libra y se proclama abiertamente. La teoría de la conspiración no sirve, no es revolucionaria. Realizar una acción y "a ver ¿qué pasa?", luego otra... De plano, no sirve; ¡claro que no!

También se propuso que debíamos iniciar la lucha armada en distintos puntos del país sin proclamarla abiertamente y, posteriormente, de acuerdo al desenvolvimiento de la situación, anunciar la guerra popular. Se vio esa lógica. Otros sectores, a su vez, proponían iniciar la guerra y mantener nuestra participación independiente en el sistema parlamentario. Plantearon que debíamos seguir en el parlamento, que sería una "ayuda". Posteriormente, esos sectores retrocedieron políticamente -no diría que degeneraron- pero sí retrocedieron ante el inicio de la guerra popular. Su lógica era: "Iniciaremos la guerra popular, pero en la región principal, en Rolpa y Rukum, deben quedar cuatro MP en el parlamento porque pueden ser determinantes en las votaciones y eso fortalecerá la guerra popular". Por nuestra parte, condenamos toda esa lógica; dijimos que no, no es marxismo-leninismo-maoísmo.

OR: ¿Se refiere al año 1995, el año de preparación, antes de iniciar la guerra popular?

Prachanda: Sí, a 1995 principalmente. Condenamos esa lógica porque no corresponde al marxismo-leninismo-maoísmo ni a la situación objetiva y subjetiva del país. Nuestro concepto era proclamar simple y llanamente que hemos iniciado la guerra popular y que es la única alternativa para el pueblo, para su emancipación e independencia del brutal imperialismo. Planteamos repartir volantes y pegar afiches en todo el país, realizar acciones en todo el país y provocar un gran debate nacional. Se dudaba de esa línea, se pensaba que podría ser "ultraizquierdista" o "aventurera". Sin embargo, no se planteó como línea; aunque algunos tenían dudas, no las plantearon abiertamente en las discusiones; expresaban acuerdo unánime, a pesar de las dudas.

Apenas un mes después del inicio, estalló un gran debate nacional sobre la guerra popular. La prensa, la radio, en fin todo el mundo preguntaba: ¿qué es la tal guerra popular? ¿Qué es ese partido maoísta? Con un gran empuje, el partido estableció una gran presencia y se encontró en el centro de un debate por todo el país, ¡en apenas un mes!

El buró político se reunió y sintetizamos la experiencia de ese mes. Representó una gran transformación del partido entero y de todas las organizaciones de masas, porque no fue un proceso paulatino. Al contrario, fue una lucha de vida o muerte que sacudió todo. Concluimos que el proceso del inicio y el Primer Plan fueron correctos, que sacudieron al país y que eso se comprobó en la práctica. Entonces el enemigo desató una serie de masacres -arrestos, violaciones, matanzas, saqueo- todo eso. Enseguida, un mes después del inicio, elaboramos el Segundo Plan.

OR: Antes de abordar el Segundo Plan, quisiera que hablara del papel del movimiento comunista internacional en la lucha ideológica que se libró durante el período de preparación.

Prachanda: ¡Claro que sí! Sí, debo mencionarlo. A lo largo de todo el proceso de preparativos... se destacó la participación internacional, sobre todo del Comité del MRI (Movimiento Revolucionario Internacionalista). Tuvimos un diálogo ideológico y político muy valioso. El Comité del MRI aportó la experiencia del PCP (Partido Comunista del Perú) y la lucha de dos líneas en Perú, además de la experiencia de Turquía, Irán y Filipinas. Aprendimos de la experiencia de Bangladesh y Sri Lanka. Por otra parte, participamos en una reunión de los países del sur de Asia y celebramos una serie de debates con los comunistas de India, principalmente Guerra Popular (GP) y el Centro Comunista Maoísta (CCM), y todo eso ayudó de una u otra forma, pues nos permitió captar el proceso general de la guerra popular.

Por eso, cabe señalar que uno de los rasgos específicos de nuestra guerra popular, y del inicio, es que contó con participación internacional desde el comienzo. Es decir, hubo participación internacional desde el período de preparación hasta el inicio y después del inicio: ayuda, debate, discusiones. Todo eso nos benefició y fue de gran ayuda para las masas nepalesas. Teóricamente, vemos con toda claridad, y siempre reiteramos, que la revolución nepalesa es parte de la revolución mundial, y el ejército popular nepalés es un destacamento del ejército proletario internacional. Eso es claro. Pero durante los preparativos para el inicio y después, llegamos a captar esa verdad, no solo teóricamente sino el papel práctico del internacionalismo proletario. Le dijimos al Comité del MRI que cuando la guerra popular de Nepal sufra reveses, no será un problema que corresponde solamente al PCN (Maoísta) sino que corresponderá directamente al MRI en conjunto.

Guerra Popular, el Centro Comunista Maoísta y otros grupos revolucionarios de India han participado de una forma u otra porque captamos desde el comienzo que debíamos fomentar la participación de mayores sectores de las masas revolucionarias en nuestro proceso de iniciar la guerra popular. Por eso, de antemano, hicimos investigaciones en Bihar, India; fuimos a Andar Pradesh para conocer la lucha de allá, y a estudiar la situación y los problemas concretos de la lucha armada.

Más que todo, el debate y la discusión en el MRI nos ayudó. Tras el inicio, con ese debate y ese gran logro, miles y miles de masas de India se identificaron con la guerra popular de Nepal. Nuestra guerra popular, a su vez, ayudó al movimiento internacional porque la guerra popular de Perú sufrió un gran revés [con la captura del líder del PCP, el Presidente Gonzalo, y el surgimiento de una línea oportunista de derecha]. En la reunión de compañeros de Asia Sudoriental, les dije a los demás partidos que no basta con brindarles apoyo a los revolucionarios peruanos; es necesario iniciar la guerra popular en nuestros propios países porque eso sí será una gran ayuda. Eso se comprobó con el inicio de la guerra popular de Nepal, es decir, ayudamos al PCP, al MRI en conjunto y a las masas revolucionarias, y a la vez recibimos ayuda del mundo entero.

Ayer vi una nota en su diario de viaje que me pareció muy lúcida, de veras. Escribió que en Nepal durante apenas tres años de guerra popular se han logrado grandes avances. O sea, sacó esa conclusión y también notó que se avecina un momento decisivo, que estamos ante ese momento porque la ofensiva del enemigo aumentará muchísimo y eso nos planteará un gran reto. Nos pareció muy acertada esa conclusión, pues comprende que se acerca esa situación y los retos que nos plantea. Además, recalcó que la comunidad internacional debe estar alerta, difundir las noticias de la guerra popular, ayudar a desarrollarla y oponerse a los ataques reaccionarios del gobierno.

Desde esa perspectiva se han fomentado relaciones internacionales y una apreciación de la importancia de la guerra popular de Nepal. Consideramos que su gira es muy importante en ese sentido porque no es simplemente una visita, o sea, que "vino y se fue", sino que tendrá consecuencias históricas. Es un gran proyecto, un proyecto muy bueno y muy importante para la revolución proletaria; servirá para organizar oposición a las clases dominantes reaccionarias y ayudar a las masas de Nepal. Será un proyecto de suma importancia; no se acaba todavía, seguiremos desarrollándolo.

La experiencia con usted nos ha convencido de que estos proyectos deben organizarse de forma permanente y sistemática. El MRI aprenderá de su experiencia en Nepal tras la exitosa conclusión de su viaje. Ha superado muchas dificultades físicas, y ha triunfado. Por eso, al hablar del aspecto internacional, nos parece importante mencionar este proyecto, este viaje suyo.

OR: En varios lugares los camaradas mencionaron que antes del inicio el partido constaba principalmente de intelectuales y que hubo mucha lucha ideológica para hacer la ruptura y los sacrificios necesarios: pasar a la clandestinidad, abandonar el trabajo, etc. Me dijeron que eso provocó grandes inquietudes, que algunos retrocedieron y nuevos camaradas surgieron de las masas. Por favor, platíquenos de ese proceso de ruptura y del cambio en la composición del partido con el inicio y a través de tres años de guerra popular.

Prachanda: Esa cuestión también es muy importante. Es cierto que el partido se ha transformado. Sabíamos que el proceso del inicio implicaba un gran proceso de transformación en el partido. Hasta pensamos que posiblemente más del 50% de los militantes podrían abandonar el partido, pero que surgirían nuevos camaradas y masas que se unirían al partido. Pensamos en esa posibilidad, la consideramos y estábamos preparados mentalmente para ella porque existían muchas tendencias pequeñoburguesas y tanto intelectualismo. Nos preparamos mentalmente para sostener la guerra popular después de dar ese gran salto. Lo debatimos una y otra vez en el Comité Central, en la dirección regional, en los comités distritales más importantes, que eso podría suceder y era necesario prepararnos porque si no, podría provocar un tremendo problema. Pero si nos preparamos mentalmente, no íbamos a desviarnos. Así que fue una cuestión importante.

Por otra parte, el plan del inicio se concretó en un plan militar de lanzar ataques en las zonas rurales contra las fuerzas policiales, los terratenientes y los caciques. Pero no planteamos hacer un gran sabotaje en la capital porque no queríamos crear una situación que alejara a los intelectuales. Queríamos conservar el apoyo de ese sector en la capital y otras ciudades, y prevenir que se alejara o que dejara de colaborar con el partido.

En el transcurso de un mes, presenciamos grandes cambios en el campo; algunos huyeron, otros se acercaron, y miles y miles pasaron a la clandestinidad. En Rolpa, en un mes, miles de personas pasaron a la clandestinidad -militantes del partido y masas- y esa situación se repitió en Rukum, Jarjarkot, Salyan, Kalikot. Por eso, hubo un gran proceso de transformación en esas zonas.

Pero en las ciudades donde hay más intelectuales, el proceso de transformación fue muy, muy difícil y en algunos casos insatisfactorio. Es decir, la respuesta de la pequeña burguesía no nos pareció satisfactoria. Por ejemplo, tras el inicio de la guerra popular, el gobierno desató mucha represión en la capital. Arrestó a artistas, periodistas, profesores, conferencistas, a todos los que simpatizaban con nosotros. Y, ¿qué pasó? En todas partes nos dijeron: "No deben quedarse aquí. La policía vendrá". Los intelectuales estaban aterrorizados. Llevaban mucho tiempo apoyándonos, pero en ese momento tenían tanto miedo que ni siquiera luchaban por defendernos, por hospedarnos. Durante 22 días tuvimos que mudarnos constantemente.

Pero los informes desde Rolpa, Rukum, Gorkha, Sindhuli, Kabre, o sea, desde el campo, indicaron una gran confianza de las masas y los cuadros revolucionarios, quienes decían: "Hemos logrado algo muy grande. La nueva vida ha comenzado". Se generó mayor apoyo de masas y un auge de lucha en las zonas rurales, pero en la ciudad los intelectuales titubeaban, estaban aterrorizados. Era una cuestión de clase, o sea, ¿qué clase ahora está convencida de que podemos tomar nuestro destino en manos propias? Ante esa situación, tocaba librar lucha ideológica en las ciudades.

OR: ¿Y las fuerzas proletarias?

Prachanda: La situación era más favorable con ellas; durante ese tiempo difícil los trabajadores, los obreros ayudaron al partido, salvaron al partido. Los obreros de nuestra Organización Nepalesa de Sindicatos nos ayudaron muchísimo. No tenían tanto miedo. Pensaban: "Bueno, esto es algo nuevo". Otro sector muy importante eran las mujeres, cabe destacarlo: la otra fuerza que nos apoyó audazmente, que nos hospedó y nos ayudó a trasladarnos durante ese tiempo de terror fueron las mujeres de Katmandú. Sí, las mujeres nos ayudaron en esos momentos. Por otra parte, recibimos ayuda de los estudiantes porque teníamos buena organización estudiantil en todo el país. Tampoco tenían tanto miedo; sentían mucho entusiasmo porque el partido había dado a luz lo nuevo aquí en Nepal. Así pensaban muchos estudiantes. Así que nos ayudaron principalmente los trabajadores, las mujeres y los estudiantes, pero los intelectuales, con sus muchos conocimientos de filosofía, teorías, etc., titubeaban tanto que casi no podían ayudar.

En el transcurso de un año hubo mayor transformación en las zonas rurales. Se construyeron miles y miles de organizaciones de masas, y la influencia del partido alcanzó a nuevas zonas, donde se establecieron nuevas organizaciones. Algunos revolucionarios pequeñoburgueses huyeron de la represión a India, los países árabes y otros lugares. Otros se mantuvieron firmes. En las zonas rurales presenciamos un auge de participación de mujeres, y miles de ellas ingresaron a las filas del partido de tiempo completo. Individuos que ni conocíamos antes llegaron a ser héroes, de veras. En el primer aniversario del inicio, pasé un mes en Rolpa, Rukum, Jarjarkot y Salyan, donde fui testigo -y nuestro partido fue testigo- de que había nacido algo nuevo. El pueblo combatía a la policía y los representantes reaccionarios del feudalismo, y además rompía las cadenas feudales de explotación y opresión, es decir, se libraba toda una revolución cultural en el seno del pueblo. El matrimonio, el amor, la familia, las relaciones interpersonales, todo eso se transformaba dramáticamente en las zonas rurales.

Comprobamos la visión de Mao de que las zonas rurales atrasadas son la cuna y la verdadera base de la revolución. En Rolpa, Rukum, Gorkha, Sindhuli, Kabre, vimos las semillas de la nueva sociedad, ejemplos muy inspiradores. En todo el país, en las filas revolucionarias, las masas sienten mucho orgullo por su Rolpa y su Rukum. Y comprobamos que en la base, a nivel de masas, el proceso de transformación ocurre no solo en el partido y las organizaciones de masas, sino también entre las masas en general, pues se rompen las cadenas de la opresión feudal, principalmente de las relaciones feudales.

OR: Sí, sobre todo respecto a las relaciones entre hombres y mujeres.

Prachanda: Es cierto. Nuestro partido ha prestado atención a cultivar la capacidad de dirección de las camaradas. Hemos tenido problemas en ese aspecto, pero estamos trabajando sistemáticamente para resolverlos. Muchas mujeres son combatientes revolucionarias. Desde el comienzo planteamos integrar a los combatientes hombres y mujeres en las escuadras, pelotones y en todo. Hemos bregado por crear nuevas relaciones entre hombres y mujeres, o sea, nuevas relaciones, una nueva sociedad, nuevas cosas.

En la Región Occidental, no tuvimos mayores problemas o reveses en el proceso de transformación porque miles y miles de masas vieron que se trataba de una nueva vida. Pero en las Regiones Central y Oriental la situación fue distinta. Había más intelectuales en el partido. Cuando el partido avanzaba pujante y lograba victorias, decían: "¡Orale, a todo dar!", pero cuando sufría un revés o una represión, decían: "Esto está muy mal". Así fue en la Región Central, donde muchos militantes eran intelectuales, o sea, de origen pequeñoburgués. Además, la situación económica ahí es mejor: cada familia tiene un poco de tierra, electricidad; hay carreteras, escuelas. Con todo eso y con militantes pequeñoburgueses, pues había tendencias hacia la vacilación.

Sin embargo, en estos tres años también se han visto transformaciones en esa región -transformaciones culturales, ideológicas-, y ha aportado líderes y cuadros muy destacados. Eso es muy importante: lo nuevo nace; es decir, mientras algunos militantes y pequeñoburgueses retroceden, surgen nuevas fuerzas de las masas. Surgen nuevos cuadros y nuestro partido brega por darles mayores responsabilidades. Nuestra orientación es hacer eso a nivel distrital y regional, e inclusive a nivel del Comité Central. Justo en el Cuarto Pleno, el histórico Cuarto Pleno, ascendimos a siete nuevos camaradas jóvenes de la dirección regional que combaten directamente en la guerra, como el camarada que conoció en Rolpa, el encargado del Equipo Especial.

OR: ¡Por cierto, un camarada muy valioso!

Prachanda: Ese camarada se integró al Comité Central justo en el Cuarto Pleno. Y como él hay tantos más. Si no hacemos eso, los camaradas más experimentados quedarán a la zaga. Ante una situación que avanza a toda velocidad y nos plantea grandes retos, algunos camaradas no transforman su modo de pensar. Sus ideas no cambian y eso es un problema. Por eso queremos dar responsabilidades a los camaradas que se han forjado a través de tres años de guerra popular porque eso nos ayuda a aferrarnos al camino correcto. La dirección no debe estar en manos de tendencias oportunistas. Tomamos muy en serio la tarea de desarrollar nuevos líderes y las nuevas fuerzas son muy entusiastas, muy buenas. Han caído más de 700 mártires, pero miles de personas se han sumado a la lucha. Ese proceso no nos perjudica; al contrario, nos fortalece.

Cuando la clase dominante lanzó la operación represiva Kilo Sera 2, pensábamos que iba a ser muy difícil para el partido, que íbamos a ver vacilación en nuestras filas. Pero un análisis objetivo de los resultados indicó que no hubo tanta vacilación. En algunas regiones sí, pero en la Región Occidental, principalmente, no. Ahí se dieron mayor confianza, resolución, confianza para combatir. En las bases no hay vacilación; por eso estamos muy orgullosos de las masas en las filas del partido. En la Región Central se experimentó cierta vacilación, algunas tendencias hacia la vacilación. Y en la capital, como ya sabes, algunos intelectuales vacilan. Pero hay camaradas muy buenos del sector trabajador, de las mujeres, del sector estudiantil, camaradas muy valiosos con mucho compromiso y gran resolución.

En estos tres años de guerra popular, hemos visto otros cambios. Las nacionalidades oprimidas -de Mongolia, Terai y del occidente- han sido muy solidarias porque consideran que la guerra popular es la única alternativa. Eso representa un gran logro de la guerra popular y una gran derrota de la clase dominante reaccionaria. Se establecieron muchas organizaciones de nacionalidades oprimidas después del inicio, como el Frente de Liberación Nacional de los Magar.

OR: Claro, conocí a un líder de esa organización.

Prachanda: Por otra parte, está el Frente de Liberación Nacional Taru en la región Terai, además del Frente de Liberación Nacional Terai y el Rai, Lumbu y Tamang. En la capital, tenemos Newar Khala, la organización de masas de esa nacionalidad que realiza muchas actividades, como el último paro en Katmandú. Esa nueva organización, generada por el partido, cumple el plan del partido; es parte de un nuevo proceso, algo nuevo que florece. La reaccionaria clase dominante ve que el crecimiento de esas fuerzas implica grandes peligros para su sistema. Así que busca manipular a las nacionalidades oprimidas. Por un lado, les da concesiones y les hace un montón de promesas, y por el otro, dice: "Los maoístas quieren dividir el país, separar a los mongoles, separar a los Rai, Lumbu, Terai. Dondequiera abogan por la separación. Son separatistas que desmembrarán el país. No los sigan". Es decir, hace su propaganda, pero la gente no se deja engañar, pues sabe que tenemos una posición consecuente y que desde una perspectiva política, una perspectiva nacional, una perspectiva histórica es la única solución para las nacionalidades oprimidas. Ni siquiera las clases dominantes de esas nacionalidades se oponen, pues reconocen que el programa maoísta es correcto. Inclusive, muchos miembros de parlamento dicen: "Sí, el programa de los maoístas para las nacionalidades oprimidas es correcto".

Existen ciertos problemas porque no hemos podido desatar una gran ola de lucha de las nacionalidades oprimidas, pero florecen esas cosas nuevas y son una gran fuerza que nutre a la guerra popular y coadyuvará a su triunfo.

OR: La guerra popular implica destruir al enemigo y también implica construcción. Uno de los mayores logros de tres años de guerra popular es que las masas empiezan a ejercer el poder popular. Mao enseñó que el proceso de la guerra popular prolongada implica preparar a las masas a gobernar, prepararlas ideológica y políticamente con el MLM para que se transformen a sí mismas y la sociedad, antes de conquistar el poder nacional y construir una nueva sociedad socialista. Por favor, háblenos de la importancia del poder popular en la actual etapa de la revolución.

Prachanda: Mencionamos en el documento del inicio que la guerra popular implica aplastar al enemigo, e implica transformarnos y transformar a las masas. El gran Carlos Marx señaló que la clase obrera endurará 15, 20, 50 años de guerras civiles para aplastar al enemigo, y para transformarse y adecuarse para el ejercicio del poder político. En el documento, citamos a Marx y a Lenin, quien dijo que la guerra civil encierra una situación extremadamente compleja. Al enfrentarla, el partido se adecúa para ejercer el poder. Asimismo, citamos a Mao, quien dijo que la guerra popular encierra un proceso purgativo, es decir, un proceso de corregir malos hábitos, vicios viejos. La guerra popular tiene esa función purgativa. Desde el principio, orientamos al partido y las masas en ese sentido. En nuestro país, donde el proletariado es una clase pequeña numéricamente, los obreros de las fábricas de Katmandú y otras ciudades no han descartado totalmente los malos hábitos.

Por consiguiente, en este tipo de país, la guerra popular prolongada también ayuda a formar un partido revolucionario de nuevo tipo. La historia lo demuestra; sin ella no es posible formar un partido comunista revolucionario en estos países. Así enseñamos a la gente. Afirmamos que a fin de cuentas el proceso de destrucción no es simplemente destrucción; implica construcción. Mao y otros grandes líderes han afirmado que sin destrucción no hay construcción; pero, ¿cuál es el aspecto principal? Después del inicio, planteamos que la destrucción era principal y la construcción secundaria. Cuando conquistemos y ejerzamos el poder, en ese momento, los problemas de construcción serán principales. Pero incluso entonces no habrá construcción sin destrucción. Como dijo Mao, por lo general se piensa que la guerra es muy destructiva, muy mala, que mata a mucha gente, todo eso. No se entiende que la guerra es un gran proceso de construcción. Tiene una función purgativa. Así les enseñamos al pueblo y a los cuadros.

Y tenemos que aprender a combatir en el curso mismo de la guerra. Por su temperamento, los intelectuales se van por la idea de que debemos estudiar y leer mucho, hacer esto y lo otro, y después podemos librar la guerra. Esas tendencias existían desde antes, pero nosotros dijimos: no, no es maoísmo; no es marxismo ni es materialismo dialéctico; no es científico ni corresponde a la teoría del conocimiento. Es necesario aprender a combatir en el curso mismo de la guerra.

El camarada Mao dijo: Al principio no teníamos nada salvo el mijo que comíamos y unos rifles. Luchamos y capturamos muchas cosas. No sabíamos qué atacar ni cómo, pero nos lanzamos al ataque y aprendimos todo eso.

Para nosotros, es igual.

Respecto al poder popular, tras solo un año del inicio, surgió un vacío de poder en la Región Occidental y otros distritos, pero no estábamos en condiciones de organizar el ejercicio del poder porque no le habíamos asestado golpes contundentes a la policía. Esa era la situación concreta.

OR: O sea, ¿no había autoridades civiles, como los presidentes de los VDC (Comités de Desarrollo de Aldea), pero la policía seguía fuerte?

Prachanda: Efectivamente. No había autoridades civiles, pero quedaban los puestos policiales. Esa era la situación concreta tras un año del inicio. A los dos años, el poder era una cuestión candente, y emprendimos un proceso de investigación y estudio con el objetivo de organizar el poder popular. A los dos, dos años y medio del inicio, las fuerzas policiales estaban derrotadas en la región principal, el occidente. No incursionaban en las aldeas; estaban espantadas a tal grado que ni salían a patrullar. Hasta les daba miedo dormir en el puesto; prendían una vela o una linterna y se iban a dormir al bosque, de manera que cuando atacábamos de noche, ni estaban ahí. Eso pasaba, y esa era la situación concreta de centenares y centenares de puestos. O sea, las fuerzas policiales sufrieron una derrota por los ataques y emboscadas de nuestras escuadras. Estaban aterradas. Así que en ese momento prácticamente no había ni autoridades civiles (VDC) ni policía en las aldeas.

Sin embargo, al principio no organizamos bien el poder; no estaba bien planeado ni bien pensado. En los primeros dos años de guerra popular, surgió ese vacío de poder en la región principal y correspondía ejercer el poder, pero los camaradas no captaban eso, aunque era necesario y las masas lo reclamaban. Es decir, había disputas, y había que resolver el problema de la educación, los matrimonios, la tierra, principalmente el problema de la tierra.

Al investigar la situación, encontramos que el mando de la escuadra era el líder político de facto. Daba discursos y atacaba a los reaccionarios rurales. Como vestía uniforme, los campesinos naturalmente lo veían como el líder. Es decir, el poder estaba en manos del mando de la escuadra y no del secretario distrital o zonal. Durante un período de tres o cuatro meses, tal fue la situación. Dijimos: está mal. El maoísmo enseña que el partido debe mandar al fusil; el fusil no debe mandar al partido. No era un error de los mandos propiamente sino un problema de espontaneidad, es decir, el ejercicio del poder no estaba bien planeado ni se debatió a fondo. Pero después la dirección del partido lo debatió, y definió las cuestiones del frente único y el poder.

OR: ¿A los dos años del inicio?

Prachanda: Dos años y medio. El ejercicio espontáneo de poder comenzó poco después de los dos años. Durante cuatro meses en el occidente, en una parte del oriente y en algunas zonas rurales del centro, se dio un vacío de poder y lo llenó el mismo pueblo, el ejército popular, las escuadras. Esa era la situación.

OR: Así que, ¿la estrategia, el plan organizado del partido de ejercer el poder es relativamente nuevo?

Prachanda: En realidad, lo definimos en el Cuarto Pleno, al decir que avanzamos por el camino de desarrollar bases de apoyo. A partir de entonces tenemos un plan bien definido para ejercer el poder popular.

OR: ¿A fines de 1998?

Prachanda: Sí, antes teníamos el concepto general del frente único, de ejercer el poder, pero faltaba un plan acabado y, antes de completarlo, nos encontramos con el poder en las manos. Sabe que los camaradas cobran impuestos a los comerciantes, que tenemos tribunales populares, reparto de tierras, agricultura colectiva, divorcio, matrimonio, que el pueblo organiza todo eso. Fuimos testigos del desenvolvimiento del nuevo poder popular. Al principio, no enseñamos a las masas; al contrario, ellas nos enseñaron cómo ejercer el poder porque no se impone desde arriba sino que las mismas masas, a través de la guerra popular, a través de la lucha, hacen florecer nuevas formas del poder popular. En fin, el pueblo empezó a hacer todas esas cosas.

Una vez que se inició ese proceso, acabamos los planes de formar el frente único, organizamos asambleas y elecciones para que los masas nombraran líderes que ejercen el poder popular. Aplicamos el principio de tres en uno [formar grupos de dirección que combinan el partido, el ejército y masas del frente único]. Era necesario estudiar a fondo el proceso de formar comités revolucionarios de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, es decir, aprender de su experiencia y aplicar el principio de tres en uno. Ese proceso apenas se inicia, no está muy desarrollado. Pero se dan grandes avances porque ahora las masas sienten que tienen el poder y les da muchísimo orgullo. Sienten que tenemos el poder de repartir la tierra, hacer cultivos colectivos, tramitar el divorcio, hacer gestiones, en fin, romper todas las cadenas, cobrar impuestos a los comerciantes, encargarnos de los bosques. Nosotros mismos podemos hacer todo eso, sin los VDC, sin la policía. Tenemos nuestro frente único, nuestra escuadra. Las masas lo ven así y esa gran convicción forma la base de la victoria de la guerra popular, una base que el enemigo jamás podrá aplastar.

Esa convicción de las masas se palpa principalmente en la Región Occidental, y también surge en las Regiones Oriental y Central. Sin embargo, en estas últimas regiones la situación es muy favorable para el enemigo. El gobierno puede incursionar donde quiera y aplastar al pueblo. Por eso, hay problemas, pero el pueblo va captando poco a poco la importancia del poder. En la Región Central, se han tomado muchas hectáreas, y distribuido miles y miles de quintales de cereales a las masas. Eso hace que sientan que: "Sí, esta lucha es nuestra".

OR: En cuanto al ejercicio del poder popular, al parecer no se ha desarrollado tanto el aspecto de la reforma agraria ni métodos colectivos de producción campesina. En los países oprimidos, el problema de la tierra y las relaciones de producción en el campo es clave. ¿Cuál es la concepción del partido respecto al proceso de transformar esas relaciones de producción en el proceso de construcción de la guerra popular?

Prachanda: Consideramos que en lo fundamental la revolución de nueva democracia es una revolución agraria. Pero la situación de Nepal no es clásica, es decir, no es exactamente igual a otros países. En la región Terai, tenemos terratenientes con algunas tierras, y corresponde tomar esas tierras y repartirlas a los campesinos pobres. Pero en las regiones montañosas no se da el mismo caso. Ahí no existen grandes terratenientes sino pequeñas parcelas, y corresponde desarrollar la agricultura colectiva y revolucionarizar las relaciones de producción. Mejor dicho, en esas zonas el principal problema es cómo desarrollar la producción, cómo aumentar el rendimiento porque la pequeña agricultura da un rendimiento muy bajo. En cambio, la agricultura colectiva permite aplicar métodos científicos y aumentar la producción. Pero no es posible instituir esos métodos colectivos de la noche a la mañana. En cuanto a la propiedad, la parcela será propiedad del campesino, pero el proceso de producción será colectivo. Así que fomentamos la agricultura colectiva en nuestras regiones, y en las más desarrolladas ya se ha instituido.

OR: Por favor, ¿podría ampliar ese punto?

Prachanda: En las zonas más desarrolladas -algunas zonas de Rolpa, Rukum, Jarjarkot y Salyan (menos en Salyan, principalmente en Rolpa, Rukum y Jarjarkot)- ya hemos elaborado un plan y hemos comenzado. Primero tomamos la tierra de los terratenientes que viven en Katmandú, de los usureros, etc., pero no la repartimos porque un reparto de pequeñas parcelas no sirve, es decir, no mejora la subsistencia de los campesinos ni su nivel económico. Así que manejamos tres clases de tierras: 1) las tierras confiscadas de los terratenientes, usureros, etc.; 2) las tierras comunales; y 3) las tierras de los campesinos. Existen esas tres categorías. Cuando confiscamos las tierras de los terratenientes, las convertimos en tierras colectivas, es decir, propiedad colectiva de las masas. Los campesinos las cultivan y la cosecha pertenece a la comunidad.

OR: ¿Cómo se distribuye el producto? ¿Esos cereales pasan a formar parte de los fondos colectivos?

Prachanda: Sí, efectivamente. El producto de esa tierra va para los fondos colectivos, para satisfacer las necesidades de las masas. Hasta la fecha, lo hacemos así. Es decir, cultivamos las tierras baldías o comunales colectivamente, y distribuimos el producto de acuerdo al trabajo de cada quien, es decir, la cantidad de horas que trabaja. A cada familia según las horas que ha laborado esa tierra.

OR: Así que existe un sistema de contabilidad: los campesinos reciben un crédito por las horas que trabajan y el producto se distribuye de acuerdo a eso.

Prachanda: Sí, efectivamente. Donde tenemos una base sólida y las masas participan en la lucha, hemos iniciado la agricultura colectiva, es decir, propiedad privada y producción agrícola colectiva, lo cual ha demostrado su efectividad en el proceso de producción.

OR: Por ejemplo, unos cinco campesinos, cada quien con su parcela, trabajan la tierra colectivamente. ¿Colectivizan las herramientas, los animales?

Prachanda: Sí, colectivizan los animales, herramientas, la tierra; y distribuyen el producto según la tierra, herramientas y trabajo que cada quien invierte, es decir, según el trabajo de cada quien. Hacemos eso en las zonas más desarrolladas, pero en las menos desarrolladas, en las Regiones Oriental y Central, experimentamos con otro sistema que no se basa en la cantidad de trabajo. Por ejemplo, en época de lluvias, si una familia campesina no tiene la mano de obra suficiente para cultivar la tierra, las otras familias le prestan ayuda. Mi familia ayuda a tu familia, tu familia nos ayuda y ayudamos al compadre. Es una antigua costumbre campesina.

OR: ¿Esa costumbre ya existía?

Prachanda: Efectivamente, y ahora desarrollamos esas costumbres en forma organizada. Implantamos distintas clases de agricultura colectiva y una serie de medidas para fomentarla. Eso crea mayor unidad, pues implica romper las cadenas del feudalismo, y es una escuela de transformación cultural. Cuando todas las familias trabajamos, comemos, cantamos y bailamos juntas, se crea una situación más comunal.

En Terai, hasta ahora no tenemos una base sólida ni hay un gran movimiento de masas. Realizamos acciones guerrilleras en las llanuras, pero hay grandes terratenientes, las tierras del rey y la reina, en fin, muchas tierras de la gran burguesía, y hasta la fecha no hemos podido tomar esas tierras. Sin embargo, confiscamos los cereales almacenados y eso ha permitido que las masas capten la importancia de la guerra popular, de la revolución. Poco a poco se dan cuenta: "Sí, es nuestra lucha". De esa forma creamos una base en esa región también.

OR: Quisiera que abordara el muy importante tema del Cuarto Plan Estratégico del partido de desarrollar bases de apoyo. Por favor, háblenos del desenvolvimiento de ese plan y las metas para el próximo período.

Prachanda: Claro, es un tema muy importante. El Cuarto Pleno trazó un plan de construir bases de apoyo. En primer lugar, aclaramos la concepción teórica de bases de apoyo, dado que en el sur de Asia hay una tendencia de economicismo armado, es decir reformismo, reformismo armado.

OR: ¿Lucha armada que carece de perspectiva?

Prachanda: Efectivamente. Por ejemplo, en India varios grupos llevan 25 años hablando de zona guerrillera, zona guerrillera, zona guerrillera; pero carecen de perspectiva, carecen totalmente de perspectiva. Sabíamos que la cuestión de zona guerrillera/base de apoyo era muy importante y por eso buscamos mayor claridad, pues las bases de apoyo son el eje de la guerra popular prolongada. Sin esa meta estratégica no puede haber una auténtica guerra popular, es decir, si se carece de esa perspectiva, no se puede librar la guerra popular prolongada.

Las zonas guerrilleras no son estratégicas sino de transición: de masas sin armas a masas armadas, de masas sin poder a masas con poder. La zona guerrillera es un paso en ese proceso, no la meta estratégica. No debemos confundir zona guerrillera con base de apoyo. Nuestra estrategia es tomar, conquistar, construir bases de apoyo. Así que primero aclaramos la concepción teórica.

En segundo lugar, señalamos que actualmente no estamos en condiciones de establecer bases de apoyo. El Cuarto Plan no apunta a establecerlas sino que concentra todas nuestras energías en ese proceso; es decir, concentramos nuestros esfuerzos políticos, ideológicos y militares en eso, pero no podemos establecer bases de apoyo ahorita porque apenas estamos en el proceso de construirlas. Es imprescindible captar eso.

OR: ¿Se refiere a la diferencia entre bases de apoyo provisionales y permanentes?

Prachanda: No precisamente. No manejamos esa terminología. Repito, estamos en el proceso de construir bases de apoyo. No hablamos de "base de apoyo provisional". Quizás sea provisional o quizás permanente. Eso depende de la fuerza del poder popular y, en última instancia, de nuestra capacidad militar.

OR: ¿Cómo se define base de apoyo? Ahorita están en el proceso de formar bases de apoyo. ¿Cuáles son las condiciones necesarias para establecerlas?

Prachanda: En lo militar, implica derrotar la capacidad de combate del enemigo en ese lugar. Al derrotar una sección de las fuerzas militares enemigas, podremos establecer una sólida base de apoyo. Antes, podemos tener una base de apoyo preliminar, no sólida.

Mao no hablaba de bases de apoyo provisionales y permanentes sino de bases de apoyo sólidas, no sólidas y preliminares. Sintetizó esas tres formas. Tener una sólida base de apoyo implica aplastar las fuerzas armadas del enemigo, pero antes de lograr eso podemos construir una base de apoyo no sólida. Golpeamos a las fuerzas armadas y, por lo pronto, no incursionan en la zona; entonces tenemos una base de apoyo, pero posteriormente invaden, las combatimos y eso crea desequilibrio. La base pasa a ser zona guerrillera, pero al derrotar nuevamente al enemigo, la reconquistamos y recuperamos el equilibrio. Así se desenvuelve el proceso de equilibrio/desequilibrio.

Preguntó sobre las condiciones para establecer una base de apoyo. En primer lugar, se necesita una sólida organización partidaria con dirección firme y consecuente. En segundo lugar, una base sólida, como dijo Mao, una base de masas que participan en la lucha; es decir, además de simpatizantes, se necesitan masas experimentadas en el combate. Por otra parte, se necesita un fuerte ejército popular. Hasta la fecha, no hablamos de "Ejército Popular" ni "Ejército Popular de Liberación"; no manejamos esa terminología. Hablamos de escuadras y pelotones guerrilleros.

OR: Así que, ¿no hablan del "ejército popular"?

Prachanda: En el sentido teórico, claro, pero no nos referimos a nuestro ejército como "Ejército Popular de Liberación, EPL". Tenemos un ejército popular, desde luego, pero no lo llamamos "Ejército Popular de Liberación". Actualmente, la mayor unidad es el pelotón y apuntamos a formar compañías. Ya conociste el Equipo Especial, que es un paso en ese proceso.

Cuando tengamos compañías -dos, tres, cuatro compañías y pelotones desplegados en distintas zonas- en ese momento tendremos un ejército pujante; es decir, nuestra fuerza permitirá establecer una base de apoyo. Es otra condición que vemos.

Por otra parte, hay que considerar la situación nacional e internacional, por ejemplo, debe de haber grandes contradicciones en el seno de las clases dominantes -luchas intestinas- e inestabilidad en India, porque a fin de cuentas tendremos que enfrentar al ejército de India. Hay que tomarlo en cuenta. La invasión de miles y miles de soldados de India será formidable, pero no por eso tenemos miedo, pues desde otra perspectiva creará una situación muy favorable.

OR: Podrán capturar mucho armamento...

Prachanda: Claro, nos darán mucho armamento. Y el pueblo los combatirá. Será una guerra nacional que lo sacudirá todo. No será fácil para ellos; tendrán grandes dificultades. Pero si se aventuran... y se aventurarán porque tendrán que hacerlo, o sea, cometerán esa barbaridad.

Tenemos que estar preparados. Por eso, decimos que se requieren ciertas condiciones internacionales y, en nuestro caso, tienen que ver con el expansionismo de India. En el momento que haya inestabilidad en India y un amplio apoyo de masas allá a la guerra popular de Nepal, además de contradicciones en el seno de la clase dominante de ese país, en ese momento podemos conquistar bases de apoyo, establecerlas y declarar que las tenemos, que tenemos un gobierno.

Al establecer una base de apoyo, estableceremos nuestro gobierno central; por ejemplo, cuando Rolpa, Rukum, Jarjarkot y Salyan sean zonas liberadas, fundaremos la República Popular de Nepal. El gobierno será el núcleo y habrá bases de apoyo, zonas guerrilleras, bases de apoyo en perspectiva, etc. Repito, en el momento de establecer una base de apoyo, fundaremos la República Popular de Nepal.

Ahorita, todavía no hemos establecido bases de apoyo, pero en su viaje a Rolpa y Rukum vio que prácticamente existe una especie de base de apoyo donde ejercemos el poder. Cobramos impuestos, tenemos tribunales populares, vigilamos los bosques, etc. Tenemos escuadras, pelotones, el Equipo Especial. La policía no incursiona en esas zonas. Podríamos decir que existen bases de apoyo preliminares, un paso en el proceso de crear bases de apoyo.

OR: Un punto de aclaración: dijo que al establecer una base de apoyo, se fundará la República Popular de Nepal, o sea, ¿antes de conquistar el poder nacional?

Prachanda: Hasta ahora no hemos elaborado un plan detallado, pero consideramos que cuando llegue el momento de establecer una base de apoyo, las demás regiones no se quedarán atrás; por ejemplo, en las Regiones Oriental y Central, seguramente se ejercerá el poder abiertamente. Hasta entonces, no podremos crear una zona liberada en el occidente, pero cuando esa situación se dé, también permitirá organizar un gran movimiento de masas en Katmandú y otras ciudades. Así pensamos, pero no existe un plan definitivo; mejor dicho, el concepto general es hacerlo así porque ya tenemos el frente único central, y el plan de desarrollarlo como instrumento de la lucha revolucionaria en conjunto e instrumento del poder popular a nivel local. Así vemos el frente único, como un instrumento del poder a nivel local, y un instrumento de propaganda y lucha revolucionaria de masas a nivel nacional.

Cuando maduren las condiciones, el frente único central se transformará en república popular con tareas políticas y de propaganda que permitirán aplastar al enemigo y desencadenar a las masas. En ese momento, corresponderá establecer un gobierno central, pero mientras tanto no es propiamente una forma de gobierno sino un frente único.

OR: Establecer un nuevo gobierno tiene consecuencias internacionales, pues se pide reconocimiento internacional.

Prachanda: Sí, efectivamente, todo eso. Abordamos esas cuestiones en el Cuarto Pleno. ¿Corresponde decir que tenemos un gobierno? No, sería adelantarnos porque todavía no podemos decir eso. Pero al examinar todo el proceso que vamos desenvolviendo, está claro que en un momento dado se deberá anunciar un nuevo gobierno, un presidente de la república, ministerios, etc., y pedir el apoyo de las masas del mundo entero a ese gobierno popular.

Por otra parte, no es el caso que vamos a liberar unos dos, tres o cuatro distritos y olvidarnos de las demás regiones o de la capital. Al contrario, cuando liberemos una zona y establezcamos nuestro gobierno -nuestra base de apoyo en el occidente- tendremos un plan bien definido para el país en conjunto, para las masas. Tendrá que haber un gran auge de lucha en otras partes del país porque, sin auge y lucha en todas las zonas guerrilleras y bases de apoyo en perspectiva, no podremos sostener militarmente nuestra base de apoyo, dado que en ese momento India nos atacará y se centralizarán las fuerzas policías para aplastarnos. Masacrarán a miles de personas.

OR: O sea, ¿la posibilidad de establecer una base de apoyo solo se dará cuando la guerra popular haya cobrado fuerza en todo el país?

Prachanda: Efectivamente, así lo planteamos.

OR: Por favor, hable un poco sobre la cuestión de construir una nueva cultura. En mi viaje, se destacaron dos aspectos: por un lado, la cultura de sacrificio y dedicación al partido, y su papel en la guerra popular y en el proceso de crear conciencia revolucionaria; y por el otro, la cuestión general de fomentar la rebelión contra las tradiciones feudales y revolucionarizar las relaciones sociales.

Prachanda: Respecto a sacrificios, es muy necesario inculcar en las masas la voluntad de hacer sacrificios porque en la época del imperialismo y la revolución proletaria, en la situación actual de hoy, no es posible conquistar el poder ni transformar radicalmente la sociedad sin derramar sangre, sin hacer sacrificios. Por eso, hay sacrificios, se derrama sangre, como vio con los mártires en el occidente. La gente admira a los mártires, quiere ser mártir porque los mártires gozan de gran respeto popular. Esa tremenda voluntad de las masas nos permitirá cambiar las actitudes feudales, egoístas y anarquistas que predominan en la sociedad. Al convivir con esos camaradas familiares de los mártires -sus hermanos, madres, hijos- se observa una transformación cultural muy profunda, una transformación de sus sentimientos.

Cuando un camarada cae mártir, lo planteamos como algo valioso, nos enorgullecemos por esa contribución a la causa. Los padres del mártir sienten que: "Mi hijo ha muerto, pero ahora tengo miles y miles de hijos". Es algo muy bueno, muy bello, ese gran cambio de actitud. Los padres ven que: "Centenares de jóvenes, todo el mundo, son mis hijos". Así derrumbamos la cultura feudal, egoísta y sectaria. Nuestra revolución cultural ensalza los sacrificios, dice que son gloriosos, porque sabemos que en esta época, en el mundo de hoy, miles y miles de personas tendrán que hacerlos.

Mao dijo que si se da una tercera guerra mundial, no morirá toda la población del planeta. Quizás se aniquilará a la mitad y la otra mitad quedará, y de ellos nacerá un nuevo mundo. No fue una afirmación desalmada; no planteó que sería bueno que millones de personas murieran; al contrario, expresó la voluntad de crear un nuevo mundo, de transformar el mundo.

En un sentido global, preguntó ¿cómo cambiar el feudalismo?. Creo que hay dos aspectos. Primero, el partido debe elaborar un plan cabal, y llevarlo a la práctica. Se necesita una línea política e ideológica bien definida, además de educación sobre esa línea, para cambiar las relaciones feudales. Segundo, hay que elaborar un plan concreto para cada región porque, como mencioné, siendo un país chico, desde otra perspectiva Nepal es grande. Existen muchas culturas -culturas tribales, primitivas, de las castas superiores- toda clase de culturas. Un solo plan no se adecúa a todas esas culturas.

Hay que elaborar un plan completo para la región del Himalaya que abarca problemas culturales, las cadenas tradicionales, problemas tribales que existen allá. En la región montañosa, en el occidente, como vio, no hay muchos templos pero en Katmandú hay muchos, hasta se podría decir que es una capital de templos. Por eso, es necesario investigar conscientemente cada región, cada nacionalidad; determinar cuáles son las cadenas tradicionales, las formas de explotación y opresión feudales; y librar una lucha por aplastarlas.

Quiero recalcar que la cuestión de lucha es central; las masas se transforman a sí mismas a través de lucha. Lo demás es secundario.

OR: Quisiera que profundizara el papel de la mujer en la guerra popular y el problema de acabar con la opresión feudal de la mujer. La lucha de clases y el proceso revolucionario de China demostraron que hay una relación dialéctica entre la lucha ideológica y política (transformar el modo de pensar de las masas) y la transformación de las relaciones sociales, económicas y familiares que encadenan a la mujer, e impiden su plena participación en la sociedad.

Es decir, mientras la responsabilidad de cuidar a los niños y hacer la limpieza pese sobre la mujer, no participará plenamente en la sociedad y la revolución. La sociedad tiene que crear nuevos métodos para resolver esa contradicción, y eso da pie a una lucha de clases en el seno del pueblo, una lucha para transformar el modo de pensar y las instituciones que moldean las relaciones sociales y el modo de pensar. Por favor, hable un poco de lo que la guerra popular de Nepal ha logrado en ese renglón y lo que queda por hacer, por ejemplo, en cuanto a preparar a las mujeres como líderes y darles mayores responsabilidades.

Prachanda: Antes del inicio, no debatimos a fondo el problema de la mujer. Esa fue una debilidad del partido. En nuestra sociedad, el machismo y las relaciones feudales han predominado por mucho tiempo. Teóricamente, estábamos de acuerdo que el problema de la mujer era importante. Como comunistas estábamos conscientes de eso, pero concretamente, la verdad es que antes del inicio no lo tomábamos muy en serio y por eso las camaradas no se destacaban en las primeras filas del movimiento. Es decir, había simpatizantes, algunas organizadoras, pero no hacíamos un esfuerzo por preparar a las compañeras como cuadros.

Justo después del inicio, la cuestión se planteó de forma muy candente. Me entusiasmé muchísimo en ese primer año al ver los sacrificios de las compañeras en la región principal, en la lucha en distintas zonas, al ver su combatividad, su heroísmo, su dedicación. Cuando vimos que las masas de compañeras entraban a la batalla, nos pusimos a debatir a fondo el problema de la mujer. Transformamos la situación en el partido; ahora aplicamos la concepción proletaria al problema de la mujer y bregamos por entender los distintos aspectos del problema, es decir, su significado, su importancia política y teórica, sus manifestaciones prácticas en la lucha de clases y la perspectiva histórica.

Quisiera mencionar que en un sentido práctico no existe tanto machismo en las nacionalidades oprimidas; existe cierta igualdad. Inclusive algunas nacionalidades consideran que la mujer, la esposa, es más importante que el hombre.

OR: ¿A cuáles nacionalidades se refiere?

Prachanda: Principalmente a las nacionalidades mongoles, principalmente los magar en Rolpa y Rukum. No tienen tanto machismo. La mujer no tiene mayor problema para divorciarse y, cuando vuelve a casarse, la comunidad no la desprecia. Las tradiciones son muy distintas. Más y más mujeres cuadros combativas y revolucionarias surgen de esas nacionalidades, y nos esforzamos por cultivarlas como líderes.

Antes del inicio, las mujeres no participaban en los comités distritales, pero ahora sí. En Rolpa, hay tres o cuatro mujeres en el comité distrital, además del secretariado. Las compañeras dirigen comités zonales y son mandos de escuadra. Todo eso hacen. Además, hay secretarias de comités distritales y esas nuevas líderes que hemos preparado se desempeñan muy bien. Por ejemplo, conoció a la compañera secretaria de un comité distrital en el oriente, y como ella hay otra en un distrito cerca de la frontera con India. Actualmente, más de 40 ó 50 mujeres participan en los comités distritales, lo cual representa un gran cambio en nuestra organización nacional, pues estamos preparando a las mujeres como líderes. Asimismo, nos esforzamos por hacerlo a nivel de dirección regional y del comité central.

En las nacionalidades oprimidas, existe gran potencial para desarrollar líderes proletarias de las masas y centramos nuestros esfuerzos ahí. Además, existe mucho potencial en las filas de las trabajadoras.

OR: ¿Y las dificultades prácticas de la mujer en la casa? Por ejemplo, me fijé que muchas compañeras tienen niños chiquitos, y eso es un problema. A veces los encargan a los parientes, pero no siempre es posible. ¿Cómo ven las perspectivas de colectivizar el quehacer doméstico y el cuidado infantil?

Prachanda: En estos momentos, el problema práctico más apremiante de las camaradas, es decir del partido en conjunto, es el cuidado infantil. Cuando una combatiente da a luz, se plantea el problema de quién cuidará al bebé. Muchas camaradas tienen la voluntad de seguir trabajando, pero los problemas prácticos son un gran obstáculo.

En la región principal, lo que hacemos, por lo pronto, es que colocamos a la camarada y al recién nacido en un lugar seguro con las masas por unos seis meses. No regresa a casa sino que se queda con las masas, haciendo el trabajo que pueda ahí. A los seis meses, puede viajar con el bebé y los demás camaradas ayudan a cargarlo. De esa forma esas camaradas participan en trabajo de propaganda y organizan a las masas. Centenares de mujeres participan de esa forma. Cuando el hijo cumple un año, se lo puede encargar a las masas o las organizaciones de masas.

El partido está viendo cómo organizar el cuidado infantil colectivo en las distintas localidades, pues ese problema se plantea en la práctica. En algunos lugares tienen pensado organizarlo en una casa con la participación de camaradas que tienen experiencia y la voluntad de contribuir. Ese plan se debate, pero no se ha finalizado todavía.

Por otra parte, el partido recomienda (sin exigir, claro) que los camaradas, las parejas, no tengan hijos ahorita, que esperen unos cinco, siete o diez años porque si no, dará pie a muchos problemas prácticos. Decimos que es una forma de sacrificio. Debemos hacer sacrificios: es mejor no tener hijos. En muchos casos la pareja decide no tenerlos. Pero eso a su vez crea otros problemas porque Nepal es un país atrasado que no tiene centros de salud ni médicos.

OR: ¿Se refiere a la falta de control de la natalidad?

Prachanda: Si una compañera queda embarazada, puede que quiera hacerse un aborto pero después de varios abortos, la salud se perjudica.

OR: Entonces el control de la natalidad es una cuestión apremiante.

Prachanda: Efectivamente. Les decimos a las camaradas que es mejor no tener hijos ahora, pero si tienen un bebé, organizaremos el cuidado infantil con la ayuda de las masas. Cuando se busca solucionar el problema del cuidado de los niños al margen de la organización partidaria, muchas veces la policía captura a las camaradas. Se han dado muchos casos así y por ese motivo muchas camaradas de la Región Occidental están presas.

OR: ¿Porque dejan las zonas seguras?

Prachanda: Claro, al dejar las zonas que la organización controla, el enemigo las captura. Es un problema serio.

Respecto a las mujeres, otro problema muy importante es prepararlas como líderes...

OR: Y el analfabetismo es un gran obstáculo, ¿no? Es decir, el nivel de educación, el bajo nivel teórico es un obstáculo a su participación a un nivel superior de dirección.

Prachanda: Desde luego. En las localidades queremos implantar escuelas que enseñen a las camaradas a leer y escribir, clases de noche. Hemos emprendido ese proceso, pero es largo, prolongado. Se requerirán cinco, diez, veinte años para alfabetizar al pueblo. Claro, debemos enseñarles a las camaradas a leer y escribir, y ahora muchas de ellas han aprendido y nos esforzamos por cultivarlas como líderes. Pero el analfabetismo es un problema de gran alcance y queremos alfabetizar a las masas en general.

OR: Antes de concluir, ¿nos podría hablar brevemente de su vida, para que se conozca algo de su historia política? ¿Cómo se moldearon sus ideas y actividades revolucionarias? ¿Cómo le impactó la lucha de clases en Nepal y en el mundo?

Prachanda: Soy de una familia campesina pobre de la Región Central, de Pokhara. Por la miseria, mi familia, mis padres, se trasladaron de Pokhara, en la zona montañosa, a la región de Terai. Crecí y cursé la preparatoria en el distrito de Chitwan, y me acerqué a la ideología comunista hace 28 años cuando tenía unos 17 años. En ese momento, se daban grandes movimientos de masas en esa zona: movimientos estudiantiles, movimientos contra el expansionismo de India. Todo eso me impactó mucho. La gran burguesía compradora de India explotaba al pueblo. Todo eso me influyó, pero más que nada me impactó, me convenció, la Gran Revolución Cultural Proletaria de China. Mao, la Revolución Cultural, los movimientos contra el revisionismo, todo eso me impactó.

Hace 28 años ingresé al partido y me volví comunista. Posteriormente, se dio una gran lucha de dos líneas y conocí a los camaradas revolucionarios del Cuarto Congreso del Partido. En el proceso de esa lucha de dos líneas, llegué a conocer muy bien a esos camaradas mayores: conversamos, debatimos.

En ese momento había un auge en la lucha de clases. Hace 20 años, había un gran movimiento de masas y, en mi distrito, había un gran movimiento femenino, un gran movimiento campesino. Todo eso moldeó mis ideas revolucionarias. Y como acabo de mencionar, se libraba una gran lucha de dos líneas en el partido, y me definía por la línea revolucionaria. Cuando hubo la escisión y deslindamos con Dumdum, nuestro equipo del Comité Central emprendió el estudio colectivo de la historia del movimiento comunista internacional y del movimiento comunista de Nepal. Todo ese proceso moldeó mis ideas.

OR: La lucha contra el revisionismo ha sido muy importante.

Prachanda: Yo odio el revisionismo. Para mí eso es central; lo detesto y jamás le cedo un milímetro. He luchado continuamente contra él, pues la línea correcta del partido se fundamenta en la lucha contra el revisionismo. De plano, odio el revisionismo, lo odio.

OR: Me gustaría que profundizara sobre la situación internacional, en particular la importancia de la guerra popular de Nepal como parte de la revolución mundial. ¿Cómo ve los dos aspectos: cómo la guerra popular de Nepal fortalece al movimiento internacional y cómo, a su vez, el movimiento comunista internacional fortalece a la guerra popular de Nepal, es decir, esa relación dialéctica?

Prachanda: Objetivamente, existe una relación dialéctica entre la guerra popular de Nepal, y la situación y el movimiento internacional. Consideramos que está empezando una nueva ola de revolución mundial porque el imperialismo está en una gran crisis, que según algunos es mayor económica y culturalmente que antes de la II Guerra Mundial. Los movimientos populares del mundo son testigos de muchos cambios radicales. Empieza una nueva ola de revolución mundial por esos factores económicos, culturales y políticos. Es un hecho. Hay que captar esa situación porque como dijo Mao, viviremos 50 a 100 años de grandes cambios y transformaciones.

Desde un punto de visto práctico, la guerra popular de Nepal acelera esa nueva ola de revolución y contribuye a fundamentar la organización del movimiento comunista internacional en el maoísmo. El maoísmo debe ser mando y guía de la nueva ola de la revolución mundial. La guerra popular de Perú ha hecho un buen trabajo de establecer el maoísmo. Asimismo, consideramos que el PCR de Estados Unidos ha hecho un buen trabajo ideológico y político de combatir al revisionismo y establecer el maoísmo. Por nuestra parte, nuestro partido y la guerra popular de Nepal aceleran ese proceso.

En este momento, subjetivamente, las fuerzas proletarias son débiles, después de la muerte de Mao y la contrarrevolución en China. Nepal es un país chico y nuestro partido es chico, pero tenemos grandes perspectivas porque nuestra guerra popular puede ser una chispa que incendia la pradera. Tres años de guerra popular lo demuestran; nuestra revolución ha impactado a los comunistas y masas de India, y miles y miles de masas en Nueva Delhi corean: "¡Viva la guerra popular de Nepal! ¡Apoyemos la guerra popular de Nepal!". En todos los rincones de India se debate la guerra popular de Nepal.

Nuestra guerra popular enarbola el marxismo-leninismo-maoísmo, y por eso ha jugado un papel muy importante para las masas revolucionarias de India y el debate ideológico del movimiento comunista de ese país. Asimismo, ha ayudado al MRI a desenmascarar al revisionismo internacional, al revisionismo moderno, al revisionismo chino y ruso. En Nepal hay un partido revisionista muy grande y mucha influencia revisionista, y la guerra popular ha servido para desenmascarar todo eso.

Esta guerra ha cambiado hasta la identidad del país, pues era un país atrasado, pobre, mendigo y ahora es un país de héroes, héroes proletarios, donde la bandera roja ondea de la cima más alta del mundo, Sargamatha (el Everest). En todo el mundo la verán y dirán: Nepal es el techo del mundo, donde se libra la heroica revolución proletaria, la guerra popular. El mundo verá eso.

Por eso, tenemos grandes responsabilidades y la actual situación internacional nos plantea grandes retos. Daremos nuestro máximo esfuerzo, hasta la última gota de sangre, para cumplir con nuestro deber.

Cuando uno se encuentra en un estanque o un lago, no capta la importancia del agua. Pero en el desierto, un solo vaso de agua es importantísmo. En el mundo de hoy no existen muchas auténticas guerras populares y, en ese desierto, la guerra revolucionaria, la guerra popular de Nepal es un vaso de agua que refresca a los pueblos revolucionarios. Y estamos resueltos a cumplir nuestro deber de brindar esa agua a los pueblos revolucionarios.

Consideramos que las experiencias de todo el movimiento comunista internacional, así como la ayuda del MRI, y los líderes y camaradas decididos a ayudarnos, son imprescindibles para sostener la guerra popular de Nepal. Y, por último, quiero decir que aunque subjetivamente estemos en una posición más débil, objetivamente está empezando una ola de revolución, y los comunistas debemos atrevernos a luchar y venceremos.


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
http://rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)