Del nuevo document:
"Apuntes sobre economía política:
Nuestro análisis de los años 80,
cuestiones de metodología y
la actual situación mundial"Obrero Revolucionario #1044, 27 de febrero, 2000
Hace unos meses se publicó un nuevo importante documento del Partido Comunista Revolucionario,EU, titulado "Apuntes sobre economía política: Nuestro análisis de los años 80, cuestiones de metodología y la actual situación mundial".
El prefacio dice: "En 1995, el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario,EU, encomendó a sus comités permanentes investigar la situación objetiva. El resultado de dicha investigación es `Apuntes sobre economía política', terminado en mayo de 1998. Todo el partido lo ha discutido y ahora se publica con pequeñas modificaciones.
"`Apuntes sobre economía política' tiene tres propósitos: repasar y evaluar los puntos fuertes y débiles del análisis de nuestro partido sobre las tendencias globales políticas y económicas de los años 80; presentar un análisis general, que seguimos profundizando, sobre los cambios y las transformaciones que se han dado en la economía mundial imperialista y en las relaciones interimperialistas desde el `fin de la guerra fría'; e identificar puntos centrales para futura investigación y deliberación, y presentar nuestras ideas iniciales sobre ellos".
En las semanas que vienen, el OR publicará apartes de este documento. Su primera sección aborda el análisis de los años 80; la parte que se encuentra a continuación examina los cambios en las relaciones políticas y económicas internacionales a raíz del gran cambio que se produjo en la situación mundial en 1989-91.
"Apuntes sobre economía política" está a la venta de:
Liberation Distributors, P.O. Box 5341, Chicago, IL 60680, (773)862-6452
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También a la venta en las librerías y sucursales de Libros Revolución.Sobre la resolución específica de esta espiral/coyuntura
¿Cómo entender los sucesos y ramificaciones de 1989-91? ¿Cómo medir este punto de viraje?
Se pueden considerar cuatro explicaciones principales:
A) Se dio un cambio significativo en las relaciones entre los imperialistas, pero esto no ha dado por resultado una superación de la crisis, y por ende no se dio una resolución coyuntural.
B) Esta fue una resolución coyuntural/nodal, que produjo una desintegración de la estructura de relaciones internacionales de la guerra fría y una reestructuración de la economía imperialista mundial, pero una particularidad que define esta resolución es una reducida capacidad de expansión de la economía mundial.
C) Todavía seguimos en la misma dirección que antes del derrumbamiento de la Unión Soviética: los alineamientos entre los imperialistas y las múltiples contradicciones del sistema imponen un nuevo reparto violento del mundo.
D) No solo se ha dado un importante viraje en las relaciones entre los imperialistas sino que debido a esto y a otros factores dinámicos en la economía mundial (en especial, la globalización y las nuevas tecnologías), se han abierto enormes posibilidades nuevas para el capital, y la economía imperialista mundial ha entrado (si bien no sin choques y ajustes) en un largo período de acumulación y crecimiento expansivos (quizá se podría llamar un auge).
Nos inclinamos fuertemente por la tesis "B" y esta ha sido nuestra tesis de trabajo. Esta coyuntura llevó de hecho a un cambio cualitativo. El colapso de la Unión Soviética y su bloque representa el cambio más decisivo en las relaciones entre los imperialistas desde el fin de la II Guerra Mundial. Se ha desatado una nueva configuración de relaciones imperialistas. El capitalismo mundial ha experimentado cierta reestructuración y se ha alterado su marco de referencia geopolítico. Pero la resolución específica de las contradicciones no fue muy completa, no fue muy "purgativa" y, por ende, esta nueva espiral de desarrollo tiene ciertas particularidades.
De nuevo, tenemos que evitar los modelos y explicaciones de "movimiento típico". Hay una dinámica subyacente espiral/coyuntural, en cuanto a la evolución del sistema imperialista y su reconstitución periódica. Esta no es la totalidad de las contradicciones y procesos en el mundo, aunque, como se subrayó, mientras que el modo de producción burgués domine en el mundo, esta dinámica va a moldear y definir en alta medida los sucesos mundiales. Pero principalmente queremos decir que de nuestro análisis del movimiento espiral/coyuntural no se desprende que cada resolución de los antagonismos entre los imperialistas necesariamente tendrá el mismo desenlace.
La II Guerra Mundial llevó a una reestructuración y expansión económica más masiva que la I Guerra Mundial. Pero consideremos otro factor que emergió tras la II Guerra Mundial: nació un campo socialista. Se sacó de la órbita imperialista una parte grande del mundo. Pero a causa de la resolución específica, es decir, relativamente completa de los antagonismos entre imperialistas tras la II Guerra Mundial, la destrucción de valores del capital, el nuevo reparto de las colonias y el papel dirigente e integrador que el imperialismo yanqui jugaría ahora en la reorganización de la economía mundial, el capital pudo reestructurarse, hacer innovaciones y expandirse en un mundo que en realidad se le había encogido.
Volvamos a la situación actual. Sostenemos que los años 1989-91 constituyeron una resolución de las contradicciones que se aproximaban a un desenlace en los años 80 y que impulsaban la situación hacia una guerra mundial. Con esta resolución, surgió una nueva combinación de factores: una nueva matriz de oportunidades, opciones, problemas y contradicciones. Esto, pensamos, es lo principal.
En otras palabras, la actual situación mundial no se caracteriza principalmente por la misma combinación de problemas que existía antes de 1989-91. Pero debido al carácter particular de esa resolución coyuntural, en que ciertas contradicciones no se resolvieron completamente, la situación actual "arrastra" elementos del período previo; por ejemplo, elementos de crisis de deuda del tercer mundo, un sistema monetario internacional inestable y no reconstruido, etc.
La situación general que creó la resolución coyuntural de 1989-91 definitivamente es distinta al período de 1945-73, que se caracterizó por un crecimiento y expansión sin precedente (en la historia del imperialismo). Pero también es distinta al período de 1973-89, que se caracterizó por una crisis económica mundial, la intensificación de la rivalidad entre imperialistas y el peligro de una guerra.
Veamos algo más acerca de los cambios concretos en las relaciones políticas y económicas internacionales que se operaron, y que siguen operándose, como resultado de la resolución coyuntural de 1989-91.
El derrumbamiento de la Unión Soviética. Esto se refiere al desmantelamiento de las estructuras económico-políticas específicas del capitalismo monopolista de Estado soviético y a la desintegración del bloque encabezado por la URSS. En geopolítica y en las relaciones entre imperialistas, el derrumbamiento de la Unión Soviética ha tenido un gran impacto en las relaciones internacionales.
Ha tenido grandes efectos en los planes y gastos militares de las potencias imperialistas. Y el poderío militar ruso, aunque sigue siendo considerable, ya no es lo mismo a nivel mundial, dado el colapso del imperio, si bien Rusia podría volver a ser una importante potencia imperialista.
El fin de la confrontación mundial entre los bloques imperialistas encabezados por Estados Unidos y la URSS ha tenido un enorme efecto en el volumen y la dirección de los movimientos mundiales de capital. El capital puede moverse más libremente por todo el mundo. Se han reducido los riesgos geopolíticos a las inversiones de capital en el tercer mundo. Esto ha estimulado más la globalización imperialista y los cambios en la división internacional de trabajo.
El ex bloque soviético tiene una relación diferente con la economía mundial y esto también afecta los patrones de movimiento de capital y de comercio. Es probable que la economía política de la industria petrolera mundial cambie a medida que el capital occidental penetra en los yacimientos de Kazakstán y el mar Caspio. Con las inversiones estadounidenses y alemanas en la industria automotriz y otros sectores del centro y este de Europa, y nuevos vínculos entre el mercado mundial y esta región, está cambiando la estructura de importación-exportación de los países del ex bloque soviético. El 70% de lo que los países de Europa del este venden ahora al occidente no era parte de sus exportaciones pre-1991.
Como resultado de la disolución del bloque soviético, ha surgido una Alemania unificada con mayores ambiciones europeas en el sistema imperialista mundial. Ahora existe una estructura diferente en que se forjan (y se pugnan) acuerdos económicos internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI).
El surgimiento de Estados Unidos como superpotencia imperialista única. Un alineamiento y reparto imperialista tripolar tendencial del mundo. Con el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha vuelto a ser la única superpotencia imperialista. Este es un cambio importante en las relaciones entre imperialistas. Con su fuerza internacional y militar, puede mover palancas e imponer con mayor facilidad sus reglas y condiciones. La guerra del Golfo fue una especie de parteaguas de fin-de-la-espiral-previa/principio-de-una-nueva-espiral; y un aspecto de la guerra era que Estados Unidos quería reafirmar y demostrar su superioridad sobre los otros imperialistas.
Otro cambio es que, con la disolución del ex bloque soviético y la desintegración de la estructura "bipolar" general de relaciones internacionales, se ha intensificado la rivalidad tripolar entre Estados Unidos, Alemania y Japón, que ya existía en la alianza occidental y que también abarca sub-rivalidades.
En cierto nivel, ha habido un elemento de reestructuración de la economía mundial conforme a esta rivalidad tripolar. Una manifestación de ello es una tendencia, o desplazamiento, hacia la creación de bloques geoeconómicos distintivos: Estados Unidos aumenta su control económico sobre el hemisferio occidental; Japón intenta forjar una posición dominante en Asia oriental; y Alemania juega un papel más agresivo en la Europa continental.
Hay ciertas particularidades: Alemania y Japón no tienen el mismo alcance, cohesión y poderío militar en el mundo que Estados Unidos; existe un alto grado de interpenetración dentro y entre estos bloques emergentes (sigue aumentando la integración mundial); y Rusia (en cuanto a virajes potenciales en las relaciones de poder existentes, influencias desestabilizadoras, etc.), todavía es un factor en la ecuación entre imperialistas.
Es importante ver que la rivalidad imperialista no se expresa ahora en la formación de bloques de guerra. Nuestra apreciación es que lo que más define las relaciones entre imperialistas y los acontecimientos en el mundo en este período son las contradicciones generadas por un crecimiento lento e inestable, y la intensificación de la rivalidad económica en una economía mundial más y más globalizada, y no el maniobreo militar-estratégico.
Aquí operan interacciones complejas. Parece que Estados Unidos ha permitido que Alemania ocupe la posición dominante en la reorganización de Europa del este, o que le ha cedido esta posición, a la vez que usa la OTAN y el FMI (por ejemplo, préstamos a Yeltsin) para promover sus intereses geopolíticos. Al mismo tiempo, crece el poderío militar de Alemania y Japón. En el mundo en conjunto, no se están desmantelando arsenales militares; aparte de conservar su preponderante ventaja militar, Estados Unidos busca actualizarla en lo tecnológico. Empero, es obvio que la competencia económica y geoeconómica tiene creciente y, pensamos, primaria importancia ahora.
Esto quiere decir que, con el papel que están jugando las presiones, maniobreo e interacciones económicos mundiales en este nuevo marco de referencia internacional, el poderío militar no genera o no lleva a la misma clase de poder internacional general que vimos en los años 80, cuando los dos bloques imperialistas iban rumbo a un enfrentamiento. Otros imperialismos no desafían patentemente a Estados Unidos en el campo militar-estratégico. Este tampoco puede usar su poderío militar para resolver rivalidades económicas. (¡No está a punto de usar armas nucleares, o tal amenaza, para resolver sus contradicciones comerciales con Japón!)
La nueva constelación emergente de poder geopolítico se compenetra con una importante tendencia económica mundial: el traslado del centro de la manufactura mundial al este asiático, a la Cuenca del Pacífico (donde Japón tiene la mayor porción de inversión extranjera, aunque depende fuertemente de los mercados de Europa y América del Norte para vender sus productos de exportación).
Resolución de "puntos candentes" e "impases" en el tercer mundo. Con los nuevos alineamientos entre imperialistas, el imperialismo occidental logró negociar acuerdos (en mayor o menor nivel), en gran parte para beneficio del imperialismo yanqui, en los conflictos de Centroamérica, Palestina y Sudáfrica.
Importante aplicación no militar de nuevas tecnologías y reorganización de relaciones de producción. Con el "fin de la guerra fría" y desde entonces, el capital occidental, en particular el imperialismo yanqui, ha adquirido una mayor capacidad de aplicar nuevas tecnologías (computadores, informática, etc.) a un nivel más amplio y de fomentar el desarrollo de sistemas más flexibles de producción y especialización y formas trasnacionales más coordinadas de explotación y mercadeo. (Examinaremos estas cuestiones con mayor detalle más adelante.)
Profundización de penetración imperialista y mayor remoldeamiento de economías nacionales en el tercer mundo. Las medidas de austeridad y "ajustes estructurales" del FMI y Banco Mundial, que se remontan a los años 70 y 80 y que ahora están en vigor en aproximadamente 60 países, están interpenetrando con estos cambios geopolíticos. Como resultado de las brutales medidas del FMI/Banco Mundial para "remoldear" estas economías y con el derrumbamiento soviético, el imperialismo está explotando nuevas oportunidades de inversión.
Se está creando toda una nueva generación de zonas de exportación en el tercer mundo: zonas especiales que producen bienes manufacturados o componentes, con materiales importados, para el mercado mundial; en aras de las necesidades del capital extranjero, se "relajan" o se "levantan" los aranceles, políticas de salario mínimo y controles ambientales. La cantidad de trabajadores de las maquiladoras de la frontera norte de México aumentó de 310.000 en 1988 a 900.000 en 1998.
Se está forjando, con mano de obra barata, una economía manufacturera integrada a nivel mundial.
En este nuevo marco mundial, los flujos de capital de inversión al tercer mundo han formado una porción cada vez más importante del total de los flujos mundiales de capital. En en los primeros cinco años de la década se triplicaron y subieron de 18% del total de la inversión directa transfronteriza del mundo en 1988, a aproximadamente 40% en 1997. Pero esta inversión se concentra en 10 a 12 países, como Brasil, Indonesia, México y Singapur. En distintos momentos de la década, China ha recibido una tercera parte del capital manufacturero que entra al tercer mundo.
El derrumbamiento soviético ha afectado las relaciones neocoloniales en el mundo. El poder e influencia soviéticos en el tercer mundo y su modelo "estatista" de dominación y desarrollo neocolonial, si bien débil con relación al imperialismo occidental, ya no constituyen un impedimento.
La situación de India es un buen ejemplo. La Unión Soviética ha sido el mayor mercado para las exportaciones de India y principal proveedor de energéticos (buena parte de los cuales los recibieron las empresas paraestatales). En 1991, cuando se vino abajo esta relación y cuando la guerra del Golfo cortó el dinero que los obreros hindúes remitían desde el exterior, India tuvo una grave crisis de divisas. Los imperialistas yanquis acudieron al rescate, inyectando enormes cantidades de capital en India (en dos años, su inversión en India rebasó el total de su inversión ahí de toda la última posguerra). El imperialismo yanqui viene reforzando su control sobre la economía de India.
La lucha sobre los términos específicos de los nuevos acuerdos internacionales de comercio e inversión (como la OMC) y sobre quién va a hacerlos cumplir, y las agendas estratégicas contendientes entre Estados Unidos y Japón en las cumbres de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC), también expresan la interconexión entre la creciente penetración imperialista en el tercer mundo y la intensificación de la rivalidad geoeconómica entre las grandes potencias imperialistas.
Más sobre la nueva espiral y la economía mundial: Reducida capacidad de expansión e inestabilidad
Se ha dado una reorganización de las relaciones entre imperialistas y cierta reestructuración del capitalismo mundial. Esto ha estimulado inversión, crecimiento y mayor reorganización de la economía mundial (la crisis económica mundial de los años 70 y 80 provocó la reestructuración de importantes industrias, regiones y relaciones laborales).
La globalización imperialista se ha acelerado en esta nueva estructura geopolítica de los años 90: con ella el imperialismo puede repartir capital, mano de obra y tecnología en formas más complejas y diversas, en formas complementarias nuevas para abaratar los costos. En estas nuevas condiciones, se están forjando nuevas alianzas y estrategias competitivas.
Se ha ampliado el campo en que los imperialistas rivalizan por mercados. Cientos de millones de obreros del ex bloque socialimperialista soviético y de China hoy son parte de una fuerza de trabajo mundial más integrada. Con la creciente integración y centralización económica, es posible combinar el capital con mayor facilidad, y desplegarlo, invertirlo y retirarlo con mayor rapidez en todo el mundo.
Se han operado y siguen operándose grandes cambios organizativos y tecnológicos en el funcionamiento del capitalismo mundial, mientras que el capital procura realzar su flexibilidad, minimizar costos y recortar el tiempo de reacción al compás de las fluctuaciones de la demanda del mercado mundial.
Estas y las consecuencias geopolíticas (mencionadas arriba) del derrumbamiento de la Unión Soviética y su bloque han tenido efectos de gran alcance.
Por estas razones, no pensamos que sea correcto caracterizar la situación general de los imperialistas hoy como "crisis", ni más específicamente, como una continuación de la misma crisis que empezó a mediados de los años 70.
Hemos usado la frase "crisis estructural" para describir el estado de la economía mundial en 1973-89 ("La globalización imperialista y la lucha por otro futuro", Raymond Lotta, Obrero Revolucionario, No. 934, 30 de noviembre de 1997, da una explicación concisa de los orígenes y las manifestaciones de esa crisis). Aparte de sus elementos más específicos, una crisis mundial de acumulación se refiere al hecho de que existen trabas y obstáculos a la reproducción, expansión y reorganización rentables del capital a nivel mundial.
Una crisis es un fenómeno complejo. Pero, en nuestro análisis de la "crisis estructural" de los años 70 y 80, un componente esencial fue el surgimiento de barreras tanto en los países imperialistas como en los países oprimidos. En particular, esto abarcó la interacción de una base de rentabilidad decreciente en los países avanzados con una desarticulación en los países dependientes.
La rivalidad entre imperialistas también condicionó esta crisis y se compenetraba con ella. El reparto del mundo de ese entonces, y la existencia de un bloque rival, constituían un obstáculo fundamental a la capacidad de ambos bloques para superar los principales problemas de la crisis económica y política a su favor en un sentido duradero.
En los años 90, tras el derrumbamiento de la Unión Soviética, surgió una nueva configuración entre imperialistas y se dio una racha de reestructuración (ciertos aspectos de lo cual ya estaban en marcha en los años 80). Como resultado, se logró superar en cierta medida barreras previas: por ejemplo, los factores geopolíticos que habían impedido los flujos de capital imperialista, así como barreras que levantaron las anteriores rondas de inversión y expansión en una estructura económica y política mundial particular que ahora se ha alterado.
Por ello, se han operado cambios significativos.
Por otra parte, la reorganización y la reestructuración de la economía mundial, a nuestro parecer, no han sentado la base ni creado las condiciones generales para lo que se puede llamar "crecimiento expansivo".
En general, en los años 90 la economía mundial ha tenido un crecimiento lento, en especial en los principales países imperialistas. La producción mundial creció a una tasa anual promedio de 3,2% en 1990-98; el promedio de crecimiento de las siete principales economías capitalistas desde 1993 ha sido de 2,4%. Para poner estas cifras en perspectiva, en 1948-73 el crecimiento de la economía mundial fue de un promedio anual de 5%.
El crecimiento en los años 90 ha sido muy desigual. China ha tenido una tasa de crecimiento muy alta. A Asia le tocaron dos tercios del crecimiento de la producción mundial entre 1990 y 1996. Por otra parte, importantes industrias del mundo, como la automotriz, la química y la electrónica, sufren de sobrecapacidad (y Asia oriental, un importante imán de inversión en el mundo en los años 90, ha sido la principal fuente de sobrecapacidad de la manufactura mundial).
Además del crecimiento flojo en general, la economía mundial se caracteriza por gran inestabilidad, manifiesta en la persistente turbulencia económica.
Lo que sucede en la economía mundial no es, como hemos sostenido, análogo a lo que sucedió en la posguerra. En esos años, la reorganización mundial sentó las bases para el auge de la posguerra y en los países imperialistas al crecimiento le acompañó un aumento del gasto público social. Es notable que las actuales recuperaciones no están generando una economía "socialmente estabilizadora"; al contrario, lo que vemos es el desmantelamiento del "Estado benefactor". Para enormes sectores de las masas del mundo, la pobreza y la angustia se profundizan.
Para elaborar más a fondo este análisis de la economía mundial: Europa occidental sigue estancada en un crecimiento lento (el reciente crecimiento ha tenido una fuerte orientación a la exportación). Para Alemania, el dínamo económico de Europa, la absorción de Alemania oriental generó gastos y tensiones mucho mayores de lo que se anticipaba, y el imperialismo alemán tiene problemas de ajuste a las condiciones económicas internacionales.
Rusia vive uno de los episodios económicos más brutales del siglo 20: la actividad económica se desplomó 40% entre 1991 y 1997; la pobreza se ha extendido y la esperanza de vida ha bajado; vastas extensiones de lo que fuera el imperio soviético son desiertos económicos o están al borde del colapso económico.
Japón todavía no se recupera de las dificultades económicas y de la recesión de comienzos de los años 90, la más grave en ese país desde la II Guerra Mundial. El tejido institucional del capitalismo japonés de la posguerra se está deshilachando.
Estados Unidos ha experimentado el crecimiento más robusto de los años 90 con relación a las otras economías imperialistas. Esta expansión tiene características particulares: una buena tajada de la inversión de capital se ha destinado al sector financiero; el auge del mercado de valores ha sido un elemento central de esta expansión; y el crecimiento de la productividad no ha vuelto a los niveles sostenidos de los años 50 y 60 (hay que investigar todo esto más a fondo).
[Algo para investigar: ¿por qué es que el imperialismo no puede "contentarse" con un bajo nivel de crecimiento y "estabilizarse" ahí? Parece que la respuesta reside en buena medida en el imperativo de expandirse-o-morirse de la acumulación competitiva y rentable, y en el impulso y las consecuencias anárquicos de la acumulación globalizada. Por ejemplo, el capital imperialista ha buscado gastos menores y ganancias mayores en Asia oriental, región de crecimiento más rápido, y eso ha generado contradicciones particulares.]
A lo largo de los años 90 ha habido una "crisis mundial de trabajo". Casi un tercio de la fuerza de trabajo del mundo está desempleado o subempleado (no puede conseguir trabajo de tiempo completo o trabaja de tiempo completo por un salario que no alcanza para vivir): un nivel no visto desde la Gran Depresión.
En Europa occidental, uno de cada 10 trabajadores no tiene trabajo. En Asia, Africa y América Latina, más de 800 millones de personas no tienen trabajo o hacen trabajos que no pagan lo suficiente para vivir. En América Latina, ocho de cada 10 trabajos nuevos "creados" en el último lustro son en la "economía informal" de trabajos mal pagados y sin regulación (legales e ilegales): jornaleros, vendedores ambulantes, obreros de talleres, trabajadores del transporte y toda clase de oficios de la calle.
La enorme expansión del trabajo por horas o de empleos "informales" (una tendencia mundial) se relaciona con la dinámica de crecimiento lento e inestable de la economía mundial, con los desequilibrios que genera el desarrollo dominado por el imperialismo en las naciones oprimidas, y con ciertos cambios tecnológicos y organizativos (esto se trata en la Parte II).
La inestabilidad económica y monetaria amenaza a la economía mundial. La deuda del tercer mundo es de cerca de 2 trillones de dólares (el doble de principios de los años 80). Los años 90 han presenciado tres trastornos financieros importantes: las crisis monetarias europeas de 1992-93, la crisis del peso mexicano de 1994-95 y, recientemente, la turbulencia financiera asiática. La inestabilidad monetaria es un elemento persistente de la economía mundial. El papel contradictorio del dólar como moneda internacional de reserva e instrumento de dominación yanqui, al igual que las movedizas fluctuaciones del tipo de cambio yen-dólar, continuarán generando tensiones.
Una gran porción de los flujos de capital del mundo es de corto plazo y especulativa; en 1971, el 90% de las transacciones de divisas correspondió al comercio e inversión, y solo el 10% a la especulación; hoy, la situación es al revés: de 85% a 90% de las transacciones de divisas corresponde a la especulación. Al parecer, este fenómeno se relaciona a la globalización de los mercados financieros y al descenso de inversiones de capital de largo plazo.
El capitalismo mundial ha creado toda clase de nuevos instrumentos y mercados financieros, junto con nuevas formas de coordinación financiera mundial. Un estudio lo dijo así: "El sistema financiero ha alcanzado un grado de separación de la producción real sin precedente en la historia del capitalismo, llevando al capitalismo a una era de peligros financieros igualmente inauditos".
Grandes cantidades de capital líquido tienen el potencial de abrumar al sistema financiero mundial. La "economía de burbuja" japonesa se reventó a inicios de los años 90 ("economía de burbuja" se refiere a un aumento especulativo del valor de los activos, como acciones y bienes raíces, que no se correlaciona con el crecimiento subyacente de la economía) y la estructura financiera de Japón aún está seriamente debilitada. El imperialismo también tiene que administrar niveles cada vez más volátiles de deuda acumulada.
Pero, sería un gran error basar nuestro trabajo en la probabilidad de una depresión o colapso tipo 1929-31. Los imperialistas han aprendido de la historia. Han establecido ciertas instituciones y harán grandes esfuerzos (como han hecho los bancos centrales y el FMI en los últimos 20 años) para prevenir pánicos financieros. Pero los trastornos financieros que pueden sacudir los cimientos de la economía mundial son una parte fundamental de la situación. Y los choques financieros difíciles-de-contener continuarán desestabilizando el sistema.
La crisis de Asia oriental es un fenómeno sobresaliente de las tendencias globalizadoras de los años 90. Está relacionada con el gran aumento de los flujos de capital a partes del tercer mundo que se dio en esta década; al crecimiento orientado a la exportación que caracterizó el dinamismo de esta región pero que se volvió más y más insostenible cuando más países de la región se "enchufaron" a esta dinámica, producto del afán del capital imperialista de mudarse a sitios de producción más baratos; y a la intensificación de la globalización de los mercados de divisas y acciones y el auge de flujos financieros transfronterizos cortoplacistas.
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