Las asesinas tinieblas de Watts
La noche que la chota mató a Chub Dotson
Michael Slate
Obrero Revolucionario #1046, 12 de marzo, 2000
De niño mi abuelito me enseñó a amar la noche. Al recorrer las calles de noche, solía contarme fantasías de magia y sombras, la noche como cortina suave y oscura que envuelve al mundo, un lugar de posibilidades en que todo podía pasar y nada se parecía a lo que era a la luz del día.
De noche, los ruidos son más fuertes; algunos espantan, como el rugir de un tren de carga a las 2 de la madrugada, los aullidos de un perro, el vecino ebrio que trata de <%-2>meter su llave en la chapa, las carreras de ratas por las azoteas. Y de niño, imaginamos en esos ruidos una criatura horrenda a punto de brincar desde el ropero o debajo de la cama. Por tanto, aprendimos a identificar esos ruidos y a ponerles nombre para ahuyentar el temor. Pero algunos ruidos son de verdaderos monstruos al acecho en la noche.<%0>
"¡No te muevas! ¡Alto! ¡Alto!". ¡Pum-pum PUM! DC escuchó esos ruidos en la madrugada del 7 de diciembre de 1999.
En ese momento DC no sabía que, un oscuro rincón de la unidad habitacional Nickerson Gardens de Watts, dos policías acababan de matar a su cuate Gregory "Chubby" Dotson: una bala en la espalda y otra en la nuca. Escribo este relato el día que Chub debía cumplir 38 años.
Los medios lo pintaron como un vil delincuente que atacó a unos agentes cuando estos lo detuvieron por robar un van de un vecino. Dicen que Chub portaba un arma, que peleó con los agentes y se les quitó un revólver, y por ello tuvieron que matarlo. Esperaban que las tinieblas taparan su delito, pero los ruidos de la noche se trasmiten rápida y claramente, y se oyen desde lejos, y algunos cuentan la verdad.
DC fue cuate de Chub más de 30 años. Me señaló el lugar de los hechos.
Ahí la chota lo dejó muerto y esposado durante 12 horas, mientras revoloteaban como buitres, chuzando el cadáver, riéndose, bromeándose y tomando café.
En el mismo lugar, en desafío de las horrorosas marranadas de la chota, los vecinos y amigos de Chub levantaron una pequeña ofrenda. Me mostraron una foto: velas, flores, un ejemplar del libro Vidas robadas*, carteles y mensajes de los vecinos. Un mensaje, con la escritura típica de una niña, decía: "A mi papi, siempre te querré, tu hija Sheena Dotson".
Cómo suena un homicidio policial
DC estaba de visita en la casa de un amigo y lo escuchó todo. "Era la madrugada del martes, como las 3:45 de la madrugada, y veíamos una película. Escuché a la policía gritar `¡No te muevas! ¡Alto! ¡Alto!' y tres disparos, `¡pum-pum PUM!'".
En la unidad, se corrió la voz rápidamente. A las 10 todo mundo sabía que la chota había matado a Chub y que sus explicaciones eran mentiras.
Al parecer, la noche dio cobijo a una persona que lo vio todo. Según este testigo, cuando la chota lo detuvo, Chub ya se había bajado del van y se alejaba. Dos agentes fueron sobre él, desde ambos lados. El de atrás desenfundó su revólver, y le dijo a Chub que se detuviera y que se pusiera las manos en la nuca. Cuando el agente intentó ponerle las esposas, Chub trató de huir. Los vecinos dicen que Chub ya tenía dos condenas, y con una tercera le pondrían tres strikes: derecho al bote sin salir nunca jamás. Dicen que Chub y el agente lucharon y que Chub echó al agente al suelo. Pero la otra agente amartilló su revólver, apuntó y abrió fuego. Lo ejecutaron en la calle por el crimen de robar el radio de un carro.
Polis y perros
Hace unos años esperaba en un cruce mientras pasaba un largo tren de carga por el centro de Watts. El aire olía a muerte. A la orilla derecha de la calle, a un metro de los rieles, yacía un perro muerto. Una jauría de perros reñían por las tripas, devorándolas. Llegó un poli en su patrulla y los dispersó. Tapó al perro muerto y mandó pedir al agente de control de animales y lo ayudó.
Este recuerdo se me vino a la mente mientras DC me contaba de Chub: en Watts los perros muertos reciben mejor trato y más respeto que la gente.
"También lo vi en el noticiero, la sábana y todo eso. Pensaba para mis adentros: `Espero que el de la sábana no sea un conocido'. A las 10:30 de la mañana, me trajeron la noticia: era Chub. Salí a donde los demás miraban el cadáver tirado en el pasto. Levantaron la sábana...ya se enverdecía. Lo dejaron destapado durante horas, para que todo mundo lo viera, incluso niños camino a la escuela.
"Los agentes estaban parados ahí todo el tiempo, alrededor del cadáver, riéndose, tomando café y haciendo bromas.
"Para ellos es un juego. Llegan y siempre nos describen como `esa gente'. Así manipulan mentes, al verte, dicen: `No vales nada porque vives en Watts'. Y eso también nos encabrona a todos.
"Todo mundo salió a la calle, tristes todos. Preguntaban a los agentes por qué no tapaban el cadáver, por qué seguía esposado. Los agentes no le hicieron caso a nadie, por su conocida arrogancia. Todos los agentes son iguales y no importa el color de su tez, ni que sean negros, latinos o blancos. Eso duele mucho, pues algunas personas pensaban que los agentes negros serían diferentes. Pero estos nos miraban con cara de "Así es la vida, no se puede hacer nada". Una cachetada. Al mediodía, el forense vino y lo recogió".
Hombre generoso de pocas palabras
La brutalidad policial es la norma para los vecinos de Nickerson Gardens, es parte de la vida cotidiana, es algo que odian. Y es algo que combatir y hay mucha experiencia en eso. Los vecinos conocen a los agentes de vista y por lo que hacen.
DC conoce a la agente asesina. "La he visto antes, es la misma que atropelló a un amigo mío que paseaba en bici. A ellos no les importa la vida de nosotros. Vienen y si te ven aquí, automáticamente eres delincuente. No tiene sentido. O sea, ser pobre es delito, recibir ayuda pública es delito. Con esa lógica, todo mundo debe ir a dar al bote".
Chub creció en la unidad, con una familia numerosa: 4 hermanas y 3 hermanos. De niño le pusieron el apodo de Chubby. Ya grande, solía bromear de que Chubby era un nombre infantil. Por ello, sus amigos lo llamaban Chub. Tuvo 4 hijos y a los 37 años ya era abuelo.
Todo mundo lo conocía como señor amigable, de pocas palabras, cada palabra suya pesaba. Siempre buscaba trabajar, en Church's Chicken y chambas de salario mínimo, pero lo agobiaba la adicción a estupefacientes. Después de cumplir una sentencia de cárcel por drogas, trabajó dos años en un almacén. Después, tuvo una chamba en construcción.
Chub también tuvo muchos males de salud. Nació con un pulmón y tuvo leucemia. Lo deprimía la lucha por pagar el mantenimiento de sus hijos con la miseria que ganaba. Para aliviarse, recurrió al crack. Su hermana dice que a veces se dedicaba a "juntar dinero de modo equivocado, vendiendo crack". Pero todos lo conocían como un señor generoso. Siempre, cuando ganaba un poco de dinero, lo donaba a diferentes organizaciones, y en la unidad, cuando pasaban tiempos difíciles, mucha gente recibió una ayuda de Chub para pagar la renta, teléfono y ropa para sus hijos. Chub sabía lo que el vicio le hacía pues la noche antes de morir llamó a su hermana y le dijo que iba a inscribirse en un programa de rehabilitación al día siguiente.
Los vaivenes de la historia oficial
Los agentes han hecho muchas maromas para tapar sus crímenes. Han cambiado tanto el cuento que cuesta mantenerse al tanto. Primero dicen que Chub portaba un arma, luego que no. Después que Chub les quitó el revólver, pero ese cuento ya se deshilachó rápidamente. Que Chub atacó al agente y que le fracturó la mandíbula. Luego, que no le fracturó la mandíbula, pero que quedó herido. Como dijo DC: "No sé cuántas veces han cambiado la historia, pero es una indicación de que algo anda mal, pues si fuera la verdad, no habría confusión. Pero siguen cambiando".
Tracy, la hermana de Chub, vive a unos kilómetros de la unidad. Se enteró cuando una vecina fue a verla. Cuando llegó a la unidad, el forense ya se había llevado el cadáver.
Tracy quiere saber por qué lo mataron. Ningún agente le ha hablado claro. De hecho, casi nadie le ha dicho nada, ni siquiera mentiras. Dos meses después, Tracy todavía no ha conseguido el informe oficial. Cuando lo pide, le dicen que les está costando trabajo prepararlo y que según las reglas tienen 90 días para prepararlo.
Pero sus conversaciones con los agentes son reveladoras. Su primer contacto con ellos fue por casualidad: el día que fue a la unidad para fijar la fecha y lugar del entierro, se tropezó con una reunión secreta.
"Bernard Parks envió a un señor para reunirse con los líderes de la comunidad. Celebraban una reunión secreta en la pequeña escuela pre-escolar en la calle donde antes vivía yo. Mientras yo estaba esperando, se me acercó un agente. Alguien le informó que yo era la hermana del occiso. Les pregunté qué había pasado y qué iban a hacer con la agente. Primero, le dieron largas diciendo que `no debió haber muerto'. El agente Brooks dijo que mi hermano jamás habría muerto en su custodia, porque no llevaba arma. Que él lo habría llevado a la delegación para interrogarlo.
"Hasta una detective me dijo que le pareció muy mal que un hombre indefenso fuera muerto así, que estuvo muy mal y que nunca debió haber pasado. Luego, da vuelta y dice: `Bueno, ya sabes, él golpeó a una agente y a un agente'. Le pregunté cómo un hombre, que pesaba solo 40 kilos debido a su adicción, podía golpear a dos agentes. Cuando le pregunté por qué esposaron a una persona que acababan de balear, respondió que Chub podía haber saltado o ponerse violento. Yo dije que no, que nadie con una bala en la espalda y otra en la nuca puede hacer nada. Le pregunté cómo un muerto podía constituir una amenaza, y me respondió que según la ley, ellos tienen el derecho de esposar a un muerto. Esa es la regla.
"La misma agente me dijo que iba a usar los antecedentes de mi hermano para difamarlo, como el hecho de que estuvo en la cárcel. Y como ellos sabían que él tomaba drogas, esperaban los resultados de los análisis de laboratorio para juntar más `pruebas' en su contra. Me dijo que iban a decir que mi hermano estuvo preso muchas veces y por eso podían justificar lo sucedido. Le pregunté por qué la agente no usó una macana contra mi hermano. Me dijo que temía que le pegara a su compañero. Le dije que no tuvo tanto miedo, pues baleó a mi hermano, que si yo tuviera temor de darle a la persona equivocada, usaría la macana.... Ella me dijo que la mejor opción era el revólver y que a propósito ellos usan el revólver. Ellos querían matar a mi hermano, eliminarlo".
Para colmo, los agentes querían que Tracy apagara la indignación de los vecinos, que hiciera que entraran en "razón". "Trataron de usarme para platicar con los vecinos y calmarlos. Un agente me llamó y le pregunté qué iba a pasar con la agente que mató a mi hermano. Cuando él se dio cuenta de que yo no iba a cumplir con sus deseos, me dijo que iban a enviarla de regreso al barrio. Eso me encabronó tanto que le colgué".
La chota arrancó todos los carteles sobre el entierro que se habían pegado en la unidad.
*****
Hace 8 años, cuando fui por primera vez a la unidad para reportear sobre la rebelión de Los Angeles, pasé un buen rato con un chavo que me llevó caminando por la unidad, presentándome a los vecinos y contando historias de la dura vida de Watts.
Una tarde, al cruzar el campo detrás del gimnasio, me dijo que vio su primer muerto ahí cuando tenía 5 años. La experiencia lo aterrorizó a esa corta edad, pero su significado se le grabó para siempre: que en esta sociedad, la vida en la unidad es barata.
Eso mismo lo remacharon los chotas que mataron a Chub y lo dejaron muerto en el suelo en diciembre. Desde entonces, la chota ha amenazado a otros vecinos con lo mismo. Un día después de matar a Chub, allanaron unas casas y le dijeron a un señor: "¿No entiendes lo que pasa? Si no haces lo que queremos, ¿sabes lo que te va a pasar? Lo mismo que le pasó a ese cabrón anoche".
Pero Tracy y otros vecinos ven otra cosa. "Me parece que a los agentes les gusta humillarnos. Para ellos, no valemos nada. La policía lleva años haciendo lo mismo. En Sur Centro y Watts, los politicastros y la policía dicen que quienes viven aquí son animales y delincuentes, que todo mundo es estúpido y analfabeto, que no valen nada. Vienen agentes de otros barrios, pues han escuchado que el trabajo para ellos es estimulante, porque tienen más `libertad' y `flexibilidad', porque no tenemos dinero. Quiero decir que los vecinos de Nickerson Gardens, Watts y Sur Centro no son estúpidos ni analfabetos, son buena gente, trabajadora. Las autoridades hasta pintan a Nickerson Gardens con los colores de la cárcel: blanco y negro. Lo hacen porque pretenden el control total de la unidad y aún no lo tienen.... Quiero justicia. Quiero que encarcelen a esos agentes antes de que maten a alguien más".
* El Proyecto Vidas Robadas es una lista de más de 2000 personas de todo el país muertas a manos de la policía y de la migra, compilada desde 1990. Es obra de la Fundación Anthony Báez, el Gremio Nacional de Abogados y la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación. Se puede conseguir más información sobre el proyecto de: Stolen Lives Project, c/o October 22 Coalition, 212-477-8062, Box 2627, New York, NY; portal de la internet: www.unstoppable.com/22; correo electrónico: Oct22@unstoppable.com.
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