La censura de Mumia Abu-Jamal

No pueden callar la voz de los que no tienen voz

Obrero Revolucionario #1050, 16 de abril, 2000

"No les basta con matarme; quieren silenciarme".

Mumia, pabellón de la muerte,
penal SCI Greene, Pensilvania

Con la máquina de escribir, con el micrófono de la radio, con la grabadora y con lápiz y papel, Mumia Abu-Jamal alza su potente voz crítica a nombre de los millones de pisoteados y oprimidos de Estados Unidos y el resto del mundo. Desde sus días de adolescente, cuando como Ministro de Información del Partido Pantera Negra escribía para el periódico de la organización, Mumia no ha dejado de desenmascarar y condenar la sevicia de este sistema. Ello le ganó el apodo de "la voz de los que no tienen voz" y la abierta antipatía de las autoridades de Filadelfia.

En 1978, el alcalde de la ciudad (antes jefe de policía), Frank Rizzo, famoso por su salvajismo, se quejó de que una "nueva camada de periodistas está sembrando confusión" y le apuntó el dedo acusador a Mumia: "Te creen lo que dices y esto no puede seguir. Un día, y espero que me toque verlo, vas a pagar las consecuencias por lo que haces". Mumia, vigilado por el FBI desde los 15 años, se ganó un lugar destacado en la lista negra del sistema.

Pasaron tres años y a Mumia lo echaron de la emisora donde trabajaba por criticar los ataques de la policía a la organización radical MOVE. Después, una noche lo balaceó un policía y a continuación lo condenaron de matar a ese policía. El día que lo iban a sentenciar, el fiscal leyó citas políticas de cuando Mumia era vocero del Partido Pantera Negra y clamó que merecía la pena de muerte.

A este respetado periodista negro lo quieren silenciar de la manera más absoluta: con una inyección mortal.

Pero a pesar de estar encerrado en los calabozos de la galería de la muerte, Mumia ha seguido atacando las crasas injusticias del sistema y estimulando resistencia consciente.

¡No han silenciado a esta voz de los que no tienen voz! Hoy es más cáustica y llega a más gente en todo el mundo por medio de libros, cintas, CD's, radio, periódicos y la Internet. Pero siempre, siempre, tiene que abrirse paso a través de barreras puestas para callarla.

En las próximas semanas, Mumia dará el discurso de graduación (grabado) en dos universidades de Ohio: Kent State y Antioch. Un estudiante de Antioch informó por la Internet el furor reaccionario que se ha desatado: "El circo periodístico ha comenzado con ataques en un sitio de la Internet en pro de la pena de muerte, en el periódico Dayton Daily News y en los programas radiales derechistas. Nos han llegado centenares de cartas racistas por correo electrónico y en papel. Nos han hecho amenazas de muerte.... La Orden Fraternal de Policía se está organizando aquí cerca, en Xenia, y la oficina estatal de esa organización está a una hora de aquí. Ciertos profesores y estudiantes nos han dado la espalda, y su silencio es como decir que es culpable. Necesitamos apoyo".

All Things Censored, un nuevo libro que reúne los artículos periodísticos de Mumia de los últimos años, está próximo a salir. Lo acompaña un CD de los comentarios radiales que a último momento no quiso transmitir la emisora nacional de radio pública (National Public Radio, NPR) en su noticiero matutino "All Things Considered."

En estos momentos, la batalla para impedir la ejecución de Mumia está en una encrucijada crucial pues pronto entrará a los tribunales federales.

Si la historia de los últimos veinte años sirve de modelo, seguro veremos que tratarán de callar y prohibir este nuevo libro en un momento tan importante.

En vivo desde el pabellón de la muerte: El programa radial

En 1994, National Public Radio anunció que presentaría diez comentarios de Mumia sobre la vida y la situación de los presos en el noticiero "All Things Considered". El anuncio causó mucha alegría: "Mumia va a hablar por la radio otra vez".

Pero también causó mucha conmoción reaccionaria. La agencia de noticias Associated Press distribuyó por todo el país un artículo hostil en que la Orden Fraternal de Policía acusaba a la emisora de "darle una tribuna a un monstruo".

El 16 de mayo de 1994, días antes de la transmisión, la emisora se echó para atrás. Encima, no quiso entregar los comentarios para que los transmitieran otras emisoras; es decir, claudicó ante la presión de la policía y, encima, contribuyó a la campaña de censura.

El 17 de mayo, el senador momio Robert Dole aplaudió la cobarde capitulación de la emisora en el Senado: "Debemos estar alerta porque los que se inventaron esto seguramente se inventarán cosas peores". Era una amenaza clara de un vocero de peso de la clase dominante.

En vivo desde el pabellón de la muerte: El libro

"Los ensayos de Mumia Abu-Jamal abordan temas que no tocan la mayoría de las biografías de negros que decoran las librerías en la actualidad. En ello radica la fuerza y la urgencia de sus escritos.... Como dice la verdad, la voz de Mumia Abu-Jamal nos ayuda a tumbar muros: muros de cárcel, muros tras los cuales nos escondemos para negar y rechazar la carga de nuestra historia".

John Edgar Wideman, introducción
de En vivo desde el pabellón de la muerte

"En Live From Death Row uno escucha la voz de la mayoría, de los oprimidos, de los codenados y de los destruidos. Pagué mucho para darles ese libro, y pagaré más. Pero se los diré ya: volvería a hacerlo mil veces, cueste lo que cueste, porque es ¡justo!".

Mumia Abu-Jamal

Prohibieron la transmisión de los comentarios de Mumia, pero no lograron callarlos gracias a los esfuerzos de mucha gente. Pronto se anunció que se publicarían en el libro En vivo desde el pabellón de la muerte, junto con otros artículos. Los comentarios detallan las barbaridades, las humillaciones y las atrocidades de la vida de los condenados a muerte, así como las arbitrariedades e injusticias de los tribunales, de boca de un hombre que las conoce en carne propia.

Volvió a engranar la maquinaria reaccionaria. La Orden Fraternal de Policía organizó un boicot de las librerías que vendieran el libro. El presidente de la rama de Filadelfia, Rich Costello, dijo que el público solo debía oír una palabra de Mumia: "Adiós".

A la editorial que publicó el libro (Addison-Wesley) le prohibieron entregar dinero de las regalías al equipo de defensa de Mumia. Un avión voló sobre las oficinas de la compañía en Boston con el letrero "Addison-Wesley apoya a los matapolicías". La policía amenazó y presionó.

Pero la editorial no se rajó y por todo el país valientes libreros vendieron el libro, que ha gozado de mucha circulación y se ha traducido a siete idiomas.

La cosa no paró ahí.

El 1º de junio de 1995, el gobernador de Pensilvania firmó la orden de ejecución de Mumia para el 17 de agosto. Un congresista de Pensilvania le ordenó a las autoridades carcelarias que le prohibieran a Mumia escribir y hablar con la prensa. A Mumia lo castigaron por "tener un negocio en la cárcel", le confiscaron el correo y el dinero, le suspendieron las visitas de periodistas y rechazaron 17 entrevistas de prensa.

Por un lado querían callar a Mumia; por otro pedían su ejecución. Mumia comentó: "Claramente, lo que el gobierno quiere no es solo la Muerte sino el silencio". Claramente, el silencio es parte de la estrategia del gobierno para matarlo.

Arrecia la lucha

"Desde su minúscula celda, se las arregla para estimular y alentar al mundo. En esta época tan llena de tristeza; cuando se perfila la destrucción de nuestra propia especie; cuando casi no queda una brizna de pasto ni una gota de agua sin contaminar; cuando nuestros niños siguen el ejemplo de sus mayores y bombardean y matan a otros niños; cuando nadie está a salvo en ninguna parte; ¿de dónde sale una voz de cordura? De una celda del pabellón de la muerte. ¿No es increíble?"

Alice Walker

En 1995, las protestas que resonaron por todo el mundo pararon la ejecución de Mumia, y su primer libro llevó su voz y su historia a millones. Por más que han querido silenciar su pluma, Mumia ha publicado artículos en publicaciones de distinto tono y público, como la revista de derecho Yale Law Review y como el Obrero Revolucionario.

A los defensores de Mumia también los han querido silenciar y desprestigiar. En 1995, la Orden Fraternal de Policía bloqueó la calle del teatro donde el actor Giancarlo Esposito representaba una obra sobre Mumia. En enero de 1999, el director de la policía estatal de Nueva Jersey le ordenó a un estadio que cancelara un concierto del conjunto Rage Against the Machine de recaudación de fondos para Mumia. La policía atacó y bloqueó la entrada de los conciertos de la gira nacional de 1999 de este conjunto. En Filadelfia, la policía amenaza a los dueños de teatros para que no hagan conciertos pro Mumia y bloqueó la entrada de un concierto de Sting porque está de acuerdo con que tenga otro juicio. La policía no quiso trabajar durante la filmación de una película de Whoopi Goldberg porque ha apoyado a Mumia. En todo el país, la Orden Fraternal de Policía ha boicoteado a los artistas que lo apoyan.

En junio de 1999, más de 800 estudiantes de Evergreen College (Olympia, Washington) oyeron un conmovedor discurso grabado de Mumia el día de su grado, a pesar de un ensordecedor furor reaccionario: el gobernador del estado de Washington, el procurador general de Pensilvania, un líder republicano derechista del Congreso y la OFP se esforzaron por impedirlo, pero no lo lograron.

Ahora sale All Things Censored, con más de 75 artículos inéditos, muchos de Mumia. De nuevo, sale un importante libro en un momento crucial de la lucha por salvarle la vida. De nuevo, correrán a callar la voz de los que no tienen voz. Y de nuevo, muchos lucharán por Mumia, para que pueda hacerse oír, vivir y gozar de libertad.


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