El caso de Mumia Abu-Jamal...
y por qué se necesita la revolutiónObrero Revolucionario #1054, 14 de mayo, 2000
Mumia ha dedicado su vida al pueblo. Ingresó al Partido Pantera Negra cuando tenía 15 años: hizo trabajo político en la comunidad y colaboró en la redacción del periódico del partido durante los años 60 y 70. Después se destacó como periodista del pueblo, paladín de la verdad, la voz de los que no tienen voz.
Las autoridades lo ficharon y se ensañaron con él: lo acusaron del homicidio de un policía y lo condenaron a muerte. Mumia se mantuvo firme; alzó la voz, reclamó justicia y luchó decididamente por los miles condenados a muerte. Y lo que es más, sacó a la luz los motivos por los cuales el sistema lo zampó a la cárcel.
Asimismo, apoyó las luchas de los pueblos del mundo, escuchó y defendió a los jóvenes; se aferró a los principios y respaldó el derecho del pueblo a hacer la revolución. Se preocupa más por las masas que por sí mismo, y así demostró un gran amor por el pueblo. En una palabra, Mumia es un revolucionario quien, como dijo Bob Avakian, el presidente de nuestro Partido: "encarna los más nobles intereses del pueblo y lo inspira a luchar por ellos".
La condena injusta del compañero Mumia-la farsa de juicio a que lo sometieron-es un vil crimen del sistema. Desde luego, no es el primer revolucionario que se encuentra en el pabellón de los condenados a muerte. Estados Unidos siempre ha buscado callar, encarcelar y matar a los que cuestionan las injusticias del sistema, sobre todo los que enarbolan la causa revolucionaria: desde las rebeliones de los esclavos del siglo 19 y las feroces luchas obreras que las siguieron, durante la lucha de liberación negra de los años 60 y 70, y hoy. A lo largo de la historia el pueblo ha luchado con gran decisión por defender a los revolucionarios y hoy, como ayer, la juventud está en las primeras filas de esta batalla. Muchos chavos de la clase media conocen el caso de Mumia, han leído su libro y se han enterado del enorme aumento de condenados a muerte-en su gran mayoría minorías y pobres-en este país que tiene dos millones de presos.
Para los chavos del ghetto, la cárcel y el asesinato policial son el pan de cada día, pues el sistema los criminaliza. A través de la lucha por Mumia y de otras luchas, captan que los verdaderos criminales no son ellos ni sus padres ni su gente sino el sistema injusto, que busca callar para siempre a un compañero valioso que defiende su humanidad, Mumia Abu-Jamal.
Los que se unen a la lucha por Mumia llegan a captar que a lo largo de la historia ha habido muchos Mumias-bellos compañeros y compañeras que el sistema hostiga sin piedad-y que mientras el sistema siga en pie, habrá muchísimos más. Mumia está en el pabellón de los condenados a muerte debido a las condiciones históricas y sociales que han prevalecido desde hace mucho en este país, condiciones que están empeorando en el umbral del nuevo milenio.
La dictadura capitalista
Todo eso hace cuestionar lo que se enseña en la escuela y se propaga en los medios de difusión. Se dice que tenemos "libertad y justicia para todos"... pero Mumia se encuentra en las mazmorras de los condenados a muerte y, como él, la mayoría de los presos de este país son minorías. Se supone que "nadie está por encima de la ley"... pero la chota que asesinó a Amadou Diallo, al igual que tantos policías asesinos, salió impune. Se habla de la garantía constitucional de "libertad de expresión"... pero las palabras de Mumia fueron motivo suficiente para sentenciarlo a muerte; además, prohibieron que sus comentarios se transmitieran por radio y la Orden Fraternal de Policía busca callar a cualquiera que cuestione su juicio chueco.
¿Qué onda? Es innegable que esos son terribles agravios, pero en el fondo hay algo más fundamental: la dictadura capitalista, donde la clase que detenta el poder-y controla la policía, el ejército, las prisiones, las cortes, etc.-defiende sus propios intereses y domina a las demás clases. Aunque tengamos elecciones cada de vez en cuando y cambiemos de líderes, vivimos bajo la dictadura de la burguesía porque esa clase controla el aparato del estado.
A través de su dictadura, la clase capitalista monopolista/imperialista lo determina todo: el aprovechamiento de los recursos de la sociedad, cómo Estados Unidos impondrá su hegemonía mundial, los temas de debate en los medios masivos de comunicación, etc. Y la policía es un instrumento clave de esa dictadura.
Y eso, ¿qué tiene que ver con Mumia?
Regresemos por un momento a diciembre de 1981, a la noche cuando el agente Daniel Faulkner paró a Billy Cook, un joven negro, con el pretexto de que la placa del auto estaba floja, es decir, por el delito que hoy se conoce como "ser negro y conducir". Regresemos al momento en que, según los propios testigos de la fiscalía, lo hizo acostarse despatarrado encima de la capota y le dio en la cabeza con la linterna.
No olvidemos que esa misma situación-que la chota le da una paliza a un negro por cualquier pretexto-se repite una y otra vez en todo el país y, como documenta el libro Vidas Robadas, fácilmente termina en tortura y, a veces, muerte. No olvidemos a Johnny Gammage, Anthony Báez, Tanya Haggerty, Danny García y por último a Patrick Dorismond, quienes perdieron la vida en un incidente así, además de Moisés DeJesús, un puertorriqueño desarmado a quien la policía mató a cachiporrazos en las calles de Filadelfia en 1994.
¿A quién y a qué servía y protegía Daniel Faulkner cuando le cayó encima a Billy Cook, un hombre que no tenía arma? ¿A poco benefició al pueblo golpear a un señor que no causaba ningún daño a nadie? ¿Acaso protegía al pueblo del gran peligro de "una placa floja"? ¡Para nada! En verdad protegía al sistema que a lo largo de la historia ha reprimido a los negros (y otras nacionalidades oprimidas) para mantenerlos en una posición inferior hasta hoy, cuando en su abrumadora mayoría son proletarios explotados por la clase capitalista.
La chota de Filadelfia
Daniel Faulkner llevaba cinco años en el Departamento de Policía de Filadelfia, reconocido por su racismo y brutalidad.
¿A quién y a qué servían y protegían cuando reprimieron con saña a estudiantes negros que pedían un curso de historia negra en 1967? Esa represión fue tan bárbara que la propia junta escolar la condenó.
¿A quién y a qué servían y protegían cuando atacaron el local del Partido Pantera Negra en 1970, y los hicieron desnudar ante la prensa, porque no querían que se celebrara una reunión nacional de esa organización en Filadelfia?
¿A quién y a qué servían cuando bombardearon a la organización MOVE en 1985 porque oponía resistencia a un desalojo, y mataron a 13 personas y destruyeron varias manzanas de esa comunidad?
Protegían los intereses de la estructura de poder; una y otra vez atacaron la resistencia popular con macanas, armas y bombas. Vivimos bajo una dictadura, una dictadura capitalista, y los hechos lo demuestran contundentemente. TODOS los chotas (y Daniel Faulkner también) son servidores de dicha dictadura.
No olvidemos que la policía de Filadelfia tenía fichado a Mumia Abu-Jamal como opositor revolucionario. ¿A quién y a qué protegía Daniel Faulkner cuando lo baleó en el pecho porque acudió a la defensa de su hermano? ¿A quién y a qué defendían el fiscal y el juez al condenarlo a muerte?
Otra razón para hacer la revolución
¡Ni hablar de la brutalidad "cotidiana" de la policía! El destacado periodista Linn Washington, Jr., informa que durante los años 70 la policía de Filadelfia mató a unas 162 personas que no cometieron delitos graves y huían de la policía en el momento en que les dispararon.
¿A quién y a qué protegían con esos asesinatos y terror indiscriminado? ¿A quién protegían a principios de los 90 cuando condenaron a 137 personas (inclusive a una abuelita afroamericana) con pruebas fraguadas?
El Departamento de Policía de Filadelfia se pasó tanto de la raya que el gobierno federal tomó cartas en el asunto en los 70 y montó un show de que lo iba a controlar. (Los resultados de esa "intervención federal" se vieron unos años después en 1985, ¡cuando el FBI trabajó de la mano con la policía de Filadelfia y bombardearon a la organización MOVE!)
Por eso los proletarios de Filadelfia y del país entero llaman PUERCOS a la chota, porque así son. Es decir, si se analiza esta cuestión científicamente, se ve que la policía es un aparato de brutalidad e intimidación que apuntala al sistema capitalista. Y si se examinan todas las circunstancias del caso de Mumia, queda claro que el sistema judicial juega un papel primordial en la opresión de los negros.
Al ver la neta sobre la chota y sus terribles fechorías, por un lado, y Mumia y su heroica lucha desde el pabellón de los condenados a muerte por el otro, se captará que hay muchísimo en juego en la lucha para parar la ejecución de Mumia.
Para el Partido Comunista Revolucionario, el caso de Mumia es una razón más para barrer este sistema, una razón más para hacer la revolución: una revolución proletaria armada en que el proletariado dirige a todos los que se puedan unir a tumbar el sistema.
¿Quién teme a quién?
La chota de Filadelfia ha organizado una campaña nacional para MATAR a Mumia y reprimir a los que luchan por parar su ejecución. Hasta pone nombres en su página web, y exhorta a boicotearlos e intimidarlos. Ha movilizado a la chota de todo el país, como la chota de Massachusetts que arrestó a docenas de personas en un concierto de Rage Against the Machine por el "delito" de no aceptar volantes de la policía. Hace poco, cuando los estudiantes de Antioch College invitaron a Mumia a enviar un discurso grabado a la ceremonia de graduación, la escuela recibió, según el rector: "cartas y correo electrónico... de la policía en los cuales amedrentaban y hacían amenazas".
Pero todo eso plantea una interrogante: ¿Qué temen tanto? ¿A qué se deben sus ataques frenéticos? ¿Por qué no tienen el valor de participar en un debate abierto? Y lo que es más fundamental, ¿qué teme la estructura de poder?
¿Acaso les preocupa que más gente se entere de las confesiones falsas que la chota inventó para condenar a Mumia, de que amenazó y sobornó a los testigos? ¿Les preocupa que todo eso socave la legitimidad de la policía?
¿Les preocupa que salga al descubierto que tergiversaron las creencias políticas de Mumia para que el jurado lo condenara a muerte? ¿Les inquieta que ese hecho haga reflexionar sobre la parcialidad de los tribunales?
A lo mejor les preocupa que el público se entere de que el juez que condenó a Mumia ha sentenciado a 26 personas de minorías a muerte, y que empiece a cuestionar por qué. Tal vez piensan que millones de gente de clase media cambie de opinión sobre el sistema judicial al enterarse de la farsa de juicio que Mumia tuvo y los 18 años que ha pasado en el pabellón de la muerte sin justicia, o que los blancos cuestionen el trato que el sistema judicial les da a los afroamericanos.
¿Temen que los de abajo, el proletariado, conozcan a Mumia, que vean en él un compañero y un paladín de los pobres que se encuentra en el pabellón de la muerte? ¿Temen que los proletarios se levanten, y desaten su furia con gran valor y determinación, que sacudan la sociedad como hicieron en los años 60 y en la rebelión de Los Angeles en 1992?
¿Temen que los chavos le entren y construyan bastiones de lucha contra la ejecución de Mumia en sus escuelas y comunidades, y así eleven la conciencia revolucionaria de miles y miles más?
En la medida que la gente conozca la verdad y se sume a la batalla, opondrá resistencia al proyecto reaccionario del sistema y al sistema en sí. A la estructura de poder le preocupa que la causa de Mumia encuentre gran eco en la sociedad. Son siniestros, es decir, su sistema es siniestro de cabo a rabo y, por eso, decimos que solo la revolución proletaria resolverá los problemas del pueblo. Nos atacan con saña, pero a la vez son VULNERABLES; en realidad las dos cosas están relacionadas, pues oprimen a mucha gente de muchas formas y por eso no quieren que el pueblo vea las causas de sus problemas ni la verdadera solución: eso estimulará al movimiento revolucionario.
¡Que nuestra lucha haga que la estructura de poder se arrepienta de haber condenado a muerte a Mumia Abu-Jamal, que la obligue a reconocer que el suyo no fue un juicio imparcial!
La lucha por defender a Mumia y el trabajo de preparar la revolución
No buscamos esta pelea; más bien la clase dominante lanzó un ataque contra el pueblo cuando sentenció a muerte a Mumia Abu-Jamal y tuvimos que responder. Sin embargo, la batalla para parar la ejecución de Mumia concentra cuestiones muy importantes para la revolución.
Pone al descubierto realidades muy duras: que no hay justicia en esta sociedad, que la policía y el sistema judicial son instrumentos corruptos y brutales de una sociedad de clases que se fundamenta en la supresión de los negros, que la pena de muerte es un arma que fortalece la dictadura de una clase que explota al mundo entero.
Y a través de esta batalla, millones de personas, muchas de ellas de clase media, se dan cuenta de esas injusticias y se oponen a ellas, e inclusive empiezan a cuestionar el sistema en sí. Eso es decisivo para salvar la vida de Mumia, pero como maoístas lo vemos además como un aspecto importante de preparar el terreno parar la revolución, crear condiciones más favorables y nuevas alianzas, y fortalecer a las fuerzas revolucionarias.
Como maoístas nuestra posición básica ante las embestidas del enemigo es: ATREVERSE A LUCHAR, ATREVERSE A GANAR.
En cuanto a los ataques que lanzarán contra Mumia y los que luchamos por justicia, se podría decir que apenas empiezan; por otro lado, sabemos que el enemigo es vulnerable y que el poder del pueblo le contestará medida por medida con golpes cada vez más contundentes. Si bien llevamos varios años en esta batalla, en realidad recién entramos a las fases decisivas.
Mumia no es un comunista revolucionario, pero aboga por la revolución contra el sistema y desde esa perspectiva se ha mantenido muy firme; ha despertado a la nueva generación, estimulándola a cuestionar el mundo de hoy y soñar con uno nuevo. Por todas esas razones, Mumia es un compañero muy valioso.
Lo hemos defendido y hemos aprendido de él; ¡no permitiremos que el verdugo acabe con eso! La neta: ¡NO PERMITIREMOS que lo ejecuten! Seguiremos luchando, uniéndonos con quienes tienen muy distintos puntos de vista para construir un movimiento más amplio, diverso y resuelto. Vamos a redoblar la lucha y hacer lo que toca hacer. ¡Que cada atropello se convierta en un clavo más en el ataúd de los imperialistas!
Para hacer la revolución, se necesita una visión, y esa visión se ve plasmada en las guerras populares de Nepal y Perú, y otros países donde el pueblo se alza en armas contra el imperialismo. La vemos también en la batalla por defender a Mumia, pues cuando gente de distintas nacionalidades le entra de lleno-lucha contra la policía, se expone a ataques por alzar la voz, es arrestada, etc.-se vislumbra un nuevo mundo en que nos unimos para luchar contra toda forma de racismo.
Cuando los estudiantes les dicen a los maestros que les enseñen sobre el caso de Mumia, cuando los universitarios reclaman que hable en su graduación, se vislumbra una sociedad en que los jóvenes analizan los problemas y se lanzan a corregir injusticias.
Cuando los artistas escriben canciones o hacen obras de arte que nos concientizan e impulsan a luchar, se vislumbra una nueva cultura que sirve al pueblo, y su misión de conocer y cambiar al mundo.
Cuando arrestan a estudiantes mexicanos que se manifiestan en defensa de Mumia frente a la embajada yanqui, como en diciembre pasado, se ve la posibilidad de crear un mundo donde se eliminen las fronteras y los pueblos se unan en una causa común.
Son los embriones de un mundo mejor, que nos permitirán hacerlo realidad en el futuro cuando las condiciones maduren.
Así que al unirnos con gente de distintos puntos de vista para parar la ejecución de Mumia nos motivan nuestras convicciones revolucionarias. Para nosotros la lucha para parar la ejecución de Mumia Abu-Jamal se integra a la lucha contra el sistema que mete a valiosos compañeros revolucionarios a la cárcel y causa gran sufrimiento por todo el planeta.
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