Restricciones a las armas
Si prohíben las armas, solo los opresores andarán armados
Obrero Revolucionario #1057, 4 de junio, 2000
El 14 de mayo, el Día de la Madre, centenares de miles de personas participaron en la "Marcha de un Millón de Madres contra las Armas" en Washington, D.C.; pidieron mayores restricciones a la venta y posesión de armas de fuego, en particular que el que compre una pistola tenga que inscribirse con el gobierno y sacar licencia.
Las masacres de la prepa Columbine y otras escuelas han provocado gran conmoción. Por otra parte, da tristeza y rabia que en los barrios pobres los chavos se maten en disputas de droga. Encima de eso, está la violencia reaccionaria de los supremacistas blancos, los fanáticos que lanzan bombas contra las clínicas de aborto y las milicias de ultraderecha. Muchos piensan que es lógico restringir las armas: "Cuantas menos armas haya, tanta menos violencia habrá, y menos peligro para nuestros hijos".
En la marcha del Día de la Madre participó gente que militó en los movimientos por la libertad reproductiva y derechos civiles, pues muchos consideran que la lucha por restringir las armas es progresista, y la prensa da la impresión de que el pueblo se ha volcado a la calle en oposición a politiqueros, manufactureras de armas y fanáticos derechistas. Pero tras ese "movimiento de base" están poderosas fuerzas del gobierno, la clase dominante y la policía empeñadas en desarmar a la población.
Grandes sectores de la clase dominante (como, por ejemplo, los departamentos de policía) abogan por mayor control de armas, venta, posesión, etc. Buscan ampliar las bases de datos centralizadas para disponer de información detallada sobre cada dueño de arma, dónde la tiene guardada, etc. Quieren negar armas a mucha gente y requerir que todo comprador tramite una licencia. No les conviene que los civiles tengan armas automáticas que podrían emplearse contra las fuerzas del orden. Además, les interesa frenar la venta de armas en los barrios pobres, y por eso buscan mayor control de ferias de armas y de su transporte de un estado a otro.
En fin, quieren desarmar a grandes sectores de la población, pues en esta sociedad cada vez más polarizada entre ricos y pobres, donde existe el potencial de grandes trastornos sociales, eso es imprescindible. Hay que analizar todo esto detenidamente y la verdad es que, para el pueblo oprimido, poner mayores restricciones a las armas simplemente no tiene caso.
Te chingo o me chingas
En los barrios pobres, nuestros jóvenes mueren... por nada. Es una terrible pena; estamos hartos de perder a chavos bellos y valiosos. Pero para eliminar ese problemota, tenemos que examinar sus causas porque si no captamos la dinámica del sistema que crea esas situaciones, nos pueden engañar fácilmente.
La reestructuración del capitalismo ha arrebatado empleos, oportunidades y esperanzas a grandes sectores de oprimidos en este país, y a muchos jóvenes no les queda otra que meterse a la venta de droga. El mismo sistema (en particular la CIA) inundó los ghettos de heroína y cocaína. Los chavos se ponen a venderla y la dinámica capitalista los lanza a la guerra contra la competencia. O sea, las cadenas de oro = cadenas de esclavitud.
En fin, los tiroteos, las peleas entre pandillas, etc., son producto del sistema capitalista y de las leyes económicas que imponen la mentalidad de te chingo o me chingas. Encima, la "guerra contra la droga" ha lanzado un ejército de matones contra las comunidades oprimidas, ha matado a miles de personas y criminalizado a toda una generación. ¿A poco la solución a todo eso es armar a las fuerzas del orden y desarmar al pueblo?
En las comunidades negra, latina e inmigrante, la policía comete mil y un atropellos contra los pobres y oprimidos. ¿Acaso los tratará con mayor respeto si nadie tiene armas? ¿Acaso dejará de tumbar puertas si el pueblo está totalmente indefenso?
Tras la masacre de Columbine, la prensa dio la impresión de que existe una crisis nacional. Muchos padres se espantaron y las autoridades aprovecharon para instituir mayor vigilancia policial en las escuelas, registros, pruebas de droga y otras violaciones de los derechos de los estudiantes. Tachan a los chavos inconformes de peligrosos y exhortan a los padres a imponer su autoridad.
Sin embargo, el libro Framing Youth: Ten Myths about the Next Generation (La criminalización de los jóvenes: Diez mitos sobre la nueva generación) documenta que de 1997 a 1998 murieron un promedio de cuatro estudiantes al mes, pero murieron seis niños al día a manos de sus padres. Es decir, la familia tradicional y el machismo son muy peligrosos, y solo una profunda revolución social puede resolver esa situación.
¿Por qué los chavos blancos de clase media balean a los compañeros de clase? ¿Cuál es la ideología que los motiva y quién la fomenta? Se han criado con la ideología del sistema capitalista: la mentalidad de te chingo o me chingas, de odiar a los que sean diferentes, de barrer a los demás para salir adelante. ¿Acaso dar mayor poder sobre la vida y la muerte al estado capitalista, la clase dominante y las fuerzas del orden solucionará esos problemas sociales?
Por otro lado, están las milicias, los racistas, los que atacan las clínicas de aborto; matan a negros, judíos, coreanos, homosexuales, enfermeras y médicos. Esos movimientos reaccionarios están ligados a poderosas fuerzas de la clase dominante y las fuerzas armadas, e inclusive en el Senado los han apoyado y fomentan sus puntos de vista. ¿Acaso dar mayores poderes al estado capitalista para restringir las armas acabará con esos grupos reaccionarios? En este momento los rancheros de Arizona cazan y balean a los inmigrantes. ¿Acaso los inmigrantes estarán a salvo si solo los "buenos ciudadanos blancos", la Migra y la policía tienen armas?
Millones de personas están hartas de este mundo donde pequeños grupos se pelean entre sí, donde uno se encierra en la casa y echa llave, y donde los conflictos cotidianos terminan en tiroteos. Están hartas de la mentalidad machista de matar porque sí.
Juntos lucharemos por una futura sociedad donde las armas serán artefactos de museos y los niños ni entenderán por qué un ser humano podría querer (o tener que) matar a otro. Pero el problema es: ¿cómo alcanzamos ese mundo?
Primero, debemos preguntar: ¿quién fomenta la violencia reaccionaria en el mundo de hoy? Es el sistema capitalista, que con su implacable afán de riqueza y expansión ha producido masacres y carreras armamentistas. Las "armas de destrucción masiva" no las tienen los chavos de Bed-Stuy (Nueva York) ni Sur Centro (Los Angeles) ni ninguna comunidad. Al contrario, las tienen los militares del Pentágono (y los militares de otros países).
Desde luego, la clase dominante no propone desarmarse; solo quiere desarmar al pueblo. La semana que Hillary Clinton se manifestó en Washington a favor de mayores restricciones a las armas, su esposo (el presidente Clinton) anunció que el gobierno dará $25 millones a la policía para chalecos a prueba de balas y aprobó otros $300 millones para "la guerra contra el terrorismo", es decir, para expandir los Equipos Conjuntos Antiterroristas del FBI y los departamentos de policía de once ciudades.
Si prohíben las armas, solo los opresores andarán armados. Y eso sería muy malo para los oprimidos. El pueblo tiene el derecho de defenderse contra los ataques de la policía y los reaccionarios.
Sin armas el pueblo no puede cambiar el mundo
"En el mundo hoy, el problema no es que haya demasiada violencia; el problema es que hay demasiada violencia contrarrevolucionaria y no suficiente violencia revolucionaria".
Bob Avakian, Presidente del PCR, EU
Desarmar al pueblo, dejarlo indefenso ante la policía que golpeó a Rodney King y asesinó a Amadou Diallo, no resolverá el problema de las pandillas, los tiroteos ni ningún problema que tenemos. Para acabar con la terrible situación en que los chavos se matan entre sí por el control de una esquina, hay que acabar con la injusticia del capitalismo, con la riqueza y la pobreza, la falta de oportunidades... de plano hay que acabar con el sistema capitalista.
El pueblo necesita una nueva sociedad, una economía totalmente diferente, una nueva esperanza. Nos toca organizar al pueblo y luchar por el poder de cambiar la situación.
La Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria tiene un símbolo muy bello de un joven luchador con un rifle, pues los revolucionarios decimos que es bueno que los oprimidos y jóvenes conscientes tengan armas porque, en manos de ellos, al servicio de la causa revolucionaria, son instrumentos de liberación.
Algunos opinan que es muy extremo hablar de la revolución armada o piensan que jamás ocurrirá en este país, pero en realidad es muy práctico porque es la única forma de lograr un cambio fundamental. Es decir, hay que tumbar a los opresores. Ellos saben muy bien que viven de la opresión y explotación de millones y millones de gente; por eso tienen ejércitos y policías que defienden su sistema, y los mantienen en el poder.
A lo largo de la historia, los grandes movimientos revolucionarios han reconocido ese hecho. Como V.I. Lenin, el líder de la revolución comunista en Rusia, señaló:
"Los integrantes de una clase oprimida que no se esfuerzan por aprender a usar armas, por adquirir armas, los integrantes de esa clase oprimida solo merecen ser tratados como esclavos. Nosotros... no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de la que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases".
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