El presidente Coca-Cola de México
Obrero Revolucionario #1062, 16 de julio, 2000
El 2 de julio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió las elecciones para la presidencia de México por primera vez en 71 años ante Vicente Fox Quesada, candidato del Partido de Acción Nacional (PAN). Francisco Labastida Ochoa, candidato del PRI, quedó en un distante segundo lugar y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quedó a la cola.
Tanto en México como en Estados Unidos, los titulares declararon que la victoria de Fox fue "histórica" y un "gran cambio democrático". Sin duda es significativo que, después de siete décadas de control, los odiados y corruptos "dinosaurios" del PRI no serán el partido de gobierno. Pero, ¿qué importancia tiene para las masas populares que al PRI lo reemplace el PAN y Vicente Fox, ex presidente de Coca Cola de México?
El gobierno del PRI es sinónimo en todo el mundo de fraude electoral y corruptos funcionarios que se han forrado los bolsillos con miles de millones de dólares. Para mucha gente, el PRI concentra todos los problemas del país, y muchos esperaban que unas elecciones "limpias e imparciales" lo correrían del poder y resolverían los profundos problemas nacionales. Pensando que lo más importante era vencer al PRI, inclusive muchos partidarios del PRD (partido socialdemócrata) y otros "izquierdistas" de la corriente electoral participaron en la campaña de Fox y el derechista PAN.
Ahora el PRI ha caído. ¿Quiere eso decir que el nuevo gobierno cumplirá la voluntad del pueblo? La victoria del PAN, ¿quiere decir que millones de mexicanos ya no tendrán que arriesgarse a cruzar la frontera en busca de una manera de subsistir, que no correrán a más campesinos de sus tierras, que se cumplirá la justa demanda de educación pública gratuita para todos? La derrota del PRI, ¿quiere decir que se romperán las cadenas que atan a la mujer, y que se pondrá fin a las injusticias y la opresión de los indígenas? El nuevo gobierno, ¿liberará a México de la dominación de Estados Unidos?
Ni modo.
El tema central de la campaña de Vicente Fox fue el "cambio"; prometió que su gobierno será diferente al del PRI, y especialmente que eliminará la corrupción. Pero en realidad, Fox y el PAN no tienen diferencias básicas con el PRI y el actual presidente, Ernesto Zedillo de la Madrid, porque los dos partidos representan a las clases dominantes mexicanas, que son obedientes discípulos del imperialismo estadounidense.
Los "tecnócratas" Made in U.S.A. del PRI, un presidente Coca Cola del PAN o una "alternativa" pseudoizquierdista: esas son las "opciones democráticas" actuales en México. Sí, la corrupción y los abusos del PRI son una infamia, pero vale recordar la descripción que ofreció Carlos Marx de las elecciones burguesas: un proceso por el cual cada tantos años las masas pueden decidir cuál miembro de la clase dominante las explotará y engañará.
La victoria de Fox no augura cambios fundamentales para México. En realidad, es una maniobra de los grandes capitalistas y terratenientes para estabilizarse, hacerle cirugía plástica a la desgastada cara del gobierno y apaciguar el descontento y los levantamientos sociales.
Una respuesta a la crisis
Hasta hace seis años, las clases dominantes de México y sus padrinos gringos consideraban que lo que más les convenía era el monopolio de poder del PRI. Al PRI lo alababan por mantener la "estabilidad"; sus máximos dirigentes defendían los intereses del imperialismo, mantenían a las masas bajo la bota de la opresión y, en el proceso, se enriquecieron.
Pero en los últimos años, el PRI y su sistema político han sido el blanco de mucha protesta e indignación populares, y no ha podido poner en vigor, sin desatar levantamientos, el programa de privatización y los demás cambios económicos que imponen los imperialistas. Por ejemplo, el plan de privatizar la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desató una huelga estudiantil histórica de nueve meses que marcó la pauta para una fuerte resistencia a los programas económicos y sociales de la clase dominante.
En el pasado, la clase dominante resolvía sus conflictos dentro del PRI y por medios pacíficos. Pero ese sistema empezó a desmoronarse: por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 1994, el candidato del PRI y el líder del partido fueron asesinados. El presidente saliente, Carlos Salinas de Gortari, tuvo que huir del país porque se le imputaron esos crímenes.
Tan pronto como tomó las riendas su sucesor, Ernesto Zedillo, una grave crisis económica sacudió al país y el gobierno se vio obligado a devaluar la moneda. Como consecuencia, los pobres, la clase trabajadora y hasta la clase media sufrieron mucho. La crisis tuvo repercusiones por todo el mundo e inquietó a los imperialistas.
El gobierno de Clinton fraguó un paquete de "rescate" de varios billones de dólares para proteger los intereses del imperialismo en México. Como condición, Washington y los organismos financieros internacionales exigieron que Zedillo aplicara violentas medidas de austeridad y privatizara los ferrocarriles, las industrias eléctrica y petroquímica, y la educación universitaria.
Pero esas medidas prendieron más oposición por todo el país y pronto se vio que importantes sectores de las clases capitalistas y terratenientes de México, así como sus padrinos imperialistas, querían un cambio cosmético del gobierno. En todas las elecciones pasadas, el PRI compraba votos, arrinconaba a la oposición o simplemente se robaba las elecciones, pero esta vez el mismo Zedillo propuso reformas electorales y creó una comisión "independiente" para organizar las elecciones del 2 de julio. Por su parte, Fox contó con la ayuda de Dick Morris, ex asistente del presidente Clinton, para organizar una campaña electoral Made in U.S.A.
Al acercarse el 2 de julio, la prensa burguesa y los inversionistas advirtieron que lo peor sería si Labastida ganaba con poco margen porque eso daría la impresión de que el PRI se robó las elecciones y causaría trastornos por todo el país. Para evitar problemas, llegó un equipo de observadores internacionales, entre ellos Jimmy Carter.
Con la victoria de Fox, los inversionistas y analistas de Wall Street predijeron un futuro "positivo" para la economía de México. El presidente de Coparmex, la asociación de ejecutivos empresariales, comentó que la transición electoral indica que México "es un país serio y no una república bananera". El New York Times y otros portavoces de la burguesía aplaudieron a Zedillo por su "conducta de estadista".
A coro, las voces de la burguesía dicen que la elección de Fox es la "voluntad del pueblo", pero la victoria de Fox la escribió y la dirigió la estructura de poder de México y sus padrinos del Norte. Como ha indicado Bob Avakian, Presidente del PCR: "Las elecciones y el `proceso democrático’ en su conjunto son un engaño; más que un engaño, son una pantalla y más aún un instrumento por medio del cual la clase dominante, explotadora y opresora lleva a cabo la dominación de los explotados y oprimidos. Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante—dándoles la fachada de un `mandato popular’—y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".
¿Quién es Fox?
Vicente Fox pertenece al PAN, un partido de derechas fundado en 1939 por los sectores más reaccionarios de la estructura de poder de México. En esa época, el PAN era gran admirador de Francisco Franco, el dictador fascista de España, y hasta la fecha conserva fuertes lazos con la iglesia católica. En los últimos años, el PAN ha ganado varias gobernaciones del centro y el norte del país. Fox fue gobernador de Guanajuato.
Como gobernador, Fox no resolvió ninguno de los problemas del pueblo. Se jactaba de que el estado de Guanajuato tenía el menor desempleo del país, pero casi la mitad de la fuerza laboral (millón y medio de trabajadores) reside, por necesidad, en Estados Unidos. Una de las propuestas de "reforma" más comentadas de Fox fue crear un programa de capacitación para jardineros para Estados Unidos.
Aunque de palabra promete que la mujer gozará de mayores derechos, Fox se opone rotundamente al aborto (inclusive en casos de violación) y le encanta criticar la minifalda. Proclama que la homosexualidad es "una degeneración que va contra la naturaleza humana" y se las da de muy macho con sus botas de cowboy.
Fox apoya las medidas económicas del PRI y en especial una mayor penetración imperialista por medio del Tratado de Libre Comercio (TLC/ NAFTA) y de la "maquiladorización" del norte. Quiere ampliar el TLC e integrar más a México en un triángulo económico con Estados Unidos y Canadá, así como privatizar PEMEX, la industria petrolera paraestatal.
Prometió trabajar de la mano con Zedillo para elaborar el próximo presupuesto nacional. El Los Angeles Times comentó que a los inversionistas los "tranquilizó" mucho el hecho de que Fox prometió dejar en su puesto a muchos tecnócratas del gobierno de Zedillo. Uno de los principales asesores económicos de Fox trabajó en el Banco Mundial.
TLC/NAFTA, maquiladorización y la ruina de la población
¿Qué implican para la población de México las promesas de continuar las medidas económicas del gobierno de Zedillo?
La economía mexicana depende de las inyecciones de capital que aportan los préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y cumple sus órdenes para seguir recibiendo préstamos. Para los imperialistas era muy importante que la "transición democrática" de México fuera pacífica y ordenada, así que el Banco Mundial soltó un préstamo de 24 billones de dólares con ese fin. Por su parte, el FMI prometió un préstamo por un trillón y medio de dólares si México sigue privatizando las industrias paraestatales. Fox recibirá la tercera entrega de ese préstamo, si continúa la privatización.
La prensa estadounidense ha declarado que la economía mexicana se recuperó de la crisis de devaluación del peso y que está "saludable". Por su parte, Zedillo se jactó de que México está a punto de ser una potencia industrial exportadora. Pero aunque un pequeño sector se ha beneficiado enormemente de las medidas económicas imperialistas (México tiene una de las mayores concentraciones de millonarios del mundo), la gran mayoría de la población se ha empobrecido.
La principal "industria de crecimiento" es el sector de las maquiladoras, un sector que no contribuye al desarrollo de la economía nacional pues es de propiedad extranjera y el producto se exporta (90% a Estados Unidos).
Las maquiladoras no pagan impuestos, pero el gobierno les construye la infraestructura que necesitan: carreteras, electricidad y alcantarillado. El gobierno afirma que las maquiladoras son una gran fuente de trabajo, pero pagan uno de los salarios más bajos del mundo: 41 centavos por hora. Los salarios son tan bajos que los capitalistas coreanos han trasladado operaciones a México por el bajo costo de la mano de obra y las corporaciones estadounidenses ahorran de 10 a 12 dólares por hora. Esos "ahorros" de los capitalistas los pagan los trabajadores con su salud y su vida: muchos quedan incapacitados a los 22 años por el rápido ritmo de trabajo y la repetición del mismo movimiento en las líneas de ensamblaje.
En el sur de México han aparecido compañías de personal para reclutar obreros para las maquiladoras. Los obreros viven en casas de cartón o de lata sin agua ni drenaje, al lado de fábricas de alta tecnología y supercarreteras. Ese es el "vibrante desarrollo urbano" que tanto exaltan los imperialistas.
En el campo, el TLC/NAFTA está arruinando sistemáticamente a los campesinos. El 90% de los niños del campo sufre de desnutrición y 17 millones de campesinos viven en "extrema pobreza" (con menos de 1 dólar al día). La versión oficial es que la agricultura se está "modernizando" para "responder a la demanda del mercado global", pero solo los consorcios agrícolas cuentan con el capital necesario para producir para el mercado internacional. El TLC/NAFTA ha inundado el país de maíz y frijoles importados, mientras que los nacionales se pudren en bodegas. Para los campesinos no hay préstamos para semillas ni fertilizantes. Todo eso está sacando del campo a millones de campesinos.
Otro sector de "rápido crecimiento" con el TLC/NAFTA son las fuerzas armadas. Desde el levantamiento zapatista de 1994, el ejército ha invadido grandes zonas indígenas del sur, especialmente Chiapas, Oaxaca y Guerrero. El personal militar se ha duplicado desde 1994 y muchos oficiales han recibido entrenamiento en la infame Escuela de las Américas. (Solo Colombia tiene más personal militar entrenado en Estados Unidos.) Se informa que la CIA ha entrenado a un grupo secreto para investigar y atacar a los grupos armados, y el FBI entrena a la policía federal y estatal.
Tras las elecciones
Cuando Fox pronunció uno de sus primeros discursos tras la victoria, miles le pedían que no los decepcionara. Buscando soluciones para los urgentes problemas del país, muchos mexicanos se dejaron engatusar por el circo electoral.
Es posible que las clases dominantes de México y sus titiriteros impongan cierta "estabilidad" por medio de la "transición democrática", pero la decisión de abandonar al PRI muestra cuánto les preocupa la grave situación de México. Al lado de los elogios por el "cambio democrático", ya se oyen voces de preocupación por el futuro, como la de un ejecutivo de la bolsa de Nueva York que comentó: "Muchos mexicanos ven que sus circunstancias han empeorado y esperan resultados muy rápido. Fox tiene que manejar las expectativas con mucho cuidado".
El presidente Coca Cola de México—y las poderosas fuerzas que lo respaldan—podrían tropezarse con una mayor furia popular.
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