Las ilusiones de la democracia..., y la realidad de la dictadura

de los escritos de Bob Avakian, Presidente del Comité Central del PCR,EU

Obrero Revolucionario #1064, 30 de julio, 2000

En países como Estados Unidos, es una creencia común que la democracia y la dictadura se oponen diametralmente: donde hay democracia no hay dictadura y donde hay dictadura por supuesto no hay democracia. Pero en realidad la democracia es una forma de dictadura. En cualquier estado donde la democracia sea la forma de gobierno político, esa democracia solo se practica de manera real en el seno de la clase dominante, mientras que sobre la clase (o clases) oprimidas se ejerce una dictadura. En los actuales autodenominados "países democráticos", existe una dictadura de la burguesía sobre el proletariado (y otras capas y grupos oprimidos).

Muchos dirán: ¿cómo es posible que el sistema político de un país democrático como Estados Unidos "sirva para mantener el dominio de la burguesía sobre el proletariado" cuando todos tienen el derecho de elegir a los dirigentes políticos mediante elecciones? La respuesta es que en tales sociedades las elecciones y el "proceso democrático" en su conjunto son un engaño; más que un engaño, son una pantalla y más aún un instrumento por medio del cual la clase dominante, explotadora y opresora lleva a cabo la dominación de los explotados y oprimidos. Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante-dándoles la fachada de un "mandato popular"-y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares.

El aparato del estado-en particular las fuerzas armadas, así como también los tribunales y el sistema jurídico, la burocracia, etc.-están en manos de una clase, la clase que domina en las relaciones económicas de la sociedad. Este estado no es y no puede ser neutral. Tampoco es el instrumento de ciertos intereses privados ni de determinados individuos poderosos (aunque, por supuesto, haya individuos dirigentes de una u otra clase en cada momento dado). Más bien, el aparato estatal es un instrumento del dominio de clase, una máquina para la opresión de las clases económicamente explotadas y dominadas: impone por la fuerza la dictadura de la clase dominante sobre las clases explotadas y oprimidas, y la clase dominante lo usará para reprimir toda verdadera oposición a sus dictados, todo verdadero reto a sus intereses y al orden establecido que los refleja y sirve, independientemente de quiénes sean los individuos en el poder.

El proceso electoral tiende a ocultar las relaciones de clase básicas-y los antagonismos de clase-de la sociedad, y sirve para darle una expresión formal e institucionalizada a la participación política de los individuos atomizados en la perpetuación del statu quo. Dicho proceso no solo reduce al pueblo a individuos aislados, sino también los reduce a una posición políticamente pasiva y redefine la esencia de la política como tal pasividad atomizada-en que cada persona, individualmente y aislada de los demás, aprueba esta o aquella opción, todas las cuales han sido formuladas y presentadas por un poder activo que se alza por encima de esas masas atomizadas de "ciudadanos".

Uno de los más fuertes argumentos que se suele oír a favor del proceso electoral (específicamente en Estados Unidos) es que a pesar de todo-y, en particular, a pesar de las inmensas diferencias de riqueza, poder económico y posición social, que se reconocen-, la casilla electoral es el gran igualador... que adentro de ella, el voto del obrero asalariado vale lo mismo que el voto de un Rockefeller. Y, fundamentalmente, es verdad-ninguno de los votos vale nada. Rockefeller (o la clase de los Rockefeller) no necesita votar para ejercer el poder político, y los trabajadores asalariados nunca ejercerán el poder político bajo este sistema no importa cuántos votos tengan o para quién o por qué voten. Nunca se ha hecho ni nunca se hará "una revolución por medio de las urnas", no solamente porque las autoridades con real poder la suprimirán con violencia, sino-y esto alude a una función muy importante de las elecciones en la sociedad burguesa-porque el hecho de aceptar el proceso electoral como la quintaescencia del acto político refuerza también la aceptación del orden establecido y actúa contra cualquier ruptura radical con ese orden, para no mencionar su efectivo derrocamiento.

La presunta libertad de expresión en los "países democráticos" es una farsa-por dos razones básicas-porque la clase dominante tiene un monopolio de los medios para moldear la opinión pública y porque con su monopolio de la fuerza armada puede suprimir, lo violentamente que sea necesario, cualquier expresión de ideas y cualquier acción que rete seriamente el orden establecido.

En el mundo de hoy, con sus relaciones sociales e internacionales opresivas y desequilibradas, los niños que se mueren de hambre en Africa-y si vamos a eso, la gran mayoría de la humanidad, que vive al margen del hambre-no tienen el derecho de hacer planes para la distribución de las fuerzas productivas y recursos mundiales de tal manera que pudieran eliminar ese hambre y miseria y hacer posible una vida completamente nueva. Y con respecto a esto, los que viven en los países imperialistas "avanzados" tampoco tienen este derecho (ni siquiera el derecho de tomar medidas prácticas, significativas para impedir el hambre en masa a corto plazo) aun si desean hacerlo. Semejantes derechos, y visiones completamente nuevas de la libertad, solo pueden plasmarse en realidad por medio de una revolución que cambie el mundo, que finalmente logre barrer las nociones burguesas de lo que constituye la libertad y la justicia.

Estas citas provienen de Balas: De los escritos, discursos y entrevistas de Bob Avakian y Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?. Esas dos obras están a la venta de RCP Publications y Libros Revolución.


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