¡A Protestar contra la farsa electoral!
Carl Dix
Obrero Revolucionario #1065, 6 de agosto, 2000
Se avecinan las convenciones de los Partidos Republicano y Demócrata en Filadelfia y Los Angeles. El público debate a cuál candidato apostar, pero muchos ven que no tiene chiste escoger ni el elefante ni el burro, e irán a Filadelfia y Los Angeles a manifestarse contra las corporaciones y la avaricia global, por la libertad de Mumia Abu-Jamal y la abolición de la pena de muerte, contra los ataques a los pobres, etc. ¡Qué bueno! Eso es precisamente lo que debemos hacer en este momento. O sea, no debemos escoger entre los partidos burgueses sino volcarnos a la calle, y forjar un movimiento que se le plante al sistema global del capitalismo y sus ataques contra el pueblo.
En Filadelfia, se vende una camiseta de la golpiza policial a un hombre negro con la leyenda: "Comité de Bienvenida a la Convención Republicana". Es una perfecta imagen del programa de ambos partidos, como lo es también la foto sonriente de la gobernadora de New Jersey registrando a un negro inocente, dos veces víctima de discriminación oficial: primero cuando la patrulla de caminos lo paró y luego cuando la gobernadora aprovechó para sacarse la foto. ¡Ni hablar de la asquerosa imagen del nido de mentirosos, soplones y asesinos del Departamento de Policía de Los Angeles! (el escándalo Ramparts ha puesto de relieve sus viles condenas injustas, brutalidad y asesinatos). En fin, un aspecto clave del programa de ambos partidos se resume en tres palabras: policía, prisión y castigo.
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La bárbara golpiza a Thomas Jones por la policía de Filadelfia es parte del largo historial de brutalidad de los matones uniformados de esa ciudad. En la época de Frank Rizzo, azuzaron a los perros contra una manifestación pacífica de estudiantes negros y ordenaron el registro degradante de los Panteras Negras: ¡los hicieron desnudarse en plena calle! En 1978, los noticieros filmaron la golpiza a Delbert Africa, quien se entregaba tras el ataque policial a la organización MOVE. Y en 1985, por órdenes del alcalde Wilson Goode y con la ayuda del FBI, bombardearon la casa de MOVE, y mataron a seis adultos y cinco niños.
Asimismo, se emperraron en condenar injustamente a Mumia Abu-Jamal del homicidio de un policía: sobornaron e intimidaron a testigos, y ocultaron evidencia favorable a la defensa.
Por si eso fuera poco, un escándalo reveló que inventaron pruebas y zamparon a cientos de personas a la cárcel en los años 80 y principios de la década pasada.
Han robado la vida de Moisés DeJesús, Dontae Dawson, Anthony DiDonato y un sinnúmero de víctimas más del asesinato policial.
Así que no es ninguna exageración decir que la golpiza que se transmitió por todo el país es apenas el último capítulo de una larga y sórdida crónica de "justicia al estilo Filadelfia". Y esa cruel imagen les cae como anillo al dedo a los candidatos presidenciales, George W. Bush y Al Gore.
Veamos el caso de George W. "Baby Doc" Bush, gobernador republicano de Texas y verdugo despiadado, quien afirma que todas y cada una de las 135 personas que han ejecutado durante su gobierno eran culpables, entre ellos Shaka Sankofa (Gary Graham). Y eso a pesar de que el abogado de Shaka, nombrado por la corte, no llamó a comparecer a dos testigos oculares que declararon que Shaka no era culpable ni tampoco presentó pruebas de que su pistola no disparó la bala que mató a Bobby Lambert. Tristemente, el caso de Shaka no es la excepción; más bien es la norma: la mayoría de los 3000 condenados a muerte en Estados Unidos son negros o latinos, y prácticamente todos son pobres que no pudieron pagar un buen abogado.
Así que debemos bautizar a la Convención Republicana el baile de los verdugos, pues el multihomicida Bush será el candidato de los republicanos y el gobernador de Pensilvania, Tom Ridge, es el anfitrión. (Ridge firmó una orden de ejecución de Mumia-ejecución que fue aplazada-y tiene muchas ganas de firmar otra.)
Por su parte, el vicepresidente y candidato demócrata Al Gore afirma que será un presidente de mano dura. Hace alarde de que durante su vicepresidencia han contratado a 100.000 policías, ¡ni hablar de las leyes represivas que han promulgado! Asimismo, promete contratar a 1000 fiscales para zampar a más gente a la cárcel a purgar largas condenas. Cuando le pidieron su opinión sobre la ejecución de Shaka Sankofa, respondió: "Soy firme partidario de la pena de muerte". Así dijo el candidato del Partido Demócrata, ¡dizque de dos males, el menor!
¿Acaso eso sorprende? ¡Para nada! Mucha gente capta que tanto los demócratas como los republicanos son fieles servidores de los ricos. Pero la realidad es peor aun porque, la neta, las elecciones son una farsa y un vil engaño.
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Nos dicen que en las urnas se definirá el rumbo del país. ¡Puras mentiras! En realidad, la clase dominante utiliza las elecciones para moldear y controlar el debate político. Como buenos estafadores, procuran que el pueblo dé un sello de aprobación a sus medidas represivas y escoja cuál representante de los intereses capitalistas ha de imponerlas.
Hace tiempo he sostenido que si de veras ansiamos cambios fundamentales en este país y el mundo, las elecciones no son el camino; tocará librar una guerra revolucionaria. Algunos dirán que es poco realista hablar de revolución. ¡Todo lo contrario! De plano no es realista pensar que lograremos algo bueno para el pueblo cayendo en la trampa del circo electoral.
¿Qué pasa en este país? La policía tiene impunidad para golpear y matar, se promulgan leyes represivas, zampan a los pobres a la cárcel y a los pabellones de la muerte, atacan el derecho al aborto, el gobierno reprime el disentimiento.
Y, ¿en el mundo? El capitalismo y su afán de lucro global obliga a millones a trabajar como esclavos por unos centavos al día. Así se crea más riqueza para los ricos... y mayor hambre para millones más.
Si odias todo eso y más, debes sumarte a las protestas en las calles de Filadelfia y Los Angeles. Es más, habrá que seguir protestando, construyendo una fiera resistencia contra los ataques del sistema y forjando el movimiento que necesitamos para librar esa lucha, un movimiento revolucionario.
Carl Dix es vocero nacional del Partido Comunista Revolucionario, además de cofundador de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación.
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