L.A.: Represión en vísperas de la convención

Michael Slate

Obrero Revolucionario #1066, 13 de agosto, 2000

Un amigo mío siempre está hablando de fuerza y contrafuerza, de repulsión y atracción, de mundos que chocan. Si pudiera ver a Los Angeles hoy, le encantaría la poesía del momento. Por toda la ciudad, una nueva generación de rebeldes-muchos templados en la Batalla de Seattle-se está preparando para lanzarse a las calles a protestar contra la Convención Nacional del Partido Demócrata, y todo el sufrimiento, injusticia y opresión del sistema que los demócratas representan.

Cerca de la autopista 10 en Watts, en Crenshaw y en otros barrios de Sur Centro, jóvenes proletarios se movilizan contra la ejecución de Mumia Abu-Jamal y la brutalidad policial, unidos con la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria, la Red Juvenil/Estudiantil de la Coalición 22 de Octubre y otros grupos. En el este, estudiantes de MEChA y otros militantes chicanos organizan marchas la víspera de la convención. En otras partes, los jóvenes anarquistas se idean cómo hacerse oír.

En medio de Pico Union, el mayor barrio centroamericano del país, a dos cuadras del parque Damián García, está el centro de convergencia D2KLA. Con el techo adornado de banderas rojinegras, es uno de los principales centros de organización de las protestas y será un punto de convergencia para los rebeldes que llegarán de todo el país.

A poca distancia de Pico Union, donde se acostumbra oír patrullas de helicópteros toda la noche, ahora se oye un nuevo ruido: equipos de construcción que montan barreras de concreto de casi un metro de alto, con palos de tres metros encima. Pronto les engancharán alambre de púas. Así se formará una zona amurallada alrededor del centro de convenciones Staples Center, donde se celebrará la Convención Demócrata del 14 al 17 de agosto.

Habrá una "zona de seguridad" de 10 manzanas entre el Staples Center y el muro. Un solo trozo del muro estará a 100 metros: el "centro de protestas" oficial. No permitirán entrar sin documentos oficiales de la convención. Los vecinos (la mayoría centroamericanos y mexicanos, muchos sin papeles) tendrán que mostrar identificación a la policía para ir a casa. El LAPD también quiere establecer una "zona de entrada restringida" de unas 40 manzanas cuadradas, donde los carros necesitarán un pase. Además, se prohibirá sobrevolar en una zona de 3 kilómetros.

Una vez que comience la convención, miles de delegados se pondrán orejas de burro, chaquetas de color rojo, blanco y azul, y sombreros del Tío Sam para nominar al candidato presidencial Al Gore. Miles de periodistas de todo el mundo relatarán esa orgía de patriotismo y chovinismo. A unas pocas manzanas, fuera de la vista de las cámaras, miles de policías de motín vigilarán la convención, listos a caerle encima a cualquier protesta.

Tras la Rebelión de Los Angeles, la Batalla de Seattle y la celebración del campeonato del baloncesto de los Lakers, ˇbienvenidos a la Democracia 2000! ˇBienvenidos al fuerte Los Angeles!

L.A. es una concentración de todo lo malo de esta sociedad. Para la clase dominante, es su ciudad del futuro; es la globalización en acción. Cada año miles de inmigrantes llegan a Los Angeles huyendo del hambre y sufrimiento, y terminan esclavizados en talleres de costura y amenazados a diario por la Migra. Es una ciudad donde la brecha entre los ricos y los pobres, entre Bel Air y Watts, es palpable; donde la bestial brutalidad con que el LAPD protege a los dueños de todo es patente; donde la policía ataca fiestas con gas lacrimógeno y proyectiles de caucho nada más porque hay "muchos latinos"; donde hasta aguaron la celebración oficial del Año Nuevo 2000 por temor de que el pueblo se desbordara.

Por otro lado, Los Angeles también es una concentración de resistencia y rebelión. Es la ciudad que estalló en 1992; donde la gente odia a la policía, sabe que es una bola de asesinos, ladrones y narcotraficantes, y aprovecha toda oportunidad para confrontarla; donde se celebró el campeonato de los Lakers quemando dos patrullas; donde enormes sectores de la población provienen de países dominados por dictaduras Made in U.S.A. y han traído experiencia de lucha.

Las autoridades quieren una convención "sin problemas" para demostrar al mundo que Los Angeles se ha recuperado de la rebelión de 1992 y está listo para asumir su papel en el Nuevo Orden Mundial. No pueden tolerar que las protestas echen a perder sus planes, y temen perder el control. Hace poco un policía le dijo a la prensa que en Los Angeles "la situación podría estallar en cualquier momento y en cualquier parte". Así que están resueltos a hacer todo lo necesario para mantener el orden público. Pero tienen otro problema: por el escándalo de la delegación Rampart y la amenaza de intervención federal en el LAPD, la conducta de la policía durante la convención recibirá mucho escrutinio.

Hace poco el alcalde Richard Riordan dijo que irán "anarquistas internacionales" a "provocar una respuesta para pintar a la policía como excesivamente brutal". Añadió que apoyará todo lo que la policía considere necesario: "No cabe duda de que la policía confrontará grandes retos para controlar las multitudes durante la convención. Las dependencias policiales se encontrarán ante individuos entrenados para la violencia, y tendrán que responder con mano dura.... Es importante que las autoridades no caigan en la trampa de los anarquistas. No debemos restringir el uso de armas no mortíferas, como balas de caucho y gas pimienta".

El LAPD lleva más de un año preparándose y reuniéndose con los sheriffs, la Patrulla de Carreteras, el FBI, el Servicio Secreto, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y otras dependencias federales, estatales y municipales. El director de la oficina de Los Angeles del FBI ha mandado espiar abiertamente a varios grupos de protesta y le ha pasado la información al LAPD. Este envió altos oficiales a observar las protestas de Seattle en noviembre de 1999, en Washington, D.C., en abril de 2000 y en Filadelfia la semana pasada. Los representantes del LAPD alabaron las tácticas de la policía de Filadelfia, como la redada preventiva contra un centro de organización, pero agregaron que en Los Angeles tendrán que actuar más duro y con menos "moderación". Esto tras la golpiza, arresto y maltrato de cientos de manifestantes en Filadelfia.

El LAPD no ha divulgado muchos detalles sobre los planes para la convención, excepto que la respuesta será enorme: 9346 agentes protegerán la convención en turnos de 12 horas. Se han cancelado vacaciones y permisos para todos. En un memorando, el subfiscal Robert Helfin dijo que es muy probable que se declare una "alerta táctica" o "movilización". Por su parte, los sheriffs tienen un equipo móvil listo para tramitar detenciones y transportar a los detenidos a la cárcel en caso de arrestos en masa. También llevarán a los delegados a la convención y tendrán dos equipos de respuesta de 75 agentes listos para ayudar al LAPD. La Patrulla de Carreteras también estará lista. Si es necesario, pedirán ayuda de los departamentos de policía de 42 ciudades cercanas y de los condados de Orange, Ventura y Santa Barbara, y de la Guardia Nacional.

El LAPD y las dependencias policiales federales han hecho correr el rumor de que "terroristas disfrazados de manifestantes" podrían lanzar un ataque de armas químicas o biológicas. Muchos hospitales estarán en alerta y varios han recibido antídotos y equipo de descontaminación.

El LAPD es famoso por su arsenal de armas siniestras, como gas lacrimógeno, gas pimienta, fusiles de gas, balas de caucho, proyectiles de perdigones, granadas irritantes y bolas de gas pimienta. Pero en medio de los preparativos para la convención, se supo que trató de esconder $1 millón para comprar equipo para la convención en una solicitud de $4 millones de fondos estatales para la Patrulla de Carreteras. Quería: $125.000 para gas pimienta, gas lacrimógeno y fusiles de gas (40 lanzadores semiautomáticos para disparar 20.000 bolas de gas pimienta y 20 fusiles de gas de 40 mm); $60.000 para cámaras de espionaje, $19.000 para abrecandados; $263.000 para equipo de detección de bombas y de alpinismo; y, siguiendo su tradición, $2400 para un destructor de documentos. No se ha explicado para qué quería el resto del dinero (medio millón de dólares).

Además, el LAPD ha tomado medidas para intimidar. A comienzos de julio, realizó un simulacro de confrontación entre policías y "manifestantes". Frente a las cámaras de los noticieros, la policía los sometió rápidamente y obedecieron humildemente todas las órdenes. Luego, el 3 de agosto, 200 agentes armados hasta los dientes atacaron una manifestación pacífica de 400 trabajadores de hoteles en el centro. Ese despliegue de fuerza recibió muchos aplausos oficiales.

El 15 de julio, poco después de abrir las puertas el centro de convergencia D2K, 10 agentes de la delegación Rampart tocaron a la puerta y pidieron el contrato de alquiler y el certificado de inspección de bomberos. Al comienzo dijeron que les preocupó ver gente adentro porque el edificio estuvo abandonado, pero luego dijeron que fueron porque "oímos muchos rumores de que iban a atacar a la policía y de que hay mucho odio a la policía... especialmente después de las protestas contra la Organización Mundial de Comercio. No queremos que eso se repita aquí".

Al acercarse la convención y las manifestaciones, se está librando una batalla en los tribunales y en el campo de la opinión pública. Los organizadores le pidieron permiso al consejo municipal para congregarse en la plaza Pershing, en el centro. El LAPD se opuso y presentó una ridícula película filmada en Seattle y Washington, D.C., que pinta las protestas como una orgía de destrucción sin razón y no mostró ninguno de los ataques policiales. El consejo revocó el permiso.

Luego los organizadores (como la ACLU, D2KLA y la coalición de apoyo a Mumia Abu-Jamal) entablaron demandas contra la alcaldía, y los tribunales anularon muchas de las restricciones. Un juez federal mandó trasladar el lugar oficial de las protestas más cerca a la entrada del Staples Center y dar permiso de congregarse en la plaza Pershing. También le dijo a la alcaldía que el requisito de pedir permiso para una manifestación con 40 días de anticipación no es constitucional. El 5 de agosto, la alcaldía dio permiso para celebrar 13 marchas durante la convención.

Bueno, todo está listo. El pueblo está rodeando los muros de un imperio moribundo, todo el mundo está mirando lo que pasa en Los Angeles y cientos están resueltos a lanzarse a las calles.


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