Los Angeles: Represión en vísperas de Convención Demócrata
Nerviosas, las autoridades atacan
Larry Everest
Obrero Revolucionario #1067, 20 de agosto, 2000
Mañana me iré a Los Angeles a cubrir la Convención Nacional del Partido Demócrata (DNC). Estoy haciendo la maleta, pensando en la lucha que ya se está dando y en las protestas masivas que presenciaremos esta semana, la amplia gama de personas y organizaciones que participarán, y su gran osadía y valor.
El domingo habrá una marcha por Mumia, seguida por cinco días cargados de actividades: manifestaciones, exhibiciones de arte, conciertos, ruedas de prensa, convenciones y mucho más. Me emociona la gran firmeza y empuje del movimiento ante la brutalidad policial y los arrestos de los que protestaron durante la Convención Nacional del Partido Republicano en Filadelfia, muchos de los cuales siguen presos.
Las masas han subido al escenario político en serio y su viveza resalta. ¡Al carajo la sociedad burguesa! ¡A la mierda la miopía y mentiras del sistema educativo! Estallan la resistencia y rebelión a todo color: ¡abajo el "todo es color de rosa" que proclaman las convenciones!; ¡a derrumbar las falsas promesas y la cháchara vacía de los republicanos y los demócratas!
Y, ¿cómo responde la estructura de poder? Se empeña en aplastar la energía, la creatividad y la belleza del pueblo, y en frenar la lucha por justicia y un mundo mejor.
Preparan la represión
La alcaldía y el Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD) emprendieron los preparativos para la Convención Nacional del Partido Demócrata hace tiempo.
Según el periódico LA Times, el LAPD elaboró un manual muy grueso de "planes y operativos" que plantea tres objetivos: resguardar el centro de la convención, proteger a los delegados y mantener el orden público. Se adiestró en técnicas antimotín y está "preparado para emplear gas lacrimógeno, gas pimienta y proyectiles no mortíferos contra manifestaciones violentas". Ha establecido un centro de comando "unificado" en un lugar oculto y si es necesario pedirá ayuda de otras dependencias del estado imperialista: la Patrulla de Carreteras del condado de Ventura, los sheriffs del condado de Orange, la policía de Santa Barbara, los sheriffs del condado de Los Angeles (unos 500), además de los departamentos de policía de 41 ciudades cercanas, la Guardia Nacional (3000 soldados) y bomberos.
El LAPD advierte que responderá con mayor rapidez y fuerza que en la rebelión de 1992, o sea, que está dispuesto a todo para no perder el control. Un oficial le dijo al LA Times que en 1992: "Estábamos tan preocupados por la opinión pública que no cumplimos nuestro deber...". El encargado de los operativos contra las protestas recalcó: "¿Haremos todo lo posible para controlar la situación? ¡Sí, señor! ¿Arrestaremos a todo [manifestante] que se lo merezca? ¡Claro que sí!". Se informa de "una legión" de policías apostados en puntos estratégicos del centro.
Por su parte, los altos funcionarios del gobierno se han sumado al coro de amenazas (lo cual comprueba que el estado y todas sus dependencias SON el brazo de la clase dominante). En una rueda de prensa, el fiscal Gil Garcetti y el magistrado de la Corte Superior Larry Fidler acompañaron al jefe de los sheriffs Lee Baca, quien aseguró que en las cárceles de Los Angeles hay cupo para todos y que "en caso de necesidad, miles de policías se desplazarán al centro en cuestión de horas para ayudar al LAPD". Se informó que Fidler ha aplazado juicios y cancelado vacaciones para tramitar una gran cantidad de detenciones.
Además, en la zona de la convención han cortado árboles, quitado quioscos de periódicos y cerrado tiendas.
Dificultades
Con esas amenazas, las autoridades pretenden intimidar a los activistas, preparar al público para arrestos en masa y justificar la brutalidad policial. Pero no será fácil inclinar a la opinión pública a favor de la policía. Debido al escándalo de la delegación Ramparts y a la posible intervención federal en el LAPD, la conducta de la policía durante la convención recibirá mucho escrutinio.
Algunos temen que el LAPD se desmandará, y se empañará más a sí mismo y al sistema, lo cual causará mayores problemas y desviará la atención del público de la convención hacia las protestas en las calles de Los Angeles. Por eso, el ex jefe del LAPD señaló que la respuesta de la policía "debe ser moderada. El mundo entero, o cuando menos el país entero, estará mirando. Si efectúa arrestos, debe emplear la mínima fuerza necesaria".
Por otra parte, las autoridades temen perder control de la situación. En un reportaje extenso del 5 de agosto, el LA Times citó a un oficial del LAPD quien opinó que Los Angeles es "totalmente distinta por millones de razones: el lugar de la convención, la geografía, las leyes, el programa político del partido que celebra la convención, la fuerza de los anarquistas de la costa este es mucho menor que los de la costa oeste... será una situación totalmente distinta".
El Times agregó: "La policía tendrá mayores retos que en Filadelfia debido a la gran extensión geográfica de Los Angeles y porque el LAPD tiene menos agentes en relación a la población que el Departamento de Policía de Filadelfia".
Las autoridades temen que los oprimidos de Los Angeles entren a la lucha. Cuando dieron permiso para realizar un concierto con Rage Against the Machine y Ozomatli, un oficial del LAPD dijo: "Nos preocupa mucho la gran cantidad de personas que van a asistir".
Redadas preventivas
El LAPD ha estudiado las redadas preventivas efectuadas antes de las protestas de abril en Washington, D.C., contra el Fondo Monetario Internacional, y la conducta de la policía frente a las protestas durante la Convención Republicana en Filadelfia. Aparentemente, el LAPD "en particular admira" la redada contra un centro de organización en Filadelfia donde arrestaron a 70 personas que fabricaban títeres. Un policía dijo: "Si no respondemos oportunamente, grandes multitudes se congregan. En Washington, el departamento de policía lanzó una serie de acciones preventivas y bloqueó las tácticas.... Eso no se hizo en Seattle".
Asimismo, el LAPD aplaudió la detención preventiva en Filadelfia. A un líder de Ruckus Society lo acusaron de varios delitos menores y le pusieron una fianza de $1 millón. Obviamente, no querían que él (y otros) fueran a Los Angeles. El alcalde de Los Angeles, Richard Riordan, dijo que "admiraba" la forma en que la policía de Filadelfia "trabaja de la mano con las cortes para que los individuos violentos no salgan en libertad".
En una rueda de prensa la semana antes de la Convención Demócrata, unos anarquistas denunciaron el constante hostigamiento que sufrieron de la policía y el FBI por el simple hecho de celebrar una convención en Los Angeles.
Un reportaje en el LA Times destacó el papel de organizaciones religiosas en las manifestaciones contra la brutalidad policial, la pena de muerte y el sistema judicial para menores, y por los derechos de los inmigrantes. Unos días después, la policía fue al local del periódico Obrero Católico y preguntó por los organizadores de una protesta programada en la delegación Ramparts.
El 15 y el 22 de julio, la policía tocó la puerta del centro de convergencia D2KLA y pidió el contrato de alquiler. El 2 de agosto, llegaron inspectores del cuerpo de bomberos; la policía estaba en frente filmando todo. El 7 y 8 de agosto, la policía volvió al local y el 9 arrestó a dos activistas en un café cercano. Ha parado y registrado a varios activistas, y arrestado a algunos por cruzar la calle donde no se debe.
El 17 de agosto, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) entabló una demanda de parte de la Coalición Convergencia D2K, Rise Up/Direct Action Network y Community Arts Network, y solicitó una orden judicial para parar el hostigamiento policial. Señala que el LAPD ha espiado al centro de convergencia de muchas maneras: pasan en patrullas, sobrevuelan en helicópteros, fotografían a los que van al local, se presentan para hacer cateos sin orden judicial, siguen y paran a los que salen del local, y anotan las placas de los autos de quienes van al edificio. El espionaje policial tiene dos propósitos: reprimir la lucha y recabar información para controlar el nuevo movimiento de resistencia.
El viernes, un juez federal prohibió que el LAPD entrara al centro de convergencia sin orden judicial, pero se negó a prohibir el espionaje.
Los organizadores han respondido medida por medida: han establecido un centro de prensa independiente, han luchado en los tribunales y han continuado organizando acciones de protesta.
La clase dominante manda sus espías a conseguir "información" sobre la lucha y en el proceso de combatirlos el pueblo consigue "información" muy valiosa sobre el sistema. Como dijo Bob Avakian, el Presidente del Partido Comunista Revolucionario: "El sistema es un gran maestro. Si uno no aprende la primera vez, le dará la misma lección una y otra vez".
En Filadelfia, se reveló el rostro de la dictadura de la clase capitalista que se esconde tras la careta de la democracia. Ahora en Los Angeles dan la bienvenida a los peces gordos del Partido Demócrata, y arrestan, hostigan y espían a los que luchan por la justicia. Seguramente el "gran maestro" nos dará otra lección en la ciudad angelina.
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