7 de noviembre de 2000: Día Nacional para Elegir al Opresor Favorito
El realismo de la revolución y la fantasía de las elecciones
Obrero Revolucionario #1077, 6 de noviembre, 2000, en rwor.org
La campaña presidencial se acerca a su fin y la prensa quiere embullar a los votantes en la "emoción de una carrera muy reñida" y convencerlos de que su voto (y el voto de gente como ellos) decidirá quién gane.
Pero el principal resultado de las elecciones se decidió hace tiempo: el 7 de noviembre, uno de los dos representantes de este sistema será el nuevo presidente. A los dos los escogió cuidadosamente la clase dominante, los educó y los puso a prueba a lo largo de los años: son hombres de confianza, bien amaestrados y cien por cien leales al sistema. Dos meses después de las elecciones, habrá un cambio ritual de presidente, pero todos los instrumentos centrales del poder seguirán en su lugar, así como toda la injusticia y la explotación del capitalismo.
Gane quien gane, los fusiles y los misiles nucleares de este sistema seguirán apuntados contra los pueblos del mundo. La marina yanqui seguirá en el mar Adriático, el golfo Pérsico y la isla de Vieques. Las corporaciones estadounidenses seguirán exprimiendo la vida y el trabajo de millones, aquí y en el resto del mundo, en maquiladoras, líneas de montaje, plantas químicas, minas y pozos petroleros. En las ciudades de este país, en calles, parques, multifamiliares, reservas indígenas, escuelas y carreteras, la policía seguirá patrullando para joder, humillar, insultar, golpear, arrestar y matar a toda una generación criminalizada. Cada día, dos millones de presos (el doble de hace 10 años) despertarán rodeados de barras de acero y guardias armados.
Todo eso continuará con el pleno apoyo y con la dirección del próximo hombre que viva en la Casa Blanca, sea George Bush o Al Gore.
Hay que ver este circo electoral con los ojos de los niños de las decrépitas escuelas de los ghettos; de los presos enterrados en cárceles atestadas; de los que cruzan la frontera arriesgando la vida para buscar trabajo de este lado; de los que recogen cosechas envenenadas o se encorvan en talleres. Hay que ver a estos candidatos y programas con los ojos de nuestros hermanos y hermanas de todo el planeta que luchan por subsistir y por la libertad. Desde ese punto de vista, todo el pinche proceso electoral de convenciones, debates, fotos y anuncios no nos ofrece absolutamente NADA; a la nueva generación no le ofrece nada para el futuro.
Una farsa
"¿Quién diablos quiere el derecho, el dizque derecho, de determinar cuál grupo de opresores y explotadores nos va a oprimir y explotar? No queremos ese derecho; ¡no vale ni mierda! Queremos el derecho de acabar con ser oprimidos y explotados, de acabar con la farsa de la democracia y la realidad de la dictadura".
Bob Avakian, Presidente del PCR
Mucha gente capta que al circo electoral lo manejan intereses poderosos y siniestros. La tele ofrece debates de "Gore vs. Bush", pero lo que debaten millones es: "¿Qué podemos hacer, juntos, para que surja una sociedad radicalmente distinta donde impere una visión política completamente diferente?"
¿Influye el voto en las medidas del gobierno? Si los oprimidos que anhelan un cambio votan, ¿se puede encarrilar el sistema en una dirección progresista? La respuesta es NO, pero para entenderla a fondo hay que analizar las fantasías electorales que el sistema nos inculca desde niños, especialmente en la época de elecciones.
El Presidente Avakian escribió lo siguiente: "Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante--dándoles la fachada de un mandato popular--y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".
La realidad es esta: la clase dominante explota y reprime salvajemente a billones por todo el mundo. Ha soltado bombas nucleares en ciudades, ha asolado países enteros y ha asesinado a los que buscan un mundo diferente... y ni de peligro va a cambiar de parecer cada tantos años y dejar que las masas populares decidan cómo funcionará el sistema.
Las elecciones no son un medio para que el pueblo influencie la vida política de este sistema. Al revés: son un medio para adoctrinar al pueblo, para prepararlo para las medidas que el sistema va a adoptar. La prensa exagera las minúsculas diferencias de los candidatos, pero el espacio político oficial se ha cerrado y "derechizado" tanto que los dos candidatos prácticamente respiran al mismo tiempo.
Bush está empapado de la sangre de los presos que ha ejecutado en Texas; Gore dice que es firme partidario de la pena de muerte, y para que no quede duda, el gobierno de Clinton-Gore ha programado la primera ejecución federal en 35 años. A Bush lo bendice la derecha religiosa; Gore y su compañero de fórmula, el "santo" Joe Liberman, predican valores religiosos conservadores y censura. Ambos candidatos apoyan la Guerra de las Galaxias. Los dos adoran la ganancia imperialista, la restructuración global de la producción, el TLC/NAFTA, las crueles órdenes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y demás.
Esto no quiere decir que la clase dominante no tenga diferencias; las tiene y a veces se matan por ellas: a Kennedy lo asesinaron, a Nixon lo echaron, a Clinton lo juzgaron. Pero esas disputas no se resolvieron con elecciones. Las diferencias de la clase dominante se resuelven a puerta cerrada y casi ni se mencionan en las campañas políticas.
La clase dominante deja salir a flote ciertas diferencias internas en las campañas electorales con el fin de preparar a la ciudadanía para ciertos cambios. En estas elecciones, por ejemplo, se ha debatido cuánto privatizar los fondos de jubilación (seguridad social) y las escuelas públicas, qué estrategias militares adoptar, cuánto restringir el aborto, cómo imponer más disciplina en la sociedad y en las escuelas, cómo pagar los servicios de salud, etcétera. Pero los asuntos políticos y económicos fundamentales de la sociedad se deciden en los conciliábulos de la clase dominante.
La verdadera alternativa
"A veces me preguntan: `¿Cuál es la alternativa? ¿Qué ofrecen ustedes en lugar de este sistema?' Para mí esto se parece a la situación de una persona que lleva muchos días en el desierto sin agua, tiene la garganta reseca y necesita urgentemente agua. Por fin encuentra un lugar con dos pozos, después de pasar tanto tiempo en el desierto, igual que nosotros hemos pasado tanto tiempo con sed de una vida digna y un futuro mejor para nuestros hijos.
"Se acerca a los dos pozos. Uno es fangoso y sucio, huele mal y está lleno de porquerías. No cabe duda de que es venenoso. Al lado hay un hombre que dice: `No tomes esa agua. El otro pozo es mejor'.
"Pero al lado del otro pozo hay un anciano, con más experiencia, y no está tomando del pozo que parece más limpio. Está de rodillas, cavando en la arena. Dice: `Tampoco debes tomar esta agua. También es venenosa. Quizá parezca mejor, pero no lo es'.
"Y el recién llegado le dice: `Pues, ¿cuál es su solución? ¿Qué ofrece usted en vez de este pozo?'
"Y él le contesta: `Tenemos que unirnos y hacer lo que he empezado a hacer aquí. Tenemos que cavar con nuestras propias manos hasta encontrar agua, agua potable, y tomarla y llevársela a los demás, y seguir cavando hasta que tengamos suficiente agua para tomar y, lo que es más, para regar toda la tierra, hacerla fructificar y que todos tengan una vida digna por primera vez'.
"Esa es nuestra alternativa".
Bob Avakian, Presidente del PCR
¿Cómo se pueden lograr cambios de fondo? Por medio de la lucha: uniendo a gente de diferentes puntos de vista para hacer lo que hay que hacer en beneficio del pueblo. Por medio de denuncias creativas de todas las fuerzas que tratan mal al pueblo. Por medio de diversas formas de resistencia. Pero fundamentalmente, y en última instancia, el cambio se logra cuando haya una crisis lo suficientemente profunda en la sociedad y cuando la lucha, organización y conciencia del pueblo haya llegado a tal punto que se pueda hacer una revolución que no pare a medias, que tome el poder, arranque de raíz las viejas estructuras y dé a luz una sociedad nueva y liberadora.
"Las elecciones no son la arena apropiada. Se necesitará una guerra revolucionaria", afirmamos nosotros. Este punto de vista tiene una fuerte base histórica y es fruto de mucho análisis. ¿Es práctico? ¿Es realista? SI.
La revolución es muchísimo más práctica y realista que la idea de Ralph Nader de quitarle el poder a las corporaciones votando, o esperar que Al Gore "luche por las familias trabajadoras". Solo la revolución puede resolver los problemas de hoy y construir un futuro mejor. Eso es lo único por lo que vale la pena vivir, planificar, luchar y morir.
Los oprimidos necesitamos un gran y resuelto movimiento de resistencia para combatir y derrotar a los opresores hoy... y necesitamos un movimiento revolucionario y un partido comunista revolucionario que se preparen para lanzar y ganar una revolución armada cuando llegue la hora.
Muchos han desechado las falsas ilusiones de la política tradicional "liberal-conservadora" del sistema. Mucha gente capta que lo que dicen los dos principales partidos son mentiras y no quieren escoger el "mal menor" una vez más.
A ellos les decimos: aléjense completamente del circo político del sistema. Unanse a la revolución para liberar a toda la humanidad.
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