La guerra israelí contra Palestina

Bajo la bota de un ejército de ocupación

Obrero Revolucionario #1081, 3 de diciembre, 2000, en rwor.org

Por siglos, el cultivo de olivos ha sido importante en la vida de los palestinos. Algunos olivares tienen varios siglos. Un agricultor palestino dijo hace poco: "Los olivos, al igual que el pueblo palestino, están arraigados en la tierra". Hoy los olivos constituyen el 25% de la total producción agrícola.

Ahora es la temporada de la cosecha; si no, se arruinará. Pero desde septiembre, la máquina de guerra israelí ha sitiado a los agricultores y al pueblo palestino en general, ha asesinado a varios palestinos que laboraban en sus terrenos y ha cercado las zonas palestinas con retenes militares, lo cual traba o imposibilita el transporte de productos del campo.

En Cisjordania y Gaza, el ejército israelí arrasó centenares de hectáreas de olivares. En Beit Sahur, en Gaza, arrancaron 80 árboles de un olivar que Miriam Sababa plantó hace 50 años. Como es una señora de 80 años que está en cama por un derrame cerebral, su familia no le informó nada. Su hijo dijo: "Tenemos miedo de que [esa noticia] la mate. Eran su vida. Entregó todo a [sus árboles]". En Gaza, los israelíes han destruido más de 100 hectáreas de olivares en las últimas semanas.

El gobierno israelí dice que se trata de una "medida defensiva" tomada por razones de "seguridad": para que los palestinos no tengan cubierta para disparar contra las tropas y colonos israelíes. A lo largo de la historia, los opresores han justificado así la violencia contra el pueblo. Los chinos tenían un dicho: "El emperador puede incendiar cien aldeas, pero el pueblo no puede prender ni una vela". Los israelíes justifican con esa lógica del opresor cada nuevo ataque de la guerra contra los palestinos.

Prepotentes, los israelíes se dan el "derecho" de soltar balas y misiles contra los palestinos desde la seguridad de tanques, helicópteros artillados de alta tecnología y puestos militares fortificados. Pero si los palestinos lanzan piedras o disparos, eso es causa de grandes represalias militares y medidas punitivas.

De mediados de septiembre a mediados de noviembre, los israelíes mataron a más de 200 palestinos y dejaron heridos a miles más. El gobierno israelí dice que recurre a la fuerza letal solo en última instancia, pero un informe del 7 de noviembre de Médicos para los Derechos Humanos dice: "Al 50% de los muertos en Gaza les dieron en la cabeza; al 26% de los heridos en Gaza y Cisjordania, les dieron en la cabeza o en el cuello.... Sacamos la conclusión de que los soldados apuntan a la cabeza".

Un comentario radial del primer ministro, Ehud Barak, muestra la mentalidad asesina del liderazgo israelí: "Si un saldo de 2000 muertos, en vez de 200, terminara de una vez con ese problema, recurriríamos a una fuerza mucho mayor. Pero es al contrario: con 2000 muertos, el estado de Israel quedaría en una situación mucho más complicada". O sea, la única razón para no matar a más palestinos es el temor de que perjudique los intereses israelíes. Aparte de eso, la vida de los palestinos les vale.

Escuadrones de la muerte israelíes

El 11 de noviembre, un helicóptero Apache israelí (regalo de Estados Unidos) sobrevoló el pueblo de Beit Sahur y lanzó tres misiles láser contra una camioneta. Mató a Hussein Obaiyat, un líder de la milicia palestina. La metralla de la explosión mató también a dos señoras que por casualidad estaban en la calle. Los israelíes le siguieron la pista a Obaiyat con informes de soplones y un avión espía.

Los israelíes acusaron a Obaiyat de ser el autor intelectual del balaceo desde el pueblo palestino de Beit Jala a Gilo, un barrio israelí de Jerusalén, y dijeron que lo mataron por esa razón. Los disparos a Gilo dañaron algunos edificios, pero no lesionaron a ningún israelí. Sin embargo, para los militares israelíes, fue suficiente para justificar un ataque a Beit Jala con tanques y helicópteros armados, y el asesinato premeditado de un funcionario palestino.

El asesinato de Obaiyat demuestra la hipocresía del gobierno israelí, pero también muestra las relaciones de poder que atizan el conflicto. Israel es un estado colono opresor apuntalado por potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos. La ayuda que le da cada año (de dos a tres mil millones de dólares) ha permitido crear una fuerza militar con armas modernas de alta tecnología y bombas nucleares. El objetivo central de esa fuerza militar es subyugar al pueblo palestino y ocupar sus tierras. La Autoridad Palestina, encabezada por Yasir Arafat, tiene una fuerza policial armada de pistolas y rifles, y existen varias milicias, pero no hay comparación con el poderío militar del estado israelí.

Israel afianza su control

Israel también ha escalado otros aspectos de la guerra contra el pueblo palestino. En octubre, cerró la frontera a los jornaleros palestinos que trabajan en Israel. Unos 120.000 palestinos--trabajadores "legales" e "ilegales"--hacen construcción y otros trabajos manuales en Israel. Sus sueldos, aunque bajos, forman una parte importante de la economía palestina, así que el cierre de la frontera causa muchas penurias para los palestinos, especialmente en Gaza donde hay pocas oportunidades de trabajo.

A principios de noviembre, Israel restringió el movimiento entre las diferentes zonas palestinas de Cisjordania. El "proceso de paz" dirigido por Estados Unidos ha puesto bajo control palestino varios pedazos de Cisjordania, con la idea de componer un "estado" palestino algún día, pero los recientes sucesos han demostrado que tal "estado" no es más que una prisión gigante para los millones de palestinos. Hoy, esa prisión es más estricta y punitiva.

Un economista palestino señala que los choques recientes ponen de relieve el gran control que Israel tiene sobre la economía palestina. Controla el 80% del comercio y todas las rutas--por tierra y por mar--al extranjero. Además, dijo, "controlan el 100% de la luz y el agua".

Las raíces del conflicto entre Palestina e Israel son esas relaciones de desigualdad, dominación y opresión, y el despojo violento de las tierras palestinas y la ocupación por el estado israelí. Es importantísimo que los pueblos del mundo--y especialmente de Estados Unidos, el principal sostén de Israel--entiendan esta verdad y se opongan a los usurpadores israelíes y sus acciones injustas, y que apoyen la lucha justa del pueblo palestino.


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