Periodista revolucionario va al bote
C. Clark Kissinger, lider en la lucha para parar la ejecución de Mumia Abu-Jamal
Debbie Lang
Obrero Revolucionario #1083, 17 de diciembre, 2000, en rwor.org
El 6 de diciembre fue el Día de Apoyo a los Luchadores atacados por el gobierno por defender a Mumia, dentro del marco de la Semana de Conciencia sobre Mumia, que llevó el caso de Mumia Abu-Jamal a millones de personas. Ese día fui al palacio de justicia federal de Filadelfia con motivo de la audiencia de C. Clark Kissinger, acusado de violar la libertad condicional yendo a Filadelfia el 1º de agosto y dando un discurso político contra la pena de muerte y de apoyo a Mumia durante la Convención Nacional del Partido Republicano. Al terminar la audiencia, el juez lo sentenció a 90 días de cárcel.
Desde el comienzo hubo mucha tensión en el juzgado. Cuando los partidarios de Clark hicieron cola para pasar por el detector de metal, oí a un guardia decirle a otro: "Esta es la gente de Mumia Abu-Jamal". Solo hubo cupo para 20 personas en las bancas del pequeñísimo juzgado; obviamente querían limitar el número de observadores.
Sin lugar a dudas, la meta de la audiencia fue silenciar a Clark de modo ejemplar, para frenar el movimiento de apoyo a Mumia y contra el sistema. El juez Arnold Rapoport no ocultó su hostilidad hacia la defensa ni su apoyo a la fiscalía. Ya se ha entablado ante un tribunal distrital una apelación de la condena de Clark porque violó sus derechos políticos. Pero lo primero que dijo Rapoport fue: "Lo único que está en cuestión aquí es la violación de la libertad condicional. Todo lo demás es parte de la apelación pendiente. Si usted causa disturbios en este juzgado, lo sacarán los mariscales federales". El juez dijo que no tenía jurisdicción sobre cuestiones de la Primera Enmienda, pero que sí tenía jurisdicción para sentenciar a Clark por violar la libertad condicional. Así se inició otro capítulo del descarado ataque político que ha caracterizado este caso desde el principio.
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Una condición de la libertad condicional que le impusieron a Clark el año pasado es que no puede salir de Nueva York sin el permiso del agente de libertad condicional. Clark pidió permiso seis veces. Tres veces dijo que sí (para visitar a su mamá en Massachusetts); tres veces dijo que no (para dar discursos en defensa de Mumia). Le negaron permiso para ir a la conmemoración del bombardeo de MOVE en Filadelfia; a una conferencia contra la pena de muerte en San Francisco; y a un mitin del 1º de agosto durante la Convención Nacional del Partido Republicano.
El 1º de agosto, para alegría de cientos de personas, Clark de repente se asomó y dio un discurso. Fue el día más candente de las protestas contra la convención. Miles de chavos se enfrentaron a la policía y paralizaron la ciudad. El tema del día fue la lucha contra la pena de muerte, la ejecución de Mumia Abu-Jamal, la brutalidad policial y las injusticias del sistema penal. Arrestaron a más de 350 y maltrataron a muchos de ellos en la cárcel. A raíz de ese discurso, lo acusaron de violar la libertad condicional.
Una semana antes de la audiencia, el abogado defensor Ron Kuby dijo durante una celebración del cumpleaños 60 de Clark en Nueva York: "Según entiendo, Clark Kissinger es la primera persona en la historia contemporánea de Estados Unidos, o sea desde la II Guerra Mundial, que ha sido arrestado por ir a la cuna de la libertad, Filadelfia, y dar un discurso en uno de los más destacados acontecimientos de la historia de este país, la Convención Nacional Republicana. Es toda una infamia meter preso a alguien por dar un discurso en un programa público en Filadelfia".
Una y otra vez el juez y el fiscal repitieron que el único tema de la audiencia sería la violación de la libertad condicional, pero lo primero que hizo el fiscal fue leer algunas palabras del discurso de Clark: "George W. Bush es un engreído y presumido, hijo del ex director de la CIA, especulador en petróleo y verdugo manchado de sangre que ahora quiere ser rey del mundo". Dijo que Clark calificó a la convención de "Baile de verdugos" y que prometió seguir apoyando a Mumia.
La defensa dijo que Clark tenía todo el derecho de ir a Filadelfia porque las condiciones de la libertad condicional y su aplicación constituyen restricciones injustas de la libertad de palabra y violaciones de los derechos amparados por la Primera Enmienda. Kuby explicó que el gobernador Bush, quien ha mandado ejecutar a 135 personas, y Tom Ridge, quien firmó las órdenes de ejecución de Mumia, estaban en Filadelfia y que para Clark "la conciencia le dictaba" que condenara la pena de muerte y las tentativas de ejecutar a Mumia.
El fiscal dijo que la libertad condicional no restringió esos derechos "ya que podía hablar libremente en Nueva York". Pero Kuby respondió que hay una conexión entre el discurso y el lugar donde se lo pronuncia, o sea, que el 1º de agosto el debido lugar para hablar sobre la pena de muerte y Mumia fue Filadelfia.
Kuby le preguntó al juez por qué le había negado permiso a Clark para ir a Filadelfia. Este respondió: "Afortunadamente no tengo que explicar por qué lo hice y no lo voy a hacer". Cuando otro abogado defensor, Anthony Urba, señaló un fallo que dice que en el caso de una sentencia por violar la libertad condicional, el juez sí tiene que explicar por qué, Rapoport dijo: "El comportamiento anterior indica que sus discursos terminan en desobediencia civil. ¿Quiere saber por qué? Ahí está la respuesta. ¿Se le ofrece algo más?... Lo que quiere es repasar el mismo tema de siempre... tal como lo hizo antes. ¿Puedo esperar que no lo vuelva a hacer?".
Kuby señaló que esa explicación no dice por qué le negó permiso para ir a la reunión conmemorativa de MOVE o a San Francisco para la conferencia sobre la pena de muerte: "Este es el único caso que he conocido en que el juez considera en serio encarcelar a una persona por venir a Filadelfia, la cuna de la libertad, para dar un discurso sobre uno de los temas más importantes de la actualidad: la pena de muerte.... Fue sumamente importante que ese discurso se diera aquí en Filadelfia, donde estaba la convención republicana. Los ojos del mundo estaban sobre esta ciudad, y aquí sentenciaron a muerte a Mumia Abu-Jamal".
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Como importante organizador de la lucha en defensa de Mumia y colaborador del Obrero Revolucionario, C. Clark Kissinger ha desempeñado un papel crucial en toda etapa de la batalla para parar la ejecución de Mumia. Ha trabajado incansablemente para unir a todos los que se pueda unir y llevar una perspectiva revolucionaria a la lucha. En muchos sentidos, el eje del caso de Mumia ha sido el derecho de los revolucionarios a hacerse oír: de los esfuerzos por callar su periodismo revolucionario a la imposición de la pena de muerte por la declaración ("el poder nace del fusil") que hizo cuando era militante del Partido Pantera Negra. También ha arrojado luz sobre todo el patrón de injusticia en Filadelfia: de la policía y la alcaldía al gobierno estatal y los tribunales estatales y federales. El caso de Clark es una continuación del mismo patrón.
El fiscal afirmó que el discurso de Clark "no lo amparaba la Constitución" y que Clark es un "peligro a la sociedad". Como prueba, dijo que los turistas que visitaban la Campana de la libertad en julio de 1999 se sentían amenazados ¡por los manifestantes que se tomaron de los brazos para bloquear las puertas!, y que ocurrió un "disturbio" en la oficina de libertad condicional de Nueva York cuando 30 personas fueron a apoyar a Clark. Ante la respuesta de la defensa, el juez gritó: "¿No causó el Sr. Kissinger un motín la primera vez que fue a ver el agente de libertad condicional?". El fiscal habló abiertamente de castigarlo de modo ejemplar: "Quizás aprenda que obedecer la ley es mejor que violarla; de aprender la lección, habrá dado resultado la sentencia de este tribunal". Y habló de la "disuasión", o sea la idea de que al castigar a Clark, se impedirá que otros realicen acciones políticas desafiantes parecidas.
Se está desenvolviendo un precedente sumamente peligroso con amplias consecuencias: prohibir el disentimiento y la protesta políticos. Nos hizo ver con más claridad lo importante que era que Clark hablara en las protestas durante la convención. Una y otra vez el juez y el fiscal tildaron de "un peligro al público" a protestas y discursos: el discurso del 1º de agosto, las acciones frente a la Campana de la libertad y el "disturbio" en la oficina de libertad condicional en junio. ¿Y qué pasó en la oficina de libertad condicional? En las palabras del mismo agente de libertad condicional: "Protestaron, corearon, volantearon... y tomaron fotos". El fiscal y el juez lo caracterizaron como un "patrón de conducta" y el fiscal pidió meterlo a la cárcel por el resto del plazo de libertad condicional (seis meses) para "reflejar la seriedad del delito y enseñar respeto para la ley".
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La audiencia de sentencia de Clark me hizo pensar del juez-verdugo Albert Sabo, quien presidió el "juicio" de Mumia de 1982 y las audiencias de apelación PCRA en 1995. Cuando la defensa dijo que había apelado las violaciones de la Primera Enmienda y que no se debía sentenciarlo en espera del resultado de la apelación, el fiscal contestó: "No entiendo por qué siguen hablando de la Primera Enmienda". El juez agregó: "Ni yo tampoco".
Cuando Clark se puso de pie para hablar, el juez se enfureció.
El juez Rapoport: "¡Esto no es y no será un foro político!"
Clark: "Lo que realmente pasa en este caso es que quieren matar a Mumia Abu-Jamal".
El juez Rapoport: "¡No, no está pasando eso, y no permitiré que lo mencione aquí!"
Clark: "Esta audiencia busca frenar un movimiento político que es del desagrado del gobierno".
El juez Rapoport: "¡Siéntese! ¡Siéntese a menos que vaya a hablar de por qué violó la libertad condicional!"
Clark: "Voy a explicar lo que está pasando aquí".
El juez Rapoport: "¿Usted me lo va a explicar a mí? ¡No lo creo!"
Clark: "¿Ni siquiera tengo el derecho de hablar ante este tribunal? ¿Primero no me permiten hablar en un evento de gran importancia en la historia de esta ciudad y ahora no me permite hablar en este juzgado?... De lo que se trata es de disuasión general. El gobierno claramente quiere frenar un movimiento político de su desagrado y entiende que restringirme a mí es una manera de hacerlo".
El juez Rapoport: "¡No es cierto! ¡No es pertinente! ¡Siéntese!"
El intento del juez para silenciar a Clark indignó al público y varias personas se alzaron la voz en protesta. Los mariscales las echaron del juzgado.
Clark habló de la pena de muerte y de por qué fue necesario hablar durante la convención republicana: "Una nueva generación fue a protestar en Filadelfia. ¿Hubiera podido hacer menos? ¿Hubiera podido quedarme en casa mientras que ellos se lanzaban a las calles?... Los ojos de todo el mundo estaban sobre Filadelfia.... Cuando quería abrir la boca para criticar a este gobierno, no me lo permitieron.... Se trata de libertad de palabra, de permitir que el público oiga esas palabras".
Una vez más le dijo al juez que no iba a entregar los nombres de los que han contribuido fondos ni de sus colegas.
El juez anunció: "No cabe duda de que el acusado violó la libertad condicional a propósito y a sabiendas.... [Ha mencionado] una serie de acontecimientos que no incumben a este juzgado... y ha seguido un patrón de comportamiento perjudicial". Agregó que "mi oficina ha estado inundada de cartas, llamadas telefónicas y faxes", acusó a los "seguidores" de Clark de amenazarlo y dijo a los abogados defensores: "Su cliente deja un rastro de disturbios dondequiera que vaya".
El público se ponía más y más indignado ante la hostilidad del juez y en este momento alguien se burló de él. Rapoport mandó despejar el salón y los mariscales se desbocaron, sujetando y arrastrando a los observadores.
Cuando entré al pasillo hubo caos por todas partes. Los mariscales federales atacaron a los que condenaban la injusticia de la audiencia. A una persona le aplicaron una llave estranguladora, a otras las golpearon en el piso y a dos militantes de la Red Juvenil de ¡Rehusar & Resistir! los arrestaron. A los demás los empujaron hacia los ascensores y los obligaron a bajar. En el vestíbulo, un grupo de 50 personas coreaba "¡Vergüenza!" y "¡Mumia es intrépido, Clark es intrépido, y nosotros también! ¡No pararemos hasta que lo pongan en libertad!" A fin de cuentas, los mariscales echaron a todos del edificio. Ernst Ford, un activista haitiano con Amigos y Familiares Internacionales de Mumia Abu-Jamal amenazado hace poco por la policía de Filadelfia por su defensa de Mumia, me dijo que la situación lo hizo recordar la represión de los Ton Ton Macoutes de Haití.
Arriba, con un público de los familiares y abogados de Clark y un puñado de corresponsales, Rapoport sentenció a Clark a 90 días de cárcel y los guardias se lo llevaron. El juez incluso impuso un castigo que no pidió el fiscal: cuando Clark termine la sentencia de cárcel, todavía tendrá que completar los seis meses de libertad condicional.
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La primera vez que fui a una audiencia en el palacio de justicia federal de Filadelfia, Mumia luchaba contra la campaña del gobierno para bloquear la publicación de su libro ...Desde la galería de la muerte. Ahora Mumia está ante la mayor censura que puede imponer el gobierno: la ejecución. Pero no lo han callado. Su voz ha traspasado los muros de la prisión en forma de libros, casetes, CDs, programas radiales, columnas de periódico y artículos de la Internet. Ha desafiado todos los ataques del gobierno y millones de personas lo han apoyado.
Cuando hablé con Clark antes de la audiencia, tuvo un cepillo de dientes en el bolsillo de su traje. Sonriendo, me dijo que esto es algo que aprendió del abogado del pueblo Bill Kunstler, quien siempre llevaba un cepillo de dientes al juzgado en caso de que el juez lo metiera a la cárcel por desacato. Cuando se podía ver que el juez lo iba a sentenciar a cárcel, Clark dijo: "¿Por qué debo tener remordimiento? ¿Porque he luchado por justicia para Mumia Abu-Jamal? Nunca pediré disculpas por hacer eso.... Un día Mumia Abu-Jamal saldrá libre. Las puertas de la prisión abrirán, el pueblo podrá abrazar a Mumia y él estará a nuestro lado.... Este tribunal y todo el gobierno debe entender que todos sus ataques solo nos fortalecen y que no hay absolutamente nada que va a parar este movimiento mundial de justicia para Mumia Abu-Jamal".
Al cierre de esta edición, C. Clark Kissinger está en el Centro de Detención Federal de Filadelfia. La noticia de su sentencia se ha oído en el show "Democracy Now" de la emisora Pacifica; en WBAI, Nueva York; en KPFA, Berkeley; y del Centro de Prensa Independiente. Se puede conseguir las últimas noticias del caso de Clark en el website de ¡Rehusar & Resistir! en: http//mojo.calyx.net/~refuse. Se puede llamar a los siguientes números para exigir que pongan en libertad a Clark:
Alcaide Vanyur: 215-521-7210; Fax: 215-521-7220
Alcalde John Street: 215-686-2181
Congresista Chaka Fatah: 202-225-4001
Oficina de los Mariscales Federales: 215-597-7273
Juez Arnold C. Rapoport: 610-776-0369;
Fax: 610-776-0370Juez Bruce Kaufman: Fax: 215-580-2281
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