¿Quién apagó la luz en California?
La locura del mercado libre y la crisis de electricidad
Obrero Revolucionario #1089, 4 de febrero, 2001, en rwor.org
San Francisco, enero, 2001. Aquí en California, la capital de la alta tecnología capitalista, no se sabe en qué momento se va a ir la luz. Si uno escribe en una computadora, como yo, guarda cada párrafo para que no se vaya a perder. Si trabaja en un edificio, procura subir por las escaleras para no ir a quedar atascado horas en el ascensor. Si uno es de los millones de proletarios del mayor estado del país más rico del mundo (que experimenta el "boom" económico más largo en décadas), se angustia de ver que la cuenta de electricidad es el doble o el triple, pues no le alcanza para lo demás.
California está en medio de una crisis de energía. Es una crisis de abastecimiento y precio de la energía eléctrica y el gas natural. Pero detrás de todo eso, es una batalla interna de la clase capitalista monopolista para decidir cuánta libertad van a tener los grandes conglomerados de energía, cuáles van a dominar el mercado de California y cuánto más le van a robar al pueblo.
El sistema tiene a la gente contra la pared: no proporcionará energía si no puede robar más. Todo eso muestra cómo se manejan los recursos en esta sociedad.
La crisis actual, que lleva un año en ciernes, se disparó en las últimas semanas. Buena parte de California ha estado en un "estado 3" de alerta casi todo el tiempo; eso quiere decir que el suministro de energía apenitas alcanza para satisfacer la demanda. Para que la red eléctrica no truene, están cortando la electricidad a distintas horas en distintas partes. Esos apagones dejan a miles de miles y a muchos negocios en la oscuridad por horas.
El precio del gas natural y la energía eléctrica que compran las empresas de servicios públicos ha subido mucho. Las grandes corporaciones de servicios públicos de California (Pacific Gas & Electric, Southern California Edison y San Diego Gas & Electricity) pagan de 12 a 30 veces más hoy que hace un año. Así que dicen que deben $11 billones y que quebrarán si no pueden subir los precios ya en un 26%, y más en el futuro. A principios de enero la Comisión de Servicios Públicos autorizó un alza de 9% del precio de la electricidad.
Debido a ese aumento, junto con un aumento del 60% del precio del gas natural (que se usa para calefacción en los meses de invierno), las cuentas hoy son el doble o el triple que hace un año.
Por eso, hay familias que han tenido que mudarse juntas. Un dueño de apartamentos le dijo al San Francisco Chronicle: "Muchos de nuestros inquilinos pagaban $20 al mes y ahora les llegan cuentas de $40 y $50. Para ellos $20 es mucha plata". Hay proletarios que pagaban $50 y ahora pagan $120. Un técnico de clase media le dijo al mismo periódico: "Ver una cuenta de $400 fue como un gancho al riñón".
La crisis de energía está afectando a la clase trabajadora: la cervecería Miller cesó a 200 de los 750 trabajadores de una planta por los apagones. La mayor acería de la costa oeste cesó a todos sus 1000 obreros. Los negocios pequeños, como los restaurantes, están sintiendo mucho el impacto de los apagones y las alzas.
La agricultura y la ganadería también están sintiendo el impacto. El New York Times (21/1/01) informó que la planta de la lechería Land O'Lakes en Tulare (la mayor planta lechera del país) tuvo 17 apagones y uno duró 16 horas. Como a las vacas las ordeñan con máquinas dos veces todos los días, y como la leche se daña rápido, esa planta necesita electricidad de día y de noche. Los apagones han echado a perder miles y miles de galones de leche. Para ahorrar energía, la empresa cerró una unidad de producción y dejó cesantes a 125 obreros. El condado Tulare, uno de los más pobres del estado, ya tenía un 14% de desempleo. Los apagones y el alza de precios pueden llevar a la ruina a muchos agricultores pequeños, y subir el precio de los alimentos en todo el país. Una fábrica de quesos dijo que está pagando 475% más por electricidad que hace un año.
Pero la crisis no ha tocado fondo. Las corporaciones que venden gas a las compañías de servicios públicos dicen que si no les pagan ya, cortarán el suministro. El gobierno federal bloqueó eso hasta el 7 de febrero, pero si ocurre, no habrá gas para estufas, calentadores de agua ni calefacción en los meses más fríos del invierno.
LOS MOTIVOS DE LA CRISIS
En 1996, California desreglamentó el mercado mayorista de energía... con el aplauso de todos los peces gordos: el gobierno estatal, los políticos demócratas y republicanos, las compañías de servicios públicos, las corporaciones de energía y la prensa. Todos esos pilares del sistema prometieron que las maravillas del mercado capitalista le darían a California más energía a menos costo.
Pero ahora, esos mismos politiqueros, gerentes de corporaciones y comentaristas andan tratando de explicar qué pasó y quién tiene la culpa... fuera de ellos y el sistema.
Gray Davis, el gobernador, le echa la culpa al gobernador anterior por la desreglamentación (aunque su partido la apoyó) y al gobierno federal por no ayudar más. Bush le echa la culpa al gobierno de California por tener demasiadas reglas (especialmente reglas de protección ambiental) que dificultan las construcción de centrales eléctricas. Los monopolios de servicios públicos de California le echan la culpa a sus abastecedores de otros estados por acaparar la energía y subir los precios. Ciertos expertos de la prensa dicen que la crisis prueba que el mercado capitalista debe operar sin restricciones. Otros dicen que el problema es pura estupidez: que los funcionarios del gobierno estatal no previeron el boom económico ni el aumento de población.
Pero la crisis se debe a las leyes básicas del capitalismo monopolista/imperialismo: la competencia despiadada y anárquica entre grupos financieros billonarios rivales por aumentar sus ganancias, eliminar a los rivales y controlar recursos y mercados... con la ayuda del gobierno federal y estatal.
ORIGENES DEL CHOQUE ELECTRICO DE CALIFORNIA
Desde 1930, California, como la mayoría de los estados, ha reglamentado la industria de energía. Las compañías de servicios públicos operaban como monopolios con una tasa de rendimiento pareja; el gobierno las supervisaba y fijaba el precio al consumidor. Pero en el mundo de la competencia capitalista, ese arreglo creaba "ineficiencia". A fines de la década pasada, el precio de la energía para los clientes comerciales y corporativos de California era 45% más que en el resto del país, y las corporaciones amenazaron con irse del estado. Por otra parte, otros conglomerados de energía querían meterse en California.
Así que el gobierno estatal empezó el programa de desreglamentación. Las compañías de servicios públicos vendieron buena parte de sus instalaciones productoras de energía eléctrica a compañías "independientes", que luego le venden energía a las compañías de servicios públicos en el mercado abierto. El mito de la desreglamentación afirma que esa competencia capitalista es más eficiente: los productores de energía operan mejor sin reglamentos, los mejores sacan más ganancias y esas ganancias estimulan la construcción de nuevas centrales eléctricas; los clientes pueden escoger su proveedor. Todo eso, supuestamente, reduce el precio y garantiza el servicio. Esas eran las promesas del mercado libre.
Un elemento de la crisis es que en California no se han construido centrales eléctricas en más de 10 años. ¿Por qué no? Un editorial del New York Times (27/1/01) comenta: "Hace unos pocos años, la economía estatal estaba en auge y había un pequeño excedente de energía.... En el estado prácticamente nadie previó el espectacular crecimiento económico que se dio a fines de los años 90, acompañado de una insaciable sed de energía. Pocos captaron la urgencia de construir más centrales eléctricas". Esto es básicamente cierto, ¿pero por qué? Porque la anarquía de la producción capitalista, y sus booms y recesiones, sus altos y sus bajos, hacen imposible la planificación social... ¡incluso de los productos de primera necesidad!
La ley del mercado es la ley de la ganancia. Las corporaciones de energía no construyeron centrales eléctricas porque pensaban que no darían suficientes ganancias (aunque digan que el problema eran los reglamentos de protección ambiental). El director del Instituto de Energía de la Universidad de California le dijo al New York Times (22/1/01): "Los inversionistas no construyeron plantas en los años 90 porque por mucho tiempo nadie sabía cuáles serían las reglas". El periódico comentó al día siguiente: "Estas compañías solo construyen centrales eléctricas donde es más redituable, y no necesariamente donde se necesitan más".
En 1995, Southern California Edison y otras compañías se juntaron para aplastar el plan de la Comisión de Servicios Públicos de contratar a compañías pequeñas que generan energía del viento, de fuentes termales y del sol (recursos limpios y renovables) para producir 1,4 millones de megavatios. Edison y las demás compañías afirmaron que podían comprar energía más barata y que no necesitarían nuevas centrales hasta el 2005.
Mientras tanto, la corporación PG&E (dueña de Pacific Gas & Electric) invertía billones en centrales eléctricas y transmisores en otros estados y países. Por ejemplo: gastó $1,6 billones en New England y medio billón en Connecticut, y está negociando plantas en Mississippi, Filadelfia e Indianapolis. Se calcula que PG&E ha invertido $13,9 billones en plantas por todo el país. Esto también sigue la lógica del mercado capitalista: ir donde la ganancia sea mayor, no importa dónde, y al diablo el impacto social.
La subsidiaria de California de PG&E dice que está en la ruina, pero PG&E tuvo ganancias por $753 millones el año pasado (40% más que el anterior). En una reunión secreta el 12 de enero, la Comisión Federal Reguladora de Energía le permitió a PG&E lavarse las manos de todas las deudas de la subsidiaria de California. O sea que para cubrir esas deudas nadie tocará los ingresos de $21 billones, los activos de $34 billones ni los cientos de millones de ganancias de PG&E, muchos de los cuales salieron de la subsidiaria de California. No, ¡esa deuda se la pasarán a los consumidores!
LOS MONOPOLIOS SE SACAN LOS OJOS
Otra faceta de esta crisis es que los grandes conglomerados de energía que abastecen de electricidad y gas natural a California están creando una escasez artificial para poder subir los precios. Esos conglomerados, como Enron Corporation, Duke Energy de Charlotte, Carolina del Norte, Dynergy y Reliant Energy de Houston, generan el 20% de la electricidad del país y el 40% de California. El Paso Natural Gas suministra buena parte del gas natural que consume California.
El año pasado hubo una escasez inusual de electricidad y de gas natural. Como resultado, los precios de mayoreo que pagan las compañías de servicios públicos del estado subieron de un promedio de 2,5 centavos por kilovatio hora a 30 centavos. En diciembre, los precios subieron a $1500 por megavatio, ¡comparados con $26 por megavatio en abril! El precio de mayoreo del gas natural subió de $2,50 por unidad a $73: ¡un aumento de 3000%!
La escasez de electricidad se debe a cierres temporales de plantas, supuestamente para hacer mantenimiento de rutina. Pero varios estudios indican que el motivo más probable es crear escasez para subir los precios.
Un estudio concluyó que las razones que dieron los conglomerados de energía para cerrar las plantas (problemas de equipo y reglas de protección ambiental) no explican el marcado descenso de producción de energía.
En una revista del ramo, el escritor Robert McCullough explica que los monopolios de energía están manipulando el abasto para subir los precios.
Explica que la demanda de energía ha aumentado en California, pero que no fue extraordinaria y que en el estado y en la región había suficientes recursos para responder a la demanda. Con respecto al verano pasado, cuando también hubo apagones, dice: "Es fácil ver lo normal que fue el verano en cuanto a amperaje, precios de combustible e hidrogeneración". Añade: "La mecánica básica de los mercados de energía en California se parece a un tablero de Ouija; un pequeño grupo maniobra con los precios de una manera que incluso los observadores atentos no captan.... El precio sube y sube. El mercado de California se caracterizó por desviaciones sostenidas de la conducta habitual. Los generadores no generaron; a la hora de mayor demanda no hubo mayor suministro. No se ve justificación para las emergencias. Todo indica que se trata de una gran manipulación del mercado de energía".
"El motivo: habla por sí mismo. Vender en épocas de precio alto es enormemente más redituable".
En el mercado de gas natural existe una situación parecida. Una subsidiaria de El Paso Natural Gas controla buena parte de los gasoductos que llevan gas a California, pero no utiliza toda su capacidad. Eso ha creado escasez y alza del precio.
Algunos analistas creen que no se trata solo de una maniobra para aumentar las ganancias... aunque las ganancias de las compañías de energía están por las nubes. Enron (la mayor vendedora de energía del mundo y la mayor contribuidora a la campaña presidencial de Bush) reportó un aumento de ganancias del 34% ($347 millones) en los últimos tres meses del año pasado.
Fuera de buscar más ganancias, estas maniobras son parte de una batalla entre grupos financieros gigantescos para dominar el mercado de energía de California y del país. Una táctica de esa batalla podría ser debilitar o incluso quebrar a las actuales compañías de servicios públicos de California. El ambientalista Daniel Berman escribió que John Bryson, CEO de Edison International, "ha dicho que en 10 años solo quedarán 10 conglomerados de energía en el mundo". Berman cree que lo que pasa en California es parte de la batalla para ver qué compañías quedarán. Un abogado comentó que las naciones se han lanzado a la guerra por transferencias de riqueza de esta magnitud.
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El gobierno está tratando de contener esta crisis de energía, pero no se sabe cómo acabará. A diario se reúnen a puerta cerrada representantes del gobierno federal, el gobierno estatal y los grandes monopolios de energía para ver cómo mantener la luz prendida, y quién se va a beneficiar y quién va a sufrir. Los imperialistas ya están aprovechando la crisis para acelerar la desreglamentación y debilitar las reglas de protección ambiental.
Corriendo para acabar este artículo antes de que se vaya la luz, recuerdo lo que decía Lenin: que la producción y la tecnología moderna han rebasado la "coraza" y las limitaciones de la propiedad privada. El proletariado sin duda puede manejar el mundo mucho mejor.
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