Investigación para el nuevo Programa

Trabajar en la pesadilla de alta tecnología

Obrero Revolucionario #1089, 4 de febrero, 2001, en rwor.org

Recibimos la siguiente carta de una camarada de la costa oeste:

¿Quién no está harto de oír a los políticos, periodistas y titanes de la industria hablar de las maravillas de la alta tecnología imperialista? La idolatría de los millonarios. La mentira de que la alta tecnología demuestra que el capitalismo es superior. La afirmación de que todos los trabajos de alta tecnología son buenos y pagan requetebien. Y el mito de que debemos agradecerles a un puñado de genios técnicos los avances tecnológicos de la sociedad. Según esa defensa del imperialismo, el proletariado ni siquiera existe en ese sector y nuestra clase es una reliquia de la "era industrial".

Como parte de la investigación para el nuevo Programa del PCR, nos pidieron a un grupo de camaradas y amigos examinar la industria de alta tecnología. ¿Cuántos trabajadores tiene? ¿Cuántos son proletarios? ¿Cómo viven y cómo trabajan?

Para ello, examinamos estadísticas oficiales; revisamos libros, periódicos y revistas; hablamos con los observadores de la industria; y nos sentamos a platicar con gente que trabaja en las oficinas y en las fábricas.

Concluimos que el proletariado está vivito y coleando en la industria de la alta tecnología, y que los milagros tecnológicos los crea el trabajo de millones en este país y en el resto del mundo. Además, los empresarios de la industria se enriquecen como lo han hecho siempre: ¡explotando a los trabajadores!

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Diferentes industrias usan o hacen tecnología avanzada. Nosotros nos enfocamos en la tecnología de la informática: compañías que manufacturan computadoras, componentes electrónicos como semiconductores y equipo de comunicación, o ofrecen servicios informáticos (reparación de computadoras y diseño de programas), así como servicios de comunicaciones (instalar, reparar y mantener teléfonos, cable y la Internet).

Enormes monopolios como AT&T, IBM, Hewlett Packard, Compaq, Lucent Technologies, Intel, Dell, Texas Instruments, Microsoft, Sun Microsystems, Cisco Systems y Oracle--con billones de dólares de ventas y ganancias--dominan la tecnología de la informática. Esos monopolios, como el resto del capital imperialista, operan globalmente. La investigación, la concepción de los proyectos y la producción más avanzada se hacen en los países imperialistas, y la manufactura del producto y las pruebas se hacen en los países oprimidos, comúnmente llamados del tercer mundo.

Por unos cuantos centavos la hora, proletarios de todo el mundo--especialmente de Asia, pero también de México--fabrican y empacan los nuevos productos que se venden en Estados Unidos y en otros países imperialistas. La industria de alta tecnología de Estados Unidos recorre el mundo para poner talleres de hambre; es líder mundial en salarios de miseria.

En 1996, se calculó que la mitad de la fuerza laboral de las compañías estadounidenses que producen semiconductores (la base de la revolución informática) se encontraba en otros países. Las maquiladoras del norte de México producen siete de cada diez televisores vendidos en Estados Unidos y las compañías electrónicas emplean la tercera parte de los trabajadores de maquiladoras.

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Según cifras gubernamentales, en 1996, en Estados Unidos 4.64 millones de personas trabajaron en la informática y otras 2.75 millones en trabajos relacionados. La mayoría de esos trabajadores se hallan en el "valle Silicon" en California, la ruta 128 cerca de Boston, el sur de California, y los estados de Nueva York y Texas.

Los trabajadores de la informática (7.4 millones) son solo el 6.2% de la fuerza laboral de Estados Unidos, así que no se puede decir que esa industria ha llegado a "dominar" la economía estadounidense. En realidad, unos trabajos de alta tecnología están creciendo mientras otros disminuyen, pues están sujetos a la anarquía del capitalismo. Por ejemplo, los trabajos en la manufactura de computadoras y componentes están disminuyendo, mientras que los trabajos relacionados con la elaboración de programas y otros servicios informáticos son el doble de lo que eran en 1990. (Esas cifras comprenden toda clase de empleos, no solo los de proletarios.)

Para entender la fuerza laboral de la informática, analizamos cuidadosamente las cifras de salario de 1998 de cuatro sectores centrales: la fabricación de computadoras y equipos de oficina; de componentes y accesorios electrónicos; de equipo de comunicaciones; y servicios de computación y procesamiento de datos. Más de la mitad de las personas empleadas en la informática--2.8 millones--trabajan en esas industrias. Encontramos que el proletariado es igual de importante en la industria informática que en otras industrias estadounidenses, y que existe una sección de proletarios sumamente explotados.

• Más de un millón de proletarios trabajan en la industria infórmatica. Hacen la limpieza de los edificios, preparan las comidas y cuidan los terrenos. Son oficinistas, mecanógrafos, recepcionistas; capturan datos en las computadoras y son vendedores de bajo nivel. En el sector manufacturero, fabrican y ensamblan los productos, hacen pruebas de calidad y los envían a los clientes. Los proletarios son más de la tercera parte (el 37.4%) de la fuerza laboral.

• Más de 441.000 proletarios de esa industria (casi el 16% de la fuerza laboral) ganan un promedio de diez dólares la hora o menos. En grandes partes (o tal vez la mayor parte) del país, eso es un salario de miseria.

• Más de 630.000 obreros industriales (el 22.6% de la fuerza laboral) trabajan en esos cuatro sectores. Ese porcentaje se asemeja a la proporción de obreros en todo Estados Unidos. La mitad (286.810 trabajadores) ganan diez dólares la hora o menos, 50% más que en el resto de la economía. Eso significa que gran parte de los billones de dólares de ganancias de la industria informática viene de la explotación de esos trabajadores mal pagados.

La industria de alta tecnología brilla por su explotación

Es una industria relativamente nueva y se ha opuesto duramente a toda tentativa de organizar a los trabajadores. Les niega los derechos más básicos. Nuestro equipo de investigación entrevistó a trabajadores que se quejaron del "ritmo de trabajo aceleradísimo" y del peligro de trabajar con los productos químicos tóxicos usados en la limpieza. Muchos trabajadores son eventuales o los emplean subcontratistas, quienes pagan menos y ofrecen peores condiciones de trabajo. A muchos trabajadores les pagan por pieza o les dan trabajo para hacer en casa.

Las mujeres inmigrantes son la espina dorsal de esa industria y están encasilladas en los peores trabajos. El Pacific Studies Center hizo un análisis, con cifras de 1990, que demostró la existencia de una rígida jerarquía: los hombres blancos, chinos y japoneses ocupaban los trabajos mejores, y las mujeres del sudeste asiático y latinas ocupaban los peores. Otros estudios en Austin (Texas) y Albuquerque (Nuevo México) encontraron las mismas divisiones, con la diferencia de que había más trabajadores latinos y menos asiáticos. Muchas veces las líneas de montaje se segregan según la nacionalidad de los trabajadores y en muchas partes excluyen totalmente a los afroamericanos. Nos dijo un ingeniero que por lo general, los mexicanos solo trabajan en limpieza o de jardineros, sin posibilidad de progresar a trabajos mejor pagados, como programación de software.

Un estudio reciente demostró que la mitad de los trabajos de alta tecnología en el valle Silicon no pagan lo suficiente para mantener a una familia. El costo de comprar una casa se ha disparado tanto que muchas veces dos o tres familias comparten una casa o apartamento. En otros casos, los trabajadores tienen dos o tres chambas para subsistir; y después hacen trabajo en la casa, lavan ropa, reparan carros o venden en los tianguis. El precio de las acciones de esas compañías está por las nubes, pero los sueldos siguen como antes o han disminuido. Un estudio informa que el 75% de los trabajadores del valle Silicon ganaron menos en 1996 que en 1989. Otro estudio indica que el costo de vida en el condado de Santa Clara--el corazón del valle Silicon--ha subido tanto que un adulto con dos niños tendría que ganar $25.55 la hora para mantenerse.

Las contradicciones de la nueva clase media tecnológica

La industria informática emplea casi dos veces más gerentes, directores, profesionistas y técnicos que la economía general. Constituyen el 50% de la fuerza laboral informática, en comparación con el 30% de la fuerza laboral en general, y en parte por eso ganan más que en otras industrias. Sin embargo, tienen una situación contradictoria y un futuro inseguro.

Decenas de miles de empleados de clase media--compradores, técnicos de apoyo, técnicos de ingeniería, asistentes de los programadores, vendedores y promotores, asistentes técnicos y los que contestan las llamadas del público--solo ganan de $10 a $20 la hora. En 1998, eran 300.000 empleados, el 11% de la fuerza laboral de la informática. Con el alto costo de las casas, hasta ellos tienen dificultades para mantenerse a flote.

La tendencia es que los puestos mejor pagados o de mayor categoría los ocupen trabajadores eventuales--en la compañía Microsoft, se les llama "Microesclavos"--que reciben pocas prestaciones y menos posibilidades de un trabajo garantizado. Otros empleados están bajo mucha presión. Un programador de software nos dijo que aunque recibe un buen pago, lo presionan "intensamente" a trabajar de 10 a 12 horas diarias por el salario de 8 horas. Un ingeniero nos dijo que a veces tiene que dormir debajo del escritorio para poder terminar en el tiempo especificado. Un observador de la industria afirmó: "En toda la economía informática predomina la presión de trabajar todo el día y toda la noche". Estudios gubernamentales demuestran que la pericia en el campo informático se vuelve obsoleta más rápidamente que en otros campos y que las posiciones se eliminan con igual rapidez.

Existe también la sensación de que todo puede desplomarse. Un artículo del periódico San Francisco Examiner dijo: "La inundación de capital especulativo ha creado la ilusión de posibilidades interminables... un ambiente de privilegio libre de frías fuerzas capitalistas.... Cuando esa ilusión se rompa, el agobiante ritmo de trabajo y el talento quemado se manifestarán plenamente... como también la vulnerabilidad de trabajadores que se creían inmunes ante la economía global".

En fin, nuestra exploración de la alta tecnología en Estados Unidos demostró que en esa industria existe una base sólida de proletarios y la posibilidad de atraer aliados de otras capas para hacer la revolución aquí en las entrañas del monstruo.


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