La promesa del Día Internacional de la Mujer
Mary Lou Greenberg, PCR, rama de Nueva York
Obrero Revolucionario #1094, 11 de marzo, 2001, en rwor.org
Este Día Internacional de la Mujer será un día de celebración y lucha... un día en que reafirmamos nuestro compromiso, nuestra pasión, de luchar por un mundo en que la mujer no tenga que sufrir más desigualdad, violación, golpizas, pornografía, servidumbre doméstica y las mil formas más de opresión de este sistema... y un día para celebrar la gran contribución de la mujer a la lucha para crear una nueva libertad para el ser humano...
Este Día Internacional de la Mujer ocurre en un momento de gran sufrimiento pero también de gran esperanza para la mujer por todo el mundo.
Por todas partes, de la sierra al delta ribereño, de la selva tropical al desierto, de la atestada ciudad a la aldea aislada, la mujer es la más pobre de los pobres y la esclava de los esclavos. La mujer sufre de una manera indecible: golpizas y agresión a manos de familiares; violación y esclavitud sexual; muerte en el parto o por legrados clandestinos; mutilación de cuerpo y espíritu. De Afganistán, donde el gobierno fundamentalista dicta que la mujer se cubra con velos y se quede en casa, al "democrático" Estados Unidos, donde cada nueve segundos una mujer sufre maltrato físico y cada dos minutos sufre violación o tentativa de violación... la situación clama un cambio drástico.
La subordinación de la mujer se impone de una manera sumamente brutal, tanto la "moderna" como la feudal, y a veces una mezcla de las dos. La meta es controlar la vida de la mitad de la humanidad para preservar el statu quo, la dominación de las clases que detentan el poder y las actuales relaciones de propiedad. La subyugación de la mujer surgió con la división de la sociedad en clases y la explotación de las masas por una pequeña minoría, y va de la mano con ellas. Solo acabará cuando tumbemos a los explotadores y, por medio de grandes luchas y sacrificio, creemos un mundo nuevo libre de toda opresión y explotación.
¡Este Día Internacional de la Mujer afirmamos que es posible crear ese mundo nuevo! Empezó en las sociedades socialistas y muy especialmente en la China de Mao Tsetung. Lo vemos en embrión ahora en las guerras populares de Nepal y Perú, dirigidas por partidos maoístas, participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista. Esas guerras populares atraen a muchas mujeres como combatientes y dirigentes políticos y militares porque la liberación de la mujer es una parte integral y esencial de la revolución maoísta. Esas mujeres hacen añicos las cadenas de tradiciones de siglos y son pioneras de nuevas relaciones de libertad; su fiera dedicación y resolución fortalecen esas luchas.
Por todo el mundo la mujer clama libertad y busca hacerla realidad. En el verano fui al sur de Asia a conmemorar el 50 aniversario de la revolución china, y platiqué con un grupo de mujeres de una aldea de Punjab, en el norte de India. Me hablaron de su vida y sus luchas, por ejemplo, la lucha para llevar a la justicia a los violadores y asesinos de mujeres. Me preguntaron sobre la situación de la mujer en Estados Unidos. Les dije que la violación y el maltrato son comunes, y les hablé de las luchas de los oprimidos. Me pidieron que comunicara que sus luchas están vinculadas con las de los pueblos de todos los países, que apoyan esas luchas y que esperan apoyo.
Al despedirme, le di a la líder del grupo un botón político que decía "¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!", y expliqué que era el lema internacional en español. Cuando tradujeron las palabras al punjabi, todos sonreímos por los vínculos internacionalistas que estábamos forjando. Nos abrazamos, a sabiendas de que aunque seguramente no volveríamos a vernos, la lucha común del proletariado y los oprimidos de todo el mundo nos unirá.
Juntas confrontamos un sistema global que es una mezcla de las antiguas formas de opresión con nuevas formas capitalistas "avanzadas": las maquiladoras en la frontera sur; el "comercio" sexual de muchachas tailandesas y de Europa oriental; la pobreza de barriadas y pueblos jóvenes en Latinoamérica, África y Asia. Aquí en las entrañas de la bestia que causa tanto de este sufrimiento por todo el planeta, tenemos una gran tarea: tumbarla por medio de la revolución proletaria.
Aquí en la tierra que se autoproclama "avanzada", el nuevo presidente y sus aliados preparan el terreno para quitarnos la libertad reproductiva con nuevas restricciones al aborto. Los fascistas cristianos matan a médicos y hacen propaganda para negarle a la mujer servicios médicos, fortalecer la superstición y reforzar las cadenas de la dominación masculina. A las mujeres necesitadas les niegan ayuda, servicios de asistencia al niño y trabajos dignos, y les echan la culpa de todos los problemas de la juventud. Vivimos con la amenaza de violación y violencia siempre en la mente, y una intensa hostilidad hacia la mujer impregna la cultura popular.
Pero nuestra resistencia florece contra esa realidad y una nueva generación busca respuestas.
¡Necesitamos con urgencia un mundo nuevo!
Pronto tendremos en las manos una importante herramienta para redoblar nuestra lucha: el borrador del nuevo Programa del PCR para hacer la revolución en Estados Unidos. ¿Cómo podemos romper las cadenas de la desigualdad? ¿Cómo podemos hacer añicos la vieja división de trabajo que mantiene abajo a la mujer... y a toda la humanidad? ¿Cómo podemos acabar la dominación masculina y forjar nuevas relaciones de respeto entre los seres humanos?
Los invito a distribuir este borrador a mucha gente, a muchas mujeres, de todas las nacionalidades y edades y por todo el país: en los proyectos habitacionales, los lugares de trabajo, los suburbios, las granjas y las cárceles. Por medio de un proceso de debate, aprendizaje y lucha con gente de diferentes capas y fuerzas sociales, el borrador será el arma que necesitamos para cambiar el viejo mundo, un mapa para planear la ruta y una visión de cómo será el nuevo mundo.
¡Romper las cadenas!
¡Desencadenar la furia de la mujer como
una fuerza poderosa para la revolución!
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