C. Clark Kissinger
Obrero Revolucionario #1103, 20 de mayo, 2001, en rwor.org
Nos reunimos hoy en medio de nuevos sucesos de gran rapidez en la lucha para parar la ejecución de Mumia Abu-Jamal, anular su condena fraudulenta y conseguir su libertad.
Por muchos años la chota, los fiscales y sus cloacas de la prensa se han quejado de que Mumia y su hermano se negaron a dar fe de lo que sucedió la noche que balearon y arrestaron a Mumia. (Y lo hicieron con razón porque no lo iban a hacer en el tribunal injusto del juez Sabo).
Pero hoy, antes de la comparecencia de Mumia en un tribunal federal, tanto él como su hermano le han contado al pueblo lo que sucedió esa noche. Ambas declaraciones fueron entabladas ante el tribunal federal, así que más vale que la pinche Orden Fraternal de Policía se calle el hocico.
Sin embargo, como ya vimos en el caso de nuestro hermano Shaka Sankofa, ejecutado por el multihomicida George W. Bush, no basta con tener la razón y ser inocente. Para impedir que ejecuten a Mumia Abu-Jamal y para conseguir su libertad se necesita un movimiento sin precedentes que le dé duro a esa bestia desalmada. Pero es una bestia vulnerable, porque cada nuevo crimen despierta nuevas fuerzas de resistencia, como acabamos de ver en Cincinnati.
ˇRehusar & Resistir! viene diciendo desde hace mucho que el caso de Mumia Abu-Jamal es un campo de batalla social precisamente porque concentra tanto de la agenda reaccionaria que manda en el país: la criminalización de los hombres negros, la represión del disentimiento, la expansión de la pena capital, la erradicación de los derechos de los acusados y el ambiente político que le echa la culpa y castiga a los más oprimidos.
Mumia ha pasado 19 años en el pabellón de la muerte, tras un juicio que Amnistía Internacional llamó una farsa del derecho. Ante fuerzas abrumadoras e inimaginables dificultades, convirtió la celda en una plataforma desde la que ha desenmascarado muchos crímenes contra el pueblo y apoyado el derecho de resistencia del pueblo. Jamás se ha rajado, titubeado, pedido clemencia ni dicho que está "reformado", y nunca le ha dado la espalda al pueblo. Jamás ha dejado de desenmascarar al sistema y de expresar desdén por él.
Por eso es que lo queremos, por eso es que el pueblo lo quiere, y por eso es que con millones de personas por todo el mundo proclamamos que no deben ejecutar a Mumia, porque es un revolucionario que encarna los más excelsos intereses y aspiraciones del pueblo. Jamás aceptaremos el "derecho" del estado a quitarle la vida.
Con ese objetivo, prometemos seguir nuestro trabajo, unidos a muchos más individuos y organizaciones, para pasar de ser miles a millones y obligar a las autoridades a que abandonen su plan de matarlo y conseguir que por fin lo pongan en libertad. Lo decisivo en esta batalla será la resistencia unificada del pueblo en muchos frentes.
No importa qué vueltas y recodos dé esta lucha, y estoy seguro de que antes de que termine se darán muchas más; lo que jamás debemos olvidar es lo que el caso de Mumia significa para el pueblo. Jamás debemos olvidar lo que Mumia significa, en comparación con lo que significan los gobernantes y los verdugos, ni tampoco lo que su resolución signifique para el porvenir de todos nosotros.
Los exhorto a que difundan las palabras de Mumia, que distribuyan el nuevo libro de Terry Bisson, la película de HBO, el informe de Amnistía Internacional, y a desenmascarar la sórdida historia de los ataques, la brutalidad y la corrupción de la policía de Filadelfia.
Los exhorto a que creen una resistencia implacable, que combine la rica diversidad social con la audacia de la juventud, para construir un movimiento que no se raje ante el desafío que tenemos.
ˇParar la ejecución!
ˇAnular la condena!
ˇLibertad para Mumia!
C. Clark Kissinger es activista en la lucha en defensa de Mumia, miembro del comité ejecutivo de ˇRehusar & Resistir! y corresponsal del Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker.
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