Continúa la lucha contra la brutalidad policial

Cincinnati:
Marcha de 3000 personas exige justicia

Obrero Revolucionario #1108, 24 de junio, 2001, en rwor.org

Recibimos este informe de un corresponsal:

Cincinnati, 2 de junio: 3000 personas de todo Cincinnati, de todo el estado de Ohio y de diferentes partes del país realizaron una marcha por la justicia y contra los asesinatos de negros a manos de la policía. A principios de abril, un policía de Cincinnati mató fríamente a Timothy Thomas, de 19 años, en el barrio Over-the-Rhine. Timothy fue el negro número 15 asesinado por la policía de esta ciudad desde 1995. Su muerte provocó varias noches de rebelión y, desde esa fecha, la lucha contra la brutalidad y el asesinato policial en Cincinnati ha seguido sin tregua.

La protesta del 2 de junio empezó con un mitin en la plaza Fountain, en el centro de la ciudad. La Coalición 22 de Octubre llegó desde Detroit y Cleveland con una manta grande que decía: "Alto a la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación". Una señora negra llevó un cartel con fotos de negros asesinados por la policía de Cincinnati. Otros hicieron sus propios letreros para expresar su coraje por la brutalidad y el asesinato policial que se ensaña contra los negros: son casi las únicas víctimas.

Angela Leisure, la madre de Timothy Thomas, dijo en el mitin: "Ojalá que mi hijo sea la última víctima, pero dudo que así sea. Las autoridades no han hecho ningún cambio para que eso no ocurra otra vez. Mi hijo lo fue todo para mí, así como las demás víctimas eran el todo para sus seres queridos. Cuando mataron a mi hijo, perdí 49 minutos de mi vida. Me quedé mirando el reloj 49 minutos porque no podía creer que estaba muerto".

Una variedad de grupos y personas participaron en la protesta: gente sin techo, sindicatos, pastores e iglesias, grupos inmigrantes, ¡Rehusar y Resistir!, jóvenes anarquistas, etc. La presencia de parientes de negros asesinados por la policía fue muy importante.

Al final del mitin, los manifestantes se echaron a la calle. Centenares de curiosos expresaron solidaridad, alzando el puño y gritando: "Sin justicia, no habrá paz. Alto a la policía racista". Jóvenes negros y otros sectores se unieron a la marcha y le dieron un carácter más diverso.

Al acercarse al lugar donde la policía baleó a Timothy Thomas, Angela Leisure y otros pasaron a ver las ofrendas dejadas al final del callejón. Miles observaron un minuto de silencio. Sin embargo, el zumbido de los helicópteros policiales sirvió como recuerdo siniestro de que los asesinos de negros todavía andan sueltos.

Desde un principio, las autoridades municipales estaban totalmente opuestas a esta protesta contra la brutalidad policial. Sabían que iban a llegar muchos jóvenes de todo el país y temían una repetición del pasado noviembre, cuando jóvenes opuestos a la globalización penetraron las líneas y barricadas policiales para protestar contra el Diálogo Empresarial Trasatlántico (TABD), una reunión de gerentes de grandes corporaciones capitalistas de Estados Unidos y Europa. Las autoridades negaron permiso para marchar en las calles, con el pretexto de que temían violencia por parte de "los de fuera". La policía corrió la voz de que iba a checar infracciones no pagadas en los carros que llegaran de otros condados y que había contratado a una compañía de remolques a 40 kilómetros de la ciudad.

El 2 de junio la policía parecía un enjambre: camionetas llenas de chota iban al lado de la marcha y grupos de policías bloqueaban las calles a lo largo de la ruta.

La marcha fue al parque Laurel en West End, una comunidad negra, y se unió a la celebración anual de la vida de Maurice McCracken, un pastor que luchó contra las injusticias hasta su último aliento. Se le conoció como luchador firme por el pueblo y contra la brutalidad policial. Fui a hablar con los manifestantes mientras comían y charlaban sobre la marcha.

Un hombre negro treintañero me dijo: "Las autoridades de esta ciudad son cada vez más opresivas. Todo mundo habla de lo que hace la policía. Cuando te meten en una patrulla, es un mundo completamente distinto, lleno de todas formas de racismo. Te llevan al Centro de Justicia y ya estás condenado. Cualquier delito, si no puedes comprobar que no lo cometiste, automáticamente eres culpable".

Un joven anarquista de Columbus me dijo: "Creo que la marcha tuvo éxito. Es muy importante que haya ocurrido. Tomó un levantamiento, una rebelión, y la marcha impulsó las metas de la rebelión... Para conseguir justicia es imprescindible la revolución, un cambio total en la estructura social y la caída del capitalismo y todas las opresiones ligadas a él y entrelazadas entre sí".

Una chava negra expresó por qué la marcha fue importante: "Juntó a muchos negros, juntó a mucha gente diferente, por una buena causa... Creo que a la larga, tendrá impacto para parar los asesinatos policiales".

Asimismo, un chavo del movimiento contra la globalización pensó que la marcha fue positiva porque unió a la gente: "Creo que es importante ver marchas de blancos y negros juntos contra el racismo y la brutalidad policial, problemas que afectan mucho más a la comunidad negra que a la blanca. Participó gente del movimiento contra la globalización. Es muy, muy importante juntar esas luchas y decir que es la misma lucha... Estamos todos conectados en esto. Los que explotan a los obreros de los países del tercer mundo están aquí y contratan a la policía para golpear a la comunidad negra. Estamos luchando contra eso. Queremos transformarlo en algo nuevo, algo soportable...".

Al salir del parque, unos 100 chavos se dirigieron a Mount Adams a protestar porque durante la rebelión, las comunidades blancas y prósperas no estaban bajo toque de queda, pero en los barrios negros de la ciudad reinaba una represión dura. La policía atacó la marcha de los chavos, les roció gas en la cara y arrestó a 12 personas. Se informó que en la cárcel golpearon a un manifestante y le dieron un choque eléctrico con un taser.

Al escuchar y hablar con gente de distintas capas sociales y de lugares tan diversos, quedó claro que la lucha contra la brutalidad policial, los policías asesinos y las detenciones discriminatorias en las carreteras continúa. Muchos rebeldes que se alzaron heroicamente por tres días y noches siguen encerrados con fianzas de hasta $100.000; los acusan de delitos graves con penas de hasta 25 años de cárcel. El coraje por esa situación es palpable, al igual que por el hecho de que al agente Roach, quien arrebató la vida de Timothy Thomas, solo lo acusaron de dos delitos menores.

Entre tantas voces, se oían muchas perspectivas acerca de cómo parar la epidemia de brutalidad policial, pero brilló constantemente el orgullo por la rebelión. Para muchos, es claro que cuando los chavos confrontaron a los asesinos de Timothy Thomas, el mundo entero se fijó en los horrores que sufren los negros a manos de esos policías asesinos. La rebelión inspiró a millones de personas e hizo temblar al enemigo. El espíritu de "Se justifica la rebelión" se sintió, sobre todo entre los jóvenes que marcharon y gritaron hoy.

Como dijo una señora negra de treinta y pico años en el parque Laurel: "Las autoridades subestiman al pueblo. Piensan que todo va a seguir como de rutina, pero no va a ser así... porque estamos en la calle, protestando. La rebelión fue una expresión de descontento, de desprecio y desdén por el gobierno, eso es todo".


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