Gobierno emperrado en matar a Mumia

Nueva decisuón indignante

C. Clark Kissinger

Obrero Revolucionario #1114, 12 de agosto, 2001, en rwor.org

El gobierno ha dado otro paso hacia la meta de ejecutar a Mumia Abu-Jamal. El juez federal William H. Yohn ha rechazado la petición de Mumia de tomarle una declaración jurada a Arnold Beverly, quien dijo públicamente que mató al policía Daniel Faulkner en 1981 (por lo que sentenciaron a muerte a Mumia). Es decir, un hombre admite que lo mató pero el tribunal federal ni siquiera quiere oírlo.

Es posible que Beverly dé testimonio en una audiencia futura, pero si algo le pasa antes, su testimonio se perdería. Tomarle una declaración jurada es proteger el testimonio para las actas. Una declaración jurada tiene casi el mismo peso que el testimonio dado en un juicio. El testigo jura, le hacen preguntas tanto la defensa como la fiscalía, y sus respuestas se escriben. Una declaración jurada puede usarse en una audiencia o juicio si el testigo no puede presentarse.

El juez Yohn fue mucho más allá de decir "no" a la petición. Leyó una decisión de 12 páginas sobre cómo piensa utilizar la Ley Contra el Terrorismo y de Pena de Muerte Efectiva de 1996 para bloquear las apelaciones de Mumia.

Cuando está en juego la vida de un hombre --especialmente un revolucionario que representa los más altos anhelos del pueblo-- los tribunales tienen el deber de oír todas las pruebas de inocencia. Ahora el pueblo tiene que exigir que lo hagan.

Atacan a Mumia con la Ley de Pena de Muerte Efectiva

El juez Yohn mencionó muchas veces la ley de 1996, cuyo propósito es precisamente bloquear las apelaciones a los tribunales federales de los condenados injustamente en tribunales estatales.

Si los tribunales verdaderamente quieren justicia, ¿por qué no están dispuestos a oír a un testigo como Beverly? ¿No harían todo lo posible para facilitar tal testimonio? Los programas de televisión nos dicen que a los fiscales les interesa más encontrar la verdad que condenar a los acusados. ¿Pero qué pasó aquí? La fiscalía de Filadelfia se opone totalmente a recibir el testimonio de Beverly, que caracterizó de ridículo en una rueda de prensa. Ahora, cuando le ofrecen la oportunidad de interrogarlo bajo juramento y "desenmascararlo", dice que no hay necesidad.

Yohn dio una larga lista de razones por las que no se debe oír el testimonio de Beverly. Mencionó todas los aspectos de Ley de la Pena de Muerte Efectiva aplicables al caso, incluso algunos que hasta la fecha no ha tocado nadie. ¿Por qué? Para decirles a Mumia, a sus abogados y partidarios que el gobierno sigue emperrado en ejecutarlo y que piensa bloquear las apelaciones y acelerar la ejecución con esa ley.

Yohn dio un sinfín de pretextos para rechazar la petición: que Mumia no ofreció una "buena razón" para oír el testimonio de Beverly; que Mumia no tiene el derecho de pedir una audiencia para presentar el testimonio de Beverly; que el testimonio de Beverly (que contradice el de los testigos de la fiscalía) no tiene nada que ver con las aseveraciones de Mumia de que violaron sus derechos constitucionales; que ya ha pasado el plazo para presentar nuevos testimonios; que los tribunales estatales tienen que oírlo primero; y que el testimonio no hubiera causado que un jurado absolviera a Mumia.

Pero finalmente Yohn fue al grano: que el testimonio de Beverly señala una "posible afirmación de inocencia". Citando la infame decisión Herrera de 1993 de la Suprema Corte, Yohn dijo que "tal afirmación, sin una violación constitucional independiente, no puede figurar en una petición de habeas corpus ante un tribunal federal". Es decir, ni piensen en afirmar que Mumia es inocente, porque la Suprema Corte ha dicho que un tribunal federal no puede revisar la inocencia de una persona condenada por un tribunal estatal.

Casi 100 condenados a muerte han obtenido la libertad porque se demostró su inocencia. Pero eso ha requerido una enorme labor de parte de abogados, periodistas, estudiantes y activistas, porque los tribunales federales no protegen a los condenados injustamente. El presidente de la Suprema Corte escribió en la decisión Herrera: "En los juicios penales, el tribunal estatal es el principal foro para establecer la culpabilidad o inocencia del acusado... Los tribunales federales no se dedican a corregir errores de hechos sino a proteger los derechos constitucionales del acusado".

Además de todo, Yohn añadió que los tribunales de Pensilvania también deben rechazar el testimonio de Beverly, y explicó con qué leyes estatales hacerlo. O sea, les dio permiso de antemano para no oírlo.

Redoblar la lucha en defensa de Mumia

Todo eso demuestra una vez más que esta lucha es seria y que no se puede contar con que los tribunales pongan en libertad a Mumia. El gobierno está resuelto a ejecutarlo, y para impedirlo se necesitará un movimiento que le demuestre que le costará mucho más de lo que podría ganar.

La clase dominante ha dicho sin pelos en la lengua que la pena de muerte es un elemento importante de la agenda política actual. Es un instrumento de su dictadura, que alaban tanto los demócratas como los republicanos. Pero eso no quiere decir que no podamos pararlos. El sistema tiene colmillos pero también tiene vulnerabilidades. Por todas partes hay rebelión: en las calles de Génova; los jóvenes del Verano de Libertad de Filadelfia; en las preparatorias y universidades que quieren oír las palabras de Mumia en la ceremonia de graduación; y gente prominente de muchos países que reclaman justicia.

Durante las movilizaciones en defensa de Mumia del 12 de mayo, dije que se necesitará "plantear el espectro de una resistencia resuelta, que combine nuestra rica diversidad social con la audacia de la juventud en un movimiento que nunca vacilará en trabar batalla". Ya es hora de plasmarlo en realidad.

¡Alto a la ejecución!

¡Anulen la condena!

¡Libertad para Mumia!


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